1. Regularidad prosódica general.
La regularidad prosódica de los vocablos
latinos, según las normas de la prosodia clásica, es un rasgo de
carácter general (cf. Normula parr. 2: Latina
...vocabula suam observant quantitatem y 11). Son escasos los
hechos prosódicos extraños a la normativa clásica, y remiten en su
mayoría a ‘particularidades’ admitidas en el uso del latín
quiñentista. Las verdaderas ‘excepciones’ y errores prosódicos
resultan prácticamente inapreciables en un vasto conjunto de
palabras latinas prosódicamente regulares1.
1. 2. Particularidades prosódicas.
1. 2. 1. Errores prosódicos
involuntarios.
Los lapsus de tipo prosódico y métrico
son, como se ha sugerido, extremadamente exiguos en Folengo. Estos
lapsus se encuentran incluso entre los mayores poetas del
Humanismo y son “enventualmente justificables también como huellas
de una revisión formal no ultimada”2.
Varios de tales errores prosódicos concurren con sus variantes
regulares y experimentan una progresiva corrección a través de las
sucesivas redacciones de la obra macarrónica folenguiana (redd. P,
T, C y V, la última, cuya limae labor quedó incompleta con
la muerte del autor). Massimo Zaggia aconseja guiarse con cautela en
este terreno y propone hablar de errores imputables a Folengo sólo
cuando no sea posible encontrar testimonios de éstos como licencias
autorizadas por el uso latino del quinientos, aunque determinar este
uso supone de por sí una dificultad añadida.
1. 2. 2. Errores prosódicos
voluntarios.
En opinión de Zaggia, “casos como bēne,
pārum,
tēgi,
vĭs
(todos recurrentes una o dos veces en las Egl. P o en la Zan.
T), parecen más bien intencionales errores prosódicos ya sólo por
el cotejo con las testimonios cercanos, dentro de la misma fase
redaccional, de las formas correctas běne,
părum,
těgere,
vīs.
Evidentemente, estos aislados ‘errores’ no son involuntarios,
sino que han sido tolerados o introducidos por el autor como signos
de un consciente descuido versificatorio, dentro de una concepción
aún técnicamente inmadura del arte macarrónica: nótese de hecho
que estos casos se encuentran en su totalidad en la primera o segunda
redacción de las Macarroneas, nunca en la tercera o en la cuarta.
(Por contra, ciertas anomalías prosódicas muy aisladas de la cuarta
red., como vĕlocior
en Mosch. C-V II 215, se podrían explicar por el conocida
carácter incompleto de la última revisión)”3.
1. 2. 3.
Vocablos aparentemente latinos.
Para Zaggia nos encontramos con el traspaso,
formalmente inadvertido, de un vocablo latino a su correspondiente
vulgar. La voz, aparentemente latina, ha sido realmente tomada del
vulgar, y es tratada desde el punto de vista prosódico igual que las
palabras obviamente macarrónicas, es decir, con una prosodia
arbitraria dentro de ciertos límites. Tal definición puede
corresponder con una concepción ampliada del ‘macarronismo
semántico’ paoliano, “consistente en el empleo de palabras
latinas en forma inalterada con el sentido que la palabra tiene en el
correspondiente vocablo vulgar: căsa
‘casa’ (en latín: căsa
‘cabaña’; domus ‘casa’)”4,
ya que las palabras se ven alteradas desde el punto de vista
prosódico. Así, se encuentra cāsa
en Egl. P II 120 con el sentido de ‘casa’, aunque, por
otra parte y al menos en las macarroneas menores, aparece siempre
bajo la forma regular căsa
(dieciseis veces de diecisiete con este sentido). Otros ejemplos con
cambio de sentido podemos encontrar en cāvare
‘extraer’ / căvare
(lat.: ‘cavar’); pārare
‘empujar, conducir’ / părare
(lat.: ‘preparar’), etc., y sin cambio de sentido en pălus
/ pālus,
lat.; mĭca
/ mīca,
lat., etc5.
1. 2. 4. Manipulación formal de
vocablos latinos por motivos prosódicos.
En Normula, par. 7 se alude a una
manipulación de tipo formal –concretamente a través de la
geminación y simplificación de consonantes- realizada sobre ciertos
vocablos para sustraerlos a las escansiones obligadas por la correcta
prosodia latina. Para Zaggia, “se trata evidentemente de un
procedimiento exquisitamente macarrónico, que, no obstante, Folengo
quiere cohonestar indicando el conocido ejemplo clásico rĕliquiae
/ rēlliquiae”6.
Aunque la Normula toma un ejemplo del
vulgar (cătare
/ cāttare),
este procedimiento se realiza en primer lugar sobre algunos vocablos
latinos, como āddunatis
(abl. pl.: cf. lat.: ădunare),
bătit
(pte. ind.; cf. lat.: bāttere),
fāmme
(abl. sing.; cf. lat.: fămes),
tĕrenum
(ac. n. sing.; cf. lat.: tērrenum),
cuyas formas latinas correctas están también atestiguadas en las
Macarroneas menores7.
1
Cf. Ed. Zaggia, p. 650
2
Cf. ed. Zaggia, p. 644
3
Cf. ib., p. 655
4
Cf. U. E. PAOLI, o.c., p. 155
5
Cf. Ed. Zaggia, pp. 657-659
6
Cf. ib., p. 659
7
Cf. ed. Zaggia, p. 659-660