El poema macarrónico de Pacheco
se abre con una referencia programática a la obra folenguiana en la
que se invoca a las musas macarrónicas creadas por el poeta mantuano
(cf. v. 25-26: Ridiculae
Musae, furfantis numina vulgi, / quae
macharroneo fantastica facta cothurno). Así, las ridiculae
Musae, de carácter
cómico y burlesco como indica su apelativo, son los numina
de un vulgo furfantis,
macarronismo tomado de la Zanitonella de la red. Vigaso Cocaio (cf.
infra 3), y se dedican a cantar fantastica
facta (reminiscencia
de FOLENGO
Baldus
T 1, 1 Phantasia mihi quaedam
phantastica venit Baldus
V 1, 1 Phantasia mihi plus quam fantastica venit, donde se sustituye
la phantasia
folenguiana por facta,
ya que Pacheco satiriza y recrea presuntamente una anécdota
auténtica, en la que los personajes corresponden a personas reales
coetáneas del autor), sirviéndose de un macharroneo
cothurno,
verdadero oxímoron cultural, que empareja la paródica aunque
reverente creación macarrónica con el símbolo del elevado arte
antiguo que representa el calzado de la tragedia clásica, y que
remite de nuevo al comienzo del Baldus
folenguiano (cf.: FOLENGO Baldus
T 1, 6 O Macaroneam musae
quae
funditis artem Baldus
V 1, 6 o macaronaeam Musae quae funditis artem). Por tanto, es
evidente cómo Pacheco se sitúa, mediante estas claras alusiones
folenguianas, en la estela de una tradición con la que quiere
legitimar su creación y en la que quiere enmarcar y justificar sus
innovaciones estilísticas y sus audacias y transgresiones
lingüísticas y temáticas.
1. Los proemios
macarrónicos de Teófilo Folengo.
De las cuatro redacciones que
realizó Teófilo Folengo de sus macarroneas, es en la llamada
redacción Toscolanense (1521), donde presenta tres prólogos o
proemios en dísticos elegíacos a tres conjuntos de composiciones.
El primero aparece bajo el siguiente título MERLINI
COCAII PROHE / MIVNCVLVM, IN SVAM / ZANITONELLAM1
Se presenta, pues, como un
pequeño proemio a la llamada Zanitonella
(que citaré, al igual que el editor Zaggia, como Zan.
T [por ‘Toscolanense’]), conjunto de composiciones macarrónicas
que retoma el acervo bucólico virgiliano y el de la literatura
dialectal contemporánea del autor en clave paródica.
En dicho prólogo, indica
Folengo el tipo de lector al que está dirigido su obra2:
Libriculum
quicumque capit, quem perlegat, istum
cesset, si nasum rhinocerotis habet.
Quienquiera que coja este libro
para leerlo, es mejor que lo deje, si tiene nariz de rinoceronte3.
El autor, ciertamente, no se produce ni para melindrosos, ni para
mordaces ni para los que les produce naúseas ver libros humildes:
Non
me nasutis, non meque dicacibus edo,
non quibus est humiles nausa videre libros.
Por el contrario, debe leerlo con
atención cualquiera que lea de todo, y sepa que cualquier lectura
aporta algún bien:
Me
legat amussim quisquis legit omnia, quisquis
scit quia fert aliquid lectio quaeque boni.
El
segundo proemio es el que sitúa Folengo ante su “Fantasía”, es
decir, ante el primer libro del Baldo, magno poema épico-caballeresco
en 25 libros y unos 12000 versos, con el título PROEMIVM
MER / lini Cocaii super phan / tasiam suam4.
Consta de 20 dísticos, de los que nos interesan principalmente el
primero y el último. En aquél apostrofa hiperbólicamente a su obra
diciéndole que es un volumen tan grande, que el que lea todos sus
versos, será un Néstor:
Es
tam grande quidem, mi phantasia, volumen,
ut qui cuncta leget carmina, Nestor erit.
De seguido enumera los personajes
principales de la obra y sus virtudes, algunas vicisitudes dramáticas
y contenidos de carácter enciclopédico, hasta llegar al final,
donde exhorta al libro a que tome su camino, y que pida la venia si
se ha ofendido a alguien, o si, por caso, fue pillado el autor en
renuncio:
Vade
liber, veniamque pete si offendimus vllum,
uel si detectus forte poeta fuit.
El último de los prólogos en
dísticos elegíacos aparece antepuesto a la Moschea,
poema “zooépico” en tres libros que narra en tono paródico la
guerra de las moscas y las hormigas. Presenta el título de MERLINI
COCAII / poetae mantuani Prologus in / Moscheam puerili tem / pore
compositam5,
y consta de 102 versos. En él, después de una amplia celebración
de Mantua y del fervor poético del ambiente gonzaguesco, el autor
habla de sí mismo y de sus preferencias lingüísticas y
estilísticas, que le llevan a ser rechazado por Apolo, a causa de
las vergonzantes Musas que ha asumido y sus vergonzosos cantos, que
han hecho que enturbie las límpidas aguas de las Pegásidas (las
Musas clásicas, llamadas así porque la fuente Hipocrene, que les
estaba consagrada, surgió de una coz de Pegaso) con su fango (vv.
89-92)6:
Nescio
quas reperi Musas turpesve sorores,
nescio quae turpi carmina voce canunt;
Limpida
Pegasidum viciavi stagna prophanus
totaque sunt limo dedecorata meo.
La influencia de los prólogos
folenguianos en dísticos elegíacos en el de la macarronea de
Pacheco puede verse a nivel temático y, sobre todo, formal. Como se
ha señalado arriba, Pacheco intenta claramente señalar el tipo de
lector que busca, desprejuiciado y tolerante, al igual que Folengo en
su Prohemiunculum;
y a este lector es al que se pide venia y comprensión hacia los
fallos del poema tanto en Pacheco como en el final del proemio del
Baldus.
Pacheco se demora en describir a su “anti-público”, los miembros
del clero, frailes y monjas, que muestran una torcedura en el rostro
(quibus ore repulgus),
producida por su melindroso asco, de modo paralelo a como los
lectores que no quiere Folengo tienen nariz de rinoceronte o
demasiada nariz (nasutis)
por razones similares. La deformidad física es, en este caso,
doblemente eloquente.
Asimismo, y desde un punto de
vista formal, es posible que Pacheco haya elegido escribir su prólogo
en dísticos elegíacos frente a los hexámetros κατά στίχον
de la macarronea, siguiendo el modelo folenguiano. Dichos proemios
sólo aparecen, curiosamente, en la redacción Toscolanense, viéndose
eliminados de las dos posteriores.
2. La Zanitonella de la
redacción Toscolanense.
¿Tiene dicha redacción
Toscolanense una influencia efectiva y demostrable por otros efectos
en la macarronea de Pacheco? Creo que se debe responder
afirmativamente, por lo que voy a exponer a continuación.
Como decimoséptima composición
de la Zan.
T 664-882 aparece una así llamada ECCLOGA QUINTA DE AMORE. /
INTERLOCUTORES: SALVIGNUS ET TONELLUS. En ella Salvigno consigue
disuadir a Tonello de su propósito de suicidarse ante el rechazo de
su amada Zannina. Esto sirve de pretexto para que los dos pastores
desarrollen un articulado debate sobre la naturaleza del amor. Esta
égloga, retoma un tanto, como señala M. Zaggia, todos los lugares
comunes de la literatura amorosa. Su originalidad reside en traducir
en clave cómica y paródica todos esos tópoi
literarios al código rústico, tanto temático como lingüístico
(dialectal, o mejor macarrónico). Al conocer los motivos de Tonello,
Salvigno le hace una feroz crítica del Amor y de su naturaleza: es
un golfillo (cavestrellus)
que conseguirá que se parta el cuello en la horca y un cegato
(orbesinus)
que hace añicos el honor no sólo de Tonello, que sólo sirve para
pacer cabras (v. 748: non
tibi, qui bonus est tantummodo pascere capras,)
sino de los ciudadanos adornados de trajes escarlatas, y si Tonello
quiere saber por qué es un niño o nunca envejece Cupido, es porque
obliga a los amantes a empresas pueriles (Zan.
T 762-763):
noscere
vin quare puer est numquamve senescit ?
Nam
facere impressas pueriles cogit amantes
Tonello, no obstante, hace oídos
sordos y se mantiene en su propósito de suicidarse. Salvigno vuelve,
entonces, a la carga con su vituperio del amor: Éste manda, a la
postre, a todos al infierno, y obliga a muchos ricos a mendigar el
pan. El que ama mucho gasta y nada gana, le señalan con el dedo, y
hacen burla de él a sus espaldas (Zan.
T 812-815):
Hic
amor ad stuam mandat finaliter omnes
et
multos riccos panem pitocare coëgit.
Quisquis
amat, multum spendit nihilumque guadagnat,
monstratur
digito, post illum quisque petezzat
El diálogo termina, en cierto
modo, en tablas: Salvigno consigue que Tonello no se suicide
prometiéndole que conseguirá para él el favor de Zannina, y
Tonello logra que Salvigno acepte sus argumentos de que la culpa de
su dolor no es del Amor sino de la soberbia de Zannina, y de que
éste, al contrario, parió la virtud (Virtutem
sborravit amor), lo
vence todo (Zan.
T 836: Nonne vetus
proverbol habes “Amor omnia vincit”?),
y es gentil y la dulzura misma, y si alguien dice otra cosa, el
propio Salvigno le partirá de seguro su bastón en las costillas
(Zan.
T 876: hoc bastone suas
sine fallo ruppero costas).
En el segundo libro o parte de la
macarronea de Pacheco titulado significativamente De
potentia amoris (vv.
420-636) en el manuscrito B,
tras describirse el castigo que impone a Lucifer su guardián, el
Solecismo, por haber tramado la tentación y caída en pecado carnal
de los tres eclesiásticos en complicidad con Cupido, el autor afirma
que no le sorprende esta falta, y que a nadie debe sorprender ni
escandalizar, y que el que lo haga, póngase la mano en el pecho y
descubrirá la fragilidad de lo humano, lo inexorable del tributo que
se cobra la naturaleza, y verá sus propias culpas pendientes (vv.
459-64):
Milagros
nemo faciat tetricosque melindres;
talia
qui spanto et mugerili legerit asco,
se
probet, inque sinus dextram metat ille latentes,
quam
sint res hominum fragiles, quam mente caduca,
quam
stricte hoc blandum cobret natura tributum
inueniet,
multasque pagas se pendere dicet.
Pues el poder de este niño sobre
la Creación es inmenso, y sin él perecería (469-71):
iste
puer mundum concordi pace gubernat,
omne
genus hominum, volucrum genus atque ferarum.
Res
omnes puer iste creat, sine amore perirent.
El autor enumera a continuación
algunas muestras negativas del poder del Amor. Éste llama a la
espada y a la muerte, y obliga a los míseros amantes, entre otras
cosas, a salir de noche y rondar la puerta de su dura amada (vv.
478-83):
in
furias gladiosque vocas, mortesque nefandas.
Nocte
quidem media, miseros tu cogis amantes
ire
viam, et durae limen rondare puellae,
et
ventum pluuiasque pati, ferumque serenum
cantando,
digitisque leuem pulsando guitarram,
dum
tamen illa alium ridens abraçat amantem.
Incita, por otra parte, a las
muchachas a perder su irreparabile
virgum a manos de
estudiantes y soldados. A eso se añade el coro de putas, alcahuetas
y mil celestinas, instrumentos de los estragos del Amor, del que no
escapan ni reinas, ni dueñas soberbias, ni marquesas, ni mujer
plebeya ni la monja escondida en los claustros, pues a todas afecta
por igual (v. 506):
Omnibus
vnus amor, furor vnus, et vna libido
Tampoco se libran los frailes,
cuya caída describe Pacheco de forma expresionista (vv. 509-10):
Tu
rubios gordosque vocas ad gaudia frailes,
ahorcare
habitos facis, et saltare paredes.
Se cierra esta enumeración de
los efectos perversos del Amor con la mención de algunos de los
beneficiados: el hospicio de bubas (es decir, de la sífilis), la
“quirúrgica turba” que ganan mucho gracias a Cupido, así como
las pingosas (“harapientas”) boticas (vv. 520-22):
Per
te bubarum hospitio bona renta cadaño
cogitur,
et multum chirurgica turba guadañat,
pingosasque
replet ganancia magna boticas.
Es preciso en este punto
detenerse en el verso 521, y recordar Zan.
T 814, arriba citado:
Quisquis
amat, multum spendit nihilumque guadagnat
El guadagnat
macarrónico da cumplida explicación del inusitado guadañat
de Pacheco, que adapta la pronunciación del dígrafo gn
a la correspondencia gráfica del español. Nos hallamos, pues, ante
un calco textual7,
reforzado por la coincidencia de sedes
metrica, que afecta
también al multum
situado ante cesura; aunque debe señalarse que también existe el
verbo guadañare como italianismo registrado lexicográficamente (cf.
glosario s.u. “guadañare”). De esta prueba evidente puede
concluirse que la pulchra
biasmatio Amoris que
Folengo pone en boca de Salvigno ha influido concretamente en este
apartado de la macarronea de Pacheco, e incluso podemos decir que lo
ha hecho a nivel estructural; efectivamente, a continuación, entre
los versos 526 y 556 se ilustra la fuerza del Amor sobre todos los
animales, quien los pica como un tábano y los enfurece hasta que se
une en coyunda la hembra al macho amado (vv. 526-28):
Scilicet,
omne animal tauano picatur ab isto,
in
furiasque ruit, donec iungatur amato
hembra
macho. […]
Y así desfilan gatos y gatas, el
gallo pomposo, las palomas, ciervos, toros, caballos y yeguas, asnos
y burras. A esta enumeración sigue la descripción de la bella
primavera abrileña (vv. 557-585) que viene de la mano de Venus, y
que se prolonga en un mayo florido, al que ilustra un elenco de aves
canoras, el viento zalamero, flores, plantas y otros seres como
delfines, grillos y abejas, como muestra de que el Amor nos hace más
soportable la vida (vv. 557-563):
Quid
sine Amore forent homines, sine lumine Phebi
hic
nostras delectat obras, durosque trauajos
ablandat,
vitamque facit minus esse molestam.
Scilicet
orbis ouans caelos ostendit alegres.
Cum
Venus exoritur, formosi sidus amoris,
tunc
frescos soles roseus spargit Aprilis
atque
coronatus viola, et clauele rubenti.
En la égloga folenguiana, el
Amor eleva al rústico Tonello y le dota de una oratoria que acaba
convenciendo al pedestre Salvigno (Zan.
T 865-66): Heu, quia
vicisti: cedo, Tonelle, nec ultra / disputo, nam tua me sententia
docta ligavit.), quien
termina por hacer una laus
Amoris (Zan.
T 877-78):
Est
gentilis Amor, vult cor gentile, galantum,
Dulce,
saporitum, tandem dulcedo fit ipsa
Es este mismo espíritu
laudatorio el que predomina también a partir del v. 557 en la
macarronea de Pacheco, de una guisa que no debe considerse
contradictoria, pues parece continuar el hilo argumentativo del poema
macarrónico de Folengo, donde una primera caracterización negativa
del amor –la biasmatio
de Salvigno- es superada por una laus
a cargo del mismo personaje que cierra, además, la égloga
macarrónica. Ciertamente, en la parte final de la macarronea de
Pacheco (vv. 586-636) el poeta reclama para sí los gozos del Amor
(vv. 586: o mihi si
tales concedant numina gozos!),
para disfrutarlos en brazos de su nympha
en el entorno del
locus amoenus
descrito anteriormente. El verso final, omnia
vincit amor et nos cedamus amori,
tomado literalmente de Virgilio8,
nos remite, de nuevo, al debate de la égloga folenguiana. Salvigno
le pide a Tonello que ame, pero que sea la razón la que gobierne el
amor (Zan.
T
832-33: Sum
contentus: ama, quia quosque bisognat amare; / sed ratio, non mens
lassiva gubernet amorem).
A lo que Tonello
replica que el amor no está sometido a la razón, sino que es más
bien éste que tiene que plegarla a donde quiera, y cita un “viejo
proverbio” que dice que el Amor todo lo vence (Zan.
T 834-36):
Deh,
diavol, amor non est subiectus et inde
Debet
amor potius rationem flectere quo vult.
Nonne
vetus proverbol habes “Amor omnia vincit”?
El recurso estilístico del
proverbio permite a Folengo mantener la ficción de la rusticidad de
Tonello y no tener que presentarlo como una persona culta, lectora de
Virgilio. El humanista Pacheco no necesita de esta añagaza, y hace
la cita literal, aunque bajo ambos textos literarios subyace, y
confluye, el mismo espíritu.
Parece, por tanto, demostrada la
influencia de la égloga V de la Zan.
T de Folengo en la segunda parte de la macarronea de Pacheco.
Influencia que se manifiesta no sólo en la llamativa existencia de
un calco textual con coincidencia de sede métrica, sino en la
estructura argumentativa, donde a una primera parte que expone los
efectos negativos del amor (que viene a coincidir con la primera
tesis de Salvigno), sucede otra donde se hace la alabanza de su poder
y sus dones (que concuerda con la postrera tesis laudatoria del mismo
Salvigno).
Creo que podemos afirmar, por
consiguiente, que la influencia folenguiana está demostrada en otras
partes de la misma composición.
3.La influencia de la
Zanitonella de la redacción Vigaso Cocaio.
La presencia de dos
macarronismos folenguianos (furfantis,
porcile) sólo
presentes en la redacción Vigaso Cocaio (1552), última y póstuma
de las folenguianas, resulta un hecho del máximo interés, pues
atestigua, por un lado, el hecho inusual de que un poeta macarrónico
conociera otra redacción aparte de la Toscolanense (1521), la más
publicada y leída en toda Europa, y por otro lado, ilustra el
profundo conocimiento de la obra folenguiana de parte de Pacheco.
Respecto
a la forma furfantis
(v. 25), en las macarroneas menores editadas por M. Zaggia
encontramos esta palabra en Zan.
V 1026: guarda
quod hic furfans, furfantum gloria, parlat!,
paso en el que el benemérito editor anota que “si tenga inoltre
presente que queste folenghiane sono tra le prime attestazioni della
parola furfante
(l'attestazione più antica nota al Dizionario
etimologico della lingua italiana
data al 1534)”, datando la redacción V(igaso Cocaio) de 1552.
Resulta, pues, doblemente llamativo este italianismo de Pacheco, cuyo
origen folenguiano queda confirmado por su utilización de otro,
porcile,
procedente del mismo fragmento, Zan.
V 1024:
Me
porcile tuum -scelus est chiamare fenilum- / vili compactum fango
marcisque canellis / sgallinasse baias? O cancar, guarda quod inquit,
/ guarda quod hic furfans, furfantum gloria, parlat!.
Con un prurito filológico y
erudito, muy acorde a su personalidad y a su quehacer intelectual,
Pacheco decide insertar en su poema, a su propia satisfacción, estos
macarronismos ausentes de la red. Toscolanense, procedentes de la
Zanitonella en
su versión de la red. Vigaso Cocaio,
obra cuya parodia del género bucólico y de los tópoi
de la literatura amorosa hubieron de resultar particularmente de su
gusto, y contribuir a la inspiración que configura su macarronea.
__________________________________________________________________
1
Cito el título por la reproducción facsímil editada por A. Nuovo,
G. Bernardi Perini y R. Signorini en 1994 a iniciativa de la
Associazione Amici di Merlin
Cocai (Opus
Merlini Cocaii poetae Mantuani Macaronicorum,
Tusculani Apud Lacum Benacensem, Alexander Paganinus, MDXXI, die V
Ianuarii).
2
Cito el texto editado por M. Zaggia: Teofilo
Folengo, MACARONEE
MINORI. Zanitonella- Moscheide-Epigrammi,
a cura di Massimo Zaggia, (Torino: Einaudi, 1987).
3
Esta metáfora de la crítica hiperexigente proviene de Marcial, 2,
3, 6, como recuerda Zaggia.
4 Sobre
Teófilo Folengo (1491-1544 [Merlinus
Cocaius
en su pseudónimo macarrónico]), su obra, y la poesía macarrónica
en general puede verse publicado en español J. M. Domínguez Leal,
‘Concepto de poesía macarrónica’, Calamus
renascens, 1
(2000) 101-110, e Idem, ‘La primera redacción de las Macarroneas
de Teófilo Folengo’ en José María Maestre Maestre – Joaquín
Pascual Barea – Luis Charlo Brea (eds.), Humanismo
y pervivencia del mundo clásico. Homenaje al profesor Antonio
Fontán,
III. 3 (Alcañiz – Madrid: Instituto de Estudios Humanísticos –
Ed. Laberinto – CSIC, 2000) 1023-1036.
5
cf. Teofilo
Folengo, MACARONEE
MINORI. Zanitonella- Moscheide-Epigrammi,
a cura di Massimo Zaggia, (Torino: Einaudi, 1987), p. 57.
7
Sobre la caracterización de estos calcos, propios del latín de
laboratorio humanista, puede verse, por ejemplo, J.
M. Maestre Maestre, El
Humanismo alcañizano del siglo XVI. Textos y estudios de latín
renacentista
(Cádiz – Alcañiz, 1990), pp.354-364.
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