domingo, 14 de diciembre de 2014

MACARRONEAS Y FAMA DE FOLENGO EN EL SIGLO XVII ESPAÑOL




Al pasar revista a los mediocres poetas macarrónicos del seiscientos italiano, Attilio Momigliano observaba que para ellos, "Folengo fue el creador, no sólo del lenguaje y del estilo macarrónico, sino también de una verdadera y propia tópica del arte macarrónica: calcos populacheros [...], frases vulgares, proverbios, impossibilia, nombres de las divinidades macarrónicas, cierres de cada composición, etc"1. Este 'clasicismo' macarrónico decadentista está del todo ausente de la macarronea española del siglo XVII, que se ve también afectada por la pleamar manierista que embarga a la literatura vernácula de la época. Esa "originalidad tumultuosa" de la España de los Siglos de Oro que alababa Curtius2, y que el erudito alemán radicaba en la supervivencia de la mezcla de géneros, de estilos y de tradiciones propia de la Edad Media latina, produce en torno a 1606 una obra como el emblema macarrónico otiositas vitanda (= otios.), hecho literario insólito y aislado en Europa, que rompe tanto con las normas de la emblemática como las del género macarrónico, para crear un poema concebido bajo la égida de un didactismo multiforme que rebasa los estrechos márgenes del canon emblemático establecido. Las otras tres breves composiciones conservadas de la primera mitad del siglo ilustran la culminación del proceso de normalización de la tradición macarrónica postfolenguiana en España. Así, López de Úbeda, entre los cincuenta esquemas métricos que emplea en el comienzo de cada uno de los números o capítulos de su Pícara Justina (1605) escribe unos "versos heroicos macarrónicos" (= Marq.), testimonio de la consolidación del género en nuestro país. El bachiller Pero Miguel nos ofrece el segundo caso de macarronea (= Ignat., cap. VI) escrita en dísticos elegíacos (1610), y en la correspondencia del ilustre humanista Rodrigo Caro se encuentra un poema macarrónico (1632 ca.), destacable por su carácter epistolar y privado (= carm.).

En el primer cuarto del siglo XVII sitúa Márquez Villanueva el momento de mayor fama de la poesía macarrónica. Prueba de esto es, para el crítico español, el inesperado elogio que hace de Folengo el adusto fray José de Sigüenza en su Historia de la Orden de San Gerónimo (1600):

Entre los poetas Latinos, se halla de uno (y no de otro que merezca nombre) que pareciéndole no podía ygualar en lo heroyco con Virgilio, ni en lo cómico o trágico llegar a Terencio o Séneca, ni en lo lírico a Oracio, y aunque más excelente fuesse, y su espíritu le prometiesse mucho, auían de ser éstos los primeros, acordó hazer camino nueuo; inuentó una poesía ridícula, que llamó Macarrónica; junto con ser assí, que tuuiesse tanto primor, tanta inuención e ingenio, que fuesse siempre príncipe y cabeça deste estilo, y assí le leyesen todos los buenos ingenios, y no le desechasen los no tales, y como él dixo: Me legat quisquis legit omnia. Y porque su estado y professión no parece admitía bien esta ocupación (era religioso, no diré su nombre pues él le calló) fingió un vocablo ridículo y llamóse Merlín Cocayo, que quadra bien con la superficie de la obra, como el otro que se llamó Ysopo; en sus poemas se descubre con singular artificio quanto bueno se puede dessear y coger en los más preciados poetas, assí como en cosas morales como en las de la naturaleza, y si huuiera de hazer aquí oficio de Crýtico mostrara la verdad desto, con el cotejo y contraposición de muchos lugares3.

Este texto es ilustrativo de cuánto seguía en vigor en España la concepción medieval de los auctores, todos igualmente buenos y fuera del tiempo y de la historia4: Folengo es presentado atemporalmente como un "poeta Latino" entre los nombres de Virgilio, Terencio, Séneca y Horacio, y se alaba de él sobre todo su singularidad, cifrada en términos de 'invención' e 'ingenio' al modo de Gracián, y la mezcla de lo mejor de los más preciados poetas (como representantes de géneros) que se encuentra en sus macarroneas. La comparación con Esopo es reveladora de cómo se valoraba el contenido didáctico y estético de tradición clásica que se veía bajo la superficie jocosa de la obra de Merlín. La mezcla de géneros y tradiciones que informan los Siglos de Oro llevó, pues, a que en España se acogiera prontamente a Folengo como un clásico menor. Situación muy distinta se daba en Italia, donde la crítica, casi toda aristotélica, ignoró el Baldus en su siglo, y le hizo objeto de escasas notas eruditas en el siguiente5.

Afirma Márquez Villanueva que la pleamar del conocimiento de Folengo en España viene representada por la publicación en 1615 de la Mosquea de José de Villaviciosa6. Esta obra se presenta en forma de nueve 'cantos' en octavas reales, y constituye una traducción libre y amplificada de la Moschaea T folenguiana, que pasa de 1242 versos a 8112 en la versión española. Ya en el prólogo al lector Villaviciosa alude a Folengo y a su paisano Virgilio, haciendo parodia del tópico del sobrepujamiento:

Quien disimular no sabe,
Dirá que hurté cual ladrón
Las gracias del macarrón,
Y al de su patria lo grave:
Pues demas que ellos sin llave
Dejaron y sin custodia
La razon de su prosodia,
Mírense los libros tales,
Y si se hallaren cabales,
Que canten la palinodia.

Y menciona expresamente a "Merlin" en la décima estrofa de dicho prólogo, y en la decimoquinta del tercer canto al "Cocayo Merlin" y a su "musa Comina macarrónica". Villaviciosa realiza su adaptación amplificando, normalmente, dos líneas de Folengo en dos o tres octavas, por medio de digresiones y adiciones sin importancia, tomadas en su mayoría de Virgilio y Ovidio; atenuó, asimismo, o suprimió algunas crudezas folenguianas e introdujo algunas alusiones locales7. La obra fue reimpresa en 1732 y 1777, sin duda, como indica Márquez, por representar una cima del clasicismo dentro del género de la poesía jocosa.

Suárez de Figueroa llama "donosísimo poeta" a Merlín Cocayo en El passagero (1617), y no faltan tampoco las referencias a Folengo en uno de los escritores mayores de la época como Lope de Vega, que llegó incluso a escribir macarronea8. En El laurel de Apolo (1630) cita a "Merlinice", probablemente en su calidad de autor de glosas jocosas en la red. T, dentro de una crítica a los poetas culteranos:

¿Quién hay que no perfile sus estancias
De un trilingüe escuadrón de extravagancias
Y como Merlinice,
No responda que Góngora lo dice,
Capítulo tercero de la esparza,
Donde pintó la garza?9

Francisco de Quevedo en su opúsculo La culta latiniparla (1624) menciona por dos veces la obra macarrónica folenguiana, la primera en el desarrollo del título: "Lleva un disparatario como vocabulario para interpretar y traducir las damas jerigonzas que parlan el Alcorán macarrónico, con el laberinto de las ocho palabras", y la segunda en la "Dedicatoria": "[...] y siendo las dama de más arte (de Antonio) que se ha visto, más merlincocaiana que Merlín [...]".

En La Gatomaquia (1634), silva VII, vv. 130-144 Lope trata de las mentiras de las poetas y alude al terrible castigo de los diablos barberos ideado por Merlín para aquéllos al final del Baldus de las redd. T, C y V:

... si se perdiese la mentira,
Se hallaría en poéticos papeles,
Como se ve en Homero, describiendo
A la casta Penélope, que admira,
Por los amantes necios y crueles,
Tejiendo y destejiendo,
Sin dejarla dormir, de puro casta;
Y lo contrario para ejemplo basta,
Haciendo deshonesta
Virgilio a Dido Elisa por Eneas,
Como le riñe Ausonio;
Aunque logró tan falso testimonio,
Menos las aguas que pasó leteas,
Donde escribió Merlín con cuáles iras
Castigan al poeta sus mentiras10.

En uno de los sonetos que Lope publicó bajo el nombre del licenciado Tomé de Burguillos justifica la humildad y rareza de su nuevo estilo cómico y burlesco, diciendo que sigue el ejemplo de Merlín Cocayo, quien, al no poder alcanzar las altas cimas de la poesía clásica, probó la poesía macarrónica:

Señor Lope, este mundo todo es temas,
Quantos en él son fratres, son orates;
Mis Musas andarán con alpargates,
Que los cothurnos son para supremas:
Gasten espliegos, gasten alhuzemas,
Perfúmenlas con ámbar los magnates;
Mi humor escriva siempre disparates,
Y buen provecho os hagan los poemas.
Merlín Cocayo vió que no podía
De los latinos ser el siempre augusto,
Y escriuió macarrónica poesía.
Lo mismo intento, no tomeis disgusto;
Que Iuana no estudiò philosophía,
Y no ay Mecenas como el propio gusto11.

Sin embargo, esto no obsta para que Lope tuviera a Folengo en una altísima estima, como se comprueba en su epístola A don Francisco de Herrera Maldonado, donde afirma que no puede aspirar a ser Merlín quien no ha sido antes Virgilio, afirmación que Eugenio Mele interpreta en el sentido de que sólo un verdadero poeta puede cultivar la poesía macarrónica:

Declárase quién sabe, y quién no sabe;
No emprenda ser Merlín, si no es Virgilio,
¿De que sirven las jarcias, si no hay nave?12

La obra macarrónica de Folengo fue puesta, como se ha señalado, en el Índice por Clemente VII en 159613. En tiempos de Felipe IV, el inquisidor español Antonio Zapata indicaba con una cierta precisión -y magnaminidad frente a la condena absoluta de la Inquisición romana- los cortes necesarios para que su lectura fuera permitida:

"Macarronicorum opus permittitur, si tamen Macarronice septima tota deleatur. = Et ex 24. In Tesiphone, post illa verba, Aconita Triacas, expungantur reliqua usque ad quid referam quantas. = Locos praeterea liberiores, qui quomodolibet in rerum sacrarum contemptum vergere possunt, docti piique Lectoris arbitrio delendos remittimus"14.

El título de la obra, Macarronicorum opus, nos indica que lo que tuvo Zapata bajo su vista es algún ejemplar de la red. T, que se confirma como la más divulgada e influyente en nuestro país. El inquisidor propone la supresión completa de Baldus T VII, novedad absoluta respecto a la red. P, y que contenía acerbas críticas a la proliferación interesada de frailes en detrimento de las verdaderas vocaciones, y burlescos y expresionistas retratos de eclesiásticos licenciosos e indignos como los pícaros frailes de la Motella y Prae Iacopinus, execrable párroco de Cipada y cómplice de Cíngar en la fechoría del falso cuchillo de San Bartolomé15. Del Baldus T XXV (aunque menciona erróneamente el lib. XXIV) Zapata indica la supresión de parte del discurso de la furia Tisífone ante sus congéneres infernales (vv. 12-50) en el que expone sus progresos en la lucha contra la Iglesia. Folengo usaba de este expediente (tal como se había servido del parlamento de Cíngar en Baldus T VII) para formular en estos versos reconvenciones reformistas a la corrupción del papado y del clero con evidente ardor sermonista:

Id pompae ambitio facit exercere papalis.
Cernite quam laceram cauiatam uertice porto,
Quam spernazzaui per diuisam hactenus Vrbem.
Maxima Pontificum libertas maxima rerum est
Pernicies, si quando meam intromittere caudam
Possum, ne sanctis meritis nutuque Columbae
Ad sublime sui culmen moueantur honoris.
Tunc nos felices, tunc ingrassamur ab illo
Armento pingui, quem iam Crucifixus ab Orci
Faucibus erripuit, persumque reduxit ouilli;
Ius caedit, rapiuntur opes, Templique supelex,
Ambitio superat, Virtus depressa tenetur,
Viuitur ex uoto, sceleri succumbit honestas,
Nostra fremit rabies, nosterque solutus ab Orco
Per sacra liuor edax et Erinnys templa uagatur.
Errumpunt irae uerbosaque iurgia, lites,
Insidiae, frendensque odium, mens dedita curae
Vlciscendi, et quam lethali uulnere iacto!
Per me rastra sinunt multi, paleaeque galerum,
Accedunt templo, saturantur pane doloris,
Atque sacerdoti libamina sacra ferenti
Obsequium toties prestant, totiesque ministr<i>
Votiuas caerae faculas altaria circum,
Donec defuncto domino succedere possint,
Debile sub uasto sed languet pondere corpus;
Nam torpore sui per me delubra patescunt
Semiruinatis muris, altaria squallent,
Vndique propatulas demittit aranea telas,
Puluere sordescit pauimentum, nudus et alto
Namque crucis ligno suus ille pependit Iesus,
Sic nullo tectas uelamine cernitis aras.
Iugera lata ferunt fruges, augentque quotannis
Diuitias, implent cellaria munere Bachi,
Grandia tum donis cereatibus hordea complent,
Non ut succurrant inopi, non pane carenti,
Non ut subueniant uiduis miseroque pupillo,
Non ut larga manus circum diuina monetam
Expendet, calicesque aeris transmutet in aurum:
Sideribus tantum cura est aequare palazzos16.

No tenemos constancia de actividad propiamente macarrónica en las academias poéticas del siglo XVII17. En un vejamen de en torno a 1640 Jerónimo de Cáncer Velasco alude jocosamente a la macarronea del Licenciado Lobera:

Apenas pasaron estos, cuando ví junto a mí al licenciado Lobera, y antes que yo le hablase palabra me dijo: "No extrañe vuesamerced el verme solo, porque nadie sigue el camino que yo sigo -¿Qué puesto lleva vuesamerced en esta ocasión", le pregunté? Y él me dijo que iba por espía doble a entrarse entre los poetas italianos y tomar noticia de todos: "Vuesamerced lleva un oficio muy peligroso, le respondí yo, y es imposible que dejen de conocelle y prendelle; y su mayor peligro es su macarronea, y la razón de esto la verá en esta redondilla:

Con la italiana nación
Arriesgado le confieso;
Que se la han de armar con queso
En viendo que es macarron"18.

Del último año del siglo (1700) conservamos una anónima macarronea, conmemorativa de la entrada en Sevilla de dos Grandes, que presenta las peculiaridades sobresalientes de presentar una doble redacción (= PM1 y PM2), y de representar la primera aplicación conocida del género macarrónico a la crónica costumbrista.








Ilustración: retrato de José de Villaviciosa, autor de la Mosquea.



1 Cf. A. MOMIGLIANO, "La critica...", p. 200.
2 Cf. E. R. CURTIUS, La littérature..., p. 470 (cap. XV).
3 Cf. Historia de la Orden de San Gerónimo, ed. de Juan Catalina García, Madrid 1909, II, p. 636 cit. por F. MÁRQUEZ, o.c., pp. 279-280. El me legat quisquis legit omnia que cita fr. José es parte del v. 5 ("Me legat amussim quisquis legit omnia, quisquis / scit quia fert aliquid lectio quaeque boni") del "Prohoemiunculum" a la Zanitonella T, luego suprimido en las siguientes redd. (cf. ed. Zaggia p. 57). La red. T se nos presenta como la red. que configura la imagen de Folengo en nuestro país. Sobre la comparación con Esopo cf. glosa autógrafa a otios. 313.
4 Cf. E. R. CURTIUS, o.c., pp. 418-421 (cap. XIV).
5 Cf. A. MOMIGLIANO, o.c., pp. 177-178: "Anche volendo ripudiare la vecchia ed unilaterale concezione di una rinascenza dominata con assoluta tirannide da gusti classici e da manie imitatrici, non si può non riconoscere che l'opera di Merlin Cocai non era certo in armonia con le tendenze più forti dell'ambiente. Ne derivò che le sue maccheronee furono lette con un'ammirazione istintiva ma non riflessa, in virtù dell'arte che si fa apprezzare anche da chi teoricamente sia traviato da pregiudizî: ma la critica, quasi tutta aristotelica, tacque, dimentica o impacciata; e nel suo secolo il Baldus non trovò nemmeno un critico titolato che lo degnasse di un serio esame. È notevole che nessuno lo ricordò per censurarlo: evidentemente quel poema era fuori del campo della critica [...] Venne la riforma catolica, e il libro aspramente anticlericale fu messo all'indice. Ma nel Seicento, che anche in questo piccolo particolare prelude lontanamente al romanticismo, ecco qua e là qualche critico bizzarro, vago di novità, erudito, accennare, al Baldus, e in Italia e fuori rinnovarsi la voga della poesia maccheronica".
6 Cf. F. MÁRQUEZ, o.c., p. 281.
7 Cf. J. P. WICKERSHAM CRAWFORD, "Teofilo Folengo's Moschaea and José de Villaviciosa's La Mosquea", Publications of the Modern Language Association of America, XXVII, 1912, pp. 78-79, 83.
8 Cf. A. TOMILLO - C. PÉREZ PASTOR, Proceso de Lope de Vega por libelos contra unos cómicos, Madrid, 1901 cit. por F. MÁRQUEZ, p. 278 n. 27: "No se conserva el texto de la sátira, que comenzaba con los versos: "Vidente Ordóñez amico / Et cantare pares et respondere parati" (p. 140). Pero se sabe por el proceso que "era toda ella una invectiva procaz y desvergonzada contra el dicho doctor Velázquez acusándole de insipiente, que como hijo de representante no debía ejercer la abogacía, y aconsejándole que no tenía necesidad de trabajar porque su hermana Elena ganaba para todos" (p. 141). Otro verso de la misma sátira rezaba: "Qui bonis verbis solet trunkare ropillas" (p. 54)".
9 Cit. por F. MÁRQUEZ, p. 277.
10 Cit. por EUGENIO MELE, "Lope de Vega, Merlin Cocai e Luciano", GSLI, CXII, 1938, p. 323.
11 Cit. por E. MELE, o.c., pp. 326-327.
12 Cf. ib., p. 327: "Nella Dorotea (ediz. DE CASTRO, A. IV, sc. III, p. 214), Julio, dopo aver letto il son. Burlesco contro il cultismo (Pullulando de culto, Claudio amigo), dice: "Yo he leído y considerado esta bizarra macarronica: ¡mal año para Merlin Cocayo!".
13 Véase entrada enlazada n. 16.
14 Cf. Novus Index librorum prohibitorum et expurgatorum; editus auctoritate et iussu Eminentmi ac Reverenmi D. ANTONII ZAPATA, p. 761 cit. por A. MOMIGLIANO, o.c., p. 187 n. 2, quien afirma tener bajo su vista un ejemplar sin fecha, pero que se deducía del contexto que no debió ser impreso antes de 1631.
15 Cf. Véase entrada enlazada nota 2.
16 "Hace pasar la ambición de la pompa papal estas cosas: / Ved en mi testa cuán lacerado el pelo que llevo, / que enmarañé por entre la Urbe hasta hoy enfrentada. / De los pontífices máximo arbitrio es el máximo germen / de perdición, si a veces meter la mano me es dado, / conque ni santas virtudes ni venia de la Paloma / de su honor a la cumbre sublime puedan llevarlos. / Entonces afortunados, entonces nos llena de grasa / el gordo rebaño que el Crucificado ya de infernales / fauces libró, y al redil devolvió su oveja perdida. / Fallan las leyes, roban riquezas y enseres del Templo; / vence Ambición, la Virtud en la cárcel presa se encuentra. / Viven del voto, la honradez al crimen sucumbe. / Nuestra rabia rechina, y nuestra librada del Orco / envidia voraz y Erinnis vagan por templos sagrados. / Iras se desencadenan, disputas prolijas y quejas, / intrigas, odio furioso, mente entregada a la idea / de asesinar, ¡y con cuán letal herida se cumple!. / Dejan muchos la azada por mí, y de paja el sombrero; / llegan al templo, del pan del dolor se llenan la panza, / y al sacerdote que porta la libación sacrosanta / tantas veces ofrecen servicio, tantas, acólitos, / de los altares en torno velitas votivas de cera, / hasta que puedan por fin suceder al amo difunto, / pero flaquea débil su cuerpo bajo gran peso; / por su desidia, de hecho, consigo que iglesias presenten / semiarruinados sus muros y altares desaliñados; / telas teje la araña doquiera a la vista de todos, / sucio de polvo el suelo, pues que desnudo y en alto / madero de cruz su Jesús venerable quedara colgado; / de tal manera, no veis cubiertas de lienzos las aras. / Amplias yugadas producen fruto y aumentan por años / su hacienda, llenan de don de Baco sus alacenas, / colman entonces de cereales sus vastos graneros, / no por socorrer al inope, al que de pan tiene falta, / no por ayudar a viudas, y al necesitado pupilo, / no por que pródiga mano un duro en cosas del culto / gaste, y convierta en oro los cálices hechos de bronce: / sólo es su afán igualar sus palacios con las estrellas". El texto macarrónico que ofrecemos es el de T3, al que se han incorporado las lecturas del errata-corrige de la red. T para este fragmento reproducidas por Zaggia, p. 587.
17 Sobre las tales cf. JOSÉ SÁNCHEZ, Academias literarias del Siglo de Oro español, Madrid 1961, y Mª SOLEDAD CARRASCO URGOITI, "Notas sobre el vejamen de Academia en la segunda mitad del siglo XVII", Revista Hispánica Moderna, XXXI, 1965, pp. 97-111. Bajo el título de "macarronea grossa" A. TORRES-ALCALÁ, "Verbi gratia": los escritores macarrónicos de España, Porrúa Turanzas, Madrid 1984 reproduce dos composiciones integradas en ediciones de Academias de la segunda mitad del siglo. Pero, a pesar de la presencia de macarronismos, son poemas escritos en un lenguaje híbrido no macarrónico y en esquema métrico vulgar (cf. Introd. Gen. I. 1); por otra parte, versos como "Et et lastima necarle", "numquam salieron de valde", del primer poema, o "Tole, tole de delante / tuam figuram, y piensa, / que estoy atemorizatus / tantum de mirarte cerca" del segundo, están muy lejos del Humanismo que se encuentra en la base de la auténtica macarronea, nombre que sí merece el poema citado de López de Úbeda, que Torres-Alcalá (p. 101) incluye, absurdamente, bajo el mismo epígrafe que los dos mencionados: "Si he agrupado este poema [i. e. Marq.] con los dos anteriores es porque falla en la métrica cuantitativa, que sólo imita de oído [!] y que está lejos de ajustarse a los cánones del macarrónico folenguiano".

18 Reproducido por J. SÁNCHEZ, o.c., pp. 94-95.

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