sábado, 6 de septiembre de 2014

LA REDACCIÓN TOSCOLANENSE DE LAS MACARRONEAS FOLENGUIANAS (IV)




Un nuevo designio caracteriza también al Baldus T, que, como se ha dicho, dobla el número de versos de la anterior redacción. Los diecisiete libros del Baldus P, "resumen pensado y escrito velozmente" en palabras de Billanovich1, aparecen desarrollados en esta nueva versión en veintidós libros, en un texto articulado, con numerosas digresiones, amplificaciones, adición de nuevos episodios y cambios de lugar2. Los tres últimos libros, inéditos, completan, a su manera, el proyecto literario del De patria diabolorum recogido en las Laudes Merlini de la red. P3. El libro XXIII se abre con un exordio de tipo épico: a modo de propositio, el poeta expresa temor a que su navecita naufrague en las procelosas aguas del Infierno, e invoca acto seguido a la musa Mafelina para que le ayude en el difícil trance. Ya en la narratio, Baldo y sus compañeros, tras destruir el reino de Culfora, descienden, en busca del Infierno, durante siete días por una corriente de agua hasta llegar a una campiña agitada por el viento y las cenizas. Después de atravesar un bosque tenebroso, donde comienzan a oír un enorme rumor de batir de palmas y ayes lastimeros, llegan a una enorme puerta abierta sobre la que figura una inscripción: Regia Luciferi dicor, bandita tenetur / chors hic, intrandi datur omnibus ampla potestas ("Reino de Lucifer soy llamado, se halla bendita / gente aquí, de entrar a todos se da amplia licencia"). Fracasso, riendo, propone entrar, diciendo que quizás no puedan regresar4. Hallan inmediatamente la taberna de Griffarosto, en la que éste obliga a los precitos a comer inmundicias. Ante la pretensión de hacer lo mismo con los recién llegados, Baldo reduce a puñetazos a este diablo, y marchan de seguido a orillas del Aqueronte donde miles de almas esperan ser embarcadas por Caronte. Yendo a aliviar el vientre, Cíngar encuentra un joven viviente exánime, al que reanima, ante la fetidez de las aguas, con su orín. Éste resulta ser Cingarino, uno de los hijos de Baldo, que, tras ser repudiado por su madre Berta, nuevamente casada, partió con su hermano Marcelino a recorrer el mundo en busca de su padre; llegados finalmente al Infierno, Caronte aceptó pasar primero a Marcelino, pero no volvió a por Cingarino. Éste y Cíngar, se unen a Baldo, quien increpa al divisado Caronte para que los pase al otro lado, pero éste no le oye por el estruendo que provocan las almas circunstantes (XXIII). El diablo barquero se niega a pasarles y da media vuelta; entonces, Fracasso, de un salto, cruza el río, revolea a Caronte, y usa su barca para transportar a sus amigos. En la otra orilla, encuentran a Marcelino perseguido por la furia Megera; ésta se introduce entre los compañeros de Baldo y hace que se enfrenten entre ellos. Baldo, incapaz de calmarlos, persigue a la furia un largo trecho, hasta llegar a un tétrico palacio, donde encuentra reunido un horrendo senado, presidido por la Ambición, flanqueada de la Discordia, la Impiedad, el Luto, el Miedo, la Rabia, la Injuria y el Estupro (XXIV). En dicho senado, las Euménides disputan sobre sus méritos: Tisífone, orgullosa, se atribuye la corrupción papal y la decadencia de la Iglesia; Alecto afirma la superioridad de su maldad por haber parido dos hijos, Gibilino y Gelfo, que azotan, con sus discordias, las ciudades de Italia, con la excepción de Mantua y Cipada; Megera, finalmente, dice haber enfrentado a Cipada en las personas de los compañeros de Baldo. Sin poder soportarlo, Baldo irrumpe, espada en mano, en el senado, que se desvanece en el acto. Acto seguido, se le aparece el benéfico mago Serraffo que trae a sus compañeros, a los que ha logrado apaciguar. Todos juntos, después, prosiguen su camino; Cíngar, mientras contaba a Falquetto el libro sexto de la Eneida, pierde el habla y su mente comienza a divagar sin sentido, hecho que ocurre de continuo a todos los expedicionarios menos a Baldo, quien desespera al observar, además, que la tierra desaparece bajo sus pies y que flotan en el aire. De tal suerte llegan a la mansión de la Fantasía (domus Phantasiae), donde habitan las reglas gramaticales, los argumentos de la dialéctica, las bobadas sofistas y las mentiras de los poetas. Estas fantasías asaltan como moscas el cerebro de los amigos, que empiezan a disputar al modo escolástico. Repentinamente, todo cesa, y vuelven, medio transtornados, al lugar donde comenzó el desvarío, transformado ahora en un fragante y músico prado, lleno de hermosas damas, que incitan a Baldo y sus compañeros. Pero de pronto el lugar ameno se transforma en un desolado paisaje infernal donde son atormentadas las almas de los lujuriosos. Deseosos de salir, los precitos les informan que deben buscar para ello al juez Minos. Tras domar a porrazos a Cérbero, los compañeros entran en una gruta, en la que encuentran un bufón, que les guía hasta una gigantesca calabaza (zucca) donde hallan las almas de lógicos enloquecidos, de filósofos y de poetas mendaces, a los que tres mil diablos les arrancan cada día tantos dientes cuantas mentiras escribieron. El autor entona entonces unas Vergilij Laudes, en las que se afirma la superioridad de éste -y de Dante y Petrarca- sobre una serie de autores modernos, latinos y vulgares, como Spagnoli, Pontano, Sannazaro, Marullo, Bembo, Tebaldeo, Panfilo Sasso y Serafino Aquilano; la obra se cierra con una conclusio que expone el destino del propio Merlín Cocayo:

Nec Merlinus ego, laus, gloria, fama Cipadae,
Quamuis fautrices habui Tognamque Gosamque,
Quamuis impleui totum macaronibus orbem,
Quamuis promerui Baldi cantare bataias,
Non tamen altiloquis Tiphi Caroloque futuris
Par ero, nec dignus sibi descalzare stiuallos.
Non tamen hanc zuccam potui schifare decentem,
In qua me tantos opus est perdere dentes,
Quantos Roma uiros nunc optinet inclita sanctos,
Relligiosorum mores quot habentur honesti,
Quot ve forum iusta doctores lege gubernant,
Quot diuas habitat matronas integra Pallas,
Denique quot sanctae gentes urbesque Romagnae,
Aut Lombardiae, Toscanae, aut totius orbis.
Tange peroptatum, nauis mea straccula, portum;
Tange, quod ammisi longinqua per aequora remos;
Immo probos uitae mores, breue tempus, et annos
Scripsimus; ad ueniam propero si scripsimus ulla
Forsitan auditu male consona, parcite, quaeso;
Et iam confectus senio, terraeque recuruus
Corpore destituor, vitae quoque caedo, ualete5.
(Baldus T XXV 586-606).

Dentro de la tradición de la Batracomiomachia pseudo-homérica se sitúa la Moschaea6, obrita inédita que en esta su primera versión alcanza los 1242 versos en forma de dísticos elegíacos, distribuidos en tres libros precedidos de un prólogo latino también en dísticos elegíacos. El poemita heroicocómico, o mejor 'zooépico' como lo denomina Zaggia7, narra la cruenta guerra librada entre las moscas y las hormigas con sus respectivos aliados, siempre dentro del ámbito entomológico; alternan las proezas de los campeadores de los dos bandos, hasta la conclusión de la obra con la caída de Moschaea, la capital de las moscas, y la victoria de las hormigas.

La comicidad de la obra radica en la aplicación de la ilustre panoplia retórica de la tradición épica al universo microscópico de los insectos; por otra parte, el macarroneo de Moschaea, más convencional, no está basado en el sustrato rústico-dialectal tan presente en la Zanitonella y en parte del Baldus. La parodia en la Moschaea tiene el carácter de homenaje a una gloriosa tradición, y de lusus virtuosista realizado sobre modelos de autoridad indiscutible8.

La obra obtuvo un enorme éxito hasta el siglo XIX, debido a su (relativa) convencionalidad, superando en estimación al propio Baldus. Prueba de ellos son numerosas traducciones y reelaboraciones9, como la Mosquea del español José de Villaviciosa (1615), basada en la versión de la red. T, como demostraremos más adelante10.

El Libellus epistolarum et epigrammatum ad varias personas directarum está concebido como un apéndice del Baldus, uso característico de la tradición literaria caballeresca, como lo atestigua el mismo prólogo de la primera parte del Quijote. Consta de tres epístolas y de siete epigramas, todos en dísticos elegíacos, que contienen referencias al Baldus y a sus personajes11.








1 Cit. por S. ISELLA BRUSAMOLINO, "Superficie grafica e strati linguistici nel Baldus del Folengo: un esempio", Atti Convegno 1991, p. 195.
2 Ofrecemos a continuación una correspondencia esquemática y general de los libros del Baldus P con los del Baldus T. Entre paréntesis se sitúa el libro correspondiente de la red. T, y entre corchetes los episodios totalmente inéditos de dicha redacción: I (II) - II (II) - III (III) - IV (IV) - V (V [+ burla y humillación de Tognazzo por parte de Cíngar, quien le hace creer que lo ama Berta, vv. 1-496] 497-636, VI 1-225 [+ nueva estafa de Cíngar a Zambelo, disfrazado de judío, vv. 226-541] [+ VII Los desaprensivos frailes de Motella engañan a Zambelo, robándole su vaca Quiarina, de la que no dejan ni los huesos. Vida y costumbres del disoluto cura Jacopino, cómplice de Cíngar]) - VI (VIII, IX 1-167) - VII (IX 168-499) - VIII (X) - IX (XI, XII 1-304 [+ llegada a una islita donde encuentran a Manto como guardiana de la tumba de Federico Gonzaga, vv. 305-504]) - X (XIII, XIV) - XI (XV) - XII (XVI) - XIII (XVII) - XIV (XVIII) - XV (XIX, XX 1-353) - XVI (XX 354-724) - XVII (XX 725-889, XXI [ + crecimiento desmesurado de la nariz de Cíngar, subsanado por el mago Serraffo, vv. 80-233 ] [ + encuentro con Luca Filipo, falso tabernero del Cielo, arruinado por la falta de clientes, vv. 405-492; los compañeros de Baldo desaparecen, y éste penetra en el palacio de Culfora donde descubre las siniestras ocupaciones de innumerables brujas, vv. 493-663; Culfora convierte en animales a los compañeros de Baldo, a los que devuelve a su forma original finalmente Serraffo, vv. 664-806] XII).
3 La idea inicial de cinco libros queda reducida a tres en las Laudes Merlini T, donde desaparece también el título De patria diabolorum (cf. T3 p. 13: "Huius nostri vatis Merlini aliquod querebamus indicium, qui de stancijs diabolorum quinque libros composuerat"; ib. p. 14: "Ego itaque propriam ad patriam retornatus, non audebam formidine quadam aperire capsulam illam, qua Baldense poema, et tres libros de inferno posueram, simul cum Moschaea et Zanitonella"). Rabelais menciona dos veces en su obra el De patria diabolorum como obra de Merlín Cocayo. Sobre la reconocida influencia de Folengo en Rabelais y su bibliografía cf. C. CORDIÉ, "Sulla fortuna di Teofilo Folengo in Francia e in particolare sull'"Histoire maccaronique de Merlin Coccaie, prototype de Rablais"", Atti Convegno 1977, pp. 304-305, y más recientemente L. LAZZERINI, "Aux origines...", pp. 27-30, "Da quell'arzillo pulpito...", pp. 121-126, y M. JEANNERET, "Ma patrie est une citrouille...",y "Latin de cuisine..." passim. Marcel Tetel (cf. "Rabelais et Folengo. De patria Diabolorum", en J. CÉARD -J. C. MARGOLIN (edd.), Rabelais en son demi-millénaire. Actes du Colloque international de Tours (24-29 septembre 1986), Droz, Genève 1988 ("Travaux d'Humanisme et Renaissance, CCXXV = "Études Rabelaisiennes", XXI), pp. 208-311), que no parece conocer la red. P, piensa que el título De patria diabolorum es una invención de Rabelais para referirse a la obra de Folengo. Dichas citas rabelesianas parecen confirmar, al contrario, la suposición de E. Bonora de que Rabelais conoció dicha redacción (cf. Le Maccheronee..., p. 37).
4 La parodia dantesca -parodia reverencial- no puede ser más evidente, cf.: Inf. III, 1-10, 22-30: "POR MÍ SE VA A LA CIUDAD DOLIENTE, / POR MÍ SE VA AL ETERNAL DOLOR, / POR MÍ SE VA CON LA PERDIDA GENTE. / FUE LA JUSTICIA QUIEN MOVIÓ A MI AUTOR. / EL DIVINO PODER SE UNIÓ AL CREARME / CON EL SUMO SABER Y EL PRIMO AMOR. / EN EDAD SÓLO PUEDE AVENTAJARME / LO ETERNO, MAS ETERNAMENTE DURO. / PERDED TODA ESPERANZA AL TRASPASARME". / Estas palabras de color oscuro / vi escritas en lo alto de una puerta / [...] / Llantos, suspiros y ayes escuché / resonando en el aire sin estrellas / y por eso a llorar allí empecé. / Distintas lenguas, hórridas querellas, / palabras de dolor, de airado acento, / voces altas y roncas y, con ellas, / un manotear, formaban un violento / tumulto, en aquel céfiro manchado, / como de arena que levanta el viento" (de la trad. excepcional de Ángel Crespo). Sobre la presencia de Dante en la obra folenguiana y su bibliografía cf. E. FACCIOLI, "Dante nel Folengo", Atti Convegno 1977, pp. 136-143 y C. F. GOFFIS, "Il dantismo eterodosso del Baldus", en AA. VV. Miscellanea di studi danteschi in memoria di Silvio Pasquazi, 2 vol., Federico & Ardia, Napoli 1993, vol. I, pp. 407-422. Faccioli observa que Dante es tenido como enseña de una posición plurilingüista y como modelo básico para la narración de una bajada a los infiernos con un relativo repertorio onomástico e iconográfico, y préstamos como las invectivas contra la corrupción del clero, la condenación de las luchas fraticidas de la Italia de su tiempo y otros apuntes menores o incidentales; a esta influencia dantesca se sobrepone, no obstante, la continuidad del discurso caballeresco, con su mentalidad agonal y sus motivos hiperbólicos y bufos, que no puede hacer de Baldo un peregrino del espíritu, como el Dante de la Commedia. Goffis, por su parte, expone las diferencias entre los dos modelos infernales: "El infierno de Folengo no es didascálico, como el de Dante, sino operativo: no lugar de justicia, sino de preparación de los hechizos y tentaciones; es patria diabolorum. No resulta visitado por un peregrino con fines de edificación: por el contrario, es agredido por personajes dotados de particular carisma para destruirlo. La ultratumba, como lugar de punición, es apenas bosquejado, y el infierno queda como un elemento inserto en la sociedad humana: trascendental, pero, en cierto modo, imagen deformada de nuestra vida religiosa" (p. 413).
5 "Ni yo Merlín, galardón, orgullo y prez de Cipada, / aunque a Togna y a Gosa tuve como fautoras, / aunque todo el orbe llené de mis macarrones, / aunque tuve el honor de cantar las batallas de Baldo, / no, empero, a los altilocuentes Tifi y Carolo futuros / par seré, ni digno de descalzarles las botas, / no, empero, pude escapar de tal calabaza debida, / en la cual me es preciso ya perder tantos dientes, / cuantos santos varones estan ya en la ínclita Roma, / cuantas costumbres repútanse honestas en los religiosos, / cuantos doctores otorgan justicia con leyes fundadas, / cuantas divinas matronas habita la íntegra Palas, / cuantos [quod en T3], en fin, santos pueblos y urbes de la Romaña, / de Lombardía, de la Toscana, o de todo el orbe. / Toca el puerto añorado, barquita mía agotada, / toca, porque perdí los remos en mares lejanos; / sí, de la vida las buenas costumbres, lo breve y sus años / hemos escrito: pido disculpas si algo escribimos / mal sonante al oído quizás; perdonad, os lo ruego. / Ya llegádome ha la vejez, y encorvado hacia tierra / pierdo el vigor de mi cuerpo, y adiós, pues mi vida se acaba". Tras reconocer implícitamente su inferioridad respecto al Virgilio de las laudes (ya en Baldus T III 500-503 se colocaba como campeón de la leuitas frente a Virgilio como campeón de la grauitas: "Mantua Vergilio gaudet, Verona Catullo, / Danthe suo florens urbs Tusca, Cipada Cocaio. / Dicor ego superans alios leuitate poetas, / Vt Maro medesimos superat grauitate poetas".), Merlín se presenta, irónicamente, como precedente de Tifi Odassi y de un no bien precisado Carolo (sobre su presunta identificación con el Corrado de la Tosontea cf. I. PACCAGNELLA, "Le macaronee a Padova...", p. 268 y "Le Macaronee padovane...", p. 34), y como inferior a ellos. El poeta acaba su itinerario en la zucca de los diablos dentistas, aunque la comparación que establece el número de dientes que debe perder es claramente antifrástica, y expresa indulgencia hacia sí mismo y su ars macaronica, al tiempo que ataca diversos estamentos sociales.
6 Sobre sus precedentes literarios y fuentes cf. ed. Zaggia pp. 297-302
7 cf. ib. p. 297.
8 Cf. ib. pp. 302-303
9 cf. ib. p. 303
10 En las entradas que dedicaré a la macarronea española.

11 cf. ib. pp. 463-464



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