CARMINA MACARONICA SELECTA

"Quid contentandum nisi contentamus amigos? / Hoc mihi servitium facias, tu deinde comanda, / nam, giandussa mihi veniat in culmine nasi, / ni pro te posthac Paradisos mille refudem", Baldus, V, 9, 295-298

viernes, 11 de julio de 2014

LA REDACCIÓN TOSCOLANENSE DE LAS MACARRONEAS FOLENGUIANAS (II)




Dentro de las prosas introductivas ha atraído principalmente la atención de la crítica la Apologetica in sui excusationem, que ha servido para ilustrar diversas concepciones del lenguaje macarrónico. En este texto Folengo pretende responder a ciertas críticas que conllevó la anterior redacción, atento sobre todo a evitar que los lectores lleguen a confundir las dos personas macarrónicas, cuestión vital para todo macarronista, de suerte que concluyan que se hallan simplemente ante un mal poeta1. La primera persona macarrónica toma, pues, la palabra para pedirle al lector que se ría, pero que no se burle, y que lea la presente apologética antes de emitir un juicio negativo sobre la obra basado en la confusión arriba expresada:

Quisquis est, o tu qui meum hoc grassiloquum perlegendo uolumen ridere paras, ride, sed non irride, quia si dementer irridendo rides, alter Marguttus rideas irrisus. Verum quoniam experientia nos omnes esse medici uolumus, sic omnes aut interpretes, aut correctores librorum esse presumimus; audiant itaque huiusmodi correctores et faciles aliorum emendatores, et antequam me corrigant apologeticam istam legere dignentur2.

Estableciendo una analogía interesada con su etymon alimenticio, Folengo afirma que el arte macarrónica debe caracterizarse por su rudeza y falta de finura.

Ars ista poetica nuncupatur ars macaronica, a macaronibus deriuata; qui macarones sunt quoddam pulmentum farina, caseo, botiro compaginatum, grossum, rude et rusticanum; ideo macaronices nil nisi grassedinem, ruditatem et uocabulazzos debet in se continere3.

No obstante, de acuerdo con los preceptos retóricos que indican que debe emplearse un estilo distinto en las églogas, en las elegías y en la épica, el discurso macarrónico debe adaptarse, por ejemplo, al habla de los rústicos:

Sed quoniam aliud seruandum est in Eglogis, aliud in Elegiis, aliud in heroum gestis diuersimode necessarium est canere, verbi gratia, de rustico Zambello scribens dicam:
O codesella uides illas Tognazze fomennas?
Cur sic sberlucent?: stellis incago dauerum,
Nostrae someiant fomnae tot nempe padellae.
Iterum de barba Tognazzo:
Est verum quod nos o cara brigata chilò,
Venimus ut uobis faciamus scire casonem
Hoc parlandi genus rusticanum rusticis conuenit4.

El estilo debe, sin embargo, ser menos grueso cuando se aplica a tópoi de la tradición épica como descripciones de tempestades en el mar y batallas. Tocando lo sagrado, debe emplearse una buena latinidad aunque no tan elevada que cree un ruptura reactiva con el elemento vulgar y dialectal. El poeta se arroga, pues, el derecho de invocar a Talía, musa de la comedia, después de haber hecho lo propio con las musas macarrónicas.

Parlatio uero minus grossa tempestatibus maritimis, bellorum descriptionibus, et quibusuis rebus non rusticanis applicanda est. Si tamen in aliquibus locis succurrit loqui aut de Deo, aut de sanctis, indignum et uituperabile esset non uti latinitate aliqua, non tamen tam alta, quod uideatur lapis preciosus limo sepultus, et gemma porcis ante posita. Ideo post Musarum macaronicarum suffragia, quandoque Taliam inuocare ubi condecet uoluimus5.

Se defiende, acto seguido, el empleo de macarronismos de locución, puesto que por ser trasuntos de giros del vulgar resultan más macarrónicos, y más inteligibles por esa misma razón. Tampoco debe extrañar su empleo pues el macarroneo fue creado como vehículo de comicidad.

Mordebor tamen a multis, quod utor carminibus nimium incompetentibus, maxime, se cagat adossum, passare delaium, dicendo nientum, non erat anchoram, non erat appenam, et innumerabilia quae grossolaniter proferre debemus. Immo ueram macaronicen huiusmodi uocabula sapiunt, nam quo magis grossiliora sunt eo magis macaronicam adducunt elegantiam; et tanto plus intelligibilia, quanto grossolania. Vt quidem enim Macaron inuentum est? Dicimus: se cagat adossum; melius (fateor) dici potuerat timet, sed cur -inquam- fuit repertum Macaronicon? Causa utique ridendi, et non orandi, nam uulgariter dicimus: El si caga adosso di paura, quando quidem uulgare eloquium est macaronici poetae latinizare6.

Se deja, asimismo, claro que en la intención del autor está admitir en el híbrido macarrónico cualquier lenguaje o jerga que estime oportuno sin preocuparse demasiado de la inteligibilidad del resultado, pues para tales labores están los comentadores y traductores.

Sed dicet aliquis: "uocabula fingis, o Merline, quibus patria tua solet uti tantummodo, exempli gratia: doniare puellas, cimare, tracagnum, et cetera, quae tantum aut mantuanice aut bressanice possunt intelligi". Respondeo quod, ueluti non omnes aut grecum aut hebreum aut arabicum aut chaldeum aut denique latinum simul intelligunt, ita nil mirum si cuncti mantuanicum aut florentinicum aut bergamascum aut todescum aut sguizzarum aut scarpacinum aut spazzacaminum minime sciunt pariter intelligere. Vt quid ordinantur commentatores ac linguarum interpretes? Vt quid translatores? Proculdubio causa splanandi linguarum incognouentiam; ergo non fas est me ipsum auctorem interpretare7.

Finalmente, el autor responde a las críticas sobre su prosodia afirmando que la macarronea posee sus propias reglas, que se ilustran inmediatamente a continuación en la Normula macaronica de Sillabis8.



Ilustración: grabado de la red. T.





1 Cf. LUCA CURTI, "Sul macaronico", pp. 161-162. Cf. Opinión totalmente diferente es la de Mario Pozzi (cf. "Le quattro redazioni...", p. 38), para quien no estamos ante una verdadera apología, sino ante una parodia que no pretende responder a ninguna crítica.
2 "Quienquier seas, o tú, que te dispones a reir leyendo este mi volumen de grueso verbo, ríe, pero no te burles; porque si ríes burlándote sin tino, ríe como otro Margutte burlado. En verdad, puesto que con la experiencia todos queremos ser médicos, igualmente todos presumimos ser o intérpretes o correctores de libros. Escuchen, pues, tales correctores y fáciles críticos de los demás, y, antes de que me corrigan, dígnense leer esta apologética". Citamos el texto de la edición facsímil de 1994 a cargo de A. Nuovo, G. Bernardi Perini y R. Signorini. He usado también la ed. veneciana de Nicolò Bevilacqua de 1564 -clasificada en la ed. Zaggia p. 562 como T3-, que fue la utilizada por José López de Toro en su artículo sobre el primer poema macarrónico en España, según el ejemplar de la B. N. de Madrid 1-17629 -al que nos referiremos por comodidad como T3-. Resolvemos las abreviaturas, y modernizamos la puntuación señalando, además, las que consideramos erratas de impresión.
3 "Esta arte poética, se llama arte macarrónica, derivada de los macarrones; estos macarrones son cierta [quodam en T3] masa hecha de harina, queso y manteca [botir en T3], gruesa, ruda y rústica; por tanto, la macarronea no debe contener en sí nada a no ser grosura, rudeza y 'palabrones'". Sobre estos "macarrones" véase aquí.
4 "Pero ya que es necesario cantar de un modo en la églogas, de otro en las elegías y de otro en las gestas de los héroes, por ejemplo, escribiendo del rústico Zambelo diré: ¡Oh cojones, ¿ves, Tognazzo, las tías aquellas? / ¿por qué lucen de esa manera?; sí, me cago en el cielo, / nuestras mujeres parecen otros tantos bacines. Y de nuevo sobre el tío Tognazzo: Es verdad que nosotros aquí, ¡oh gente querida! / venimos para daros a conocer el motivo. Este género de discurso rústico conviene a los rústicos".
5 "Ciertamente, un habla menos gruesa debe aplicarse a las tempestades marinas, a las descripciones de batallas, y a cualquier asunto no rústico. No obstante, si en algunos lugares ocurre hablar de Dios o de los santos, indigno y [est en T3] vituperable sería no usar de alguna latinidad, no tan alta, empero, que parezca una piedra preciosa hundida en el fango, y una gema ofrecida a los cerdos. Por tanto, después de los sufragios de las Musas macarrónicas, quisimos, en ocasiones, invocar a Talía cuando condice". Bonora veía en este texto una indicación de la capacidad de adaptación del macarroneo en función de la vitalidad de sus elementos componentes.
6 "Muchos me morderán, sin embargo, porque empleo versos harto inconvenientes, especialmente se cagat adossum, passare delaium [delauim en T3 pero cf. Baldus T XXIII 217: passare delaium 'passare di là'], dicendo nientum, non erat anchoram, non erat appenam, e innumerables que debemos proferir de un modo grueso. Pero es que tales vocablos denotan la verdadera macarronea, pues cuanto más gruesos son, más elegancia macarrónica aportan, y son tanto más inteligibles, cuanto más vulgares. Pues, ciertamente, ¿para qué se inventó el macarrón? Decimos, se cagat adossum; mejor (lo confieso) podría haberse dicho timet, pero ¿por qué -digo- se halló el macarrónico? Sobre todo para hacer reír; así pues, se pone se cagat adossum para hacer reír, y no para hacernos entender -pues decimos en vulgar El si caga adosso di paura-, puesto que es facultad del poeta macarrónico [macaronicis en T3] latinizar el habla corriente". Lucia Lazzerini insistirá en este aspecto cómico del macarroneo.
7 "Pero dirá alguno: "juegas con palabras, Merlín, que sólo suele usar tu patria, por ejemplo, doniare puellas, cimare, tracagnum, etc., que solamente pueden comprenderse si se domina el mantuano o el bresciano". Respondo que, así como todos no entienden al tiempo el griego, o el hebreo, o el árabe, o el caldeo o el mismo latín, no debe sorprender si todo el mundo no alcanza a comprender igualmente el mantuano, o el florentino, o el bergamasco, o el alemán, o el suizo o las voces de los zapateros remendones o las de los deshollinadores. ¿Para qué se aprestan comentadores e intérpretes de lenguas?, ¿para qué traductores? Sin duda para subsanar el desconocimiento de las lenguas. Por tanto, no es lícito que yo, como autor, me interprete a mí mismo". En este texto veía Bonora una defensa de la dignidad de todas las lenguas, que le permitía situar en un plano de igualdad a todos los componentes del macarroneo. No obstante, la misma gradación cultural de estas lenguas hace dudar que Folengo les concediera la misma estimación. Recuérdese también la concepción de Segre sobre el papel directivo del latín en el macarroneo. Por otra parte, Mario Chiesa detectaba aquí una falsa despreocupación de Folengo por la comprensibilidad de su obra, plasmada en el empleo progresivo de una koiné dialectal suficientemente conocida y homogénea. A esto se podría añadir el hecho de que el aparato de glosas de las redd. P y T, obra del propio Folengo, aclara en muchas ocasiones el sentido de los macarronismos más oscuros.

8 Esta Normula es convenientemente ilustrada aquí.

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