Al
pasar revista a los mediocres poetas macarrónicos del seiscientos
italiano, Attilio Momigliano observaba que para ellos, "Folengo
fue el creador, no sólo del lenguaje y del estilo macarrónico, sino
también de una verdadera y propia tópica del arte macarrónica:
calcos populacheros [...], frases vulgares, proverbios, impossibilia,
nombres de las divinidades macarrónicas, cierres de cada
composición, etc"1.
Este 'clasicismo' macarrónico decadentista está del todo ausente de
la macarronea española del siglo XVII, que se ve también afectada
por la pleamar manierista que embarga a la literatura vernácula de
la época. Esa "originalidad tumultuosa" de la España de
los Siglos de Oro que alababa Curtius2,
y que el erudito alemán radicaba en la supervivencia de la mezcla de
géneros, de estilos y de tradiciones propia de la Edad Media latina,
produce en torno a 1606 una obra como el emblema macarrónico
otiositas
vitanda
(= otios.), hecho literario insólito y aislado en Europa, que rompe
tanto con las normas de la emblemática como las del género
macarrónico, para crear un poema concebido bajo la égida de un
didactismo multiforme que rebasa los estrechos márgenes del canon
emblemático establecido. Las otras tres breves composiciones
conservadas de la primera mitad del siglo ilustran la culminación
del proceso de normalización de la tradición macarrónica
postfolenguiana en España. Así, López de Úbeda, entre los
cincuenta esquemas métricos que emplea en el comienzo de cada uno de
los números o capítulos de su Pícara
Justina (1605)
escribe unos "versos heroicos macarrónicos" (= Marq.), testimonio de la consolidación del género en nuestro
país. El bachiller Pero Miguel nos ofrece el segundo caso de
macarronea (= Ignat., cap. VI) escrita en dísticos elegíacos (1610), y en la
correspondencia del ilustre humanista Rodrigo Caro se encuentra un
poema macarrónico (1632 ca.),
destacable por su carácter epistolar y privado (= carm.).
En
el primer cuarto del siglo XVII sitúa Márquez Villanueva el momento
de mayor fama de la poesía macarrónica. Prueba de esto es, para el
crítico español, el inesperado elogio que hace de Folengo el adusto
fray José de Sigüenza en su Historia
de la Orden de San Gerónimo
(1600):
Entre los poetas Latinos, se halla de uno (y no de
otro que merezca nombre) que pareciéndole no podía ygualar en lo
heroyco con Virgilio, ni en lo cómico o trágico llegar a Terencio o
Séneca, ni en lo lírico a Oracio, y aunque más excelente fuesse, y
su espíritu le prometiesse mucho, auían de ser éstos los primeros,
acordó hazer camino nueuo; inuentó una poesía ridícula, que llamó
Macarrónica; junto con ser assí, que tuuiesse tanto primor, tanta
inuención e ingenio, que fuesse siempre príncipe y cabeça deste
estilo, y assí le leyesen todos los buenos ingenios, y no le
desechasen los no tales, y como él dixo: Me
legat quisquis legit omnia. Y porque su
estado y professión no parece admitía bien esta ocupación (era
religioso, no diré su nombre pues él le calló) fingió un vocablo
ridículo y llamóse Merlín Cocayo, que quadra bien con la
superficie de la obra, como el otro que se llamó Ysopo; en sus
poemas se descubre con singular artificio quanto bueno se puede
dessear y coger en los más preciados poetas, assí como en cosas
morales como en las de la naturaleza, y si huuiera de hazer aquí
oficio de Crýtico mostrara la verdad desto, con el cotejo y
contraposición de muchos lugares3.
Este
texto es ilustrativo de cuánto seguía en vigor en España la
concepción medieval de los auctores,
todos igualmente buenos y fuera del tiempo y de la historia4:
Folengo es presentado atemporalmente como un "poeta Latino"
entre los nombres de Virgilio, Terencio, Séneca y Horacio, y se
alaba de él sobre todo su singularidad, cifrada en términos de
'invención' e 'ingenio' al modo de Gracián, y la mezcla de lo mejor
de los más preciados poetas (como representantes de géneros) que se
encuentra en sus macarroneas. La comparación con Esopo es reveladora
de cómo se valoraba el contenido didáctico y estético de tradición
clásica que se veía bajo la superficie jocosa de la obra de Merlín.
La mezcla de géneros y tradiciones que informan los Siglos de Oro
llevó, pues, a que en España se acogiera prontamente a Folengo como
un clásico menor. Situación muy distinta se daba en Italia, donde
la crítica, casi toda aristotélica, ignoró el Baldus
en su siglo, y le hizo objeto de escasas notas eruditas en el
siguiente5.
Afirma
Márquez Villanueva que la pleamar del conocimiento de Folengo en
España viene representada por la publicación en 1615 de la Mosquea
de José de Villaviciosa6.
Esta obra se presenta en forma de nueve 'cantos' en octavas reales, y
constituye una traducción libre y amplificada de la Moschaea
T folenguiana, que pasa de 1242 versos a 8112 en la versión
española. Ya en el prólogo al lector Villaviciosa alude a Folengo y
a su paisano Virgilio, haciendo parodia del tópico del
sobrepujamiento:
Quien
disimular no sabe,
Dirá que hurté cual ladrón
Las gracias del macarrón,
Y al de su patria lo grave:
Pues demas que ellos sin llave
Dejaron y sin custodia
La razon de su prosodia,
Mírense los libros tales,
Y si se hallaren cabales,
Que canten la palinodia.
Y
menciona expresamente a "Merlin" en la décima estrofa de
dicho prólogo, y en la decimoquinta del tercer canto al "Cocayo
Merlin" y a su "musa Comina macarrónica".
Villaviciosa realiza su adaptación amplificando, normalmente, dos
líneas de Folengo en dos o tres octavas, por medio de digresiones y
adiciones sin importancia, tomadas en su mayoría de Virgilio y
Ovidio; atenuó, asimismo, o suprimió algunas crudezas folenguianas
e introdujo algunas alusiones locales7.
La obra fue reimpresa en 1732 y 1777, sin duda, como indica Márquez,
por representar una cima del clasicismo dentro del género de la
poesía jocosa.
Suárez
de Figueroa llama "donosísimo poeta" a Merlín Cocayo en
El passagero
(1617), y no faltan tampoco las referencias a Folengo en uno de los
escritores mayores de la época como Lope de Vega, que llegó incluso
a escribir macarronea8.
En El laurel de
Apolo (1630) cita a
"Merlinice", probablemente en su calidad de autor de glosas
jocosas en la red. T, dentro de una crítica a los poetas culteranos:
¿Quién
hay que no perfile sus estancias
De un trilingüe escuadrón de extravagancias
Y como Merlinice,
No responda que Góngora lo dice,
Capítulo tercero de la esparza,
Donde
pintó la garza?9
Francisco
de Quevedo en su opúsculo La
culta latiniparla (1624)
menciona por dos veces la obra macarrónica folenguiana, la primera
en el desarrollo del título: "Lleva un disparatario como
vocabulario para interpretar y traducir las damas jerigonzas que
parlan el Alcorán macarrónico, con el laberinto de las ocho
palabras", y la segunda en la "Dedicatoria": "[...]
y siendo las dama de más arte (de Antonio) que se ha visto, más
merlincocaiana que Merlín [...]".
En
La Gatomaquia
(1634), silva VII, vv. 130-144 Lope trata de las mentiras de las
poetas y alude al terrible castigo de los diablos barberos ideado por
Merlín para aquéllos al final del Baldus de las redd. T, C y V:
...
si se perdiese la mentira,
Se hallaría en poéticos papeles,
Como se ve en Homero, describiendo
A la casta Penélope, que admira,
Por los amantes necios y crueles,
Tejiendo y destejiendo,
Sin dejarla dormir, de puro casta;
Y lo contrario para ejemplo basta,
Haciendo deshonesta
Virgilio a Dido Elisa por Eneas,
Como le riñe Ausonio;
Aunque logró tan falso testimonio,
Menos las aguas que pasó leteas,
Donde escribió Merlín con cuáles iras
Castigan
al poeta sus mentiras10.
En uno de los sonetos que Lope publicó bajo el nombre
del licenciado Tomé de Burguillos justifica la humildad y rareza de
su nuevo estilo cómico y burlesco, diciendo que sigue el ejemplo de
Merlín Cocayo, quien, al no poder alcanzar las altas cimas de la
poesía clásica, probó la poesía macarrónica:
Señor
Lope, este mundo todo es temas,
Quantos en él son fratres, son orates;
Mis Musas andarán con alpargates,
Que los cothurnos son para supremas:
Gasten espliegos, gasten alhuzemas,
Perfúmenlas con ámbar los magnates;
Mi humor escriva siempre disparates,
Y buen provecho os hagan los poemas.
Merlín Cocayo vió que no podía
De los latinos ser el siempre augusto,
Y escriuió macarrónica poesía.
Lo mismo intento, no tomeis disgusto;
Que Iuana no estudiò philosophía,
Y
no ay Mecenas como el propio gusto11.
Sin
embargo, esto no obsta para que Lope tuviera a Folengo en una
altísima estima, como se comprueba en su epístola A
don Francisco de Herrera Maldonado,
donde afirma que no puede aspirar a ser Merlín quien no ha sido
antes Virgilio, afirmación que Eugenio Mele interpreta en el sentido
de que sólo un verdadero poeta puede cultivar la poesía
macarrónica:
Declárase
quién sabe, y quién no sabe;
No emprenda ser Merlín, si no es Virgilio,
¿De
que sirven las jarcias, si no hay nave?12
La
obra macarrónica de Folengo fue puesta, como se ha señalado, en el
Índice
por Clemente VII en 159613.
En tiempos de Felipe IV, el inquisidor español Antonio Zapata
indicaba con una cierta precisión -y magnaminidad frente a la
condena absoluta de la Inquisición romana- los cortes necesarios
para que su lectura fuera permitida:
"Macarronicorum
opus permittitur, si tamen Macarronice
septima tota deleatur. = Et
ex 24. In Tesiphone, post illa verba,
Aconita Triacas,
expungantur reliqua usque ad quid
referam quantas. = Locos praeterea
liberiores, qui quomodolibet in rerum sacrarum contemptum vergere
possunt, docti piique Lectoris arbitrio delendos remittimus"14.
El
título de la obra, Macarronicorum
opus, nos indica
que lo que tuvo Zapata bajo su vista es algún ejemplar de la red. T, que se confirma como la más divulgada
e influyente en nuestro país. El inquisidor propone la supresión
completa de Baldus
T VII, novedad absoluta respecto a la red. P, y que contenía acerbas
críticas a la proliferación interesada de frailes en detrimento de
las verdaderas vocaciones, y burlescos y expresionistas retratos de
eclesiásticos licenciosos e indignos como los pícaros frailes de la
Motella y Prae
Iacopinus,
execrable párroco de Cipada y cómplice de Cíngar en la fechoría
del falso cuchillo de San Bartolomé15.
Del Baldus
T XXV (aunque menciona erróneamente el lib. XXIV) Zapata indica la
supresión de parte del discurso de la furia Tisífone ante sus
congéneres infernales (vv. 12-50) en el que expone sus progresos en
la lucha contra la Iglesia. Folengo usaba de este expediente (tal
como se había servido del parlamento de Cíngar en Baldus
T VII) para
formular en estos versos reconvenciones reformistas a la corrupción
del papado y del clero con evidente ardor sermonista:
Id
pompae ambitio facit exercere papalis.
Cernite quam laceram cauiatam uertice porto,
Quam spernazzaui per diuisam hactenus Vrbem.
Maxima Pontificum libertas maxima rerum est
Pernicies, si quando meam intromittere caudam
Possum, ne sanctis meritis nutuque Columbae
Ad sublime sui culmen moueantur honoris.
Tunc nos felices, tunc ingrassamur ab illo
Armento pingui, quem iam Crucifixus ab Orci
Faucibus erripuit, persumque reduxit ouilli;
Ius caedit, rapiuntur opes, Templique supelex,
Ambitio superat, Virtus depressa tenetur,
Viuitur ex uoto, sceleri succumbit honestas,
Nostra fremit rabies, nosterque solutus ab Orco
Per sacra liuor edax et Erinnys templa uagatur.
Errumpunt irae uerbosaque iurgia, lites,
Insidiae, frendensque odium, mens dedita curae
Vlciscendi, et quam lethali uulnere iacto!
Per me rastra sinunt multi, paleaeque galerum,
Accedunt templo, saturantur pane doloris,
Atque sacerdoti libamina sacra ferenti
Obsequium toties prestant, totiesque ministr<i>
Votiuas caerae faculas altaria circum,
Donec defuncto domino succedere possint,
Debile sub uasto sed languet pondere corpus;
Nam torpore sui per me delubra patescunt
Semiruinatis muris, altaria squallent,
Vndique propatulas demittit aranea telas,
Puluere sordescit pauimentum, nudus et alto
Namque crucis ligno suus ille pependit Iesus,
Sic nullo tectas uelamine cernitis aras.
Iugera lata ferunt fruges, augentque quotannis
Diuitias, implent cellaria munere Bachi,
Grandia tum donis cereatibus hordea complent,
Non ut succurrant inopi, non pane carenti,
Non ut subueniant uiduis miseroque pupillo,
Non ut larga manus circum diuina monetam
Expendet, calicesque aeris transmutet in aurum:
Sideribus
tantum cura est aequare palazzos16.
No
tenemos constancia de actividad propiamente macarrónica en las
academias poéticas del siglo XVII17.
En un vejamen de en torno a 1640 Jerónimo de Cáncer Velasco alude
jocosamente a la macarronea del Licenciado Lobera:
Apenas
pasaron estos, cuando ví junto a mí al licenciado Lobera, y antes
que yo le hablase palabra me dijo: "No extrañe vuesamerced el
verme solo, porque nadie sigue el camino que yo sigo -¿Qué puesto
lleva vuesamerced en esta ocasión", le pregunté? Y él me dijo
que iba por espía doble a entrarse entre los poetas italianos y
tomar noticia de todos: "Vuesamerced lleva un oficio muy
peligroso, le respondí yo, y es imposible que dejen de conocelle y
prendelle; y su mayor peligro es su macarronea, y la razón de esto
la verá en esta redondilla:
Con la italiana nación
Arriesgado le confieso;
Que se la han de armar con queso
En
viendo que es macarron"18.
Del
último año del siglo (1700) conservamos una anónima macarronea,
conmemorativa de la entrada en Sevilla de dos Grandes, que presenta
las peculiaridades sobresalientes de presentar una doble redacción
(= PM1
y PM2), y de representar la primera aplicación conocida del
género macarrónico a la crónica costumbrista.
Ilustración: retrato de José de Villaviciosa, autor de la Mosquea.
1
Cf. A. MOMIGLIANO, "La critica...", p. 200.
2
Cf. E. R. CURTIUS, La littérature..., p. 470 (cap. XV).
3
Cf. Historia de la Orden de San Gerónimo, ed. de Juan
Catalina García, Madrid 1909, II, p. 636 cit. por F. MÁRQUEZ,
o.c., pp. 279-280. El me legat quisquis legit omnia
que cita fr. José es parte del v. 5 ("Me legat amussim
quisquis legit omnia, quisquis / scit quia fert aliquid lectio
quaeque boni") del "Prohoemiunculum" a la Zanitonella
T, luego suprimido en las siguientes redd. (cf. ed. Zaggia p.
57). La red. T se nos presenta como la red. que configura la imagen
de Folengo en nuestro país. Sobre la comparación con Esopo cf.
glosa autógrafa a otios. 313.
4
Cf. E. R. CURTIUS, o.c., pp. 418-421 (cap. XIV).
5
Cf. A. MOMIGLIANO, o.c., pp. 177-178: "Anche volendo
ripudiare la vecchia ed unilaterale concezione di una rinascenza
dominata con assoluta tirannide da gusti classici e da manie
imitatrici, non si può non riconoscere che l'opera di Merlin Cocai
non era certo in armonia con le tendenze più forti dell'ambiente.
Ne derivò che le sue maccheronee furono lette con un'ammirazione
istintiva ma non riflessa, in virtù dell'arte che si fa apprezzare
anche da chi teoricamente sia traviato da pregiudizî: ma la
critica, quasi tutta aristotelica, tacque, dimentica o impacciata; e
nel suo secolo il Baldus non trovò nemmeno un critico
titolato che lo degnasse di un serio esame. È notevole che nessuno
lo ricordò per censurarlo: evidentemente quel poema era fuori del
campo della critica [...] Venne la riforma catolica, e il libro
aspramente anticlericale fu messo all'indice. Ma nel Seicento, che
anche in questo piccolo particolare prelude lontanamente al
romanticismo, ecco qua e là qualche critico bizzarro, vago di
novità, erudito, accennare, al Baldus, e in Italia e fuori
rinnovarsi la voga della poesia maccheronica".
6
Cf. F. MÁRQUEZ, o.c., p. 281.
7
Cf. J. P. WICKERSHAM CRAWFORD, "Teofilo Folengo's Moschaea
and José de Villaviciosa's La Mosquea", Publications
of the Modern Language Association of America, XXVII, 1912, pp.
78-79, 83.
8
Cf. A. TOMILLO - C. PÉREZ PASTOR, Proceso de Lope de Vega por
libelos contra unos cómicos, Madrid, 1901 cit. por F. MÁRQUEZ, p.
278 n. 27: "No se conserva el texto de la sátira, que
comenzaba con los versos: "Vidente Ordóñez amico / Et cantare
pares et respondere parati" (p. 140). Pero se sabe por el
proceso que "era toda ella una invectiva procaz y desvergonzada
contra el dicho doctor Velázquez acusándole de insipiente, que
como hijo de representante no debía ejercer la abogacía, y
aconsejándole que no tenía necesidad de trabajar porque su hermana
Elena ganaba para todos" (p. 141). Otro verso de la misma
sátira rezaba: "Qui bonis verbis solet trunkare ropillas"
(p. 54)".
9
Cit. por F. MÁRQUEZ, p. 277.
10
Cit. por EUGENIO MELE, "Lope de Vega, Merlin Cocai e Luciano",
GSLI, CXII, 1938, p. 323.
11
Cit. por E. MELE, o.c., pp. 326-327.
12
Cf. ib., p. 327: "Nella Dorotea (ediz. DE CASTRO,
A. IV, sc. III, p. 214), Julio, dopo aver letto il son. Burlesco
contro il cultismo (Pullulando de culto, Claudio amigo),
dice: "Yo he leído y considerado esta bizarra macarronica:
¡mal año para Merlin Cocayo!".
13 Véase entrada enlazada n. 16.
14
Cf. Novus Index librorum prohibitorum et expurgatorum; editus
auctoritate et iussu Eminentmi ac Reverenmi
D. ANTONII ZAPATA, p. 761 cit. por A. MOMIGLIANO, o.c., p.
187 n. 2, quien afirma tener bajo su vista un ejemplar sin fecha,
pero que se deducía del contexto que no debió ser impreso antes de
1631.
15
Cf. Véase entrada enlazada nota 2.
16
"Hace pasar la ambición de la pompa papal estas cosas: / Ved
en mi testa cuán lacerado el pelo que llevo, / que enmarañé por
entre la Urbe hasta hoy enfrentada. / De los pontífices máximo
arbitrio es el máximo germen / de perdición, si a veces meter la
mano me es dado, / conque ni santas virtudes ni venia de la Paloma /
de su honor a la cumbre sublime puedan llevarlos. / Entonces
afortunados, entonces nos llena de grasa / el gordo rebaño que el
Crucificado ya de infernales / fauces libró, y al redil devolvió
su oveja perdida. / Fallan las leyes, roban riquezas y enseres del
Templo; / vence Ambición, la Virtud en la cárcel presa se
encuentra. / Viven del voto, la honradez al crimen sucumbe. /
Nuestra rabia rechina, y nuestra librada del Orco / envidia voraz y
Erinnis vagan por templos sagrados. / Iras se desencadenan, disputas
prolijas y quejas, / intrigas, odio furioso, mente entregada a la
idea / de asesinar, ¡y con cuán letal herida se cumple!. / Dejan
muchos la azada por mí, y de paja el sombrero; / llegan al templo,
del pan del dolor se llenan la panza, / y al sacerdote que porta la
libación sacrosanta / tantas veces ofrecen servicio, tantas,
acólitos, / de los altares en torno velitas votivas de cera, /
hasta que puedan por fin suceder al amo difunto, / pero flaquea
débil su cuerpo bajo gran peso; / por su desidia, de hecho, consigo
que iglesias presenten / semiarruinados sus muros y altares
desaliñados; / telas teje la araña doquiera a la vista de todos, /
sucio de polvo el suelo, pues que desnudo y en alto / madero de cruz
su Jesús venerable quedara colgado; / de tal manera, no veis
cubiertas de lienzos las aras. / Amplias yugadas producen fruto y
aumentan por años / su hacienda, llenan de don de Baco sus
alacenas, / colman entonces de cereales sus vastos graneros, / no
por socorrer al inope, al que de pan tiene falta, / no por ayudar a
viudas, y al necesitado pupilo, / no por que pródiga mano un duro
en cosas del culto / gaste, y convierta en oro los cálices hechos
de bronce: / sólo es su afán igualar sus palacios con las
estrellas". El texto macarrónico que ofrecemos es el de T3,
al que se han incorporado las lecturas del errata-corrige de
la red. T para este fragmento reproducidas por Zaggia, p. 587.
17
Sobre las tales cf. JOSÉ SÁNCHEZ, Academias literarias del
Siglo de Oro español, Madrid 1961, y Mª SOLEDAD CARRASCO
URGOITI, "Notas sobre el vejamen de Academia en la segunda
mitad del siglo XVII", Revista Hispánica Moderna, XXXI,
1965, pp. 97-111. Bajo el título de "macarronea grossa"
A. TORRES-ALCALÁ, "Verbi gratia": los escritores
macarrónicos de España, Porrúa Turanzas, Madrid 1984
reproduce dos composiciones integradas en ediciones de Academias de
la segunda mitad del siglo. Pero, a pesar de la presencia de
macarronismos, son poemas escritos en un lenguaje híbrido no
macarrónico y en esquema métrico vulgar (cf. Introd. Gen. I. 1);
por otra parte, versos como "Et et lastima necarle",
"numquam salieron de valde", del primer poema, o "Tole,
tole de delante / tuam figuram, y piensa, / que estoy atemorizatus /
tantum de mirarte cerca" del segundo, están muy lejos del
Humanismo que se encuentra en la base de la auténtica macarronea,
nombre que sí merece el poema citado de López de Úbeda, que
Torres-Alcalá (p. 101) incluye, absurdamente, bajo el mismo
epígrafe que los dos mencionados: "Si he agrupado este poema
[i. e. Marq.] con los dos anteriores es porque falla en la
métrica cuantitativa, que sólo imita de oído [!] y que está
lejos de ajustarse a los cánones del macarrónico folenguiano".
18
Reproducido por J. SÁNCHEZ, o.c., pp. 94-95.
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