Ser presidente espera, reniega otro en claro deseo,
Éste sin gualdrapas y aquél sobre ancas ajenas1.
Sorpréndete ver a ninguno contento y ninguno pagado,
Máxime los magnates del reino, y sus grandes
señores2. 25
Estos cambios te dan un gran dolor de cabeza.
¡Oh mamarrón, mamarrón3!
tú tienes leche en los morros,
No gustas Musa sino teta, y siendo infantico
Parlas como el hermano que de mamar terminaba,
Y apenas las mantillas y fajas, que apenas las
pailas4 30
Y los pañalitos ha quitado de tiernas ancas,
Y las palabras "taita, mamá" dice con pucheritos.
Aunque en las nuestras con frecuencia aparece el Diablazo,
Y considerando que dicen que Príapo hay
Matihuelo5,
Si a éste le digo mamolo, no digas, te ruego, lo mismo, 35
Pues a fuerza de palos reventarían mis brazos,
________________________________
1
Cf. glosario s.v. ‘anca’.
3
Cf. glosario s.v. ‘mamarron’.
4
Cf. glosario s.v. ‘padella’.
5
Cuando Juan Gil en sus “Interpretaciones latinas...”, p. 196
comentaba el v. 34 de M2 editado por López de Toro
(“Vtque Matihuelas dicunt habere Priapum”) señalaba que “es
forzoso retocar el nombre en Matihuelus, esto es,
‘Matihuelo’, una especie de Príapo hispano del Siglo de Oro”.
En nota a un fragmento de la Visión deleitable publicada en
P. ALZIEU-R. JAMES-Y. LISSORGNES, Poesías eróticas del Siglo de
Oro, Tolouse 1975, p. 277 se trata del término: “El
Diccionario de Autoridades registra la palabra matigüelo
(dim. de Mateo, Matías), citando un texto de 1598: “Pronosticándole
que habia de vecer a Syria con la facilidad que suele el toro echar
a rodar el martigüelo (sic) de paja” (Fr. Cristóbal de
Fonseca, Tratado del amor de Dios). Desde luego el virtuoso
padre Fonseca no daría a esa palabra el mismo sentido que el autor
de la Visión deleitable; para él, como para Aut.,
Matihuelo era “lo mismo que el dominguillo”, es decir,
“un pelele en figura de soldado y lleno de paja, que solían poner
en la plaza para que el toro se cebara en él”. Es de suponer que
Matihuelo no tendría siempre la apariencia de un soldado y que,
alguna vez, la falta de habilidad o la bellaquería del artesano le
daría aspecto de tronco más bien que de ser humano, lo cual
provocaría las pullas y los chistes que contribuyeron a darle la
significación particular que tiene en nuestra poesía”.
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