En llegando Vulcano, penetra en la áulica cueva.
Hecha la cortesía, pregunta con plácido gesto: 380
“¿Qué destierro darás? ¿dónde servirá esta canalla?
Dínos, Eco, cómo podremos juzgar sin errata ......‘rata’
No dejaré de apelar si está la anterior soberana ......‘rana’
Si no te declaras, un dedo sobre el labio desliza ......‘liza’”1.
Este fue el fallo de aquesta sentencia justa 385
Veritate inspecta, a decir de Roberto Maranta2
(Pues los pobres gatos fueron sin culpa acusados,
Que se les debía premio, y restituirles
Cuanto les hicieron pasar de mala ventura
Con argollas fijas al cuello y cuerpo ligados; 390
Y así les dio Eco lo que ellos bien merecían,
Que fue ponerles espléndida mesa delante).
Oye la sentencia breve Vulcano diciendo:
“Es muy ambigua, de intérprete está aquesta necesitada.
¿Qué afirma Eco cuando ‘rata, rana, liza’ pronuncia, 395
Si no es que los gatos sirvan en la homérica guerra
Antaño librada, la liza de ratones y ranas?”
Trae la sentencia mil males a pobres ratones
Y a las ranas de los pantanos gozos sin cuento.
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1 Esta intervención de Eco constituye un juego manierista practicado ya por autores renacentistas españoles como Palmireno y Sánchez de las Brozas y que tiene antecedentes clásicos plautinos y ovidianos (cf. J. M. MAESTRE MAESTRE, “La mezcla de géneros en la literatura latina renacentista: a propósito de la “Apollinis fabula” del Brocense”, Actas del Simposio Internacional IV Centenario de la Publicación de la “Minerva” del Brocense, 1587-1987 (Cáceres-Brozas, mayo de 1987), p. 177
2 cf. glosa autógrafa a otios. 386 “veritate inspecta”.
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