Nápoles, Roma, Milán y Génova, Marcos,
El Gran Capitán1,
el rey francés muchas veces rogaban
Que fuera su soldado; ahora de hambre morimos
En nuestra tierra, si lícito es creerlo debido”. 70
“¡Oh, mísera España!” gritando quiebra ya las estrellas
Otro, y, humilde, sólo mil ducados demanda,
Con su saber, sus consejos, y sus propios ducados,
-Quizás también éste solo tramó las Comunidades- 75
Y ya que no le creen, gritos manda a las nubes,
Blasfema del Rey, de todos los flamencos4
reniega.
Otro a su costa dijo haber pagado soldados,
Al servicio del Rey luchando de día y de noche.
Y este borracho tirado bocarriba en su antro 80
Callando asechaba por si trincar pudiera unas villas,
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1
En la línea anterior (beatus) Marcus parece
sinécdoque por Venecia (M1 ofrece la lectura Mantue),
por lo que hemos puesto coma al final del verso, para aislar
claramente Marcus de la mención de Gonzalo Fernández de
Córdoba, llamado El Gran Capitán (1453-1515).
2
Se conoció como Junta Santa a la reunión de las ciudades
rebeldes.
3
Juan de Padilla (1484-1521). Fue nombrado capitán general de los
comuneros por la Junta Santa de Ávila en 1520. Derrotado en
Villalar (23 de abril de 1521), fue hecho prisionero, y ejecutado
junto con Bravo y Maldonado.
4
El lexema de este macarronismo procede del neerl. flaming
'natural de Flandes' (y concretamente los poderosamente presentes en
la corte de Carlos V), ya que no aparece documentado ningún esp.
*flamingo (cf. Corom. s.v. 'flamenco'). Este “ardoroso”
partidario del bando imperial acaba cayendo en las mismas críticas
a los extranjeros acaparadores de cargos de la corte real que
caracterizaban parte de las reivindicaciones comuneras.
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