CARMINA MACARONICA SELECTA

"Quid contentandum nisi contentamus amigos? / Hoc mihi servitium facias, tu deinde comanda, / nam, giandussa mihi veniat in culmine nasi, / ni pro te posthac Paradisos mille refudem", Baldus, V, 9, 295-298

sábado, 30 de mayo de 2020

TRADICIÓN TEXTUAL DEL EMBLEMA MACARRÓNICO "OTIOSITAS VITANDA"





Explicit del poema



4. Tradición textual y descripción del manuscrito.

La obra se conserva en un único manuscrito autógrafo, localizable en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia bajo la signatura 9 / 3761. Forma parte de un volumen misceláneo, como se ha dicho en el punto 2. El manuscrito consta de 23 folios a doble cara, que presentan una numeración originaria que va del 7 al 53. Las caras marcadas con los números 17 y 52 están en blanco. Presenta, además, una doble numeración posterior, a tinta en el margen superior derecho (211-232), y a lápiz en el margen inferior central (208-229), correlativas con las del volumen.

El manuscrito recoge no sólo versos, sino también una serie de glosas. En el margen izquierdo aparecen una serie de acotaciones encuadradas en rojo que ilustran sobre el desarrollo de la acción o sobre la introducción de alguna digresión. La organización de todos estos elementos en el ms. está perfectamente estudiada, de tal modo que casi podría hablarse de una “autoedición”. El texto poético aparece centrado, y cada verso aparece numerado a la izquierda. Tanto en el margen izquierdo como en el derecho, que suelen aparecer separados del cuerpo del poema por sendas rayas verticales, se disponen las glosas, así como en páginas específicas –“planas” las llama el autor-, que corresponden a las numeradas como 11-12, 27-55. De esto se da cumplida noticia en una anotación autógrafa que figura en el margen superior de la página 7 sobre el título EMBLEMA: “donde esta esta .S. [en tinta negra] se acuda a la glosa entre los versos, que es una hoja que está entremetida, que es plana .11. y plana .12. Donde esta esta .S. [en tinta roja] se ha de acudir a los suplementos, y si no esta en este cuaderno o en el margen a hojas llenas donde esta esta .X. [en tinta roja] se ha de acudir al cuaderno quod deest /. Y junto a esta señal esta el numero de las planas. Donde esta .hic. se hallara la glosa en el margen”.

En los versos que presentan glosas al margen figura en superíndice una letra a partir de la ‘a’ y la expresión hic sobre la palabra o expresión glosada. Así, el v. 2 aparece de este modo en el ms.:

2.hexametri, ametriBhic, teretesChic, macharronici, mixtiDhic.

Donde ha sido tachada la letra ‘a’ que estaba sobre hexametri y la glosa correspondiente en el margen izquierdo. Las glosas marginales reproducen el número del verso, y en muchas ocasiones la palabra o expresión sobre la que figuraba la llamada. Cuando no hay espacio en los márgenes de la página para la glosa, o desea añadirse con posterioridad se remite, mediante la letra sobre la palabra y una S en rojo –o en negro si es a las páginas 11-12- y un número de página situado al final del verso, a un conjunto de páginas (27-42) denominadas supplementa en el encabezamiento de la página 27. A la izquierda de este título se lee: “S. [en tinta roja] esta señal pongo en el verso quando me refiero a estos suplementos y quando no se pone está en el mesmo quaderno de los versos”. En estas páginas las glosas aparecen encabezadas por el número del v. y la palabra o expresión glosada. Incluso algunas glosas son desarrolladas en los mismo suplementos. El verso 204, glosado en la página 32, es retomado en la página siguiente tras el comentario del verso 208. Una advertencia al final de la página 32 señala un error de colocación. Al final de los suplementos, en la hoja 41, aparecen la glosa del v. 470 tras la del v. 489, y la ampliación de la glosa del v. 142, y en la página 42 se encuentra el desarrollo de la glosa del v. 34.

Un tercer grupo de glosas ocupa las páginas 43-53, que corresponden a lo que el autor llama “cuaderno quod deest”. Efectivamente, en el encabezamiento de la página 42, bajo una ‘B’ mayúscula tachada se lee la expresión “Quod deest”, y a la izquierda lo siguiente: “quando se remitte aquí lo que falta está con esta señal .X. [a tinta roja]”. Nos hallamos ante ampliaciones de glosas marginales o contenidas en los suplementos, o en el mismo cuaderno “quod deest”. Al final de éstas figura una ‘X’ en rojo y el número de la página donde se amplían. En el encabezamiento de la página 49, bajo dos trazos en forma de cruz, figura subrayada la frase: algunas cosas que se pueden añedir en la glosa de la mythologia, que sirve de presentación a dos glosas independientes.

Algunos versos aparecen en el margen como añadidos posteriores. Tal ocurre con los versos 22-25, que aparecen con numeración arábiga. En la página 14 v. 204 al margen derecho figura en recuadro la expresión ‘pon esto’ e inmediatamente al lado y hacia abajo dos versos con numeración romana (cciiii-ccv). Lo mismo ocurre al margen del v. 206 donde figuran los vv. ccvii, ccviii, ccvix. En la página 15, al margen derecho del v. 238 se encuentran cuatro versos añadidos numerados como ccxxxviii, ccxxxix, ccxl, ccxli. En la página 21 v. 473 al margen figuran los vv. ccclxxiii y ccclxxiiii. En una ocasión, los versos añadidos ocupan una página entera como ocurre en la pág. 18. De la pág. 16 (recto), que acaba con el v. 311 y una entrada, completamente inusual, al v. 312 (“sic omnes decet”), se pasa a una 17 (vuelto) en blanco. La siguiente p. 18 recogen los vv. 328-378. Debajo del último v. se lee “buelve al verso donde quedaste ./ Vulcanus accedens .X. pag. 19. Vsu. 379”. La p. 19 retoma el v. 312, y tras el v. 327 aparece el 379. En el margen derecho del v. 327 se lee: “buelve atrás a la plana añedida .18. versu. 328. At cum Vulcanus”.

Hay gran cantidad de correcciones y tachaduras en los versos (vv. 12, 13, 35, 36, 41, 43, 50, 55, 77, 89, 113, 141, 142, 144, 145, 150, 151, 152, 153, 154, 155, 157, 164, 204b, 206b, 213, 234, 235, 236, 240b, 242, 248, 270, 312, 325, 335, 336, 342, 347, 348, 355, 363, 369, 373, 379, 392, 398, 402, 416, 425, 432, 432, 441, 442, 453, 455, 473, 487).

5. La presente edición.

Las vacilaciones gráficas en el poema y las glosas son harto frecuentes, y hemos decidido conservarlas, junto con los signos diacríticos que emplea el autor. Resolvemos, no obstante, las ‘e’ caudadas que aparecen en el poema junto a las abreviaturas de nasales, y regularizamos la puntuación.

Hemos optado, dada su extensión y frecuente carácter autónomo, por situar todo el aparato de glosas a continuación de la edición crítica del poema. Señalamos el número de página del ms. original en la que aparece cada glosa, y en el texto macarrónico editado son marcadas en cursiva las palabras que son glosadas.


En nuestra traducción rítmica hemos intentado reproducir lo más posible el estilo y vocabulario del autor, empleando un sistema intermitente de rimas asonantes y consonantes de musicalidad ripiosa, para intentar dar idea, de modo analógico, de la irregularidad métrica del poema, y de su tono de ingenua seriedad.


sábado, 23 de mayo de 2020

PROSODIA Y MÉTRICA EN EL EMBLEMA MACARRÓNICO "OTIOSITAS VITANDA"





Incipit del poema





3. 3. 1. 3. Prosodia y métrica macarrónica.

3. 3. 1. 3. 1. Regularidad prosódica y tipos de metros.

El autor de otios. nos presenta una composición mayoritariamente en hexámetros con deliberadas deficiencias en el terreno prosódico-métrico. Tal proceder lo aleja del modelo macarrónico folenguiano, al que se ajustan progresivamente los macarrónicos españoles. En otios. 1-2 se nos advierte ya claramente de la polimetría del poema (“Quos nunc incipiam, erunt hoc ordine versus / hexametri, ametri, teretes, macharronici, mixti”). En glosa a otios. 2 se hace referencia a los ametri como versos en los que no se observa totalmente la cantidad métrica (ametri, id est, non omnino seruata mensura). Estos versos son concebidos, a pesar de todo, como hexámetros, es decir, con seis pies métricos y sus correspondientes ictus y cesura principal. Tal hecho puede deducirse de la tachadura que hace el autor de la glosa que había puesto en el margen al hexametri del mismo v. 2 (ʿεξάμετρι, id est, habentes sex pedes), evidentemente para que no se supusiera que los ametri no conservaban la estructura métrica de seis pies propia de los hexametri. El teretes (id est, rotundi) que figura a continuación de ametri parece confirmar que estas dos palabras son una complementación de hexametri. Los macharronici, mixti de otios. 2 son glosados juntos (id est, quia parti<m macha>rronici, partim latine sermone congrui, partim hispano). Los que considera macarrónicos los llama así porque incluyen macarronismos, y los mixtos por estar compuestos parte en español, parte en latín. Esto no es exactamente así, pues también hay versos mixtos que contienen macarronismos, como hemos visto en 3. 3. 1. 1. 7. Tanto macarrónicos como mixtos no dejan de tener la estructura métrica de hexametri. En otios. 3 se advierte que se ha recurrido a la licencia métrica de poner largas por breves, apoyándose en la tradición (pro breuibus longas posuerunt sepè poëte). La tradición exigía, empero, que tal alargamiento se limitara a los tiempos fuertes del hexámetro, pero no parece que nuestro “numeroso” emblemista se haya limitado a éstos en el entendimiento de su alcance, en vista de lo que dice –falsamente, convirtiendo en norma lo que es en Folengo excepción- en la glosa a otios. 4 sobre la imperfección cuantitativa de los hexámetros merlinianos, y del verso de Virgilio que no tiene “aparentemente” sonido de verso. Tal licencia conscientemente afirmada hace temer lo peor de la lítotes non omnino de la glosa a otios. 2. Ciertamente, esto nos ha llevado a observar una triple caracterización desde el punto de vista prosódico-métrico en los hexámetros íntegramente latinos y macarrónicos. Así, podemos hablar de hexámetros correctos sin licencias (teretes), con la licencia del alargamiento cuantitativo, sea en posición fuerte o débil, y de hexámetros incorrectos, sea por abreviación de largas, ruptura de la ley de la posición, e hiper o hipometría (ametri).

Son escasos los hexámetros latinos que, de acuerdo con el autor, pueden clasificarse como teretes (cf. otios. 3, 4, 21, 28, 47, 166, 267, 271, 272, 302, 334, 465, 466, 474b). En 6 de ellos hay que admitir hiato (21, 166, 271, 272, 334, 474b).

Los hexámetros latinos en los que aparece la licencia prosódica del alargamiento de sílabas breves, sea en arsis o en tesis, representan un porcentaje mayor (cf. otios. 1, 15, 19, 36, 40, 49, 50, 60, 67, 74, 90, 93, 99, 120, 133, 137, 144, 146, 178, 207, 213, 214, 218, 227, 243, 247, 253, 254, 259, 264, 269, 270, 285, 286, 288, 312, 323, 348, 360, 361, 383, 399, 411, 461). Hay hiato en otios. 1, 60 y 360, y debe señalarse consonantización de ‘i’ prevocálica en el v. 137. En el v. 461 no se pueden señalar ninguna de las cesuras tradicionales.

Pero la palma se la llevan los hexámetros latinos incorrectos (ametri), que corresponden a otios. 6, 11, 12, 14, 16, 18, 20, 22, 24, 25, 27, 29, 35, 42, 44, 45, 52, 53, 66, 89, 91, 94, 100, 101, 102, 103, 104, 105, 107, 108, 109, 110, 111, 112, 113, 114, 115, 116, 117, 118, 119, 136, 138, 139, 154, 158, 170, 176, 180, 181, 183, 188, 190, 192, 194, 200, 203, 204, 204b, 205b, 205, 206, 216, 225, 229, 239b, 240b, 241b, 249, 257, 262, 268, 273, 278, 281, 284, 307, 310, 313, 314, 315, 320, 325, 330, 333, 335, 337, 357, 366, 369, 377, 382, 386, 394, 397, 401, 402, 404, 414, 415, 417, 418, 419, 420, 421, 422, 423, 424, 425, 428, 429, 431, 433, 437, 441, 442, 446, 447, 449, 453, 455, 457, 458, 462, 463, 464, 467, 469, 470, 472, 474, 476, 473b, 480, 483, 485, 488, 489. El v. 310 es hipermétrico, y en el 488 no se pueden señalar cesuras.

En cuanto a los hexámetros macarrónicos, presentan una distribución análoga a los latinos. Los correctos desde las premisas establecidas por Folengo son otios. 5, 17, 30, 34, 59, 65, 70, 75, 81, 98, 135, 141, 143, 148, 150, 153, 165, 173, 175, 189, 193, 206b, 238, 294, 295, 303, 317, 319, 322, 343, 349, 353, 364, 395, 410, 416, 426, 481. Hay hiato en el v. 65.

Los hexámetros macarrónicos que incluyen alargamientos, sea en posición fuerte o en débil, corresponden a otios. 8, 10, 13, 33, 43, 48, 51, 57, 61, 71, 72, 73, 78, 80, 96, 125, 127, 129, 131, 132, 140, 146, 151, 155, 156, 159, 161, 172, 179, 182, 186, 187, 199, 202, 217, 221, 226, 228, 233, 236, 239, 240, 241, 250, 255, 258, 280, 287, 290, 292, 297, 298, 305, 311, 318, 321, 323, 329, 332, 336, 339, 340, 342, 344, 346, 359, 361, 367, 372, 373, 403, 436, 448, 456, 459, 471, 473, 478, 482, 487. Presentan hiato los vv. 51, 146, 221, 226, 228, 287 y 311; y consonantización de ‘i’ los vv. 140, 151, 280, 372 y 478. Son hexámetros espondaicos los vv. 125 y 258.

El porcentaje más elevado es el de los hexámetros macarrónicos incorrectos. Incluimos aquí los que presentan abreviación de sílabas largas por naturaleza en palabras latinas y de sílabas largas por posición en palabras latinas y macarrónicas. Pertenecen a este grupo otios. 2, 7, 23, 39, 41, 46, 55, 56, 57, 58, 62, 63, 64, 68, 69, 75, 76, 77, 79, 82, 83, 84, 85, 86, 87, 88, 92, 122, 123, 124, 125, 126, 128, 134, 142, 147, 149, 151, 164, 167, 174, 184, 185, 195, 196, 197, 201, 207b, 208b, 209b, 208, 215, 219, 222, 224, 230, 232, 234, 234b, 235, 237, 238, 238b, 244, 245, 246, 248, 251, 252, 256, 260, 261, 265, 266, 279, 289, 291, 293, 299, 300, 304, 306, 308, 309, 326, 327, 328, 331, 338, 341, 342, 345, 347, 350, 351, 352, 354, 355, 358, 362, 363, 365, 370, 371, 374, 375, 376, 379, 380, 381, 396, 400, 406, 407, 408, 409, 412, 413, 427, 430, 435, 440, 444, 445, 448, 451, 452, 454, 460, 475, 477, 479, 484. El v. 230 es hipométrico, y el v. 245 inescandible. Tanto en los ametri latinos como macarrónicos se detecta el esfuerzo del autor por mantener la estructura de seis ictus del hexámetro y la cesura pentemímeres, aunque para ello se llegue a prescindir de la observancia de la cantidad vocálica, incluso con ruptura frecuente de la ley de la posición tanto en palabras latinas como macarrónicas.

Esta misma tendencia se manifiesta en los llamados hexámetros mixtos (cf. otios. 26, 38, 54, 95, 97, 121, 130, 152, 160, 163, 171, 177, 191, 209, 212, 220, 223, 231, 263, 274, 275, 276, 277, 301, 305, 316, 324, 384, 398, 405, 432, 434, 438, 443, 450, 468, 486), como se ha visto en 3. 3. 1. 1. 7.

Los carmina Hispana del poema (cf. otios. 31, 32, 37, 162, 211, 282, 283, 356, 385, 387, 388, 389, 390, 391, 392, 393) son versos blancos de 13 o 14 sílabas.

En nuestro análisis de las terminaciones no hemos considerado como anómalos ni los finales breves de adverbios, admitidos por Folengo (cf. otios. 308, 410), y de los que el autor de otios. tiene seguro conocimiento como demuestra el calco del v. 163, ni los finales breves de los gerundios en ablativo1 latinos y macarrónicos (colgando, echando, guardando, siendo, vendiendo). La cantidad de las desinencias en los macarronismos no es sistemáticamente respetada, como ocurre en las palabras largas. Este fenómeno se hace particularmente evidente en el segundo medio tiempo del quinto pie dactílico (mengalas, montera, passo, rodillarum, sombrero, macharronici, golondrinae, ensamblatae, amarillo, fragua, pasmati, cola, aprisco, despensae, rostro, manto, maëstro, hornillas).

3. 3. 1. 3. 2. Prosodia de las palabras latinas.

El respeto por la prosodia está subordinado en otios., como se ha dicho, al establecimientos de los ictus y la cesura, predominantemente pentemímeres. Hay cierto número de voces aparentemente latinas (dedicatum, fastidiosis, gallinas, grata, horizonti, horizonte, limando, lucido, luna, matutina, molitus, musica, rana, ranarum, seuero, sudore, temerario).

3. 3. 1. 3. 3. Prosodia de los macarronismos.

3. 3. 1. 3. 3. 1. Regularidad prosódica.

Los macarronismos de otios. se atienen en general a las normas prosódicas latinas aplicadas por Folengo a su macarroneo. Las infracciones a la cantidad de las desinencias recogidas en 3. 3. 1. 3. 1 y a las normas básicas de la prosodia latina señaladas en los apartados 2, 4 y 8 siguientes afectan a 50 macarronismos, que representan el 11, 68% de un total de 428 voces macarrónicas registradas en el glosario. No es ciertamente un porcentaje muy elevado si se tiene en cuenta lo que se podía esperar de las declaraciones iniciales del autor. Por otra parte, el autor evita las licencias y rasgos más característicos de la prosodia folenguiana.

3. 3. 1. 3. 3. 2. La ley de la penúltima.

En el macarroneo, la posición del acento de intensidad determina la “cantidad” de la penúltima sílaba del macarronismo. Esta regla presenta en otios. algunas excepciones (alfilĕres, antŏgis, aparĕjant, appetĭtus, bolĭllos, carruxădos, cauallerĭza, conmixturăta, dosĕlis (pero dosēlis), enmarañătis, lauădis, litĕrae, seuĕro, temerărio, terciopĕlis, trançădum). Esta discrepancia no se da en los macarronismos esdrújulos por origen o derivación morfológica (domestĭcos, girifaltĭbus, lampărae, loçanĭco, macharronĭci, macharronĭcum, murcielăgui).

3. 3. 1. 3. 3. 3. Sílaba anceps en protonía.

Este fenómeno, reflejado en Normula par. 3, deja también su huella en otios. (căbeçae / cābeça; colŏratis / colōrata; cōmiençant / cŏmiençant; ĭdioma / īdioma; lāgunas / lăgunis; mīrauant / mĭrando; trabājare / trabăjare). También hay alternancia de larga y breve en la sílaba tónica de bisílabos paroxítonos (cāras / căra; frāgua / frăguam; pātos / pătus; quĕxas / quēxas; tŏmant / tōment).

3. 3. 1. 3. 3. 4. La ley de la posición.

La ley de la posición no es tan escrupulosamente respetada como en el modelo folenguiano (ălberquae, ălquilare, ăluĕrjana, ăntogis, ăppetescemus, bŏlsis, cŭlcosida, dĕstierrum, ĕspŭlgare, golŏndrinae, hŏlgazanus, lămparae, maĕstro (pero maēstro), molĕste). Estas infracciones hacen ocioso hablar de la alternancia de consonantes dobles y simples en este caso, siendo ejemplo palmario de ello el de appetescemus. Hay varios casos de lo que hemos dado en llamar rupturas aparentes de esta ley (bărranco, bărrigas, bolĭllos (pero capīllam, grīlli, hornīllas), căllare (pero canāllas, vassāllis), dĕsseant, fŏllando, gărrapatis, gărrote, hĕrrerus, păssante, păssare (pero pāsset), pĕrrus, văssallis).

3. 3. 1. 3. 3. 6. Sílaba anceps delante de “muta cum liquida”.

Tenemos ejemplos de la aplicación de este uso prosódico a macarronismos en ăgrauium, ăprisco, lŭbricano, mădrigueras, mădrugantes, mŭgriento, pŏbreti (pero pōbres), sŏplat, sŏplilli (pero sōplum), tăbladum (pero tāblado).

3. 3. 1. 3. 3. 7. Sílaba breve delante de ‘z’.

Tenemos un ejemplo de esta licencia prosódica macarrónica en cŏzinae frente al uso latino ratificado en gōzat y pelāza.

3. 3. 1. 3. 3. 8. La regla de “vocalis ante vocalem corripitur”.

Tenemos ejemplos de aplicación de esta regla a macarronismos en guĭares, jăezibus, lĕales, pĕones, pĭojos, platĕadis, renŭente, tŭerto. Se han localizado dos infracciones a esta regla (cāoua, coxēando). En el macarroneo folenguiano no se aplica si el acento tónico vulgar viene a caer en esta posición (cacarēat, cucurucūat, fidēos, macharronēa, marēa, osadīam, pīat, tenīant). Hay dos infracciones a esta excepción en cortesĭa por razones métricas.

3. 3. 1. 3. 3. 9. Consonantización de ‘i’ prevocálica.

Esta licencia prosódica prosódica latina contemplada para el macarroneo folenguiano en Normula par. 8 y en glosas de la red. T parece reflejarse en criet (otios. 150).

3. 3. 1. 3. 3. 10. La sinícesis.

Hay un posible caso de sinícesis aplicada a macarronismo en fea de otios. 353.

3. 3. 1. 3. 3. 11. Tratamiento prosódico de los diptongos vulgares.

El autor de otios., al igual que el de epist., no rehuye como los de las macarroneas lepantinas la inclusión en sus poemas de macarronismos que contengan diptongos vulgares. Estos son asimilados, como en epist., a sus homólogos latinos en su tratamiento prosódico (agrauium, almuerzus, atruenat, ayre, compuesta, corriente, cuellos, cueuae, denunçiare, fastidiosis, fuerçant, fuellibus, gueuo, guardando, muestrant, mugriento, murcielagui, patituertus, piensas, quisierat, remiendis, ruecam, tiessos, valiente). En dos ocasiones se ha localizado, no obstante, escansión breve del diptongo vulgar (destierrum, terciopelis). Se dan casos de ruptura del diptongo vulgar por motivos métricos que pueden considerarse, asimismo, como otro factor de enmacarronamiento latinizante, a nivel métrico en esta ocasión, del vocablo vulgar (auĭōnes, cubĭertum, desuarĭando, patĭa, simĭae, tirrĭant).



1  Véase aquí.


sábado, 16 de mayo de 2020

EL LENGUAJE MACARRÓNICO DE "OTIOSITAS VITANDA"





Ugo Enrico Paoli




3. 3. Estudio lingüístico.

El estudio lingüístico de la macarronea sui generis que constituye otios., ha de diferir necesariamente del de las otras estudiadas hasta ahora, y de las que veremos a continuación. Su advertida polimetría, que en ocasiones parece devenir en prosímetro, afectará sobre todo al estudio métrico.

3. 3. 1. El macarroneo de otios.

3. 3. 1. 1. El léxico macarrónico.

3. 3. 1. 1. 1. Macarronismos léxicos.

El autor de otios. emplea deliberadamente un cuerpo lexical mayoritariamente popular y familiar, no con el fin de crear un contraste expresionista con el elemento latino clásico, sino para hacer su obra más accesible y agradable a un público culto, pero más amplio que el puramente humanista. Este predominio del léxico familiar se plasma en la presencia de términos que no serán luego recogidos en los diccionarios contemporáneos y posteriores (alberqua, algargara, aluerjana, antoga, conmixturata, corpete, cucurucuat, culcosida, chirumanta, lubricano, mengalas, piernicorti, quartagis, de rendonem, tirriant, tramado), y de otros que tienen un marcado carácter dialectal (arronjat, delantari) y arcaizante (çerçen, girifaltibus, motilado, riçam). El registro de algunas voces en otios. (anafum, friso, patituertus) atrasa la 1ª documentación de éstas ofrecida por Corominas. El empleo de onomatopeyas tiene una clara inspiración folenguiana (cf. supra 3. 2. 1. 5). En el terreno de la grafía, el emblemista gaditano se muestra conservador, empleando formas tradicionales (biuas, pauellonibus, pauellone, peuetis), y algunas ni siquiera registradas (bolantes, villetem, haualoria). Cierta pedantería delata la grafía bruteschis, motivada probablemente por el origen italiano del vocablo.

No hay demasiadas novedades en la creación morfológica. En la morfología nominal predomina el tipo de latinización superficial que sustituye el sufijo genérico y / o numeral castellano por el casual latino, o bien lo superpone. Debe señalarse, sin embargo, un ejemplo de derivación latinizante (loçanico), y dos de alteración lexemática del mismo tipo (spinaca, spessa), y, sobre todo, los dos primeros ejemplos en la macarronea española de adverbios macarrónicos derivados del adjetivo vulgar (holgazane, moleste), y los tres primeros –sin constituir macarronismo semántico como el luminaria de mach. 97- de sustantivo vulgar macarronizado en género neutro (haualoria, jornalia, patia). Existen, asimismo, sendos ejemplos de neoformación macarrónica (colirrotae) y latina (paludinaribus). La morfología verbal es aún más conservadora: los tiempos más usuales (pte. de indicativo, gerundio y pte. de subjuntivo) se construyen sistemáticamente sobre la forma vulgar (atruenat, comiençant, cubret, cumplet, muestrant, colgando, guardando, siendo, compret, criet, parezcant, procedat), como se observa también en los pto. impf. de ind. (teniant, mirauant) y subj. (quisierat, llegassent). Sólo es de señalar el pte. de ind. latinizante parecit y el primer ejemplo de perfecto pasivo macarrónico (librati sunt).

3. 3. 1. 1. 2. Macarronismos morfológicos.

Se registra un error de concordancia (cf. otios. 43: relicto arbore por el correcto relicta arbore), y el uso del pronombre reflexivo sibi por el fórico eis (cf. otios. 343, 436), que aparece en Folengo, pero que está ya registrado en el latín medieval y humanista1. Ante su carácter aislado, no se puede hablar de errores morfológicos voluntarios.

3. 3. 1. 3. Macarronismos heteróclitos.

En otios. se da el primer ejemplo confirmado de macarronismo heteróclito de la macarronea española (ratonis [abl.pl.], ratones [ac.pl.]). Hay además apuntes de ésta en los abl.pl. chichonis, haraganis, peuetis; en el abl.sing. galeoto y posiblemente en el nom.pl. pobreti.

3. 3. 1. 1. 4. Macarronismos semánticos.

Hay que enumerar los casos de calles, casa, domesticos, manto, occasionem, piat, pico, se ponunt, procedat, remouente.

3. 3. 1. 1. 5. Macarronismos de calco.

Constituyen el aspecto más notable de creación macarrónica del poema. Ya en glosa a otios. 4 el autor confesaba que condicionaba la prosodia y métrica a la inclusión de refranes y proverbios. El emblemista, pues, se muestra especialmente inclinado a la creación de macarronismos de calco que reproducen expresiones castellanas (facere agrauium, dare alas, berengenalem intrare, facere camas, formare capillam, cauda inter crura, ganare de comere, lleuare compasem, facere cortesiam, tormentum garruchae, dare fee, facere iustitiam, manibus lauadis, mantus soplilli, metere in pelaza, facere mochilam, velare de noche, dare occasionem, dare osadiam, plus quam de passo, pro remate, intrare de rendonem, facere riçam, con la tuya salire, dare soplum). Es de notar la construcción morfológica de algunos de ellos, en los que operan principios opuestos. La locución adverbial de rendonem ‘de rendón’ parece responder a lo que Paoli llamaba “folenghiano deteriore”2, es decir, a la necesidad de latinizar de cualquier manera (normalmente con –m y –um cf. acasam ‘a casa’; assaium ‘assai’) construcciones vulgares, invariables en origen, que no se prestaban a ello. Pero el excesivo logicismo gramatical de Paoli no le dejaba ver que, tanto en Folengo como en otios., estas hipercaracterizaciones macarrónicas responden a un fin expresionista de carácter cómico. Confirma esta finalidad la tendencia opuesta, registrada en otios., a ceñirse lo más posible a la locución vulgar de origen como se manifiesta en ganare de comere y velare de noche, y que culmina en las construcciones mixtas con la tuya salire ‘salirte con la tuya’ y det fee ‘dé fé’. Algunos de estos macarronismos están construidos exclusivamente con latinismos (dedit alas ‘dio alas’ –incitar- [otios. 125]; cauda inter crura ‘con el rabo entre las piernas’ –corrido, mortificado- [otios. 325 con equivalente folenguiano cf. ap. de fuentes]; faciet iustitiam ‘hará justicia’ [otios. 274]).

3. 3. 1. 1. 6. Frecuencia de los macarronismos.

Como ya hemos tenido oportunidad de señalar en 3. 2. 1. 3 y 3. 2. 1. 4, la macarronea de otios. no se ajusta a la tradicional distribución de hexámetros macarrónicos y latinos, sino que introduce además deliberadamente hexámetros latinos relajados en su medida (cf. glosa a otios. 2: “ametri, id est, non omnino seruata mesura”), mixtos de latín y español, y versos enteramente españoles. Prescindiendo por el momento de su caracterización métrica, podemos establecer de cara al cálculo estadístico de los macarronismos una cuádruple clasificación: hexámetros latinos, macarrónicos, versos mixtos y españoles.

Los hexámetros latinos, correctos o no, suponen un número de 189 vv. que representa un 37, 45% del total.

Los hexámetros macarrónicos, correctos o no, ascienden a 260, que suponen el 51, 99% del total.

Los versos mixtos son 37, el 7, 37%, y los españoles 16, representando el 3, 18% del total.

Se puede destacar de esta estadística, por un lado, el importante número de versos íntegramente latinos, y, por otro, el escaso porcentaje de versos mixtos e hispanos (10, 55%) frente al cuerpo de versos latinos y propiamente macarrónicos que integran la macarronea canónica.

3. 3. 1. 1. 7. Función estilística de los macarronismos.

El latinus grossus fue un fenómeno de hibridismo histórico que actuó como fuente de inspiración lingüística para los primeros macarrónicos paduanos. En Folengo aparece asociado a la coquinaria latinitas a través de la imagen del rechoncho poeta Merlín Cocayo y sus Musas cocineras. Esta metáfora culinaria de derroche y vitalidad, es trasunto de la verbal y estilística, propia de un latinista grossus -tras el que se esconde el burlón humanista Folengo- que estima con desparpajo que su lenguaje degradado es digno de forjar hexámetros de cuño virgiliano. La imagen del enfermo empleada en otios. rompe con este programa literario. La perfección prosódico-métrica folenguiana, y los calcos clásicos, unidos a los macarronismos y los disparates morfológico-sintácticos provocaba el regocijo en el lector de formación humanista para el que estaban pensadas las macarroneas. Éste las contemplaba desde la tranquila superioridad de su conciencia filológica. Pero la imperfección técnica y el anárquico hibridismo de la macarronea gaditana obliga al lector a convertirse, prácticamente, en el erudito a la violeta ridiculizado por Aulo Gelio. Un obligado ejercicio de humildad que no carece, quizás inconscientemente y a pesar de la seriedad de conjunto, de cierto toque de tópica “guasa” gaditana.

Este efecto estilístico de confusión se manifiesta, como se ha dicho, en la irregular construcción del hexámetro, que será analizada en 3. 3. 1. 3, y en un hibridismo incontrolado producto de la “enfermedad” lingüística que supone otios., y que es ajeno a la esencia del macarroneo folenguiano. Tal hibridismo se patentiza en los versos que el emblemista llama ‘mixtos’. En éstos palabras o sintagmas españoles sin macarronizar se ven unidos en el mismo verso a palabras latinas y / o macarrónicas. La distribución de componentes se produce de dos maneras: o bien el verso aparece dividido en dos hemistiquios o en dos partes desiguales, una hispana y otra latino-macarrónica, o bien aparecen mezclados de forma caprichosa. En los versos con macarronismos, que tienden a conservar la distribución externa de ictus del hexámetro, se hace más claro cierto efecto de tránsito casi indistinguible de un código lingüístico a otro (español a latín y viceversa), que resulta muy apreciado por el autor. En alguno de los versos que se construyen a base de dos hemistiquios o partes desiguales (cf. otios. 38, 121, 160, 163, 177, 231, 301, 398, 438, 443) resulta ambigua la distinción de los componentes:

Y aíre delícadó, placidá corríente maréa (otios. 38)

En los otros se marcan más claramente las distancias:

Sín tua lícentiá consénsuque cérragerórum (otios. 121)

Pués que trabájaré faciúnt perítos in árte (otios. 160)

Y én gatésca léngua hablát furibúnde minándo (otios. 163)

cínco pies ál gató quesivísti nóstra tomándo (otios. 177)

si hábemús famém paném maüllándo pedímos (otios. 231)

éstrecha ý cortá, que apénas fémora cúbret (otios. 301)

tráë la séntentiá miserís mala múlta ratónis (otios. 398)

á huýr echándo celériter ád madriguéras (otios. 438)

qué luego déspachánt legátum Máximo Ióue (otios. 443)

En casi todos estos versos hay un macarronismo que actúa como una especie de palabra-puente entre los componentes lingüísticos (corriente, hablat, maüllando, echando, despachant). Es de notar el verso 163, que contiene un calco textual folenguiano con coincidencia de sede métrica (cf. ap. de fuentes), por lo que tiene de alejamiento consciente del modelo literario. En los versos propiamente mezclados el hibridismo, que se presenta como compulsivo, adquiere categoría artística al convertirse en un ejercicio de uariatio en un discurso de constante ida y vuelta:

Dónde sé suffrét, Dominé Vulcáne, que gáti (otios. 97)

Nón qui adobár sillás aut frústa iúngere láñis (otios. 152)

Piénsas quód potés hodié con la túya salíre (otios. 171)

Háec faciét iustitiám nobís, pues a nádie féfellit (otios. 274)

ádeo est hónestá que nón vidére se déxat (otios. 275)

nón qui dét fee de élla inuénitur úllus in áruis (otios. 276)

pró caligís lodó, pro cálceis lútea cóstra (otios. 305)

ét a rémpuxonés fuerçánt eos quaérere pórtam (otios. 324)

nám anima hóminís, nimís de la música gózat (otios. 468)

hóc datum ést illís, y en póco tiémpo se pónunt (otios. 486)

En los prefolenguianos de Padua existen ejemplos de inserción directa de monemas y sintagmas dialectales3:

Cógnoscít subitó quid fácit a céna cusínus (M 469)

Dá cagárolá possís moríre cagándo (V 263)

Ín bus ín babús docuít parláre per létra (T 89)

Círculus ét quum fít, non vúlt zentáze de sóto (T 123)

Híc vero áspicerés intránte in pórta brigáta (V 193)

Ómnes lássabánt illúm zanzáre a so muódo (V 234)

Nám, quum sís paupér, debés bassáre la tésta (T 60)

Á casa ét veniéns cepít voltáre lo rósto (T 83)

Quúm quid róbastí tribuátur cúlpa ale gáte (V 290)

Vínaque gózandó madidám sorbísse la térram (V 294)

Pero su fría y poco variada distribución evoca más que nada la torpeza del latinus grossus, y no alcanzan, desde luego, el carácter deliberadamente caótico que tienen en otios., incluso en los versos mixtos construidos a base de español y latín:

Sól cum occúparét quinós de Gémini grádus (otios. 26)

Ét solémne féstum anní seisciéntos y séxti (otios. 54)

Áut pará maéstro exámen vélle requíris? (otios. 95)

Érat occúpatá de bóte en bóte la cálle (otios. 130)

Híc posití sumús, a púra fuérça ligáti (otios. 191)

Quándo nó me cáto, armáta mánu me cápiunt (otios. 209)

A úna estáca júste vél injúste ligándo (otios. 210)

Y én dos pálabrás ponúnt sicut módo vidétis (otios. 212)

Álii cúm malleís ferrúm sobre júnque retúndunt (otios. 220)

Sín podér comérlas, neque íllas tángere mánu (otios. 223)

Ál ver dé los ójos ut núllus súmere quéat (otios. 224)

Quí sine málitiá sumús, sine sómbra de cúlpa (otios. 263)

Háec numquám loquitúr, nisi sít rogáta priméro (otios. 277)

Státim a émpellonés compéllunt squálidum íre (otios. 316)

Sí no té declarás, digitó compésce labéllum (otios. 384)

Y al primer encuentro murium primum cornu caeperunt (otios. 432)

Cáscaras dé nuezés por yélmos, pro láncea gérit (otios. 434)

Quám promíssit dáre, statím a la fústa priméra (otios. 450)

La presencia de estos versos mixtos, junto a los españoles, aunque escasa en número, influye grandemente, por su gran dispersión a lo largo del poema, en la construcción del discurso macarrónico, concretamente en el ordo uerborum, que resulta particularmente calcado del vulgar.

Existen, asimismo, algunos rasgos de juego estilístico con los macarronismos. Ejemplo de ello hay en la alternacia por uariatio de la forma latina y su equivalente vulgar (cf. otios. 174-175: “Castigum tua postulat insania, gate, / qualem atrevida talis locura meretur”), y en la alternancia, por idéntico motivo, del régimen de construcción del adj. similis (cf. otios. 237-238: “nos ita maltractant tormento rigido, potri [gen.] / simili, similique tormento [dat.] garruchae). El autor adapta también los macarronismos a las posibilidades combinatorias del fraseo latino (cf. otios. 322: “preguntare solet calças si compret agujae”; otios. 343: “atque piernicorti mixti sibi sunt auiones”).

3. 3. 1. 2. Sintáxis macarrónica.

No se detectan influencias apreciables de la sintáxis folenguiana, que serían quizás esperables en una obra que, a pesar de que se sitúa conscientemente al margen de los preceptos del ars macaronica, ha sufrido de una manera evidente su influjo, como señalamos en 3. 2. 1. 5. Paoli señalaba una serie de singularidades sintácticas en las macarroneas de Merlín Cocayo, como la supresión de la forma reflexiva, el libre uso del infinitivo (facere + inf.; infinitivo usado en correspondencia de un infinitivo italiano precedido de “a, di” [ ritrovat mangiare ‘ritrova a mangiare’; videre ruit ‘si precipita a vedere’]; infinitivo precedido de las preposiciones ad, pro, propter) y quod con valor consecutivo en indicativo o subjuntivo4.

El facere + inf. es un calco de la sintaxis vulgar, tanto italiana como española, y no necesita ser entendida como calco folenguiano. Aparece en otios. 145, 158, 168, 318, 325-326. Hay, por otra parte, infinitivos en otios. que corresponden a infinitivos castellanos precedidos de preposición bien con valor final (47, 49, 306), bien con valor de integrante de perífrasis verbal (33-34, 48) o suplemento (161, 240). Este uso, aunque se encuentra también en Folengo, es obligado si lo que se pretende es dar una pátina latina a la construcción sintáctica, como una especie de universal lingüístico macarrónico, y no reducible a mera imitación del modelo. Prueba de ello puede ser el doblete que se localiza en otios. 161 (comedere ganent) y 309 (ganet de comere), que responde a intereses estilísticos antitéticos. La sintaxis de otios., por tanto, se ajusta normalmente a la clásica latina, siendo notable la abundancia de construcciones de participio y de gerundio, por influencia muchas veces de la construcción sintáctica española.


____________________________________
1 Cf. ed. Zaggia p. 16 y U. E. PAOLI, o.c., p. 171
2  Véase aquí.
3 Tomamos estos ejemplos de I. PACCAGNELLA, Le Macaronee padovane. Tradizione e lingua, Antenore, Padua 1979, pp. 94-98. M, T y V son siglas, respectivamente, de la Macaronea de Odasi, de la Tosontea y el Nobile Vigonce opus, obras editadas críticamente por el estudioso italiano (p. 34 n. 2).

4 Cf. U. E. PAOLI, o.c., pp. 172-173. La penúltima construcción era normal en el latín literario de la Edad Media.

sábado, 9 de mayo de 2020

LA INFLUENCIA DE LAS MACARRONEAS FOLENGUIANAS EN EL EMBLEMA "OTIOSITAS VITANDA"





Imagen de la redacción Toscolanense (1521) de las Macarroneas de Merlín Cocayo





3. 2. 1. 5. La influencia de las Macarroneas folenguianas en el emblema otiositas vitanda.


Es evidente por la glosa a otios. 4 que su autor conoce la obra de Merlín Cocayo, alter ego macarrónico de Fr. Teófilo Folengo. Otra cuestión es determinar el grado de ese conocimiento y su influencia en otios. El análisis del aparato de fuentes constata la reiterada presencia de calcos folenguianos, distribuidos mayoritariamente a lo largo de las frecuentes digresiones del poema (cf. ap. de fuentes a vv. 79, 144-153, 163, 172, 199, 204b, 233-249, 234b, 273, 280-281, 285-286, 289-290, 304, 325-326, 329-332, 354-356, 433-436, 448, 480-481). Subsiste el problema de establecer cuál o cuáles redacciones de las Macarroneas folenguianas maneja el emblemista gaditano. La comparación entre los pasos correspondientes de las redd. T y C-V nos inclina más bien a pensar que lo que conoce el autor de otios. es la primera. De tal modo, el posible calco textual folenguiano de otios. 199 (cf. Baldus T XV 320: “hic erga fustam properans #furibunde minatur#”), desaparece en el verso análogo de la red. V (cf. Baldus V XVI 376: “ille venit contra fustam, veniensque menazzat”). Señalaremos las correspondencias y diferencias con la red. V de los textos de la T que citamos en este apartado.

Señalaba Paoli que en el Baldus, a menudo, la narración no es el fin, sino un pretexto para que el autor introduzca las digresiones más dispares1:

Ma nel Baldus non c’è solo la parte narrativa. L’autore ha voluto farne un’opera compiuta nella quale si esprimesse la somma delle sue esperienze umane e delle sue persuasioni. Con la sua smania di dir tutto e su tutto, affida alla narrazione epica anche l’ufficio di una ingarbugliatissima enciclopedia. Ci ammaestra su più disparati argomenti: sull’uso dei metalli, su certi segreti farmaceutici, sul meccanismo degli orologi, sugli uomini e i fatti della storia antica, sulla tecnica elementare della musica e del canto. Nel libro dodicesimo ci vengono illustrati la natura, la direzione e gli effetti dei venti, un vero manuale di meteorologia; nei libri quattordicesimo e quindicesimo è introdotto un lungo trattato di astronomia; più oltre il poeta ci tesse per biografie la storia della negromanzia. A un certo punto, trattando dei malefici influssi del pianeta Saturno, viene a parlare delle malattie, e ne enumera quarantadue; non ci manca né il vaiolo, né il mal di denti. Nella seconda delle quattro redazioni del Baldus redige, con mirabile precisione, venti complicate ricette gastronomiche. Ci insegna poi, con un metodo novissimo, in sessanta versi, l’alfabeto. Impariamo che l’A maiusculo è fatto come una squadra, che il C assomiglia al manico di una secchia, l’N alla forca, l’I al campanile di San Marco.

Este carácter de “embrolladísima enciclopedia”, tanto más evidente en el texto articulado de la red. T, debía resultar claramente atractivo a la mentalidad emblemista del autor de otios., y así puede decirse que algunas de sus digresiones están inspiradas en otras del Baldus.

La descriptio domus Vulcani principis (otios. 66-89) recuerda elementos de la ʾέκφρασις del postribulum striarum infernal en Baldus T XXI 641-6442:

Longaque larga patet cubitos caminata trecentos
Cuius tecta nitent auro pauimentaque muri
Dicere non opus est quam fulgida strata parantur
Argento, raso, bisso, ganzante, ueluto.

El emblemista gaditano manipula libremente la fuente folenguiana con el fin de adaptarla a sus intereses. Tal es el caso de la digresión en la que se enumeran oficios comunes (ennarrantur aliqua officia communia humilia [otios. 143-157]), que es añadida inmediatamente a continuación de otios. 137-142, versos notados como significatio emblematis, en los que se daba el “sentido del emblema”, que es el de evitar la ociosidad. La enumeración de oficios ilustra la variedad de ocupaciones útiles y necesarias a la república, que no se cumplirían si los pobres no trabajaran con sudor. En Baldus T VII 35-89 (correspondiente a Baldus V VIII 368-445) se narra una burla sufrida por el obtuso Zambelo de parte de un fraile desaprensivo que le arrebata su vaca Chiarina apostando que se trata en realidad de una cabra, y recurriendo al testimonio de un segundo fraile compinchado con él. El pícaro Cingar se encuentra entonces con el lloroso Zambelo, y al enterarse del motivo de su pena, se sorprende de que éste haya prestado crédito a un fraile, y pronuncia una diatriba contra el número excesivo de éstos, originado por la cantidad ingente de falsas e interesadas vocaciones que desprestigian a los verdaderos religiosos (cf. Baldus T VII 109-168; ib. V VIII 474-521). En un momento de su discurso dice Cingar hiperbólicamente que el contingente de frailes llegará a ser tan grande que una serie de oficios, que se enumeran, no podrán ser desempeñados (cf. Baldus T VII 133-147; ib. V VIII 498-5083). Esta idea del elenco de oficios junto con la anáfora non qui es retomada en otios. 144-153. No se reproduce, no obstante, ninguno de los tipos de trabajo contados en Baldus T o V, salvo el primero (cf. otios. 133: “non erit salsis qui naues ducat in vndis”) con coincidencia parcial además de sede métrica (cf. Baldus T VII 133-V VIII 498: “non erit aequoreis qui remum ducat in undis”). La razón tal vez radique en una dificultad de inteligencia de los macarronismos que contiene tal recuento.

Una nota marginal a otios. 194 (“proprium edulium cuilibet animali”) advierte del comienzo de una digresión en la que se enumera la alimentación de varios animales (cf. otios. 194-204, 204b-206b, 205-206, 207b-209b). En Baldus T XIII 266-267, en medio de una digresión en forma de acerada diatriba contra los campesinos (cf. Baldus ib. 253-292, vv. que figuran bajo el epígrafe ‘parenthesis’, y que desaparecen en la red. V), se aconseja la alimentación que se debe dar a algunos animales; el campesino debe ser alimentado a base de palos:

Pasce asinos paia, porcellos glande, cauallos
Atque boues foeno, uillanos pasce tracagno

Tras enfrentarse al herrero Mafelino en tierras de Libia, Baldo y sus compañeros son atacados de improviso por toda clase de fieras, cuyas voces se reproducen4:

Sed nouus en facitur rumor tantusque bagordus,
Quod credunt non esse nisi ter mille diauoi.
Vox confusa procul loca per scurissima tombat,
Quae uenit anterior sensim, crescitque per aures.
Est genus omne auium, pecudum, genus omne ferarum,
Quisque suam uocem facit ut natura ministrat5.
Nam leo rugitum mittit, lupus ac ululatum.
Bos boat, et nitrescit equus, gallusque cucullat,
Sgnauolat et gattus, baiat canis, ursus adirat,
Raucagat oca, rudit mullus, sed raggiat asellus,
Denique quodque animal propria cum uoce gridabat.
(Baldus T XX 450-460)

Este texto está en la base de la digresión de otios. 233-249 notada como vox naturalis cuiuslibet animalis. La nota marginal a otios. 230 “refieren los gatos a Jupiter las bozes que naturaleza dio a cada animal” parece directamente tomada del folenguiano “quisque suam uocem facit ut natura ministrat”6.

El retrato del vago pedigüeño (pictura et descriptio hominis otiosi et squalidi [otios. 289-306]) recuerda rasgos de varios personajes folenguianos. Así, la descripción física del ocioso (“expectans quidam aderat Vulcano passante, / cui erant membra fortia, semiplena chichonis / [...]barba sicut breña spessa, plena garrapatis / atque enmarañatis cabeça llena cabellis” [otios. 289-290, 297-298]), parece desarrollo de la del salvaje Maruffo (cf. Baldus T XVII 188-189)7:

En subito comparet homo siluaticus extra
Boscaiam foltam, barbatus, membra pilosus.

Y la descripción de su atuendo y compostura (“indutus sayo roto, colgando pedaços / capam quam portat poterant echare barranco / squalidus nimis corpore, sombrero mugriento [...] / atque enmarañatis cabeça llena cabellis / ita quod nemo poterat espulgare piojos / sicut rodillarum camisa inmunda cozinae / estrecha y corta que apenas femora cubrit” [otios. 294-296, 298-301]) recuerda la de Tognazzo y Zambelo. Se dice de Tognazzo (statura Tognazzi), entre otras cosas, que le cae por las espaldas una sobrevesta antigua, que apenas le cubre las bragas en torno al culo, y que tiene una camisa corta que cuelga por delante y detrás, a la que el viento hace descubrir lo que no debía8:

Cui cadit e spallis quaedam zorneiula crispa,
Quam gentes fogiam portabant tempore uecchio,
Haec appena tegit circum culamina bragas.
Stat camisola breuis dependens anteque postque,
Scoprit et interdum uento boffante quaderen.
(Baldus T III 41-45).

Zambelo, por su parte (forma Zambelli), provoca la risa con su aspecto: cocido por el sol, negro, con el traje a pedazos y mugriento. Tiene una melena tiesa como el aspersorio y llena de pajuelas de heno, que sólo peina en las fiestas con la almohaza de los bueyes, y que es víctima de piojos esclavonios; lleva una chaqueta de sayal raído y roto, que no se sabe si está al derecho o al revés, y una camisa de cañamazo corta y estrecha, que sólo pone en remojo dos veces al año, y eso sin usar el jabón9:

Coctus sole, niger, squarzata ueste, bisunctus,
Mostrabatque super stramum de nocte iacere,
Festucis quod habet multis caput inuilupatum.
Stat rizzis veluti spergol cauiata capillis,
Pectinat hanc solum festis sua striggia bouorum.
Semper habet longas mufidis in crinibus ongias,
Namque molestatur schiauonibus ille pedocchis.
Portat zachettum frusti fractique bisetti,
Quem dubitas vtrum sit drittus siue rouersus,
Fertque caneuazzi curtam strictamque camisam,
Quam sine sauono bis tantum smoiat in anno.
(Baldus T IV 230-240).

Incluso la acción reprensible del pordiosero señalada en otios. 34 (“faciebat vngue naribus applicata fideos”) tiene un modelo en la moqueante nariz de Tognazzo (cf. Baldus T III 39-40)10:

Semper habet nasum longo morcone colantem,
De quo spirat odor tamquam cagatoria morbans.

El emblemista gaditano maneja, pues, conscientemente y según convenga a sus fines moralizantes su fuente macarrónica, prescindiendo de su contenido polémico-religioso y de las notas de atrabilia sarcástica en la descripción de los personajes rurales.






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1 Cf. U. E. PAOLI, Il latino..., pp. 125-126. El subrayado es nuestro.
2 Cf. también Baldus V XXIII 538-540: “tecta nitent aurum, muri, pavimenta, cadreghae, / strataque coltrinis variis, lectique parantur / argento, raso, samito, canzante, veluto”.
3 Cf. Baldus T VII 104-168: Tunc quia promptus erat, fratres cito iudicat esse / illos qui renegant tonsuram mille fiatas. / Attamen, ut facimus laici nos saepe, malorum / relligiosorum culpa, mordebat honorem / sanctorumque decus, patrum moresque bonorum: / “Quo diauol –ait- tanti uenere capuzzi? / nil nisi per mundum uideo portare capuzzos, / quisquam uult fieri frater, uult quisque capuzzum; / postquam gioccarunt numos, tascasque uodarunt, / postquam pane caret cophinum, caelaria uino, / in fratres properant, datur his extemplo capuzzus. / Vndique sunt isti fratres, istique capuzzi, / qui sint nescimus, discernere nemo ualeret / tantas uestitum foggias, tantos ue colores. / Sunt pars turchini, pars nigri, parsque morelli, / pars albi, ruffi, pars gialdi, parsque bretini. / Ipsorum tanta est uariatio fratrum, / quod non discerno bernardum de benedicto. / Quantae stant coelo stellae, foiamina syluis, / tantae sunt fratrum normae, tantique capuzzi. / Si per iter uado telluris, cerno capuzzos, / si per iter pelagi, non mancum cerno capuzzos, / quando per armatos eo campos cerno capuzzos / siue forum subeo, seu barcam, siue tauernam, / protinus ante oculos aliquem mihi cerno capuzzum, / nil nisi per stradas uideo discurrere fratres, / nonne satis bastat sapientis regula Christi? / Istorum fratrum cumulis iam tantus oleuit, / quod sine soldatis christianica terra manebit; / non erit aequoreis qui remum ducat in undis, / non qui martellet ferrum, uel mantice foghet, / non qui descendens montagnas tecta couertet, / non qui per terras it gridans ‘spazzacaminum’ / non qui scarparum tiret cum dente coramum, / non qui substigans asinos pronuntiet ‘ari’, / non qui scorteghet manzos, uendetque figatum, / non qui uentrones uacuet, lauet idem busecchas, / non qui uerghezet lanam, gucchietque biretas, / non qui zauattas renouet, sparamenta reponat, / non qui bagnificet barbam, tollatque rasoro, / non qui praeduris scarpellet marmora picchis, / non qui porcellos castret conzando lauezos, / non qui sumpta molet frumenta, robetque farinam, / non qui sit tandem sguatarus, pegorarus, arator. / Hoc genus est hominum qui claustra superflua captant, / namque superstitio sola his in fratribus ambit. / Illic nobilitas sub rusticitate laborat, / ambitio quoniam uillanos unica brancat, / Pompeiana tument fastigia, Caesaris alta / mens ambit superos, quid ni? minus atria regum / dedecet hoc uitium, sed proh! Quid sueta ligone / uomere et attrito rigidas subuertere glebas / rustica progenies aspirans grandibus ambit? / en pastus siliquas, paleis caput obrutus, et qui / non nisi festiuo tellurem tempore sputis / inficit, abiectus, sordens, alienus ab omni / morigero cultu, tantum suefactus aratro, / aut stimulare boues, aut stercus fundere campis / sedis honorifica culmen cupit, optat, et ambit, / o si primatum numerarier agmine posset, / quanta uideretur sibi gloria, fastus, honorque, / per fas siue nefas reliquis opponere se se / patribus, et quas tot seruarunt tempora normas / uertere, ut interpretes melior, legumque peritus / adsit praeceptor plus quam matura uetustas”. El texto básicamente idéntico de la red. V –que suprime el ataque final contra los campesinos- lo reproducimos con traducción aquí como ejemplo aducido por Cesare Segre de la función englobante y directiva del latín en el macarróneo. Los elementos calcados en otios. pueden ser una validación de este principio.
4 Cf. también Baldus V XXI 348-359: “tum novus exoritur rumor, tantusque bagordus, / ut non esse putent nisi centum mille diablos. / Vox confusa procul loca per scurissima bombat, / quae venit innantum sensim, crescitque gradatim. / Est id cunctarum rabidissima schiatta ferarum; / quaeque suas reddit voces, ut usanza ministrat. / Dat leo rugitum horrendum, lupus elevat urlos, / bos bu bu resonat, bau bau mastina canaia, / nitrit equus, nasoque bufat, raspatque terenum. / Sgnavolat et gattus, et adirans eiulat ursus. / Mula rudit, mulusque simul, tum ragghiat asellus, / denique quodque animal propria cum voce favellat”.
5 Una glosa marginal señala irónicamente que “uerba tam propria non inuenies apud Priscianum uel Calepinum”.
6 El v. correspondiente de la red. V sustituye natura por usanza (cf. Baldus V XXI 353: “quaeque suas reddit uoces, ut usanza ministrat”.).
7 cf. también Baldus V XVIII 135-137: “en subito comparet homo sylvaticus illuc, / extraque boscaiam saltat: cui barba diabli / sanguinolenta colat, musumque imbrattat edacem”.
8 Cf. también Baldus V IV 250-255: “cascat de spallis frusti zorneia veluti, / quem garbum populi portabant tempore vecchio. / Haec appena coprit circum culamina bragas. / Vsat, ut usatur, calzas calzare brasolas, / hasque satis bastat stringhis stringare duabus, / interdumque scoprit vento boffante culattas”.
9 Cf. también Baldus V VI 147-157: “coctus sole, niger, squarzatus veste, bisunctus, / mostrabatque super foenum dormisse milannos, / cui veluti spergol rizzis caviata capillis, / festuchisque riget strami, buschisque paiari. / Pectinus hanc nunquam raspat, sed striggia bovorum: / semper habens tegnam, longasque in crinibus ungias, / namque molestatur schiavonibus ille pedocchis. / Portat zacchetum grossi, frustique bisseti, / quem dubitas utrum sit drittus, utrumve roversus, / fertque canevazzi curtam, strettamque camisam, / quam sine savono bis tantum smoiat in anno”.

10 Cf. también Baldus V IV 248-249: “semper habet longo nasum morcone colantem, / de quo spirat odor, tanquam cagatoria morbans”.