Obras y pervivencia.
Francisco
Pacheco compuso tratados de erudición y eclesiásticos, programas
iconográficos, inscripciones y poemas. Su producción poética es
casi íntegramente latina, y alterna himnos a los santos sevillanos
en la tradición de la poesía latino-cristiana, poemas amorosos
concebidos como juegos literarios petrarquistas, y epístolas
horacianas, De
constituenda animi libertate ad bene beateque uiuendum sermones duo,
su obra latina más importante, en 315 y 402 hexámetros
respectivamente, en los que defiende la libertad de espíritu, ante
la injusticia ambiente, como ideal neoestoico traducido en el
desprecio de las preocupaciones mundanas, la práctica de un otium
creador,
junto a la de la amistad y la piedad religiosa.
Su única creación castellana conservada es la Sátira
apologética en defensa del divino Dueñas
o Sátira
contra la mala poesía,
fechada hacia 1569 y compuesta de 706 hendecasílabos en tercetos
encadenados, cuyo motivo es la crítica de la epidemia de mala poesía
que invadía Sevilla, escrita en una lengua procaz, enrevesada y
críptica por momentos. En el metalenguaje macarrónico está
compuesta su Macarronea,
la más extensa de la producción hispana de todos los tiempos con
sus 636 hexámetros divididos en dos libros, y fechados, según uno
de los tres manuscritos conservados, en 1565.
Como señala
el prof. Pozuelo1,
Pacheco alcanzó una proverbial fama como erudito entre sus
contemporáneos, aunque en su juventud fue principalmente alabado por
su poesía, que recibió elogios de Fernando de Herrera y del propio
Cervantes, quien lo menciona como el primero entre los poetas
sevillanos. Ya en los años 80 es su faceta de erudito la que suscita
los mayores parabienes, y así será hasta después de su muerte.
Posteriormente, un olvido casi absoluto cayó sobre la figura y obra
del clérigo jerezano, que sólo recientemente ha comenzado a ser
disipado.
Autoría.
Los
tres mss. conocidos2
, todos del siglo XVI, hablan del “licenciado Pacheco” (ms. B) o
de “F((r)ancisco) P(acheco)” (mss. H y Z) como autor de la obra;
dos lo denominan “poeta sevillano” (mss. H y Z) (poeta
hispalensis).
Datación.
Sólo
uno de ellos (el ms. B) apunta una fecha de composición en su
inicio: Macarronea
del Licençiado / Pacheco hecha el año / de sesenta y cinco.
Esta fecha no se ve desmentida por los otros dos mss.; incluso uno de
ellos, el ms. Z, ofrece un congruente término ante
quem,
pues su amanuense dejó escrita una fecha de conclusión de su copia,
el 7 de marzo de 1586. El mismo copista ofrece algunas apostillas que
permiten identificar a algunos de los personajes del poema con
personas reales del entorno de nuestro Francisco Pacheco, y, por
tanto, atribuirle sin mayores prevenciones su autoría, a pesar del
desliz de que se le llame en dos mss. “poeta sevillano”, error
comprensible pues el clérigo de origen jerezano pasó la mayor parte
de su vida en su villa de adopción. Por otra parte, ninguna de las
fuentes manuscritas proporciona ningún título para la composición,
aparte del genérico de macarronea (macarronea
[ms. B]; macharronea
[mss. H y Z]). No existen fuentes ajenas a los propios manuscritos y
contemporáneas de Pacheco que le atribuyan la macarronea, y apenas
hay referencias a su existencia. Lo que no es óbice para que tuviera
una presumiblemente amplia difusión manuscrita, como atestiguan los
manuscritos existentes, de los que dos, Z y H, mencionan
explícitamente a alii.
Si
se acepta, como parece plausible, la fecha de 1565 como la de
composición de la presente macarronea, estaríamos ante una obra de
juventud del autor, quien se encontraba a sus presumibles 26 años en
una etapa dulce de su vida, en vías de obtener la titularidad de una
capellanía de la Catedral de Sevilla, y reconocido por el mismo
Cabildo por sus méritos y erudición, al tiempo que formaba parte
activa de los círculos poéticos de la ciudad, en cuyas disputas
participa ardorosamente, como refleja su Sátira,
casi contemporánea de la Macarronea.
________________________________
1
Cf. Id., (2004), pp. LXIV, LXXIII-LXXV.
2Juan
Montero y José Solís de los Santos, ‘La macarronea sevillana del
licenciado Francisco Pacheco’, en Pedro M. Piñero Ramírez (ed.),
DEJAR HABLAR A LOS
TEXTOS. Homenaje a Francisco Márquez Villanueva,
Sevilla: Universidad de Sevilla, 2005)Tomo I, 639-666. autores
denominan B
al manuscrito de la Bancroft Library, y Z al ms. de la biblioteca
Zabálburu, dado a conocer por ellos; por mi parte, llamo H al
manuscrito de la Hispanic society of America, dado a conocer por mí
(véase aquí).
Imagen: Retrato anónimo del s. XVIII del canónigo Francisco Pacheco vía.
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