Duraba ya el
sermón de Cingar más de una hora,
que todos
creían que fray Roberto1
era quien les hablaba:
pues alegaba
el Sesto del Decretal, el Decreto2,
Angelica,
Glosa, la Biblia, y santo Tomás Aquinate3. 245
No hubo
nunca un bachiller en estudios de frailes4,
ni un
catedrático, ni un escotista que fuese más docto5.
A todo el
hazmereír de los utrum dale mil vueltas6,
aduce
argumentos; niega una cosa, y luego la afirma.
Entonces
temiendo que venga alguno bien avispado, 250
que este
engaño descubra, y lo revele a la gente,
esconde,
prudente, el cuchillo, del altar él se baja,
y a su casa
se marcha con los bolsillos muy llenos;
y Berta,
chitón, chitón, detrás de él caminaba.
Ido Cíngar,
mosén Jacopino a todos reúne 255
los
lugareños y gentes que tiene Cipada al "din, don" de
campana.
Júntase en
ese lugar un gran parlamento de sabios,
y altas
sentencias se emiten, y dignas de ocho Catones;
ocho, en
efecto, se habían allí reunido al tiempo:
Bertazzo,
Mengo, Gobbo, Gagnana, al par que Gurasso, 260
el
Zanardono, el Garapino, y Slanzafoiada.
Largo
tuvieron coloquio sobre el santo cuchillo,
si de Cipada
los senadores y el pueblo debían
comprarlo en
colectiva colecta para tenerlo
y
custodiarlo dentro del arca de san Brancate, 265
porque la
gente pudiera entregar sus votos con rezos.
Se concluyó
a la postre que se comprara el cuchillo,
y encargose
el asunto a Gobbo y a Slanzafoiada.
Tal
decisión de Zambello vino a los oídos,
sin más la
envidia lo embarga: el honor para sí solo quiere, 270
como la fama
quiere, y del cuchillo lo útil.
Ya cree que
podrá a Chiarina devolverle la vida,
y apenas se
cree él mismo que Berta surgió de la tumba.
Se considera
que el más agraciado será de los hombres,
si de tamaño
cuchillo la gloria le es concedida. 275
habla para
su coleto, se estruja el cerebro, y se dice:
"¡Oh!,
si Cíngar quisiera a mí vender el cuchillo,
¿no podrá
fácilmente resucitar mi vaquita?,
¿no se me
dará matar a mi Lena todas aquellas
veces que,
cabreada, a mí a palos me muele, 280
y luego
hacer volver a la vida a la asesinada?
¡oh, qué
ganancia haré con la virtud del cuchillo!
Cíngar ha
ganado ahora más de un millar de monedas.
¿No me dará
la gente tantos huevos y pollos,
que rico me
volveré cierto antes que pasen tres días?" 285
Dicho y
hecho, va a toda prisa a casa de Cíngar,
Llévaselo
aparte, para hablarle al oído,
y que los
villanos chismosos sus secretos no escuchen.
Así en un
hueco le habla: "Cíngar amigo, ¿me quieres?".
Cíngar
responde: "Más que a mí mismo; bien que lo sabes."
290
Habla
Zambello entonces: "¿Quieres vender el cuchillo?"
"No
-dice Cíngar-; perdona, Zambello, que no yo te diga.
Para el
mundo y medio Milán esto es prioritario."
"¡Venga!
-dice Zambello-, ¡da gusto a un buen camarada!
¿A quién
se hará feliz si no es a nuestros amigos? 295
Hazme este
favor, y me pondré a tus órdenes;
sálgame una
pústula de la nariz en la punta,
si mil
paraísos no rechazaré por ti si lo aceptas.
Véndeme el
cuchillo; daré lo que pidas, sí, ¡pide!".
Entonces
Cíngar dio un gran suspiro en su pecho. 300
En un
principio nada dice, meditabundo;
luego habla:
"cedo, compadre, a tanta insistencia.
Me es una
cosa dura y amarga vender una joya,
vender las
delicias del mundo, y un tesoro del cielo.
¿Pero qué
haré?, ¿qué decisión me conviene? 305
¿si el
único que de día y de noche tiene influencia
y facultad
de darme órdenes así me lo manda?
Tú,
Zambello, eres harto importante en mis cosas.
Mas no es
esta la hora de multiplicar las palabras;
tuyo es el
cuchillo, y todo lo mío, ¡a tus órdenes! 310
Ve,
encuentra a mosén Jacopino, busca a Briosso7;
que ellos
hagan, y deshagan, que digan y digan.
Sea
evangelio aquello que juntos hagais vosotros."
salta aquí
y allá de alegría exultante Zambello,
va a
encontrar a Mosén Jacopino, y luego a Briosso. 315
Pronto se
hace un acuerdo en lugar apartado, aprobado
por los más
importantes y duchos doctores del pueblo;
y es el
sabio Gobbo8
quien esta sentencia pronuncia:
"Que
sepan de nuestra Cipada todas las gentes y próceres:
De san
Bartolomé el cuchillo Cíngar ahora 320
vende a
Zambello, quien desembolsa treinta ducados,
con el
acuerdo siguiente: si acaso Cipada pagare a
Zambello
dichos dineros, vese en justicia obligado
a devolver
el cuchillo Zambello, y en modo ninguno
éste le
negará a Cipada tamaña reliquia; 325
por quien es
justo erigir una bella capilla en la iglesia,
por quien es
justo que ardiese siempre de aceite una lámpara,
debían
pintarse sobre los muros aquellos milagros
que hizo,
hará, y está por hacer el dicho cuchillo".
Zambello
presto piensa en encontrar el dinero: 330
todo aquello
que tiene, su propia casa, y terreno,
sus propios
andrajos quiere vender con Lena y él mismo.
Y comprador
no le faltaba: todo el zoquete
vende, en
parte a Brunello, y en otra parte a Lafranco;
compró
Schiavina9
sólamente la casa, y el resto 335
lo paga
Brunello, y lo paga también de Lafranco la bolsa;
véndense
las azadas, se vende arados, badiles,
gallos,
gallinas y palas junto con mil baratijas;
y por nueve
monedas, sin que lo sepan paisanos,
Lena es
dejada en prenda a mosén Jacopino. 340
Conque,
reunidos ya a la postre treinta ducados,
se pagan,
Cíngar los coge, y de rodillas, el santo
cuchillo
entrega, después que Briosso redacte el contrato.
Este Briosso
era un notario del robo en el arte
ducho, y
nacido para desvalijar a la plebe; 345
de hecho,
siempre llevaba aposta o tres o bien ocho
falsas
declaraciones encima, al fuego prescritas.
Si tantas
diestras le hubiera dado la naturaleza,
cuantos son
los judíos mauleros10
que Mantua alimenta,
o cuantos
ladrones cuelga todos los años Romaña, 350
todas le
habrían cortado en buena ley a Briosso,
pues tantos
falsos contratos había él redactado,
cuantos
higos secos mandan Las Marcas doquiera.
Zambello
rápido agarra el cuchillo alborozado,
como agua
fresca toma presto quien tiene fiebre, 355
y como suele
agarrar un mendrugo de pan el hambriento;
mas presa de
un gran engaño verase el desdichado,
y descubrirá
que gato por liebre al final le han dado.
Cuando
estuvo en casa, quiso probar el cuchillo;
primero
haralo con Lena, y luego con la Chiarina. 360
De
improviso, a Lena, con mucha gente presente,
agarra, y en
la mitad del pecho le clava el cuchillo;
y de su
cuerpo se escabulló de veras la vida.
Dijo
entonces: "¡cuchillo mío, a Lena da vida!
Por el poder
de san Bartolomé te estoy rogando." 365
Mas a la
pared podía decir las tales palabras:
no le
responde, pues muerta está en toda su cuerpo.
Insiste,
empero, Zambello, besa el cuchillo, y le dice:
"¡Cuchillo
mío, te ruego!, ¿por qué no revive mi Lena,
como hace
poco resucitaste a la guarra de Berta? 370
Todo lo mío
vendí por comprarte, ¿qué pasa contigo?
¿qué
haces, cojones?, ¿así de mí te cachondeas, cuchillo?"
Pero la
muerta pulso no tiene en muñecas y venas.
Charlando
entonces sin tino una masa de lugareños
se forma, y
en un rincón un apretujado concejo. 375
Cónsul era
Gobbo, a quien nadie ganaba en astucia:
éste
siempre uña y carne fue con Tognazzo,
y nada
habría hecho sin el parecer de Tognazzo.
Convoca a
todos los cipadanos frente a los rostros11,
y, puestos
asientos, se sentaron ante Tognazzo. 380
Toda Cipada
acude del gran senado al estrépito.
Luego, a
señal de Gobbo, tuvieron la boca cerrada.
Tognazzo
sobre una gran tinaja se había empinado,
y comenzó
del modo que sigue a abrir las quijadas:
"Es
verdad, paisanos, que aquí nos reunimos nosotros,
385
para daros a
conocer la causa completa.
Estamos
aquí, de la gran Cipada las cinco columnas:
nosotros,
Bertazzo, Mengo, Gobbo, Cagnana, y Tognazzo,
aquellos que
intentan observar de Catón el precepto:
"lucha
por la patria, si quieres vivir sanamente12". 390
No han
venido aquí ni mujeres, ni niños tampoco,
de los que
la casa tenemos repleta hasta los topes:
éstos
sabéis que son de juicio menos capaces.
Vosotros
sois hombres sabios por una larga existencia,
vosotros
sois de Cipada defensa, escudo y espada. 395
Mantua, yo
os pregunto, ¿qué vale sin nuestra Cipada?
Aquí
presente estoy; a mi deber yo no falto.
Con mis
palabras consejo daré, con mis actos ayuda,
y por
nuestros paisanos quiero ofrecer yo mi vida.
Así pues,
los senadores os hacen saber aquí mismo, 400
cómo (igual
que siempre ocurrió) nosotros ahora
con los
compinches de Baldo tenemos de qué querellarnos.
Siempre los
asesinos, ladrones y gente endiablada
buscaron,
buscan comprometer de Cipada el sosiego.
¿Por qué
debemos temerles?, ¿por qué?; ¿no tenemos
405
en la
prisión a la hez y la chusma de los ladrones?
¿Baldo, que
es el jefe, el rey, y el papa de malos,
no está de
cadenas cargado por solo el valor de Tognazzo?,
¿si la
cabeza cortamos, por qué tememos el resto?
Debéis
recordar las disputas con Carazzo13
de otrora, 410
cuando tanto
pudo la fuerza de este Cagnana.
Visteis que
yo tampoco me rasqué la barriga.
¿Qué
fiebre de garrapatas, qué modorra14
hay que impulsa
a estos
diablos a excitar las avispas en calma?
¿o van por
ahí buscando desgracias como los médicos?
415
¿o están
buscando bronca?, ¡pues bronca tendrán con nosotros!
Sed fuertes,
os ruego; manteneos constantes, hermanos;
sacrifiquemos
la hacienda, la vida y el propio linaje,
sacrifiquemos
la patria, cuando el honor se aniquila;
vaya a
hacerse ahorcar quien de honra no se preocupa.
420
Hace tiempo
sabeis, senadores, que yo soy Tognazzo;
A Gobbo
veis, por cuyo valor Cipada a Mottella
venció
muchas veces, y pudo tocar del cielo la bóveda.
Que con el
mando de cónsul tome las armas debidas,
hasta que
hayamos aniquilado de Baldo la chusma. 425
¿Habéis
contemplado cómo el pobre Zambello ha quedado
de pasto
para piojos, comprando el cuchillo del pícaro
Cíngar, y
cómo no le ha quedado siquiera bastante
cuerda o un
gancho con que le sea posible colgarse?,
¿cómo ha
perdido su hogar, degollado a Lena, sus tierras
430
todas
vendido, con sus cabras, y todos sus bienes?.
Nosotros,
empero, (¡oh, cuánta vergüenza de nuestra Cipada!),
nosotros,
empero, ya conocedores del arte de Cíngar,
mira que
otra vez, senadores, prestámosle oídos.
Todos los
días hace esto y aquello, roba doquiera, 435
engaña,
estafa, hace mofa y befa, perjura y enfulla,
y, tontos de
nosotros, seguimos dándole crédito,
como a san
Eloy, a san Bovo, y al santo Bellino15.
¿Con tanta
paciencia soporta Cipada a este bandido?
Creedme a
mí, senadores, nuestra será la victoria. 440
¡Cíngar
aquí vendrá, en la trampa caerá el canalla!
La horca se
escapa, él la sigue; será atrapado,
y al fin
quedará la gaviota pegada en la liga. He dicho".
Entonces se
alzó Zanardón de donde estaba sentado,
y puso ambas
las manos debajo de la cintura. 445
Y tras
carraspear sabiamente dos o tres veces,
dijo así:
"¡ah, carajo!, ¡qué bien el tío Tognazzo
hablado ha;
parecía otro Cicerón, y el famoso
gran
Aristóteles, quien cantó en un verso pulido:
"De
tierras de Troya el primero escribir a los estudiantes16"
450
Pienso,
empero, que Cíngar jamás caerá en la trampa;
vosotros
sabéis el motivo, sin que yo deba decirlo;
así,
finalmente se burlará y reirá de nosotros.
¿Qué
diablo podrá combatir con él ciertamente?
Hay un
veneciano, un tal señor Polo, que no pertenece 455
al gremio de
los pescadores ni de Murena a la plebe,
ni es un
barquero que "barca, stalì17"
se ande gritando,
sino un
gentilhombre del lar del viejo Fasolo18,
que siempre
ocupó del gran Pregado19
los puestos primeros,
y en el
Consejo de los Diez20
ahorcar hizo a miles. 460
El pícaro
Cíngar tamaña amistad de tiempo ya largo
tiene con
Polo, que de aquél en todo momento
lo que desea
con mínimo gesto y sola palabra
obtiene,
teniendo al buen hombre de la su mano comiendo.
¿Pensamos
acaso estar combatiendo contra san Marco? 465
He dado mi
parecer (perdonadme) de clara manera."
De pronto
salta Cagnana en cólera: "¿Qué cosa ladras,
Zanardón?
-pregunta-; Venecia a nuestra Cipada
no le
importa un higo de nada, ni tres pimientos.
¿Cómo
podría desafiar san Marco a Cipada, 470
aunque su
diestra sostenga un estoque desenvainado,
aunque luzca
una barba que le llega hasta el pecho?"
"No es,
-interviene Gobbo-, no es, Cagnana, san Marco
quien lleva
barba, ni un estoque desenvainado;
parece, en
cambio, un enorme mastín y un grande perrazo,
475
que a todo
el mundo espanta con sus aviesas miradas.
Al santo que
lleva espada y una barba canosa,
si no lo
sabes, Pablo lo llaman; mas es falta nuestra
mezclar en
estas cosas nuestras a santos benditos:
no hagas
bromas con los santos, dice el proverbio." 480
Entonces
habla Gurrono: "Disiento, y por nada en el mundo
aceptaré
ponerme en contra de Baldo y su gente.
Todo lo
enfocáis de hecho muy burdamente.
De mí no
penséis que vais a obtener la más mínima ayuda."
Slanzafoiada,
alzándose, habla así, iracundo: 485
¿No
ayudarás?, ¿qué dices?, ¿tú solo de todos los otros
piensas
discrepar?, ¡oh, cuán grande será el perjuicio!
De cierto
que abandonaremos por causa tuya esta empresa."
Impaciente,
levántase de nuevo Gurono:
"Creo
-dice-, y tengo por cierto, y dudas no albergo 490
de que dejar
no podrás tamaña empresa de cierto.
Irás cada
día, y volverás por mil bagatelas,
para
descubrir que, haciendo de todo, no has hecho nada,
y sólo
porque tal cosa te aporte algún beneficio,
no porque te
preocupe la seguridad de Cipada, 495
sino para
robar monedas mil de Cipada."
Picados por
tales palabras, bramaron los senadores:
"¡Ah,
maldita sea! -dicen-, tu lengua, Gurono,
parlotea en
exceso, siempre manchada de barro."
Álzanse de
su asiento Gianni, Panada, y Garofol, 500
que,
haciendo piña, a Gurono todos justificaron;
así
Ghirardello, que lleva encima casaca de cuero,
así
Bertolino, igual que Mengo, e igual que Tonalo.
Al fin se
decretó (en contra sólo Gurono)
mandar al
pretor delegados a Gobbo y a tío Tognazzo, 505
porque
comanden hombres armados que deles Gaioffo.
Hecho esto,
los senadores tornaron a casa.
___________________________________
1Quem
cuncti fratrem pensassent esse Robertum. Se trata del famoso
predicador franciscano fray Roberto Caracciolo da Lecce (1425-1495).
Señala Chiesa que es citado aquí "como exponente de una
predicación que excedía en disquisiciones de tipo enciclopédico".
2Allegabat
enim Sextum Decretale, Decretum. El Liber Sextus o Sextus
es el añadido por Bonifacio VIII a los Decretales (libros donde
están recopiladas las epístolas o decisiones papales) de Gregorio
IX; el Decretum es el Decretum Gratiani, nombre
habitual de la Concordantia discordantium canonum, elaborado
entre 1139 y 1148 por el benedictino Graziano da Chiusi; con los
Decretales constituyó el llamado Corpus Iuris Canonici
(Faccioli-Chiesa).
3Angelicam,
Glosam, Bibiam Sanctumque Thomasum. La Summa casuum
conscientiae llamada Angelica del nombre de su autor, el
franciscano Angelo Carletti da Chivasso (1410 ca – 1495) se
encuentra entre los libros quemados por Lutero (Chiesa); la Magna
glossa o Glossa ordinaria, en la que el florentino
Accursio había reunido y ordenado las notas exegéticas a las
fuentes del derecho romano justinianeo. Señala Chiesa que la lista
de autores era aún más larga en la red. Toscolanense (1521), y
comprendía también "Erasmum quendam, Martinum Luther"
(VIII, 144).
4Non
fuit in fratrum studiis bacalarius unquam. En los estudios o
escuelas de teología; el bachiller, recuerda Chiesa, el título
universitario de primer grado, "con alusiones a la
irreligiosidad de Cíngar, puesto que se llamaba bachiller a quien
tenía título de estudio en escuelas laicas" (Faccioli).
5Atque
catedrantus, scotistaque doctior alter. Escotista o seguidor del
teólogo y filósofo irlandés Duns Escoto, adversario de Tomás de
Aquino (cf. VIII 709).
6Sobre
los utrum cf. I 116.
7Más
abajo Briosso es presentado como modelo de notario ladrón y sin
escrúpulos (vv. 344-353).
8Personaje
mencionado en los vv. 260 y 268.
9Estos
tres personajes son compinches de Cíngar, señalados en VII 298,
como recuerda Chiesa.
10Aut
quantos piccat ladros Romagna quotannis. cf. III 255.
11Ipse
Cipadanos pro rostris congregat omnes. Como señala Chiesa "il
"sub tectu" de la T (VIII 269) es amplificado con la
evocación de los rostros romanos, la tribuna oficial en la que se
arengaba al pueblo, originariamente adornada con los rostros
-espolones- de las naves capturadas a los habitantes de Anzio en 338
a. C."
12Pugna
pro patria, si tu vis vivere sanus. Citación compuesta o centón
de citaciones de los Disticha Catonis (Chiesa).
13Debetis
lites quondam memorare Carazzi. Personaje o localidad
indeterminada.
14Quis
pissasanguis, quis vermocanus agrezat. Pissasanguis
"pisciasangue" es el nombre popular de la
piroplasmosis bovina, (en español "fiebre de las
garrapatas" o "fiebre de texas") enfermedad del
ganado que cursa con la presencia de sangre en la orina; vermocane
o modorra es una enfermedad animal, y en tiempos también extendida
entre los humanos, provocada por las larvas de la tenia Coenurus
cerebralis.
15Quam
santo Aloio, quam Bovo quamque Belino. Santos protectores de la
actividad agricola (Chiesa).
16"Scribere
clericulis Troiae qui primus ab oris". Verso compuesto,
como señala Chiesa, con el primer hemistiquio del primer verso del
Doctrinal (Scribere clericulis paro Doctrinale novellis
[me dispongo a escribir un manual para estudiantes noveles]), y el
segundo del primer verso de la Eneida, formando un sinsentido
propio de alguien que ha aprendido versos de memoria sin
entenderlos.
17Non
barcarolus qui cridet: "Barca", "Stalium".
Faccioli y Chiesa explican que éstas son voces utilizadas por los
gondoleros venecianos con el significado respectivo de "cuidado",
y"boga a la derecha".
18At
gentilhommus veteris de stirpe Fasoli. La familia Fasolo o
Fasoli no resulta particularmente conocida (Chiesa).
19Qui
semper magni tenuit loca prima Pregai. El gran Pregado
constituía la magistratura de Venecia.
20Deque
Caodesiis fecit piccare miaros. En veneciano caodésius
significa "jefe del Consejo de los Diez", que ejercía el
poder judicial (Faccioli).
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