Un
nuevo designio caracteriza también al Baldus
T, que, como se ha dicho, dobla el número de versos de la anterior
redacción. Los diecisiete libros del Baldus
P, "resumen pensado y escrito velozmente" en palabras de
Billanovich1,
aparecen desarrollados en esta nueva versión en veintidós libros,
en un texto articulado, con numerosas digresiones, amplificaciones,
adición de nuevos episodios y cambios de lugar2.
Los tres últimos libros, inéditos, completan, a su manera, el
proyecto literario del De
patria diabolorum
recogido en las Laudes
Merlini de la red.
P3.
El libro XXIII se abre con un exordio de tipo épico: a modo de
propositio,
el poeta expresa temor a que su navecita naufrague en las procelosas
aguas del Infierno, e invoca acto seguido a la musa Mafelina para que
le ayude en el difícil trance. Ya en la narratio,
Baldo y sus compañeros, tras destruir el reino de Culfora,
descienden, en busca del Infierno, durante siete días por una
corriente de agua hasta llegar a una campiña agitada por el viento y
las cenizas. Después de atravesar un bosque tenebroso, donde
comienzan a oír un enorme rumor de batir de palmas y ayes
lastimeros, llegan a una enorme puerta abierta sobre la que figura
una inscripción: Regia
Luciferi dicor, bandita tenetur / chors hic, intrandi datur omnibus
ampla potestas
("Reino de Lucifer soy llamado, se halla bendita / gente aquí,
de entrar a todos se da amplia licencia"). Fracasso, riendo,
propone entrar, diciendo que quizás no puedan regresar4.
Hallan inmediatamente la taberna de Griffarosto, en la que éste
obliga a los precitos a comer inmundicias. Ante la pretensión de
hacer lo mismo con los recién llegados, Baldo reduce a puñetazos a
este diablo, y marchan de seguido a orillas del Aqueronte donde miles
de almas esperan ser embarcadas por Caronte. Yendo a aliviar el
vientre, Cíngar encuentra un joven viviente exánime, al que
reanima, ante la fetidez de las aguas, con su orín. Éste resulta
ser Cingarino, uno de los hijos de Baldo, que, tras ser repudiado por
su madre Berta, nuevamente casada, partió con su hermano Marcelino a
recorrer el mundo en busca de su padre; llegados finalmente al
Infierno, Caronte aceptó pasar primero a Marcelino, pero no volvió
a por Cingarino. Éste y Cíngar, se unen a Baldo, quien increpa al
divisado Caronte para que los pase al otro lado, pero éste no le oye
por el estruendo que provocan las almas circunstantes (XXIII). El
diablo barquero se niega a pasarles y da media vuelta; entonces,
Fracasso, de un salto, cruza el río, revolea a Caronte, y usa su
barca para transportar a sus amigos. En la otra orilla, encuentran a
Marcelino perseguido por la furia Megera; ésta se introduce entre
los compañeros de Baldo y hace que se enfrenten entre ellos. Baldo,
incapaz de calmarlos, persigue a la furia un largo trecho, hasta
llegar a un tétrico palacio, donde encuentra reunido un horrendo
senado, presidido por la Ambición, flanqueada de la Discordia, la
Impiedad, el Luto, el Miedo, la Rabia, la Injuria y el Estupro
(XXIV). En dicho senado, las Euménides disputan sobre sus méritos:
Tisífone, orgullosa, se atribuye la corrupción papal y la
decadencia de la Iglesia; Alecto afirma la superioridad de su maldad
por haber parido dos hijos, Gibilino y Gelfo, que azotan, con sus
discordias, las ciudades de Italia, con la excepción de Mantua y
Cipada; Megera, finalmente, dice haber enfrentado a Cipada en las
personas de los compañeros de Baldo. Sin poder soportarlo, Baldo
irrumpe, espada en mano, en el senado, que se desvanece en el acto.
Acto seguido, se le aparece el benéfico mago Serraffo que trae a sus
compañeros, a los que ha logrado apaciguar. Todos juntos, después,
prosiguen su camino; Cíngar, mientras contaba a Falquetto el libro
sexto de la Eneida, pierde el habla y su mente comienza a divagar sin
sentido, hecho que ocurre de continuo a todos los expedicionarios
menos a Baldo, quien desespera al observar, además, que la tierra
desaparece bajo sus pies y que flotan en el aire. De tal suerte
llegan a la mansión de la Fantasía (domus
Phantasiae), donde
habitan las reglas gramaticales, los argumentos de la dialéctica,
las bobadas sofistas y las mentiras de los poetas. Estas fantasías
asaltan como moscas el cerebro de los amigos, que empiezan a disputar
al modo escolástico. Repentinamente, todo cesa, y vuelven, medio
transtornados, al lugar donde comenzó el desvarío, transformado
ahora en un fragante y músico prado, lleno de hermosas damas, que
incitan a Baldo y sus compañeros. Pero de pronto el lugar ameno se
transforma en un desolado paisaje infernal donde son atormentadas las
almas de los lujuriosos. Deseosos de salir, los precitos les informan
que deben buscar para ello al juez Minos. Tras domar a porrazos a
Cérbero, los compañeros entran en una gruta, en la que encuentran
un bufón, que les guía hasta una gigantesca calabaza (zucca)
donde hallan las almas de lógicos enloquecidos, de filósofos y de
poetas mendaces, a los que tres mil diablos les arrancan cada día
tantos dientes cuantas mentiras escribieron. El autor entona entonces
unas Vergilij
Laudes, en las que
se afirma la superioridad de éste -y de Dante y Petrarca- sobre una
serie de autores modernos, latinos y vulgares, como Spagnoli,
Pontano, Sannazaro, Marullo, Bembo, Tebaldeo, Panfilo Sasso y
Serafino Aquilano; la obra se cierra con una conclusio
que expone el destino del propio Merlín Cocayo:
Nec
Merlinus ego, laus, gloria, fama Cipadae,
Quamuis fautrices habui Tognamque Gosamque,
Quamuis impleui totum macaronibus orbem,
Quamuis promerui Baldi cantare bataias,
Non tamen altiloquis Tiphi Caroloque futuris
Par ero, nec dignus sibi descalzare stiuallos.
Non tamen hanc zuccam potui schifare decentem,
In qua me tantos opus est perdere dentes,
Quantos Roma uiros nunc optinet inclita sanctos,
Relligiosorum mores quot habentur honesti,
Quot ve forum iusta doctores lege gubernant,
Quot diuas habitat matronas integra Pallas,
Denique quot sanctae gentes urbesque Romagnae,
Aut Lombardiae, Toscanae, aut totius orbis.
Tange peroptatum, nauis mea straccula, portum;
Tange, quod ammisi longinqua per aequora remos;
Immo probos uitae mores, breue tempus, et annos
Scripsimus; ad ueniam propero si scripsimus ulla
Forsitan auditu male consona, parcite, quaeso;
Et iam confectus senio, terraeque recuruus
Corpore
destituor, vitae quoque caedo, ualete5.
(Baldus
T XXV 586-606).
Dentro
de la tradición de la Batracomiomachia
pseudo-homérica se sitúa la Moschaea6,
obrita inédita que en esta su primera versión alcanza los 1242
versos en forma de dísticos elegíacos, distribuidos en tres libros
precedidos de un prólogo latino también en dísticos elegíacos. El
poemita heroicocómico, o mejor 'zooépico' como lo denomina Zaggia7,
narra la cruenta guerra librada entre las moscas y las hormigas con
sus respectivos aliados, siempre dentro del ámbito entomológico;
alternan las proezas de los campeadores de los dos bandos, hasta la
conclusión de la obra con la caída de Moschaea,
la capital de las moscas, y la victoria de las hormigas.
La
comicidad de la obra radica en la aplicación de la ilustre panoplia
retórica de la tradición épica al universo microscópico de los
insectos; por otra parte, el macarroneo de Moschaea,
más convencional, no está basado en el sustrato rústico-dialectal
tan presente en la Zanitonella
y en parte del Baldus.
La parodia en la Moschaea
tiene el carácter de homenaje a una gloriosa tradición, y de lusus
virtuosista realizado sobre modelos de autoridad indiscutible8.
La
obra obtuvo un enorme éxito hasta el siglo XIX, debido a su
(relativa) convencionalidad, superando en estimación al propio
Baldus.
Prueba de ellos son numerosas traducciones y reelaboraciones9,
como la Mosquea
del español José de Villaviciosa (1615), basada en la versión de
la red. T, como demostraremos más adelante10.
El
Libellus epistolarum
et epigrammatum ad varias personas directarum
está concebido como un apéndice del Baldus,
uso característico de la tradición literaria caballeresca, como lo
atestigua el mismo prólogo de la primera parte del Quijote. Consta
de tres epístolas y de siete epigramas, todos en dísticos
elegíacos, que contienen referencias al Baldus
y a sus personajes11.
1
Cit. por S. ISELLA BRUSAMOLINO, "Superficie grafica e strati
linguistici nel Baldus del Folengo: un esempio", Atti
Convegno 1991, p. 195.
2
Ofrecemos a continuación una correspondencia esquemática y general
de los libros del Baldus P con los del Baldus T. Entre
paréntesis se sitúa el libro correspondiente de la red. T, y entre
corchetes los episodios totalmente inéditos de dicha redacción: I
(II) - II (II) - III (III) - IV (IV) - V (V [+ burla y humillación
de Tognazzo por parte de Cíngar, quien le hace creer que lo ama
Berta, vv. 1-496] 497-636, VI 1-225 [+ nueva estafa de Cíngar a
Zambelo, disfrazado de judío, vv. 226-541] [+ VII Los desaprensivos
frailes de Motella engañan a Zambelo, robándole su vaca Quiarina,
de la que no dejan ni los huesos. Vida y costumbres del disoluto
cura Jacopino, cómplice de Cíngar]) - VI (VIII, IX 1-167) - VII
(IX 168-499) - VIII (X) - IX (XI, XII 1-304 [+ llegada a una islita
donde encuentran a Manto como guardiana de la tumba de Federico
Gonzaga, vv. 305-504]) - X (XIII, XIV) - XI (XV) - XII (XVI) - XIII
(XVII) - XIV (XVIII) - XV (XIX, XX 1-353) - XVI (XX 354-724) - XVII
(XX 725-889, XXI [ + crecimiento desmesurado de la nariz de Cíngar,
subsanado por el mago Serraffo, vv. 80-233 ] [ + encuentro con Luca
Filipo, falso tabernero del Cielo, arruinado por la falta de
clientes, vv. 405-492; los compañeros de Baldo desaparecen, y éste
penetra en el palacio de Culfora donde descubre las siniestras
ocupaciones de innumerables brujas, vv. 493-663; Culfora convierte
en animales a los compañeros de Baldo, a los que devuelve a su
forma original finalmente Serraffo, vv. 664-806] XII).
3
La idea inicial de cinco libros queda
reducida a tres en las Laudes Merlini T, donde desaparece
también el título De patria diabolorum (cf. T3
p. 13: "Huius nostri vatis Merlini aliquod querebamus indicium,
qui de stancijs diabolorum quinque libros composuerat";
ib. p. 14: "Ego itaque propriam ad patriam retornatus,
non audebam formidine quadam aperire capsulam illam, qua Baldense
poema, et tres libros de inferno posueram, simul cum Moschaea et
Zanitonella"). Rabelais menciona dos veces en su obra el De
patria diabolorum como obra de Merlín Cocayo. Sobre la
reconocida influencia de Folengo en Rabelais y su bibliografía cf.
C. CORDIÉ, "Sulla fortuna di Teofilo Folengo in Francia e in
particolare sull'"Histoire maccaronique de Merlin Coccaie,
prototype de Rablais"", Atti Convegno 1977, pp.
304-305, y más recientemente L. LAZZERINI, "Aux origines...",
pp. 27-30, "Da quell'arzillo pulpito...", pp. 121-126, y
M. JEANNERET, "Ma patrie est une citrouille...",y "Latin
de cuisine..." passim. Marcel Tetel (cf. "Rabelais
et Folengo. De patria Diabolorum", en J. CÉARD -J. C.
MARGOLIN (edd.), Rabelais en son demi-millénaire. Actes du
Colloque international de Tours (24-29 septembre 1986), Droz,
Genève 1988 ("Travaux d'Humanisme et Renaissance, CCXXV =
"Études Rabelaisiennes", XXI), pp. 208-311), que no
parece conocer la red. P, piensa que el título De patria
diabolorum es una invención de Rabelais para referirse a la
obra de Folengo. Dichas citas rabelesianas parecen confirmar, al
contrario, la suposición de E. Bonora de que Rabelais conoció
dicha redacción (cf. Le Maccheronee..., p. 37).
4
La parodia dantesca -parodia reverencial- no puede ser más
evidente, cf.: Inf. III, 1-10, 22-30: "POR MÍ SE VA A
LA CIUDAD DOLIENTE, / POR MÍ SE VA AL ETERNAL DOLOR, / POR MÍ SE
VA CON LA PERDIDA GENTE. / FUE LA JUSTICIA QUIEN MOVIÓ A MI AUTOR.
/ EL DIVINO PODER SE UNIÓ AL CREARME / CON EL SUMO SABER Y EL PRIMO
AMOR. / EN EDAD SÓLO PUEDE AVENTAJARME / LO ETERNO, MAS ETERNAMENTE
DURO. / PERDED TODA ESPERANZA AL TRASPASARME". / Estas palabras
de color oscuro / vi escritas en lo alto de una puerta / [...] /
Llantos, suspiros y ayes escuché / resonando en el aire sin
estrellas / y por eso a llorar allí empecé. / Distintas lenguas,
hórridas querellas, / palabras de dolor, de airado acento, / voces
altas y roncas y, con ellas, / un manotear, formaban un violento /
tumulto, en aquel céfiro manchado, / como de arena que levanta el
viento" (de la trad. excepcional de Ángel Crespo). Sobre la
presencia de Dante en la obra folenguiana y su bibliografía cf. E.
FACCIOLI, "Dante nel Folengo", Atti Convegno 1977,
pp. 136-143 y C. F. GOFFIS, "Il dantismo eterodosso del
Baldus", en AA. VV. Miscellanea di studi danteschi in
memoria di Silvio Pasquazi, 2 vol., Federico & Ardia, Napoli
1993, vol. I, pp. 407-422. Faccioli observa que Dante es tenido como
enseña de una posición plurilingüista y como modelo básico para
la narración de una bajada a los infiernos con un relativo
repertorio onomástico e iconográfico, y préstamos como las
invectivas contra la corrupción del clero, la condenación de las
luchas fraticidas de la Italia de su tiempo y otros apuntes menores
o incidentales; a esta influencia dantesca se sobrepone, no
obstante, la continuidad del discurso caballeresco, con su
mentalidad agonal y sus motivos hiperbólicos y bufos, que no puede
hacer de Baldo un peregrino del espíritu, como el Dante de la
Commedia. Goffis, por su parte, expone las diferencias entre
los dos modelos infernales: "El infierno de Folengo no es
didascálico, como el de Dante, sino operativo: no lugar de
justicia, sino de preparación de los hechizos y tentaciones; es
patria diabolorum. No resulta visitado por un peregrino con
fines de edificación: por el contrario, es agredido por personajes
dotados de particular carisma para destruirlo. La ultratumba, como
lugar de punición, es apenas bosquejado, y el infierno queda como
un elemento inserto en la sociedad humana: trascendental, pero, en
cierto modo, imagen deformada de nuestra vida religiosa" (p.
413).
5
"Ni yo Merlín, galardón, orgullo y prez de Cipada, / aunque a
Togna y a Gosa tuve como fautoras, / aunque todo el orbe llené de
mis macarrones, / aunque tuve el honor de cantar las batallas de
Baldo, / no, empero, a los altilocuentes Tifi y Carolo futuros / par
seré, ni digno de descalzarles las botas, / no, empero, pude
escapar de tal calabaza debida, / en la cual me es preciso ya perder
tantos dientes, / cuantos santos varones estan ya en la ínclita
Roma, / cuantas costumbres repútanse honestas en los religiosos, /
cuantos doctores otorgan justicia con leyes fundadas, / cuantas
divinas matronas habita la íntegra Palas, / cuantos [quod en
T3], en fin, santos pueblos y urbes de la Romaña, / de
Lombardía, de la Toscana, o de todo el orbe. / Toca el puerto
añorado, barquita mía agotada, / toca, porque perdí los remos en
mares lejanos; / sí, de la vida las buenas costumbres, lo breve y
sus años / hemos escrito: pido disculpas si algo escribimos / mal
sonante al oído quizás; perdonad, os lo ruego. / Ya llegádome ha
la vejez, y encorvado hacia tierra / pierdo el vigor de mi cuerpo, y
adiós, pues mi vida se acaba". Tras reconocer implícitamente
su inferioridad respecto al Virgilio de las laudes (ya en
Baldus T III 500-503 se colocaba como campeón de la leuitas
frente a Virgilio como campeón de la grauitas: "Mantua
Vergilio gaudet, Verona Catullo, / Danthe suo florens urbs Tusca,
Cipada Cocaio. / Dicor ego superans alios leuitate poetas, / Vt Maro
medesimos superat grauitate poetas".), Merlín se presenta,
irónicamente, como precedente de Tifi Odassi y de un no bien
precisado Carolo (sobre su presunta identificación con el Corrado
de la Tosontea cf. I. PACCAGNELLA, "Le macaronee a
Padova...", p. 268 y "Le Macaronee padovane...", p.
34), y como inferior a ellos. El poeta acaba su itinerario en la
zucca de los diablos dentistas, aunque la comparación que
establece el número de dientes que debe perder es claramente
antifrástica, y expresa indulgencia hacia sí mismo y su ars
macaronica, al tiempo que ataca diversos estamentos sociales.
6
Sobre sus precedentes literarios y fuentes cf. ed. Zaggia pp.
297-302
7
cf. ib. p. 297.
8
Cf. ib. pp. 302-303
9
cf. ib. p. 303
10 En las entradas que dedicaré a la macarronea española.
11
cf. ib. pp. 463-464
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