Los datos que se conocen sobre la vida del médico
Méndez Nieto provienen de su obra autobiográfica Discursos
medicinales, como señala Luis S.
Granjel1.
En el inicio de esta obra, dedicada fundamentalmente a describir su
experiencia facultativa, el anciano Méndez cuenta también su vida
de escolar en Salamanca. Este comienzo in
medias res oculta su lugar de
nacimiento y noticias sobre sus orígenes (actitud que sería muy
propia de un ‘cristiano nuevo’). No obstante, –indica Granjel-
“por los datos que de Juan Méndez Nieto figuran en los libros de
matrículas de la Universidad de Salamanca sabemos era portugués y
nacido en la villa fronteriza de Miranda do Douro. Si en 1607, cuando
puso rótulo a su obra, tenía, según confesión que en ella hace,
setenta y seis años, puede deducirse nació en 1531”2.
Cuenta Méndez Nieto que tras graduarse como
bachiller en Artes, quiso primero ser clérigo, y que, luego, comenzó
estudios de leyes a instigación paterna; estudios que abandonó
definitivamente en favor de los de Medicina. En los libros de
matrícula del Estudio salmantino consta, efectivamente, en los
cursos 1553-54 y 1554-55 un Juan Méndez3,
bachiller artista (El Estatuto de la Universidad de Salamanca de 1538
exigía tal titulación para cursar medicina), como estudiante
médico, así como en los de los cursos 1556-57 y 1558-59;
finalmente, la matrícula del curso 1559-60 lo menciona con los
títulos de bachiller artista y bachiller médico.
Considera Granjel que, aunque Méndez Nieto se
autotitulara licenciado sólo debió poseer el grado académico de
bachiller, que le capacitaba ya legalmente para ejercer la medicina,
y hace referencia a Marcel Bataillon, quien “supone que la
necesidad de cumplimentar la prueba de ‘limpieza de sangre’ y la
muerte en 1557 de su principal valedor en la Universidad, el doctor
Alderete, debieron truncar su carrera universitaria. En 1559 se halla
Juan Méndez en Salamanca, según declaración suya, buscando “se
hazer licenciado”, lo que no consta llegara a conseguir”4.
Todos estos hechos son narrados en el Libro primero de sus Discursos
medicinales, junto con las curaciones
realizadas y las peripecias vividas en Arévalo, Toledo y Sevilla, no
siempre verídicas5.
De Sevilla, donde un matrimonio no acordado desata las iras de los
familiares de la desposada y precipita los acontecimientos, pasa a
las Indias de modo fraudulento a través de La Palma en un barco de
vascongados franceses, pues éste era el recurso al que recurrían
los portugueses y ‘cristianos nuevos’, a quienes estaba prohibido
el acceso al Nuevo Mundo en los navíos de la flota de Indias.
El Libro segundo narra su estancia y actividad profesional en Santo
Domingo, a donde llega el 26 de enero de 1562 junto a su esposa. Allí
permanecerá hasta 1569, año en el que marcha con su mujer, hijos y
criados a Cartagena de Indias ante las amenazas de una orden de
expulsión del Nuevo Mundo y posibles enemistades profesionales.
Su vida en Cartagena de Indias, donde encontró
definitivo acomodo, es narrada en el Libro tercero y último de
Discursos medicinales.
Es allí donde culmina su quehacer profesional, que le otorga una
posición económica desahogada, escribe su obra, y termina su vida
en fecha no determinada. Señala Granjel que, incluso en su
ancianidad, “Juan Méndez conservó la afición juvenil a la música
y la poesía; gustaba de los placeres de la comida […] Fue amigo de
burlas y siempre mostró un talante que hace pensar en la vida alegre
y despreocupada de los pícaros”6.
1
Cf. Juan Méndez Nieto, Discursos medicinales, Introducción,
Luis S. Granjel; Descripción bibliográfica, Teresa Santander;
Transcripción, Gregorio del Ser Quijano, Luis E. Rodríguez-San
Pedro (Salamanca: Universidad, 1989), p. IX. Los datos biográficos
que aportamos provienen de la Introducción del reputado
especialista en la medicina española renacentista.
3
En cursos posteriores al del 1546-1547 aparecía el nombre de Juan
Méndez simultáneamente en las matrículas de estudiantes legistas
y gramáticos (cf. ibidem, p. X).
5
Granjel no tiene, en este aspecto una opinión
tan negativa como M. Bataillon (cf. ‘Riesgo y ventura del
‘licenciado’ Juan Méndez Nieto’, Hispanic
Review, XXXVII, 1 (1969), 23-60): “En
su narración Méndez Nieto no puede negarse mezcló, con intención
de ennoblecer el relato de su vida, hechos reales con sucesos que
resulta difícil aceptar como ciertos, si bien en su conjunto no
creo merezcan juicio tan absolutamente negativo como el formulado
por Bataillon […] Si la superchería es admitida, cabe preguntarse
sobre las razones que pudieron inducir a Juan Méndez Nieto, ya
anciano, cuando no podía obtener de ello beneficios, forjar tales
episodios y ofrecerlos como parte real de su existencia. Única
respuesta plausible la depara suponer […] que al hacerlo buscaba,
como en realidad es meta a la que se orienta la totalidad de lo
expuesto en los Discursos medicinales,
ofrecer una imagen magnificada de su personalidad médica,
incorporando al relato de su actividad profesional, lo que cree hubo
en ella de sobrehumano” (cf. Méndez, Discursos,
p. XV, XIX).
Imagen: Vista de Miranda do Douro, villa natal de Méndez Nieto.
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