Tuve un ataque de risa nerviosa en febrero de este año. Le contaba a mi mujer que el trabajo de preparación de mi tesis doctoral para su publicación se me está eternizando. Tuve conocimiento hace unos años de dos poemas macarrónicos del siglo XVI que no publiqué en mi tesis, uno de ellos particularmente extenso. He terminado la edición crítica de este último basándome en el estudio de los dos manuscritos conocidos, su traducción métrica, y me enfrascaba en la redacción del glosario de palabras macarrónicas, con su escansión, acepciones y comentario, y en el estudio lingüístico-métrico-literario de los susodichos poemas, sobre los que he publicado y publicaré sendos artículos recientemente. Yo no trabajo en la Universidad, y le decía, pues, a mi mujer que yo no puedo dedicarle mucho tiempo a investigar, como pueden hacer allí. Consagro a esta especie de vicio psicótico-obsesivo, que no me reporta ningún beneficio material, una parte de la mañana de los sábados (y las de los días de vacaciones), y el trabajo avanza con lentitud, pero con constancia.
Hete aquí que trabajaba sobre una palabra macarrónica, un evidente italianismo, que creía (creo) proveniente de la obra de la máxima figura de este subgénero poético, el mantuano Merlín Cocayo. No encontré nada en los léxicos de las ediciones italianas, ni en mi memoria de lectura, así que decidí escribir el sintagma en google, a ver si sonaba su flauta (que nunca se sabe), y va el omnisciente buscador y me envía a Google libros, donde se reproducen parcialmente obras a la venta, y allí aparecía la página de un volumen desemparejado y en venta de un monumental catálogo de manuscritos de bibliotecas de todo el mundo. Sí, aparecía el sintagma buscado, pero citado como inicio de un manuscrito del que no tenía noticias. Este catálogo había sido manejado por los investigadores anteriores a mí que habían dado noticia del poema, pero no este volumen precisamente. No daba crédito a mis ojos. Pero no se trataba de ninguno de los dos manuscritos ya conocidos. Empecé entonces a reírme, y mi mujer me preguntó qué me pasaba.
-"He encontrado otro manuscrito; esto va a ser el cuento de nunca acabar, habrá que empezar de nuevo".
-"¿Y no puedes hacer como si no lo hubieras visto?"
-"¡Cómo voy a hacer que no lo he visto, si está en Google!", le dije. Además, no podría dormir tranquilo pensando en las posibles variantes del manuscrito, y en cómo podría alterar el texto ya editado por mí. Los problemas filológicos pueden estar rondándote la cabeza hasta que los resuelves, igual que un verso que no acabas de rematar. Se sufre lo mismo.
Parece, por lo que he podido ver, que puede tratarse de una copia de uno de los dos manuscritos que ya poseo, y no ser parte de una tradición independiente, es decir, la copia de una copia distinta de las susodichas del hipotético manuscrito original que el editor intenta siempre reconstruir. Eso sería lo menos dificultoso para mí, pero aun así, deberé solicitar fotocopia del manuscrito a la biblioteca extranjera donde se encuentra, esperar no sé cuántos meses, y luego comparar la copia con las hasta ahora disponibles, y eso lleva su tiempo. Pero es inevitable. Para "celebrar" mi fortuito descubrimiento (nada que reprocharme, si se piensa en un benefactor de la Humanidad como Fleming) he pensado en reproducir el comienzo del citado poema, obra del clérigo Francisco Pacheco, quien se disculpa por el contenido procaz y satírico de su macarronea, salpicada de un erotismo adobado en un lenguaje de germanía realmente inusitado. La traducción rítmica de los dísticos elegíacos se ajusta a los moldes métricos desarrollados por el maestro Agustín García Calvo.
Francisci Paciechi Hispalensis Poetae ad a
lectorem huius operis excusatio b
Plus adamate mihi quam dulcis gana cagandi,
si vacat haec placide, lector amice, legas.
Pone sobrecejum risueñamque indue frontem,
non Theatiniacis auribus ista damus.
Quo tamen ore soles farsas mirare placentes, 5
et qua verdiscos percipis aure motes,
ista legas meliora quidem, si dicere fas est.
Sed fas est, veniam si mihi forte dabis.
Nostra Priapeias describunt carmina dayfas
et manflotescae furta jocossa domus. 10
Non ego mongiles volo combidare puellas,
non facit ad largas puta Camena tocas.
Ite melindre graues, habet haec dentera peligrum:
Nulla quidem sicco haec ingle beata legat.
Ad frailes andate graues quibus ore repulgus, 15
ite asquerossae, nam meliora dabunt.
Me grauis enfadat sermo, sed more putesco
me lira, me cantus, me çapateta juuat;
me foliossa juuat brazo quatiente sonajas
Portuguesa, leues dum quiebrat arte lados. 20
Sed video: et patres cupiunt legere ista seueri,
et reuerenda seno monja calente fouet.
Sed monuisse sat est: siquid peccabitur inde,
non scribentis culpa, legentis erit.
Francisco Pacheco, poeta sevillano a
Apología al lector de esta obra b
Más para mí querido que de cagar dulce gana,
ocios, amigo lector, pon en leer esto bien.
Rinde tu sobrecejo y muestra tu frente risueña,
del teatino no rígido oído querré.
Con el semblante que sueles farsas mirar placenteras, 5
y el oído que motes procaces oír,
lee esto de más calidad, si hablar así se me deja,
mas así lo haré, si tu favor me lo das.
Nuestros versos describen daifas de Príapo siervas,
y el burlesco robar de manflotesca mansión. 10
No quiero yo convidar a las muchachas monjiles:
A largas tocas se da puta Camena muy mal.
Graves melindres ¡adiós! Tiene esta dentera peligro:
Ni una beata poned de ingle marchita a leer.
Con los frailes andad de los de repulgo en la cara, 15
ascos haciendo marchad, pues de mejor os darán.
Grave discurso me enfada, pero al modo putesco
más el canto me da, más zapateta placer;
dame placer, agitando en su brazo sonajas, foliosa
portuguesa al quebrar gráciles lados con don. 20
Pero leer esto veo que padres severos desean,
de su seno al calor tiénelo monja de prez.
Aconsejar se acabó, si en algo se peca por esto,
culpa no del autor, del que lo lee será.
Notas:
v. 5: teatino: jesuita.
v. 9: daifa: puta que mantiene a un chulo.
v. 10: manflotesca mansión: burdel.
v. 13: dentera: deseo o envidia de algo.
v. 15: repulgo: gesto de asco.
v. 18: zapateta: baile movido.
v. 19: foliosa: porque baila las folías, baile de origen portugués.
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