Lazzerini,
por su parte, reafirmó sus posiciones en sendos escritos de 1982 y
19881.
Rechaza la clara distinción rupturista trazada por Paccagnella entre
el hibridismo de los sermones y la literatura macarrónica2,
aunque “hay que reconocer que la poesía macarrónica se
sitúa sobre otro plano; se pasa de la mezcla salvaje a una mezcla
organizada según reglas precisas (es por lo que yo había hablado, a
propósito del salto de calidad entre los textos de los predicadores
y los de los poetas humanistas, de “variación funcional”,
retomando una fórmula utilizada por los formalistas rusos para
definir el fenómeno de la evolución de un “género” de una fase
preliteraria a la de “forma canónica”). Pero insistir en las
diferencias parece excesivo cuando las analogías son tan
sorprendentes”3.
Así, como apertura irónica a su argumentación recuerda que las
macaronica verba del nodarus del conocido verso
folenguiano “no son ciertamente fragmentos de la Tosontea o
de la Zanitonella sino modestos ejemplos de latinus
grossus”4.
Frente a
la opinión de Paccagnella de que el hibridismo de los sermones se
manifiesta sólo en el nivel del lexema aislado, y nunca como en la
poesía macarrónica al mismo tiempo en los niveles léxico,
morfológico, sintáctico y métrico, Lazzerini cita un fragmento de
Valeriano da Soncino donde sólo falta el nivel métrico5:
“Tu
sborasti tuam [condicionem], permitte et me sborare meam.” Et
accepi calamum fulonum trium brachiorum et feci sibi unum par
manicarum de brochato doro negro.
Para la
estudiosa italiana la situación no resulta tan simple: “Resulta
inoportuno también ergotizar sobre la distinción entre un
“macarrónico perfecto” hipotético (¿amalgama irreprochable de
las dos lenguas?) y el hibridismo trivial”6;
y trae a colación ejemplos de gradación macarrónica con
inserciones yuxtapositivas de vulgar tomados de algunos
prefolenguianos como Fossa (v. 463: “cui color est rubeus de quella
cativa canaia”; v. 532-533: “respondent demones multum cridando
todesche / atque in schiavono, quod se intendeva niente”).
Respecto
a la intención paródica fundamental que Paccagnella sitúa en la
base de las macarroneas, Lazzerini afirma que se ha abusado de este
socorrido argumento7,
y no se ha visto que “el pivote, el nudo del macarrónico reside
sobre todo en los vocabulazzi, en los temas obscenos o
escatológicos, que se inserta excéntricamente en el hexámetro (o
el dístico elegíaco)”8.
Como confirmación de esto se aducen unas palabras de Folengo en la
Apologetica de la red. T, en las que se dice que la razón del
macarroneo está en provocar la risa9:
“Ut
quidam enim macaron inventum est? Dicimus “se cagat adossum”;
melius (fateor) dici potuerat “timet”. Sed cur, inquam, fuit
repertum macaronicon? Causa utique ridendi: ergo “se cagat adossum”
positum est causa ridendi et non orandi, nam vulgariter dicimus: “el
si caga adosso di paura”, quando quidem vulgare eloquium est
macaronici poetae latinizare”
La parodia, además, no es siempre en sí misma hilarante, sino que se presenta más bien como “un sal, condimento que se añade para los paladares más exigentes (como los calcos de autores clásicos y las pullas frecuentes también en los sermones)”10, que no siempre son evidentes como señala Paccagnella11.
Lazzerini,
pues, se reafirma en su idea de buscar el origen del macarrónico en
la tradición ininterrumpida del sermo humilis cristiano, y
admite en parte la extensión de la investigación que hace Goffis al
latín de los documentos conventuales, en los que no nos encontramos
con “una hibridación abstracta para uso de eruditos, sino un
movimiento que desarrolla un proceso lingüístico ampliamente
extendido y que eleva a la dignidad artística una lengua que se
hablaba en cierto modo”12.
Pero Lazzerini introduce una distinción fundamental: “los calcos y
el latinus grossus de las cartas son a menudo involuntarios,
desprovistos de una connotación cómica consciente, mientras que una
función cómica deliberada entra en la mezcolanza de los
sermones”13,
sobre todo en el paso del siglo XV al XVI, coincidiendo así con la
agudización de la crisis lingüística que se desarrolla en el norte
de Italia.
1
Cf. L. LAZZERINI, “Aux origines du macaronique”, Revue
des langues romanes, LXXXVI, 1982, pp. 11-13 e EAD., “Da
quell’arzillo pulpito. “Sermo humilis” e sermoni macaronici
nel Quaresimale autografo di Valeriano da Soncino O.F.P.”, Il
testo trasgressivo. Testi marginali, provocatorî, irregolari dal
Medioevo al Cinquecento, Angeli, Milano 1988, pp. 70-208.
2
Otros críticos habían insistido en la falta de una intención
artística en la producción sermonista, que es distintiva del
macarroneo. Cf. C.F. GOFFIS, “La contestazione religiosa e
linguistica nei testi folenghiani”, Atti Convegno 1977, pp.
118: “[...] Non andiamo con ciò [l’ibridismo inorganico] oltre
un ibridismo lessematico non congiunto a quelli “lessicale,
morfologico, sintattico e metrico come avviene nei macaronici”. Ma
pretendere questo sarebbe pretendere che il sermonista fosse un
creatore di strumenti poetici. È chiaro che l’ultima fase
spetterà ad un artista, sarà anzi esclusiva della grande arte di
Merlin Cocai”, y E. BONORA, o.c., pp. 27-28: “[...] le
lingue mescidate (la Lazzerini studiava specialmente le prediche, in
cui il latino si mescolava al volgare per rendere accesibile ad
ascoltatori impreparati il discorso del predicatore) sono adottate
in funzione puramente strumentale; non sono lingua d’arte, bensì
il prodotto di un compromesso nato da una particolare situazione
culturale. Ben diversamente il maccheronico, a qualunque livello,
presuppone un’intenzione artistica”.
3
Cf. L. LAZZERINI, “Aux origines...”, p. 18, y también
EAD. Il testo..., pp. 114-115
4
Cf. L. LAZZERINI, “Aux origines...”, p. 19, y también
EAD. Il testo..., p. 115. Para Lazzerini, Folengo, hijo de un
notario, reconoce en el latín corrupto propio de esta profesión
sus propias raíces: “·[...] il latino corrotto sopravvive
tenacemente nell’uso quotidiano delle scuole, dei tribunali, degli
atti pubblici (lo stesso Merlin Cocai, figlio di notaio, riconoscerà
almeno in parte le proprie radici in questo sermo communis,
gratificandolo della stessa etichetta apposta al suo raffinatissimo
prodotto: “scribere vadit adhuc macaronica verba nodarus [Baldus
V II 11]”)” (cf. Il testo..., p.. 91).
5
Cf. L. LAZZERINI, “Aux origines...”, p. 19-20 y n. 21:
“[...] Doro est là, naturellement, pour d’oro;
mais, vu le contexte, on pourrait presque y apercevoir un
“précurseur” du dorus que Folengo utilise fréquemment
comme adjectif (doro vestita brocato; lettris doris; florinos
...doros; cf. Paoli [Il latino maccheronico], p.
164-165)”.
6
Cf. L. LAZZERINI, “Aux origines...”, p. 20 y también
EAD. Il testo..., p. 116
7
Cf. L. LAZZERINI, “Aux origines...”, p. 20 y también
EAD. Il testo... p. 117
8
Cf. L. LAZZERINI, “Aux origines...”, p. 21 y tb. EAD, Il
testo..., p. 116
9
Cf. L. LAZZERINI, “Aux origines...”, p. 21
10
Cf. L. LAZZERINI, “Aux origines...”, p. 21 y tb. EAD. Il
testo..., p. 117
11
Lazzerini señala en los vv. 462-463 de Tifi (“doctus et ad nasum
frescum cognoscere smalzum / doctus et ad nasum bene coctum
cognoscere rostum”) un calco de Juvenal (Sat. I 57: “doctus
et ad calicem vigilanti sternere naso”) inadvertido para la
crítica (cf. “Aux origines...”, p. 21 y nn. 24-25 y EAD.
Il testo..., p. 117).
12
Cf. C.F. GOFFIS, “La contestazione religiosa e linguistica
nei testi folenghiani”, Atti Convegno 1977, p. 118 cit. por
L. LAZZERINI, “Aux origines...”, p. 25.
13
Cf. L. LAZZERINI, “Aux origines...”, p. 25.