En
1534 Folengo reingresa en la orden benedictina, y allí permanece
hasta su muerte en 1544. Este último decenio es la tercera fase de
su producción literaria, y marca una vuelta a la producción
macarrónica. La tercera redacción de las macarroneas, conocida como
Cipadense, apareció sin fecha, aunque puede datarse verosímilmente
en 1534-1535. En 1538 es trasladado a Sicilia, donde compone en
lengua vulgar una pieza de teatro sacro llamada Atto
della Pinta1
por ser representada en la iglesia de Santa Maria della Pinta, un
poema del mismo tenor, la Palermitana2,
y comienza un poema en hexámetros latinos, la Hagiomachia3,
que queda incompleto. Los poemas sacros deben ser considerados como
una transposición literaria de la meditación monástica, sugerida
por la voluntad de conciliar empeño ascético, y pasión por la
poesía4.De
Sicilia retorna al norte de Italia hacia 1542, y pasa como prior al
pequeño convento de Santa Croce de Campese, donde fallece el 9 de
diciembre de 15445.
La muerte sorprende a Folengo cuando preparaba la cuarta redacción
de sus macarroneas, pasión de toda una vida6,
que fue publicada póstumamente en 1552.
1
Esta pieza fue representada entre 1538 y
1539, pocos meses después de la llegada de Folengo a Palermo,
señalando el prestigio que circundaba al poeta mantuano. Traía a
escena la creación del mundo, del hombre y la Encarnación de
Cristo. Fue puesta en escena con renovado éxito hasta comienzos del
siglo XVII junto con otras piezas trágicas escritas por Folengo, de
las que sólo se conservan los títulos: una Santa Cristina,
una Santa Cecilia y una Santa Caterina. Bibliografía
sobre esta obra en M. L. DOGLIO, "La Palermitana di
Teofilo Folengo tra "Coliseo Pastorale", riscrittura,
Institutio Christiana e poema sacro", Atti Convegno
1991, p. 103. M. A. BALSANO, "L'Atto della Pinta: un
crescendo durato mezzo secolo" en D. FICOLA (ed.), Puncta 5.
Musica sacra in Sicilia tra Rinascimento e Barocco. Atti del
Convegno di Caltagirone, 10-12 dicembre 1985, Flaccovio, Palermo
1985, pp. 195-235 señala muchos puntos de contactos con el teatro
contemporáneo ibérico, y apunta la hipótesis de que Folengo
estuviera en España en torno a 1525 en el séquito de Ferrante
Gozanga, virrey de Sicilia. El texto del Atto fue editado en 1994
por M. DI VENUTA, cf. también "L'"Atto della Pinta":
una sacra rappresentazione nella Palermo del Cinquecento",
Quaderni Folenghiani 2 (1997/98), pp. 55-72, quien propone
como fecha de estreno el 25 de marzo de 1539, con el propio Folengo
como director de escena, y señala como fundamentales las
representaciones de 1562 y 1581. Bibliografía actualizada se
encuentra en G. ISGRÒ, "La virtualità scenica dell'"Atto
della Pinta"", QF 6-7 (2006-2009), pp. 77-90.
2
Compuesto entre 1540 y 1541, se trata de un poema inacabado en
tercetos con notables ecos dantescos, destinado a ampliar el
horizonte de la Umanità presentando en su primer libro la
historia del Antiguo Testamento y en el segundo la del Nuevo. Los
materiales bíblicos de la parte inicial (de la creación a la
aparición de Cristo) vienen aquí introducidos en un auténtico
drama religioso, que Folengo imagina representado por una comunidad
de pastores en Palestina. Son los mismos sucesos del Atto della
Pinta, descritos y "narrados" esta vez por un testigo
ocular que registra también todos los aspectos técnicos de la
representación. El autor-espectador, de hecho, asiste al
espectáculo y lo comenta en detalle con la ayuda de Palermo, abad
de una anexa comunidad de monjes. Este originalísimo meta-teatro
épico, del que el Cinquecento no ofrece otros ejemplos, se
enriquece luego con importantes notas autobiográficas; con un salto
respecto a la Umanità y más bien un retorno al Caos.
El expediente escénico permite, de hecho, insertar al propio
Teófilo en la vicisitud, con una serie de alusiones a los
conflictos de la orden benedictina. Clamorosamente personalizado es
también el expediente estructural con que el poeta divide el primer
libro del segundo, lanzando al mismo tiempo una invectiva contra la
iglesia corrupta. La representación termina con las durísimas
palabras de Dios a la indigna Sinagoga y con el anuncio de una
comunidad cristiana renovada por Cristo (de lectura también en
clave actual y reformista). Inmediatamente después, los pastores y
el propio Folengo asisten en la realidad al verdadero
nacimiento de Jesús. El autor en primera persona entra luego en la
Sagrada Familia como sirviente, recoge su testimonio, revive los
hechos del Evangelio en el momento mismo de su realización. Este
juego entre la ficción del teatro (filtrada por el poema) y la
realidad del Cristo Viviente, este espléndido anacronismo que
conjuga autobiografía potencial e historia sacra, demuestran que la
pasión por el experimentalismo formal acompañó al monje hasta sus
últimos años (cf. R. RINALDI, "L'allegoria maccheronica di
Teofilo Folengo", Umanesimo e Rinascimento, Utet, Torino
1990, vol. II, p. 1577). Sobre la tradición textual del poema, su
estructura y fuentes cf. M. L. DOGLIO, o.c., pp. 103-117.
Existe una notable edición de la obra a cargo de P. DE CORSO (T.
FOLENGO, La Palermitana, Olschki, Firenze, 2006).
3
Consta de 19 passiones o vidas de santos. C. MARANGONI (cf.
"Materiali per un commento alla "Hagiomachia" di
Teofilo Folengo", Atti Convegno 1991, pp. 485-490) llama
la atención sobre la riqueza del latín humanista de Folengo, tanto
por la variedad de sus modelos como por la apertura a todos los
momentos y tipos de latín, de lo que es síntoma la creación de
neologismos y el empleo de términos inusuales. Una descripción de
su tradición textual puede hallarse en A. CAVARZERE, "La
tradizione manoscritta della "Hagiomachia". Una postilla",
Atti Convegno 1991, pp. 481-484. El mismo Marangoni (cf.
IDEM, "Parole e figure del martirio nella Hagiomachia", QF
2 (1997/8), pp. 73-80 estudia las fuentes y iuncturae
clásicas presentes en la obra, que aún no ha sido editada en su
totalidad. En la necesidad de una edición comentada y un estudio de
fuentes del difícil latín humanista folenguiano insiste A.
Cavarzere (cf. IDEM, "Vicende editoriali dell'Hagiomachia",
QF 2 (1997/98), pp. 95-108, quien ha editado algunas
passiones (cf. IDEM, "Dall'Hagiomachia di Teofilo
Folengo (II): Cucufatus et Felix contestes", QF 3
(2000-2001), pp. 107-120; "Dalla "Hagiomachia" di
Teofilo Folengo (III): "Cyrus ac Ioannes contestes", QF
6-7 (2006-2009), pp. 15-58 -con stemma codicum descriptorum y
bibliografía actualizada-).
4
cf. M. CHIESA, "Don Teofilo della sobrietà", QF 1
(1995/96), pp. 13-42: 38-39. Tal esfuerzo de conciliación es
sincero, pese a la leyenda autobiográfica goliardesca difundida en
las Macarroneas y adoptada por parte de la crítica, que
explica también las obras sacras folenguianas como satisfación
cínica de una exigencia de la Congregación benedictina para su
readmisión: "Questo trapassare dell'esperienza spirituale del
monaco nell'opera letteraria viene ad essere una prova
dell'autenticità di ambedue: la meditazione è uno degli impegni
più ardui, nel quale è difficile fingere; e un'opera così
radicata nell'esperienza monastica non può nascere solo per
sollecitazioni esterne" (Ib. p. 39).
5
Sus hermanos de religión lo enterraron donde aún hoy se encuentra,
en la capilla situada a la derecha del altar mayor, en el ángulo
noreste de la iglesia, donde desde siempre los monjes benedictinos
solían tener su cementerio y dar sepultura a sus muertos. La
historia de su tumba es también un poco la de la fama de Folengo:
desde su muerte hasta inicios del siglo XVIII se vió enriquecido su
sepulcro con numerosas inscripciones laudatorias en griego, francés,
hebreo, italiano y español. Del setecientos en adelante,
coincidiendo con el olvido del poeta, la tumba cae en un lento,
progresivo e irremediable abandono, traducido en la pérdida de
muchas inscripciones. Tras la unificación de Italia (1866), con la
revaloración romántica del poeta y su poesía, la capilla y la
tumba de Folengo tornaron de nuevo a resplandecer, aunque no mejoró
su estado de conservación, de suerte que las goteras provocaban, en
la segunda mitad del siglo, la pérdida de muchas de las
inscripciones pintadas en torno a la tumba. A comienzos del siglo
XX, y de acuerdo con el creciente interés y las continuas
peregrinaciones de poetas y hombres de cultura de todas partes de
Italia, se dispone un libro de visitantes ilustres, inaugurado el 6
de septiembre de 1903 por el poeta Carducci. Caída la capilla tras
la segunda guerra mundial en un grave estado de abandono, por
insensibilidad e incuria, fue renovada y dotada de iluminación dos
años antes del célebre congreso folenguiano de 1977, con el
sacrificio de las antiguas inscripciones bajo una buena capa de cal.
Con motivo del quinto aniversario del nacimiento de Folengo
(1491-1991), la capilla tomó un nuevo aspecto, más decoroso y
conforme a las expectativas de sus visitantes, que, además de
disponer como en el pasado de un registro para firmas, pueden
admirar allí, inscritas sobre las paredes, las numerosas y a menudo
audaces manifestaciones de simpatía humana y admiración literaria
de generaciones enteras. Al lado izquierdo del sofito puede leerse
una inscripción en español, curioso testimonio indirecto de la
fama del poeta macarrónico en nuestro país: "Aca Merlin Poeta
es sepultado / Que en rudo estil de acentos muy grosseros / A porfia
de Maron, y Marte Ayrado / Y las quexas cantò de los vaqueros"
(cf. FRANCO SIGNORI, "La tomba di Teofilo Folengo e le sue
iscrizioni", Campese e il Folengo, Comunità
parrocchiale di Campese, Campese 1991, pp. 105-116. La inscripción
fue anteriormente reproducida por A. MOMIGLIANO, "La
critica...", p. 179 -el único que transcribe la coma del
tercer verso-, y C. CORDIÉ, "I fratelli Folengo e la Spagna",
Letterature moderne, I (1950), p. 73).
6"[...]
il Folengo, dichiarando l'efficacia della poesia sacra per percepire
verità sublimi e ritenendo la poesia profana una pausa alle più
gravi cure, può lavorare con forte impegno intellettuale alle opere
sacre e tornare a limare le proprie opere macaroniche", cf. P.
DE CORSO, cit. edición de la Palermitana, p. 19.
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