CARMINA MACARONICA SELECTA

"Quid contentandum nisi contentamus amigos? / Hoc mihi servitium facias, tu deinde comanda, / nam, giandussa mihi veniat in culmine nasi, / ni pro te posthac Paradisos mille refudem", Baldus, V, 9, 295-298

jueves, 14 de noviembre de 2024

ANUNCIO DE LA PUBLICACIÓN DE MI LIBRO "LA POESÍA MACARRÓNICA EN ESPAÑA"


 

Acaba de salir este noviembre de 2024 de los talleres de la imprenta Kadmos en Zaragoza mi libro "La poesía macarrónica en España" en un volumen doble, como señala D. José María Maestre Maestre, Catedrático de Filología Latina de la Universidad de Cádiz y codirector en su día de mi tesis homónima junto a D. Juan Gil Fernández, en su generoso prólogo: "por el empeño editorial del Instituto del IEH, del Centro de Estudos Clássicos de la Universidad de Lisboa y del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, en colaboración con la Associazione Internazionale per gli Studi Folenghiani “Amici de Merlin Cocai” de Italia (Bassano del Grapa, Vicenza), a la que le doy las gracias a través de su Presidente, don Otello Fabris (gratias quam plurimas tibi, care amice, ago!), el Grupo de Investigación “Elio Antonio de Nebrija” de la UCA y otros importantes organismos que han llevado finalmente a buen puerto todo este proyecto, que es también, en cierta manera, un recorrido vital de nuestro propio autor." (cf. op.cit. p. XV)

Es también en el prólogo de mi antiguo y siempre nuevo maestro donde puede encontrarse una descripción cabal de la obra, versión corregida y aumentada de mi antigua tesis (2001) con los descubrimientos e investigaciones de dos décadas: 

"El libro se abre con una Introducción General, dividida en cinco partes: en la primera el autor ofrece una definición histórico-lingüística de la poesía macarrónica, delimitando así el objeto de su estudio, y explica el origen del término “macarronea”; en la segunda, “El lenguaje macarrónico” hace un repaso crítico a la caracterización lingüística del híbrido macarrónico realizada en Italia a lo largo del siglo XX (sin olvidar la contribución española de Antonio Torres-Alcalá), y analiza el papel de los componentes del macarroneo de Teófilo Folengo, el Vergilius macaronicus: latín, dialecto y vulgar toscano; la tercera ofrece una detallada bio-bibliografía folenguiana, necesaria dado el desconocimiento del autor y del género en nuestro país; en la cuarta se estudia la prosodia y la métrica folenguiana, modelo obligado para la producción macarrónica hispana, y, finalmente, en la quinta parte, se hace un recorrido por la historia de la macarronea española y la fama, literaria y crítica, de Folengo en España, cerrándose con la exposición de los criterios de edición. Cierra esta sección una bibliografía sobre la poesía macarrónica.

La obra está compuesta de una decena de capítulos: el primero está dedicado a la primera macarronea española conocida, la de Juan de Vergara (1522 circa), ambientada en el conflicto de las Comunidades de Castilla; el segundo versa sobre las macarroneas compuestas por los médicos Diego Sánchez (1533) y Méndez Nieto (1552 circa), transidas de espíritu goliárdico universitario; el tercero está dedicado en exclusiva a la macarronea erótico-satírica del jerezano Francisco Pacheco (1565), la más extensa de las conocidas, que, a nivel estilístico se aleja de la primera fase de la producción macarrónica española, y se acerca a la fase clasicista y normativa que inician las macarroneas lepantinas; en el cuarto se estudian las composiciones del maestro Martínez yJuan Escribano, escritas para las justas poéticas convocadas en 1571 por la Universidad de Salamanca para conmemorar la victoria de Lepanto, siendo testimonio de la popularidad del género en el ambiente universitario; el quinto presenta el emblema macarrónico, Otiositas vitanda (1605), compuesto en Cádiz, y anómalo desde el punto de vista de los dos géneros que funde; el capítulo sexto recoge tres breves composiciones de comienzo del siglo XVII de la pluma de López de Úbeda, Pero Miguel y Rodrigo Caro, que ilustran la culminación del proceso de normalización de la tradición macarrónica postfolenguiana en España; del último año del siglo (1700) conservamos una anónima macarronea, conmemorativa de la entrada en Sevilla de dos Grandes, que presenta las peculiaridades sobresalientes de contar con una doble redacción y de representar la primera aplicación conocida del género macarrónico a la crónica costumbrista, y a la que se dedica el capítulo séptimo; en el siglo XVIII -tratado en el capítulo octavo-, resultan extremadamente notables por sus inusitadas conexiones con manifestaciones parateatrales barrocas como la mojiganga callejera la macarronea del gaditano Merlinus y la recitada en una mascarada sevillana de 1740, a las que se une el epigrama canario de Quijada, que es una típica composición de circunstancias; aun perteneciendo también al siglo XVIII, se dedica un capítulo completo a la Metrificativo invectivalis de Tomás de Iriarte (1786), que constituye una admirable sátira ilustrada contra la anquilosada universidad del tiempo; el décimo estudia la última composición del género recuperada, la Pepinada, de Francisco Sánchez Barbero (1812), escrita en Cádiz contra José I Bonaparte, el postrero, y, sin duda, más folenguiano de los poemas macarrónicos españoles. El objetivo de estos capítulos es, pues, presentar un estudio introductorio, edición crítica con aparato de fuentes y traducción anotada de la poesía macarrónica postfolenguiana en España. Quedan excluidos, pues, de él todas las composiciones híbridas o macarronizantes que se han presentando en ocasiones como macarroneas.

Las macarroneas son estudiadas por orden cronológico y son agrupadas o individualizadas en capítulos según criterios de oportunidad que son expuestos al comienzo de cada uno de éstos. Dentro del estudio del macarroneo de cada poema el autor se ha esforzado en trazar una semblanza, sucesivamente, del léxico macarrónico dentro de los parámetros clasificatorios creados por Ugo Enrico Paoli (macarronismos léxicos, morfológicos, heteróclitos, semánticos, de locución, como puede verse en el subapartado II.1.2 de la Introducción General), de su frecuencia y función estilística, de la sintaxis, de la prosodia según la clasificación ofrecida en la misma Introducción General (capítulo IV, más concretamente), y de la métrica de acuerdo con los cuadros de análisis creados por mí en diversas publicaciones sobre poesía latina humanística y utilizadas después, con importantes ampliaciones, por otros miembros del Grupo de Investigación “Elio Antonio de Nebrija”.

Se ofrece, además, un glosario general de los macarronismos y neologismos latinos de los poemas agrupados en los capítulos. Cada entrada, dispuesta por orden alfabético, presenta, además, la forma actual española del vocablo, cuando procede, y su acepción concreta, cuando parece oportuno; asimismo, se dan los casos en los que aparece, si se trata de un sustantivo o adjetivo, y sus accidentes verbales si se trata de un verbo, así como la escansión métrica (normalmente, no se indica la cantidad de la larga por posición ni de las terminaciones de los casos, excepto cuando se incumplen las normas prosódicas latinas) y el número de verso de cada registro con un eventual comentario final. En cuanto a la forma exponente de cada voz, se ha elegido el infinitivo presente activo para los verbos, el nominativo singular para los sustantivos, y el nominativo singular masculino para los adjetivos y pronombres, aunque no estén atestiguadas estas formas en las macarroneas, en lo que se sigue el criterio de la edición de Massimo Zaggia de las Macaronee minori folenguianas. En el caso de los sustantivos y adjetivos vulgares oxítonos macarronizados por la 3ª declinación latina, se presenta como entrada la misma forma oxítona vulgar haya o no registro de ella como nominativo singular (cf. p. e., respectivamente, glosario s.u. 'macaron' y 'jubon'), y la forma heteroclizada que disuelve la oxitonía cuando así hay constancia de ella en el poema (cf. p. e. glosario s.u. 'burronus'). Se dispone al final, tras el glosario, un índice de nombres propios y sus derivados, tanto latinos como macarrónicos, presentes en los poemas editados, y un índice general.

Los criterios de edición intentan tomar lo mejor de las ediciones italianas de las macarroneas folenguianas y las desarrolladas por el Grupo de Investigación “Elio Antonio de Nebrija” en sus ediciones de la poesía neolatina renacentista. En el caso italiano, el autor reaccionó en contra del -en su opinión- injusto relegamiento de la taxonomía macarrónica de Paoli por críticos posteriores en nombre de cierta “rigidez gramatical” (prejuicio asociado a la idea de que el lenguaje macarrónico está libre de reglas, cuando era esto uno de los factores más apreciados por sus lectores humanistas como elemento constitutivo de su comicidad), y son precisamente la presencia o ausencia de estos parámetros clasificatorios lo que ha permitido al autor el estudiar el mayor o menor grado de independencia de los poetas macarrónicos españoles de su necesario modelo folenguiano.

También es de destacar el empeño adicional del Prof. Domínguez Leal de no contentarse con una traducción en prosa al uso, pues ha realizado una traducción rítmica (más literal en su opinión que los circunloquios prosísticos) sirviéndose del hexámetro castellano empleado por Agustín García Calvo en su versión de la Ilíada de 1995, sin usar sus tiradas asonantadas. Este verso, efectivamente, consta de 6 sucesiones mínimas o pies (sucesiones de 3 sílabas, 2 de intervalo -átonas o alguna tónica, pero inmediatamente dominada- y una marcada, alternan con sucesiones de 2 sílabas, no marcada y marcada, y se miden como equivalentes), terminando en tiempo no marcado, y empezando o por tiempo marcado o precedido de una sola sílaba.

Los macarronismos, de hecho, han sido modernizados en su grafía pero no en sus particularidades morfemáticas (cf. p. e. glosario s.u. 'arronjare', gl. s.u. 'resgadus'), y no han sido sustituidos nunca por términos del español estándar actual, más aptos, sin duda, por su neutralidad connotativa a la uniformidad léxica que no sobresalta la transmisión del "sentido" en una traducción en prosa típica y, por eso, aparentemente "literal".

Al estudiar a los poetas prefolenguianos, Ugo Enrico Paoli señalaba que el macarroneo humanista no admite versos fuera de medida y carentes de cesuras regulares, y que en caso de hallar excepciones, debían atribuirse a corrupción textual. Años más tarde, el también editor Ivano Paccagnella opta por un criterio más prudente y elástico. Este criterio de prudencia es el que ha procurado seguir nuestro autor sin aceptar, por otra parte, el superficial prejuicio de que, por ser macarronea, deben ser admitidas todas las lecturas de las fuentes manuscritas y / o impresas." (cf. op.cit., p. XI-XIV)



sábado, 9 de noviembre de 2024

FRAGMENTOS DE MI TRADUCCIÓN DE "BALDO" DE MERLÍN COCAYO: Donde se cuenta cómo, tras el hundimiento de la isla encantada, los antiguos enemigos se reconcilian, y los problemas que tuvo Cíngar para encontrar montura, y de lo que con ella le aconteció (Baldus V, 20, 740-820)

 



Llegan todos, al fin, a la ribera marina;                          740

hubo nuevo gusto de besos, nuevo festejo,

mil caricias se dan allí más que azúcar dulzonas.

Baldo conquista a Lirón con tan corteses maneras,

que éste se apresta a seguir a Baldo en medio del fuego.

Llegara también a la orilla Hippol donosamente,             745

a cuya flanco, mojada su silla, está Rocaforta.

Va Lirón a su lado, y fuerte lo abraza, y luego

suplícale que se cague de la Fortuna en los giros,

y que su lealtad la prometa al gentilhombre de Baldo.

"Bien me parece -dice-; haré aquello que mandas".       750

Dicho esto, a Baldo corría con brazos abiertos.

Baldo lo acoge presto con jubiloso semblante,

y liga a sí a los dos hermanos con poderoso afecto,

por cuyas fuerzas el mundo no le importa un pimiento.

Después se planta de Rocaforta en la montura.             755

No desampara Lirón a su caro Rompecadena,

Hippol monta en la silla de Pardo1, y Filoforno

montó del centauro las grupas equinas con su permiso.

Cíngar, sin ofenderse, camina cual palafrenero.

Ya se marchaban, cuando a ellos las treinta galeras      760

vienen en mente, que así al mando de nadie dejaron.

Baldo a Lirón y a su hermano rogó con harta insistencia,

que una flota tan importante por sí y los suyos

no dejen: a Baldo bastaba el afecto que le tenían.

Ni Lirón ni su hermano desean oír tales cosas,             765

y no menos quiso tomar Filoforno esta brega:

¡tanto el imán del compañerismo los atrajera!

Van, pues, y abandonan todas las fustas y gente:

por nada del mundo de Baldo perder la amistad pretenden.

Cíngar el único es que a pie camina sin jaca,               770

hasta que un villano que dos asnos conduce

le sale al paso, y piensa en robarle algo que lleva.

Mas éste, al ver soldados, inmediatamente distinto

camino toma, y mete a los asnos en parte boscosa.

Cíngar lo llama: "¿a dónde vas? ¡para, escucha, canalla! 775

¡Escucha una palabrita!¡para, te digo, buen hombre!"

A Cíngar responde el hombre: "Blablá, chiz, félchena, gozca".2

Así diciendo, y el paso apretando, dase a la fuga.

"¿Adónde diablos vas?, -responde Cíngar-, ¡ahora

yo te haré probar, villano, tu majarería!".                     780

Dicho esto, sigue en su busca gritando: "¡Villano

patán, si no bajas, lo lamentarás!¡desmonta, bellaco!

Nuestra ley establece3 que quienquiera que tenga

como cosa suya dos túnicas o dos gabanes

dé al mal vestido de tales una u otro.                          785

No de otro modo todo aquel que lleve dos burros

es obligado por ley a dar al viandante uno de ellos".

El rústico grita y no quiere desmontar del jumento.

Incomprensible dice: "Flep, chélp, cocozína, boáster".4

Y mientras repite gritando éstas y más ocurrencias,     790

Cíngar con mucha prisa lo alcanza, y del asno la cola

agarra, la aprieta, y luego gallardamente a un foso

al amo y al burro tira entre risas de sus compañeros.

Dicho y hecho, pega un salto repentinamente,

y monta con donosura sobre el otro borrico.                795

Ya no habría querido montar caballito de Francia,5

tampoco las orejudas mulas que Roma cabalga,

pues el asno camina con el estilo portante,

y con los pies parece cortar preciso el follaje:

tíchi tích y tíchi tóch resuena en la grava.                   800

Nunca el pequeño pie del asno da un paso en falso,

y no se deja tocar por la espuela puntïaguda,

pues presto suelta una coz al par que una tanda de pedos.

¡Milagro sería si el asno tira coces sin pedos!

No poco goce dioles esto a los compañeros;               805

mientras Cíngar lo aguija, éste presto se pee,

entre las patas la testa metiendo, se alza de culo,

y a Cíngar obliga a salir volando hacia delante,

y a darse sobre la tierra unos porrazos más grandes,

que si del arzón de un caballo frisón6 al suelo cayera. 810

En tales holgorios los compañeros pasan el tiempo,

hasta llegar a donde se alza una enorme montaña;

montaña columna del cielo, que cumbre de piedra filosa

clava en las sedes celestes, y las estrella sostiene.

Montaña alguno llamó de la Luna a tal prominencia,   815

y a sus pies los amigos magna caverna encontraron:

está la montaña en redor de grutas agujereada.

Reconoció el centauro las huellas del grande Fracasso,

porque la arena mostraba pisadas escalofrïantes.

Todos alegres deciden ir en pos del gigante.              820

Cíngar desmonta, Lirón e Hippol desmontan al tiempo.

Cíngar en asno montado lo hace el último, y dice:

"Quien venga atrás que cierre la puerta", dice el proverbio.



_________

1 cf. X 523

2 Señala Chiesa que estas palabras incomprensibles que pronuncia el villano (Cui respondet homo: -Blabla, chiz, felchena, gozca.-), y que en glosa a la redacción Toscolanese se intepretaban como "¡Vete, y no te cruces en mi camino!" no corresponden a ningún registro dialectal, y son un elemento de la sátira anticampesina que lo asimila al diablo.

3 Lege commandatur... Lucas 3, 11: "Qui habet duas tunicas, det non habenti; et qui habet escas, similiter faciat" (Chiesa).

4 En glosa a pasaje equivalente de la redacción Toscolanense se lee como "traducción" Sta, sta, praedator viatorum ("Para, para, predador de viajeros")(Chiesa).

5 Iam non Francesum sub se voluisset ubinum. cf. X 49

6 frisonis cf. X 495


domingo, 22 de septiembre de 2024

FRAGMENTOS DE MI TRADUCCIÓN DE "BALDO" DE MERLÍN COCAYO: Donde se cuenta cómo Baldo y sus caballeros, aún sobre la isla encantada de la maga Pandraga, son avistados por el pirata Lirón quien desea tomar cumplida venganza del robo de sus galeras, y de cómo trabaron batalla mientras el gigante Fracasso intenta detener a la ballena sobre la que la hechicera plantó su isla mágica (Baldus V, 20, 589-657)

 



Mientras Baldo a Lirón con su espada lo va desarmando,          520

y púsolo igual que él también, de armadura desnudo,

y si Fracasso no hubiera el duelo interrumpido,

claro es que Lirón su vida habría perdido.

Moschino, al par que el centauro, y Filoforno en solo

ceñidos grupito, de sangre la tierra toda maculan,                   525

y asaduras y bazos mandan a las estrellas.

A la sazón no quedaba ninguno sobre las galeras;

todos en tierra, tanto moros como genoveses,

combaten, y a muchos otros nuestro centauro al agua

tiró, y luego tornó a dar ayuda a los suyos.                             530

Giuberto, en cambio, dándose solo un paseo en la playa,

se encamina a las fustas, entra, y con nadie se encuentra,

y como imbele1, y no ducho en el arte de la contienda,

observa, y se horroriza de ver tan enorme batalla.

De lanzas el desmesurado quebrarse retumba en las nubes,    535

y alto resuena a lo ancho del mar el fragor de las voces.

De carne hay lacerados pedazos, y vense de sangre

ríos, de muertos por aquí y por allá aparecen montones.

Como en carnicería pulmones, vísceras, tripas,

entrañas, panzas, redaños, intestinos y bazos                       540

penden de arbóreas ramas y esmaltan de sangre los prados.

¡Oh, duros golpes!¡oh, de Reinaldo dignas heridas!

¡oh, de mil doctos Marones2 hazañas apropïadas!

Se hiere, y se para el golpe; quien raja, quien es rajado.

Desgarradas mallas, y hojas hechas pedazos                      545

verías volar por los aires del modo que hacen las aves.

A tierra los pájaros caen por el fragor horroroso,

y dándose de bruces se mezclan en un solo lío.

Los ciervos y liebres salen saltando del bosque,

y del mar en el fondo los peces se agitan atónitos.            550

Y ya los corsarios danse la vuelta la fuga emprendiendo,

se afanan los nuestros en caza dar a la abyecta canalla.

En todo ese tiempo Fracasso no suelta la cola cetácea;

gritando ordena a sus compañeros cesar el combate,

y rápido precipitarse a las galeras vacías,                        555

pues quiere lograr un gran tiro, digno de una corona.

Entonces todos, creyendo que más no podía Fracasso

la cola tener en sus manos, viscosa y resbaladiza,

cual de las manos se escapa la anguila que se resiste,

acuden, tal como ves a la gente acumularse,                  560

que hacia Padua queriendo ir surcando el río

Brenta3, observa que de la orilla una barca se aleja,

de cuya proa el barquero dice a gritos: "¡A Padua!"

Baldo se niega a obedecer de Fracasso la orden,

desdeña de aquella empresa guerrera apartarse ese fuerte 565

campeador, a la muerte sin miedo en busca de gloria.

Si con la destreza un tanto vale la fortaleza,

había así decidido vencer a Lirón en combate.

Ya el gigante con tanta fuerza tuerce la cola

que, al girar la ballena su testa en pos de Fracasso            570

para morderlo, como la fiera perra a la liebre,

presto le suelta la cola, y presto le agarra la testa;

y afianzando los pies, como se estrangula una oca,

con cuatro tirones le arrancó de los hombros la crisma.

Hete que en medio del mar poco a poco las playas en torno 575

comienzan a hundirse, subiendo del mar el nivel juntamente.

Desaparece la isla, que porta la bestia consigo,

y sienten todos que bajo los pies les falta la tierra;

y siendo obligado meterse en aguas, alas desean,

puesto que notan ya que tienen el culo mojado.                  580

Del mar en el fondo ya la ballena se repantinga,

y arrastra consigo de las espesuras seis mil biolcas4,

por las que discurren los peces, que de lo nuevo disfrutan,

y ríen a carcajadas; unos en olmos se asientan,

y otros comen de encinas bellotas con su caperuza.            585

Se asombran de los ahogados corzos, liebres y ciervos,

no menos de las humanas cabezas y troncos cortados,

y de las carnes que los compañeros de Baldo sajaron.

Y sobre el agua vense soplar innúmeras testas,

armas, maderos, mesas, chozas y mil otras cosas.            590

Antes, subieron los caballeros en las galeras

y los genoveses que sobrevivieron a la matanza.

Todos estos al par de la fustas se apoderaron,

a cuyas bordas mientras agarrarse buscaban

los desgraciados corsarios con fúnebres gritos,                595

o los tiran a fuer de empujones y de patadas,

o los izan a bordo por las orejas y pelos,

hasta completar los remeros y las bancas de remos vacías,

y con los pies trabados los constituyeron notarios,

que escribir acostumbran con plumas inadecuadas.5       600

Fracasso mueve los brazos por los mares piscíferos,

y enormes forma masas de agua, al tiempo que nada,

sepáralas con sus manos, y arquea sus piernas que dobla,

y luego, en su carrera, con pies impulsa las aguas,

y éstos batiendo, y resoplando a plena garganta,          605

una borrasca éste provoca no menos intensa,

que Bóreas y Greco cuando Scirocco les hace frente.

Mientras nada, por caso o por fortuna, a Boccalo,

que nada había comido, lo encuentra bebiendo sin cuento,

cuyas tripas el agua ya había llenado del todo.            610

Al punto lo salva, de su cabeza en lo alto poniendo;

no menos estaba seguro Boccalo en ese momento,

que el castellano sea de Musso o de San Leo6.

Hippol gallardo sube del fondo del mar a caballo;

sostiene el mar al caballo, mas éste asimismo sostiene 615

a Hippol, a quien sólo las corvas le mojan las aguas.

Cíngar de la galera mayor en la popa eminente

se alzaba, y su pensamiento a Baldo rápido lleva.

"¡Ay de mí! -exclama-; ¿Baldo del mar en el fondo

pasto es de los peces?¡Ah, dioses, del hado rectores, 620

¿es esta vuestra justicia?, ¿guiáis con pareja medida

la suerte humana? ¡No, no! me cago en estrellas tramposas:

me cago en Marte, en Febo, y en toda la otra ralea.

Me reconcome no poder escribir pedorretas,

pues en vuestro escarnio un muy extenso volumen   625

dictaría, lleno de cien miles de pedorretas.

No sois dioses, sino más bien del Diablo la mierda.

Descerebrado es el pueblo, que idiotizado os adora a

vosotros, que sois cabrones cornudos, o meretrices,

o bien borrachos, y homicidas, a más de rufianes.    630

¿No es Venus pública puta al alcance de todo cliente?

¿De Júpiter Juno no es hermana, enemiga de Troya?

¿de esto a pesar por esposa no toma a esta bribona?

¿de mil muchachas podían bastar a Júpiter cuántas?

¿cincuenta en número?¿cien?¿tomemos incluso trescientas? 635

Torpe animal fue Homero, quien hizo tus alabanzas,

el mentiroso Virgilio, y toda la escuela de vates.

Mira aquí que peinetas te hago, y te cubro de mierda.

A ver si revientas, y que de ti no quede una raspa,

que todo el orbe con tantas heces has mancillado.       640

Dime, ¡oh, Júpiter mierdipotente! ¿por qué por el pueblo

entero pagano el sumo hacedor de todo el Olimpo

eras considerado, cuando adúltero, avaro,

tirano eras estruprador de tus castas hermanas?

Cortaste, canalla, a tu padre las genitivas sonajas7,      645

porque no engendrara el mismo más de tres hijos.

Después de eso, maldito, has violado a tu hermana.

Has violado a Alcmena, por que pariera un gigante,

que siempre la palma obtuviera en cosas descomunales;

A tal una insignificante mujer tumbó con su vista,        650

y tras ponerle una falda, lo puso a hilar al mastuerzo8.

Tú, sinvergüenza, a todas las chicas que a tus ojos

placían, las consaguíneas o no, sin derecho ninguno

violabas, tratándolas a todas cual asno salido.

Así pues, (si existes) podrías por mí romperte la crisma, 655

desde que nos suministras tan crueles destinos,

desde que Baldo, la antorcha de las virtudes, se apaga."


________________________

1 Imbellis. Imbele, incapaz de guerrear, por falta de condiciones físicas.

2 Evidente referencia a Publio Virgilio Marón.

3 Brentae. cf. vv. 91-93

4 cf. II 295

5 ...nodaros, / qui tam desconcis usantur scribere pennis. Evidente referencia, como indica Chiesa, a los macaronica verba de los notarios (cf. II 11), "que usan la pluma como si fuese un remo".

6 ...seu Mussi sive Salei. Sendos castillos en los territorios de Como y de Pesaro.

7 Taiasti... sonaios. Se trata, en realidad, como recuerda Faccioli, de Cronos respecto a su padre Urano.

8 Gazanum. cf. I 569-570.

domingo, 31 de marzo de 2024

MI NUEVO ARTÍCULO, PUBLICADO EN "FOLENGO, IL BALDO PADANO. Studi per i 500 anni della Toscolanense (1521-2021) a cura di Otello Fabris""






Gracias al infatigable entusiasmo de Otello Fabris y la asociación que preside, la Associazione Internaziole per gli Studi Folenghiani AMICI DI MERLIN COCAI -de la que me honro en formar parte- ha aparecido un volumen colectivo para conmemorar el quingentésimo aniversario de la aparición de la segunda redacción de las macarroneas folenguianas, publicadas en Toscolano sul Garda -de ahí el nombre que le he dado la crítica- en 1521.

El título del volumen -que acabo de recibir- remite, por un lado, a Il Baldo padano, traducción inacabada de la redacción Toscolanense a cargo de Giuseppe Tonna, y, por otro, a un paralelismo con Dante que, como señala Otello Fabris en su prefacio a la obra ahora presentada, carece de fines polémicos: "Il titolo della raccolta può sembrare irriverente, inadeguato, provocatorio: ma in questo lavoro c'interessa non tanto misurare le stature di Dante e Folengo, ma le distanze straordinarie di due diverse e antitetiche visioni dell'Inferno, che in Folengo assumono aspetti inquietanti" (p. 8). Fabris, quien firma además varios textos, recuerda que también es el trigésimo aniversario de la fundación de la Asociacion a cargo del excelso filólogo Giorgio Bernardi Perini, y su benemérito esfuerzo por conservar y promover la memoria del Vergilius macaronicus.

El libro, profusa y bellamente ilustrado, se abre con un artículo de Teresa Tonna, hija del traductor aludido, y cuenta con otros de eminentes especialistas como Massimo Zaggia, inolvidable editor de las Macaronee minori folenguianas, quien ofrece aquí una edición crítica del libro VII de la red. Toscolanense. Una traducción de las prosas introductorias a tal obra presenta Stefano Tonietto. A otros aspectos de la redacción (literarios, bibliológicos, históricos) corresponden artículos del citado Otello Fabris, Carole Primot, Enea Pezzini, y Silvia Merigo.

Mi modesta contribución al volumen consiste en un artículo titulado Teofilo Folengo e la critica spagnola del Novecento, donde reviso "le ricerche sviluppate dalla critica spagnola del secolo scorso per ritrovare altre influenze folenghiane -soprattutto attraverso la redazione Toscolanense - nella letteratura vernacola". (p. 183), influencias que conciernen a José de Villaviciosa, El Lazarillo, y Cervantes. También en mi artículo se dan más noticias -correspondientes a la inquietud de Carlo Cordié expresada en 1950- sobre la visita del hermano del autor macarrónico, Giambattista Folengo, a España en 1556 como comisionado papal.

Agradezco, finalmente, a Otello Fabris y al resto de asociados su amabilidad para contar conmigo en este meritísimo libro, y a Otello también por su gentil corrección de mi texto en italiano. Quid contentandum nisi contentamus amigos?


sábado, 23 de marzo de 2024

FRAGMENTOS DE MI TRADUCCIÓN DE "BALDO" DE MERLÍN COCAYO: Donde se cuenta cómo el centauro Virmazzo partió, por mandado de Baldo, para buscar un sepulcro para su padre Guidón y el caballero Leonardo, de donde salió un diablo que le arrebató el libro de encantamientos de la maga Pandraga para invocar a una legión de demonios (Baldus V, 19, 45-165)

 




 Partió el centauro, de Moschino en la compañía,               45

en busca del sepulcro de mármol que viera hace poco,

donde puestos reposarán los restos de entrambos,

hasta que el tarará1 resuene del Juicio en el día.

Giuberto y Cíngar juntos iban, antorchas portando,

a recoger a Leonardo, y junto a Guidón colocarlo.             50

Baldo atrás permanece solo, y los huesos del padre

acomoda en el féretro, violas y lirios esparce

por sobre su cuerpo, por los pies y por la cabeza.

Ciñe merecidamente sus sienes de láurea corona;

y en la su mano florece mérita hoja de palma,                   55

mérita del vencedor de tantas guerras y lizas.

Túmulo el centauro blanco más que la leche

había encontrado, así labrado en profunda caverna.

Entre las otras montañas, que la turba negra

de negros satanes, que invocó de Pandraga la magia,        60

trajo allí, está Metrapas, que toca la luna,

y lleva siempre en su cabeza un tocado de nubes.

Cavose a los pies de aquella montaña una tumba oscurísima,

en cuyo umbral lucía colgada una inmensa

losa de sepultura con el siguiente epigrama:                     65

"Molcael y Bariel, uno mago, el otro astrólogo,

ambos confïaron sus miembros a este sepulcro".

Leído esto, dijo el centauro: "¡Suerte tenemos!

¡Qué desperdicio este, si nada la tumba contiene!

Molcael, seguidor zoroastriano, en tiempo de Nino2          70

floreció; ¿y en espacio tan largo de tiempo sus huesos

no se habrán podrido y al fin convertidos en polvo?

Quiero asegurarme". Dijo, y con fuerza hacia arriba

de las anillas tiró del sepulcro por ver lo de dentro.

Hete que acude Moschino por orden de Baldo y a éste     75

ofrécele ayuda, hasta que quitan la losa de mármol.

Apenas caída, hete que un negro diablo se sale,

y monta sobre las grupas equinas del hombre caballo.

Éste golpéalo sin parar con crecidas puñadas,

y no le deja tomar aliento, el desconsiderado.                80

A éste lo agarra Moschino por los cuernos recurvos,

pero, agitando la testa, se esfuma ligero en la sombra.

Luego regresa volando y flagela al centauro en el lomo,

y mándale (si en paz quiere verse) entregarle ese libro,

el libro que poco antes quitara a la fuerza a la dueña.     85

Este centauro, luchar rehusando contra diablos,

tira al suelo el libro, y paz solicita al maligno.

Presto el demonio, sin nadie que se lo impida, lo toma,

y se regocija, como si fuera el colmo del gozo

tener tal libraco, por el que a menudo fuera domado,     90

y recibiera antaño los bastonazos que escuecen.

Quedan suspensos los dos, y sentados, con fuerte coraje,

deciden averiguar del todo el fin de la historia.

Se lanza el diablo sobre una roca en sus alas ligeras,

cuya forma es aquélla de un murciélago propia.            95

Cuatro mayúsculos cuernos se alzan en su cabeza;

dos las orejas le cubren como le pasa al carnero,

dos se yerguen puntiagudos como en el toro.

Morro tiene de perro moloso, de cuya boca

colmillos horribles de ver sobresalen por toda parte.   100

No tiene el grifo nariz, ni la harpía cuenta con pico

tan duro, tan resistente y capaz de horardar las corazas.

La barba de macho cabrío de sangre pútrida el pecho

le emplasta, y hiede con gran pestilencia producto de babas.

Agita doquier orejas más largas que las de un asno,    105

y en las oculares cuencas dos encendidos revuelve

ojos, que en fiero mirar las estrellas entenebrecen.

Delante, las partes pudendas son de serpiente una testa;

detrás, las partes pudendas mueven cola tremenda.

Son pies de pollo los que sostienen sus piernas escuetas, 110

y su esmirriado culo exhala un olor sulfuroso.

Entonces Virmazzo, el centauro, le habla al oído a Moschino,

y ruégale que vaya a dar noticia a los otros.

Se marcha Moschino, a Baldo encuentra, y todo le cuenta.

Cíngar entonces llegaba de trasladar a Leonardo;       115

junto con Cíngar acude Giuberto; a Falchetto dan voces.

Juntos en marcha se ponen, y ver desean diablos,

por si tan feo sea, como la gente lo pinta.

Ya con un mínimo ruido habían entrado en la cueva,

en cuya boca encuentran la tumba carente de losa.    120

Está el centauro allí oculto, en un rincón escondido.

Levántase y de puntillas viniendo a su encuentro,

habla en voz muy baja a éstos: "¡Mirad, compañeros!,

mirad a vuestra izquierda, allí el negro diablo".

Tal diciendo, lo muestra con el dedo extendido;         125

éste, por más que astuto y sutil espíritu siendo,

no imagina, empero, que Baldo lo está observando.

Hace, pues, una danza, mira, y entero repasa

el libro mágico de la Pandraga, y viéndolo apenas

puede creer que sea aquel el libro tremendo,            130

por el que el rey Lucífero y gente infernal es domada.

Así, cual si loco estuviera, brincos da de alegría,

hace varios pasos de baile, y una morisca3.

Los compañeros no aguantan la risa, y cierran sus bocas

con las manos, por tragarse las carcajadas,             135

y Baldo se las veía para mandarles silencio.

Quien mucho no se divierte es Boccalo, y como una lapa

se pega a Baldo, y apenas respirar le es posible,

pues tiembla de miedo, y tiene apretado el boquete trasero.

Tras largas fiestas, hete que llega otro diablo,          140

y con voz de corneja ahíta de carne de horca,

así roncamente grazna: "¿Qué haces aquí, Rubicano4?

¿qué entre manos te traes?, ¿esperas algo apañarte?"

Respóndele: "Así es cierto; ¡ven, Libicocco hermoso!

Nos llevaremos hoy con nosotros abajo un alma,      145

como nunca nuestra Caína5 hubiera acogido.

Atento, ¿lo ves? Este es el libro para nigromantes,

que a ti, que a mi nos daba otrora tantas fatigas;

¿acaso nada sabes?, te ruego, escucha un poquito.

Cinco eran los caballeros, que Tabla redonda           150

"andantes" llama, quienes llegaron por estos parajes,

y consiguieron vencer los engaños de nuestra Pandraga.

Ésta ahora está apañada: tres mil latigazos,

o zurriagazos como adelanto desnuda ganose,

por lo que la desdichada preferiría la hoguera,        155

que ser así lacerada, que roto tener todo el cuerpo.

Mira el libro que ha perdido, y por esta desgracia

se cree del todo arruinada, porque será nuestra presa".

Habló Libicocco: "¡Eh! Rubicano, destroza el cuaderno,

venga, hazlo, para evitar que otro mago lo encuentre, 160

y males peores aún nos vengan que los de antes.

"No de momento -así Rubicano- será destruïdo:

antes nosotros debemos hacer una cosa graciosa.

Quiero de cierto invocar del Infierno a todo diablo,

o, si no a todos, al menos a los treinta mejores.          165



________________

1Taratanta, véase I 235

2Véase I 114.

3Véase XIV 293.

4Rubicane. Señalan Faccioli y Chiesa que la mayor parte de nombres de diablos en Folengo son de origen dantesco.

5Caina. Nombre de la primera de las cuatro partes en que está dividido el noveno círculo del infierno de Dante.


sábado, 9 de marzo de 2024

GLOSARIO GENERAL DE LA POESÍA MACARRÓNICA EN ESPAÑA: X-Y-Z

 

X



xabon, sust.: “jabón”.

gen.sing.: xābōnis pach. 272

xacara, sust.: "jácara".

Abl.pl.: xăcăris metr. 84

xaquima, sust.: “La cabezada del cordel con que se hace el cabestro para atar las bestias. Se toma tambien por el mismo cabestro (cf. DRAE 1817, s.u. 'jáquima')”.

nom.sing.: xăquĭmā Spur. 19 xāquĭma pach. 543

Se respeta la acentuación del vulgar ‘jáquima’, aunque también existió la forma llana (cf. Corom. s.v. ‘jáquima’). Existe alargamiento en arsis en Spur.

xaueguerus, sust.: “Se aplica determinadamente al pescador de xabega -red grande- […] en el Guzmán de Alfarache (Cl. C. II, 190.1): como solían emplear a vagabundos para tirar de la jábega en la pesca del atún, en las supuestas ordenanzas de los Pícaros incluídas en ese texto se pone por condición que hayan cumplido dos años de jábega […] (cf. Corom. s.u. 'jábega')”; “Germ. Lo relativo a la jábega, tanto del punto de vista literal, pescador de jábega con red, como del punto de vista germanesco, lo picaresco, lo rufianesco de poca importancia comparado con los jaques (cf. Lexmarg. s.u. 'jabeguero-a')”.

abl.pl.: xăuēguēris pach. 33

cf. Pacheco, Sátira, v. 323: No había entonces musas jabegueras

xeta, sust.: “jeta (rostro)”.

Nom.sing.: xēta otios. 292











Y




yedra, sust.: “yedra”.

nom.sing.: yedra pach. 622, 626

yegua, sust.: “yegua”.

ac.pl.: yēguas pach. 545

yesca, sust.: “yesca”.

ac.pl.: yescas pach. 473

yunque, sust.: “yunque”.

nom.pl.: yunques pach. 95 abl.sing.: yunque pach. 169























Z




zagala, sust.: “zagala”.

voc.sing.: zāgāla pach. 619

zahareñus, adj.: “Vale desdeñoso, esquivo, intratable, ò irreducible (cf. Aut. s.u. 'zahareño')”.

voc.sing.fem.: zăhărēña pach. 613

zahoriacus, adj.: “zahoríaco, de zahorí”.

Nom.sing.fem.: zăhŏrīăca carm. 19

Neoderivado macarrónico, a partir de zahorí (cf. Aut.: “llaman a la persona que vulgar y falsamente dicen ve lo que está oculto, aunque sea debajo de tierra, como no lo cubra paño azul”). La 1ª doc. está en Covarr., que escribe çahori (cf. Corom. s.u. ‘zahorí’).

zampari, v.dep.: "Meterse de golpe, ò apresuradamente en alguna parte (cf. Aut. s.u. 'zamparse')".

Pte.ind.: zampātur Pep. 124

çampoña, sust.: “zampoña”.

ac.pl.: çampōñas pach. 617

zanca, sust.: "zanca".

Ac.pl.: zancas metr. 31

zangamalangus, adj.: "zangamalango".

Nom.sing.masc.: zangămălangus Merl. 40

Voz no registrada en los léxicos. Negligiendo totalmente el sentido del texto, Torres-Alcalá considera esta palabra como onomatopeya: "El autor del Merlini, que habla de la visita a Cádiz del Almirante de España (sic), para describir la alegría y el bullicio del pueblo, usa la palabra zangamalangus poniéndola en boca del perplejo Hércules: "Quis zangamalangus... invaserit Urbem?". Asimismo, describiendo el ruido de los cañones, usa gatatumbam (!): "Qui gatatumbam no (sic) faciat..." (p. 17). Es posible, por el contrario, relacionar esta palabra con compuestos como zangomango 'treta, ardid' (Cervantes), propiamente para no trabajar, y derivados como zanguango 'indolente, embrutecido por la pereza' [Acad. ya 1817], y zanguanga "ficción de alguna enfermedad o impedimento para trabajar, y assí se dice hacer la zanguanga" [Aut.]: tomados del gall. zanguango "perezoso, maula, que busca pretextos para no trabajar", derivado de zangon-ango con pérdida de la -n- intervocálica, según es regular en gallego (cf. Corom. s.u. 'zángano'). Pensamos que el vocablo podría haber surgido a partir de una asimilación vocálica regresiva de zangomango > *zangamango, a la que se le sumó la inserción de un interfijo expresivo (zangam-al-ango), sin variación semántica dentro de su carácter adjetival.

zangarronicola, sust.: “adorador del Zangarrón”.

Ac.pl.: Zangarrōnĭcŏlas mach. 56

Neoformación macarrónica que constituye una palabra compuesta calcada jocosamente sobre el tipo latino deicola “adorador de Dios” (cf. HIER., Joh. 38) o Christicola “adorador de Cristo” (cf. PRUD. Psych. 13). La voz zancarrón designa el hueso de la pierna, descarnado, o cualquier hueso grande y descarnado. En Aut. viene aplicada a los huesos de Mahoma, y a su famoso sepulcro suspendido (“Llaman por irrisión los huesos de este falso Propheta, que van à visitar los Moros à la Mezquita de Meca [Aut. s.u. ‘zancarrón (de Mahoma)’]”). Corom., tratando de este término s.u. ‘zanca’, registra la variante zangarrón, con influjo de zángano, en Torres Villarroel, escritor y poeta español del siglo XVIII. El testimonio de mach. adelanta la primera documentación de esta variante casi en dos siglos. Cf. glosar. s.u. ‘zangarrus’.

zangarrus, sust.: “zangarro –sinónimo de zancarrón (hueso de la pierna, descarnado)-“

Ac.pl.: zangarros mach. 44

Voz no recogida en los léxicos. Por el contexto (altera zangarros amisserat, altera brazos) puede entenderse como sinónimo de ‘zancarrón’ en el sentido apuntado.

çapateta, sust.: “El golpe, ò palmada, que se da en el pié, ù zapato, brincando al mismo tiempo en señal de regocijo (cf. Aut. s.u. 'zapateta')”.

nom.sing.: çăpătēta pach. 18

cf. Pachecho, Sátira, v. 289: Tus musas no sabían zapatetas

çapatetisonus, adj.: “zapatetísono”.

ac.pl.masc.: çăpătētĭsŏnos pach. 102

Neoformación macarrónica a partir del sust. zapateta.

zapatus, sust.: "zapato".

Gen.pl.: zăpātum Pep. 79

çarçaparrilla, sust.: “zarzaparrilla”.

nom.sing.: çarçāparrilla pach. 525

çarposus, adj.: “Lo que tiene zarpas (cf. Aut. s.u. 'zarposo')”.

nom.sing.fem.: çarpōsa pach. 125

zeda, sust.: "seda".

Gen.pl.: zēdārum PM1196 abl.pl. zēdis PM1171, 258

zedula, sust.: "cédula".

Nom.sing.: zēdŭla PM175PM262

çercus, sust.: “cerco”.

ac.pl.: çercos pach. 541

çoçobra, sust.: “zozobra”.

ac.pl.: çŏçobras pach. 598

çulla, sust.: “Hierba silvestre, que se cria en la Región Occidental de la Andalucia desde Cadiz a Tarifa […] es pasto mui apetecido de todo género de animal, y especialmente del ganado mayor (cf. Aut. s.u. 'zulla')”.

abl.sing.: çulla pach. 119

zumbare, v.: “zumbar”.

inf.pte.act.: zumbāre pach. 584 p.pte.nom.sing.masc.: zumbans Priap. 6

El verbo zumbar se emplea en Priap. con el sentido de tocar la zumba o cencerro grande, instrumento empleado en la pandorga o música muy ruidosa característica de las mojigangas (cf. cap. VIII 1. 2 y 3. 2).

Zumbaticus, adj.: "zumbático (que toca la zumba)".

Nom.sing.fem.: zumbātĭca Merl. 4

Estamos ante un ejemplo de lo que Paoli denominaba neoformaciones latino-macarrónicas.

çurrapa, sust.: “Prostituta de baja calidad (cf. Lexmarg. s.u. 'zurrapa' o 'puta zurrapa')”.

nom.sing.: çurrāpa pach. 298