viernes, 17 de agosto de 2018

LA MACARRONEA DE FRANCISCO PACHECO: La influencia folenguiana (I) Proemios y Zanitonella.






El poema macarrónico de Pacheco se abre con una referencia programática a la obra folenguiana en la que se invoca a las musas macarrónicas creadas por el poeta mantuano (cf. v. 25-26: Ridiculae Musae, furfantis numina vulgi, / quae macharroneo fantastica facta cothurno). Así, las ridiculae Musae, de carácter cómico y burlesco como indica su apelativo, son los numina de un vulgo furfantis, macarronismo tomado de la Zanitonella de la red. Vigaso Cocaio (cf. infra 3), y se dedican a cantar fantastica facta (reminiscencia de FOLENGO Baldus T 1, 1 Phantasia mihi quaedam phantastica venit Baldus V 1, 1 Phantasia mihi plus quam fantastica venit, donde se sustituye la phantasia folenguiana por facta, ya que Pacheco satiriza y recrea presuntamente una anécdota auténtica, en la que los personajes corresponden a personas reales coetáneas del autor), sirviéndose de un macharroneo cothurno, verdadero oxímoron cultural, que empareja la paródica aunque reverente creación macarrónica con el símbolo del elevado arte antiguo que representa el calzado de la tragedia clásica, y que remite de nuevo al comienzo del Baldus folenguiano (cf.: FOLENGO Baldus T 1, 6 O Macaroneam musae quae funditis artem Baldus V 1, 6 o macaronaeam Musae quae funditis artem). Por tanto, es evidente cómo Pacheco se sitúa, mediante estas claras alusiones folenguianas, en la estela de una tradición con la que quiere legitimar su creación y en la que quiere enmarcar y justificar sus innovaciones estilísticas y sus audacias y transgresiones lingüísticas y temáticas.

1. Los proemios macarrónicos de Teófilo Folengo.

De las cuatro redacciones que realizó Teófilo Folengo de sus macarroneas, es en la llamada redacción Toscolanense (1521), donde presenta tres prólogos o proemios en dísticos elegíacos a tres conjuntos de composiciones. El primero aparece bajo el siguiente título MERLINI COCAII PROHE / MIVNCVLVM, IN SVAM / ZANITONELLAM1
Se presenta, pues, como un pequeño proemio a la llamada Zanitonella (que citaré, al igual que el editor Zaggia, como Zan. T [por ‘Toscolanense’]), conjunto de composiciones macarrónicas que retoma el acervo bucólico virgiliano y el de la literatura dialectal contemporánea del autor en clave paródica.
En dicho prólogo, indica Folengo el tipo de lector al que está dirigido su obra2:

Libriculum quicumque capit, quem perlegat, istum
cesset, si nasum rhinocerotis habet.

Quienquiera que coja este libro para leerlo, es mejor que lo deje, si tiene nariz de rinoceronte3. El autor, ciertamente, no se produce ni para melindrosos, ni para mordaces ni para los que les produce naúseas ver libros humildes:

Non me nasutis, non meque dicacibus edo,
non quibus est humiles nausa videre libros.

Por el contrario, debe leerlo con atención cualquiera que lea de todo, y sepa que cualquier lectura aporta algún bien:

Me legat amussim quisquis legit omnia, quisquis
scit quia fert aliquid lectio quaeque boni.

El segundo proemio es el que sitúa Folengo ante su “Fantasía”, es decir, ante el primer libro del Baldo, magno poema épico-caballeresco en 25 libros y unos 12000 versos, con el título PROEMIVM MER / lini Cocaii super phan / tasiam suam4. Consta de 20 dísticos, de los que nos interesan principalmente el primero y el último. En aquél apostrofa hiperbólicamente a su obra diciéndole que es un volumen tan grande, que el que lea todos sus versos, será un Néstor:

Es tam grande quidem, mi phantasia, volumen,
ut qui cuncta leget carmina, Nestor erit.

De seguido enumera los personajes principales de la obra y sus virtudes, algunas vicisitudes dramáticas y contenidos de carácter enciclopédico, hasta llegar al final, donde exhorta al libro a que tome su camino, y que pida la venia si se ha ofendido a alguien, o si, por caso, fue pillado el autor en renuncio:

Vade liber, veniamque pete si offendimus vllum,
uel si detectus forte poeta fuit.

El último de los prólogos en dísticos elegíacos aparece antepuesto a la Moschea, poema “zooépico” en tres libros que narra en tono paródico la guerra de las moscas y las hormigas. Presenta el título de MERLINI COCAII / poetae mantuani Prologus in / Moscheam puerili tem / pore compositam5, y consta de 102 versos. En él, después de una amplia celebración de Mantua y del fervor poético del ambiente gonzaguesco, el autor habla de sí mismo y de sus preferencias lingüísticas y estilísticas, que le llevan a ser rechazado por Apolo, a causa de las vergonzantes Musas que ha asumido y sus vergonzosos cantos, que han hecho que enturbie las límpidas aguas de las Pegásidas (las Musas clásicas, llamadas así porque la fuente Hipocrene, que les estaba consagrada, surgió de una coz de Pegaso) con su fango (vv. 89-92)6:

Nescio quas reperi Musas turpesve sorores,
nescio quae turpi carmina voce canunt;
Limpida Pegasidum viciavi stagna prophanus
totaque sunt limo dedecorata meo.

La influencia de los prólogos folenguianos en dísticos elegíacos en el de la macarronea de Pacheco puede verse a nivel temático y, sobre todo, formal. Como se ha señalado arriba, Pacheco intenta claramente señalar el tipo de lector que busca, desprejuiciado y tolerante, al igual que Folengo en su Prohemiunculum; y a este lector es al que se pide venia y comprensión hacia los fallos del poema tanto en Pacheco como en el final del proemio del Baldus. Pacheco se demora en describir a su “anti-público”, los miembros del clero, frailes y monjas, que muestran una torcedura en el rostro (quibus ore repulgus), producida por su melindroso asco, de modo paralelo a como los lectores que no quiere Folengo tienen nariz de rinoceronte o demasiada nariz (nasutis) por razones similares. La deformidad física es, en este caso, doblemente eloquente.
Asimismo, y desde un punto de vista formal, es posible que Pacheco haya elegido escribir su prólogo en dísticos elegíacos frente a los hexámetros κατά στίχον de la macarronea, siguiendo el modelo folenguiano. Dichos proemios sólo aparecen, curiosamente, en la redacción Toscolanense, viéndose eliminados de las dos posteriores.


2. La Zanitonella de la redacción Toscolanense.

¿Tiene dicha redacción Toscolanense una influencia efectiva y demostrable por otros efectos en la macarronea de Pacheco? Creo que se debe responder afirmativamente, por lo que voy a exponer a continuación.
Como decimoséptima composición de la Zan. T 664-882 aparece una así llamada ECCLOGA QUINTA DE AMORE. / INTERLOCUTORES: SALVIGNUS ET TONELLUS. En ella Salvigno consigue disuadir a Tonello de su propósito de suicidarse ante el rechazo de su amada Zannina. Esto sirve de pretexto para que los dos pastores desarrollen un articulado debate sobre la naturaleza del amor. Esta égloga, retoma un tanto, como señala M. Zaggia, todos los lugares comunes de la literatura amorosa. Su originalidad reside en traducir en clave cómica y paródica todos esos tópoi literarios al código rústico, tanto temático como lingüístico (dialectal, o mejor macarrónico). Al conocer los motivos de Tonello, Salvigno le hace una feroz crítica del Amor y de su naturaleza: es un golfillo (cavestrellus) que conseguirá que se parta el cuello en la horca y un cegato (orbesinus) que hace añicos el honor no sólo de Tonello, que sólo sirve para pacer cabras (v. 748: non tibi, qui bonus est tantummodo pascere capras,) sino de los ciudadanos adornados de trajes escarlatas, y si Tonello quiere saber por qué es un niño o nunca envejece Cupido, es porque obliga a los amantes a empresas pueriles (Zan. T 762-763):

noscere vin quare puer est numquamve senescit ?
Nam facere impressas pueriles cogit amantes

Tonello, no obstante, hace oídos sordos y se mantiene en su propósito de suicidarse. Salvigno vuelve, entonces, a la carga con su vituperio del amor: Éste manda, a la postre, a todos al infierno, y obliga a muchos ricos a mendigar el pan. El que ama mucho gasta y nada gana, le señalan con el dedo, y hacen burla de él a sus espaldas (Zan. T 812-815):

Hic amor ad stuam mandat finaliter omnes
et multos riccos panem pitocare coëgit.
Quisquis amat, multum spendit nihilumque guadagnat,
monstratur digito, post illum quisque petezzat

El diálogo termina, en cierto modo, en tablas: Salvigno consigue que Tonello no se suicide prometiéndole que conseguirá para él el favor de Zannina, y Tonello logra que Salvigno acepte sus argumentos de que la culpa de su dolor no es del Amor sino de la soberbia de Zannina, y de que éste, al contrario, parió la virtud (Virtutem sborravit amor), lo vence todo (Zan. T 836: Nonne vetus proverbol habes “Amor omnia vincit”?), y es gentil y la dulzura misma, y si alguien dice otra cosa, el propio Salvigno le partirá de seguro su bastón en las costillas (Zan. T 876: hoc bastone suas sine fallo ruppero costas).
En el segundo libro o parte de la macarronea de Pacheco titulado significativamente De potentia amoris (vv. 420-636) en el manuscrito B, tras describirse el castigo que impone a Lucifer su guardián, el Solecismo, por haber tramado la tentación y caída en pecado carnal de los tres eclesiásticos en complicidad con Cupido, el autor afirma que no le sorprende esta falta, y que a nadie debe sorprender ni escandalizar, y que el que lo haga, póngase la mano en el pecho y descubrirá la fragilidad de lo humano, lo inexorable del tributo que se cobra la naturaleza, y verá sus propias culpas pendientes (vv. 459-64):

Milagros nemo faciat tetricosque melindres;
talia qui spanto et mugerili legerit asco,
se probet, inque sinus dextram metat ille latentes,
quam sint res hominum fragiles, quam mente caduca,
quam stricte hoc blandum cobret natura tributum
inueniet, multasque pagas se pendere dicet.

Pues el poder de este niño sobre la Creación es inmenso, y sin él perecería (469-71):

iste puer mundum concordi pace gubernat,
omne genus hominum, volucrum genus atque ferarum.
Res omnes puer iste creat, sine amore perirent.

El autor enumera a continuación algunas muestras negativas del poder del Amor. Éste llama a la espada y a la muerte, y obliga a los míseros amantes, entre otras cosas, a salir de noche y rondar la puerta de su dura amada (vv. 478-83):

in furias gladiosque vocas, mortesque nefandas.
Nocte quidem media, miseros tu cogis amantes
ire viam, et durae limen rondare puellae,
et ventum pluuiasque pati, ferumque serenum
cantando, digitisque leuem pulsando guitarram,
dum tamen illa alium ridens abraçat amantem.


Incita, por otra parte, a las muchachas a perder su irreparabile virgum a manos de estudiantes y soldados. A eso se añade el coro de putas, alcahuetas y mil celestinas, instrumentos de los estragos del Amor, del que no escapan ni reinas, ni dueñas soberbias, ni marquesas, ni mujer plebeya ni la monja escondida en los claustros, pues a todas afecta por igual (v. 506):

Omnibus vnus amor, furor vnus, et vna libido

Tampoco se libran los frailes, cuya caída describe Pacheco de forma expresionista (vv. 509-10):

Tu rubios gordosque vocas ad gaudia frailes,
ahorcare habitos facis, et saltare paredes.

Se cierra esta enumeración de los efectos perversos del Amor con la mención de algunos de los beneficiados: el hospicio de bubas (es decir, de la sífilis), la “quirúrgica turba” que ganan mucho gracias a Cupido, así como las pingosas (“harapientas”) boticas (vv. 520-22):

Per te bubarum hospitio bona renta cadaño
cogitur, et multum chirurgica turba guadañat,
pingosasque replet ganancia magna boticas.

Es preciso en este punto detenerse en el verso 521, y recordar Zan. T 814, arriba citado:

Quisquis amat, multum spendit nihilumque guadagnat

El guadagnat macarrónico da cumplida explicación del inusitado guadañat de Pacheco, que adapta la pronunciación del dígrafo gn a la correspondencia gráfica del español. Nos hallamos, pues, ante un calco textual7, reforzado por la coincidencia de sedes metrica, que afecta también al multum situado ante cesura; aunque debe señalarse que también existe el verbo guadañare como italianismo registrado lexicográficamente (cf. glosario s.u. “guadañare”). De esta prueba evidente puede concluirse que la pulchra biasmatio Amoris que Folengo pone en boca de Salvigno ha influido concretamente en este apartado de la macarronea de Pacheco, e incluso podemos decir que lo ha hecho a nivel estructural; efectivamente, a continuación, entre los versos 526 y 556 se ilustra la fuerza del Amor sobre todos los animales, quien los pica como un tábano y los enfurece hasta que se une en coyunda la hembra al macho amado (vv. 526-28):

Scilicet, omne animal tauano picatur ab isto,
in furiasque ruit, donec iungatur amato
hembra macho. […]

Y así desfilan gatos y gatas, el gallo pomposo, las palomas, ciervos, toros, caballos y yeguas, asnos y burras. A esta enumeración sigue la descripción de la bella primavera abrileña (vv. 557-585) que viene de la mano de Venus, y que se prolonga en un mayo florido, al que ilustra un elenco de aves canoras, el viento zalamero, flores, plantas y otros seres como delfines, grillos y abejas, como muestra de que el Amor nos hace más soportable la vida (vv. 557-563):

Quid sine Amore forent homines, sine lumine Phebi
hic nostras delectat obras, durosque trauajos
ablandat, vitamque facit minus esse molestam.
Scilicet orbis ouans caelos ostendit alegres.
Cum Venus exoritur, formosi sidus amoris,
tunc frescos soles roseus spargit Aprilis
atque coronatus viola, et clauele rubenti.


En la égloga folenguiana, el Amor eleva al rústico Tonello y le dota de una oratoria que acaba convenciendo al pedestre Salvigno (Zan. T 865-66): Heu, quia vicisti: cedo, Tonelle, nec ultra / disputo, nam tua me sententia docta ligavit.), quien termina por hacer una laus Amoris (Zan. T 877-78):

Est gentilis Amor, vult cor gentile, galantum,
Dulce, saporitum, tandem dulcedo fit ipsa

Es este mismo espíritu laudatorio el que predomina también a partir del v. 557 en la macarronea de Pacheco, de una guisa que no debe considerse contradictoria, pues parece continuar el hilo argumentativo del poema macarrónico de Folengo, donde una primera caracterización negativa del amor –la biasmatio de Salvigno- es superada por una laus a cargo del mismo personaje que cierra, además, la égloga macarrónica. Ciertamente, en la parte final de la macarronea de Pacheco (vv. 586-636) el poeta reclama para sí los gozos del Amor (vv. 586: o mihi si tales concedant numina gozos!), para disfrutarlos en brazos de su nympha en el entorno del locus amoenus descrito anteriormente. El verso final, omnia vincit amor et nos cedamus amori, tomado literalmente de Virgilio8, nos remite, de nuevo, al debate de la égloga folenguiana. Salvigno le pide a Tonello que ame, pero que sea la razón la que gobierne el amor (Zan. T 832-33: Sum contentus: ama, quia quosque bisognat amare; / sed ratio, non mens lassiva gubernet amorem). A lo que Tonello replica que el amor no está sometido a la razón, sino que es más bien éste que tiene que plegarla a donde quiera, y cita un “viejo proverbio” que dice que el Amor todo lo vence (Zan. T 834-36):

Deh, diavol, amor non est subiectus et inde
Debet amor potius rationem flectere quo vult.
Nonne vetus proverbol habes “Amor omnia vincit”?

El recurso estilístico del proverbio permite a Folengo mantener la ficción de la rusticidad de Tonello y no tener que presentarlo como una persona culta, lectora de Virgilio. El humanista Pacheco no necesita de esta añagaza, y hace la cita literal, aunque bajo ambos textos literarios subyace, y confluye, el mismo espíritu.
Parece, por tanto, demostrada la influencia de la égloga V de la Zan. T de Folengo en la segunda parte de la macarronea de Pacheco. Influencia que se manifiesta no sólo en la llamativa existencia de un calco textual con coincidencia de sede métrica, sino en la estructura argumentativa, donde a una primera parte que expone los efectos negativos del amor (que viene a coincidir con la primera tesis de Salvigno), sucede otra donde se hace la alabanza de su poder y sus dones (que concuerda con la postrera tesis laudatoria del mismo Salvigno).
Creo que podemos afirmar, por consiguiente, que la influencia folenguiana está demostrada en otras partes de la misma composición.

3.La influencia de la Zanitonella de la redacción Vigaso Cocaio.

La presencia de dos macarronismos folenguianos (furfantis, porcile) sólo presentes en la redacción Vigaso Cocaio (1552), última y póstuma de las folenguianas, resulta un hecho del máximo interés, pues atestigua, por un lado, el hecho inusual de que un poeta macarrónico conociera otra redacción aparte de la Toscolanense (1521), la más publicada y leída en toda Europa, y por otro lado, ilustra el profundo conocimiento de la obra folenguiana de parte de Pacheco.
Respecto a la forma furfantis (v. 25), en las macarroneas menores editadas por M. Zaggia encontramos esta palabra en Zan. V 1026: guarda quod hic furfans, furfantum gloria, parlat!, paso en el que el benemérito editor anota que “si tenga inoltre presente que queste folenghiane sono tra le prime attestazioni della parola furfante (l'attestazione più antica nota al Dizionario etimologico della lingua italiana data al 1534)”, datando la redacción V(igaso Cocaio) de 1552. Resulta, pues, doblemente llamativo este italianismo de Pacheco, cuyo origen folenguiano queda confirmado por su utilización de otro, porcile, procedente del mismo fragmento, Zan. V 1024: Me porcile tuum -scelus est chiamare fenilum- / vili compactum fango marcisque canellis / sgallinasse baias? O cancar, guarda quod inquit, / guarda quod hic furfans, furfantum gloria, parlat!.

Con un prurito filológico y erudito, muy acorde a su personalidad y a su quehacer intelectual, Pacheco decide insertar en su poema, a su propia satisfacción, estos macarronismos ausentes de la red. Toscolanense, procedentes de la Zanitonella en su versión de la red. Vigaso Cocaio, obra cuya parodia del género bucólico y de los tópoi de la literatura amorosa hubieron de resultar particularmente de su gusto, y contribuir a la inspiración que configura su macarronea.






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1 Cito el título por la reproducción facsímil editada por A. Nuovo, G. Bernardi Perini y R. Signorini en 1994 a iniciativa de la Associazione Amici di Merlin Cocai (Opus Merlini Cocaii poetae Mantuani Macaronicorum, Tusculani Apud Lacum Benacensem, Alexander Paganinus, MDXXI, die V Ianuarii).
2 Cito el texto editado por M. Zaggia: Teofilo Folengo, MACARONEE MINORI. Zanitonella- Moscheide-Epigrammi, a cura di Massimo Zaggia, (Torino: Einaudi, 1987).

3 Esta metáfora de la crítica hiperexigente proviene de Marcial, 2, 3, 6, como recuerda Zaggia.
4 Sobre Teófilo Folengo (1491-1544 [Merlinus Cocaius en su pseudónimo macarrónico]), su obra, y la poesía macarrónica en general puede verse publicado en español J. M. Domínguez Leal, ‘Concepto de poesía macarrónica’, Calamus renascens, 1 (2000) 101-110, e Idem, ‘La primera redacción de las Macarroneas de Teófilo Folengo’ en José María Maestre Maestre – Joaquín Pascual Barea – Luis Charlo Brea (eds.), Humanismo y pervivencia del mundo clásico. Homenaje al profesor Antonio Fontán, III. 3 (Alcañiz – Madrid: Instituto de Estudios Humanísticos – Ed. Laberinto – CSIC, 2000) 1023-1036.

5 cfTeofilo Folengo, MACARONEE MINORI. Zanitonella- Moscheide-Epigrammi, a cura di Massimo Zaggia, (Torino: Einaudi, 1987), p. 57.

6 cf. n. 5. El texto editado aparece entre las páginas 307-312 de dicha edición.
7 Sobre la caracterización de estos calcos, propios del latín de laboratorio humanista, puede verse, por ejemplo, J. M. Maestre Maestre, El Humanismo alcañizano del siglo XVI. Textos y estudios de latín renacentista (Cádiz – Alcañiz, 1990), pp.354-364.
8 Cf. VERG. ecl. 10,69

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