CARMINA MACARONICA SELECTA

"Quid contentandum nisi contentamus amigos? / Hoc mihi servitium facias, tu deinde comanda, / nam, giandussa mihi veniat in culmine nasi, / ni pro te posthac Paradisos mille refudem", Baldus, V, 9, 295-298

domingo, 27 de abril de 2025

FRAGMENTOS DE MI TRADUCCIÓN DE "BALDO" DE MERLÍN COCAYO: De cómo Baldo y sus compañeros, entrando en la oscuridad de las cuevas en pos de un dragón, son atacados por una turba de animales, y de qué manera salieron librados de este suceso (Baldus V, XXI, 368-488)

 



Fantaseaba Cíngar de hacía ya mucho rato,

con la manera en que dar pudiera luz a los ciegos.

Astuto la encuentra, mientras se rasca la testa,            370

y empieza a dar en las piedras con su espada de acero;

ésta, siendo finísima hoja española, brillantes

chispas manda doquiera por las oquedades oscuras,

y con su escaso fulgor un poco de vista permite,

gracias al cual precavidos están y conocedores            375

los compañeros si tienen delante o detrás los diablos,

pues eran diablos metidos dentro de cuerpos de fieras,

en cuyo medio Baldo el primero se abalanza,

y empieza a desmembrar a las fieras en mano la espada.

Fracasso al tiempo, habiendo lejos tirado su tranca,     380

con solas sus manos los coge, aprieta, y los sofoca,

y ahoga con sus duras uñas a los jabalíes rabiosos.

Con solas sus manos, digo, y con solos sus dientes

desgarra, y entero de tibia sangre vese cubierto.

Virmazzo, y junto con él Filoforno a escasa distancia, 385

contra dos toros dieron comienzo a grande pelea.

Cíngar da repetidos golpes sobre las piedras;

el conocido dragón taimado le salta a la espalda,

y quiere impedirle que así luz ofrezca a sus amigos.

Grita socorro Cíngar; Moschino acude en su ayuda,    390

y desenvaina la espada, se tira encima del draco,

y echándole manos al cuello, lo aprieta y lo cabalga.

La sierpa1, corriendo, lleva a Moschino sobre su dorso.

Había visto tal cosa Falchetto; presta socorro,

y los persigue gritando: "¿A dónde, Moschino, diablos, 395

a dónde, Moschino, te lleva el dragón?, ¡desmonta, infelice!

Pues por tu vida temo, ¡rápido, salta del bicho!"

no lo oye Moschino, quien se deja llevar por la sierpe,

a la que con fuertes puños hiere entre sus orejas.

Hete que el veloce Falchetto a ambos se une,             400

y a gritos insiste a Moschino para que presto se baje.

Éste a su vez, sintiendo que viene en su busca el amigo,

cuadruplicando sus ánimos, tan fuertemente los flancos

aprieta de la serpiente de hacerla caer sofocada.

Falchetto súbito por la su oreja derecha la agarra,      405

y arrastra a la sierpa ya por un lado, ya por el otro;

Moschino firme se tiene a caballo, y mueve calcaños,

y con su mano de guante armada dale lo suyo;

retrocede la sierpe, y alante avanzar no desea.

Igual que una vaca al macelo llevada por el matarife, 410

tanto más retrocede, cuanto de ella se tira,

porque de lejos ve sus hermanas descuartizadas,

y sus miembros colgantes de ganchos ensangrentados.

Cíngar allí cerca, toda su espada abiselaba,

que estoque ya no parece, sino sierra dentada. 415

Sin embargo, no deja de chispas sacar de las piedras,

y de ofrecer a sus compañeros fulgor mortecino.

Sábese muerto el dragón, y rápidamente distinta

adopta apariencia, porque (cosa admirable decirlo)

la que era hasta ahora serpiente, hermosa muchacha parece, 420

cuyo el nombre Smiralda fue, de la raza de zorras.

Cae a tierra Moschino, pues bajo el culo el largo

dorso le falta, y aquel dragón adopta otra forma.

Falchetto quedose pasmado; todos la miran suspensos

de la cabeza a los pies vestida de blancos ropajes; 425

ésta un libro sostiene en las manos, musita palabras,

y huyendo de los barones, busca donde esconderse.

Presto, empero, Falchetto por la su falda la agarra,

prenda que de sus manos se escapa; Falchetto, más que oso

rápido, súbito cógela por las trenzas de nuevo, 430

y con el mismo gesto le arranca el libro del pecho.

Harto admirable suceso entonces verse fue dado:

apenas la hubo cogido Falchetto, y el libro cerrado,

todo animal se escabulle por entre las súbitas sombras,

y al tiempo seis mil diablos desaparecen deprisa. 435

Grita Smiralda a su vez, y un planto amargo comienza,

y suplicante ruega a Falchetto, y así lisonjea:

"¡ay de mí!, sin cuidado del trato con hombres, honesta

vida llevo en estas grutas, y honra conservo.

¡Oh, Falchetto!, ten en estima tu fama, y aquesto 440

no estimes digno de loa, la ofensa a tierna muchacha.

¿Qué harás de mí, que soy mujercita, de mí que

una soy del número de las ninfas de Palas?

Ruégote, pues, que devuelvas el libro que hasme quitado,

y que lícito sea dejarme seguir mi camino." 445

Entre tales mentiras la puerca a Falchetto acaricia,

y su mejilla con dos dedos aquella putilla

pellizca, según el auténtico arte de la conquista,

y de halagar a los papanatas y a los ineptos.

Llegaron allí Baldo, Cíngar y todos los caballeros. 450

Éstos al tiempo admiran de la muchacha el garbo;

uno dice: "crimen matar a una bella chiquilla";

otro dice: "crimen que escape una fea ramera".

Entre tanto, Falchetto, apïadado, se apresta

a liberarla, para que vaya a donde le plazca, 455

y mientras piensa de su deshonor en la propia medida,

hete que lejos voz alta suena, y con ella radiante

luz aparece, que a gritos exclama: "¡Cogedla de nuevo,

coged, caballeros, a esa sucia e inmunda bagasa!

Por tal peste el mundo entero se desmorona." 460

Presto Lirón por el cuello retoma a la muchacha,

que se soltó de la tiernas uñas de nuestro Falchetto,

y firme la agarra, hasta que llega allí un viejucho

lleno de barbas, por la gravedad a Catón semejante,

quien con alegría primero saluda a los caballeros. 465

Luego ordena que háganle entrega del mágico libro.

Aquélla al punto grita: "¡no des, Falchetto, el cuaderno!

Este viejo malvado se apresta a engañaros."

Volviéndose a ella el anciano responde: "maléfica bruja,

se avecina el momento, en que cuentas rendir deberás de 470

tantas almas perdidas, y al Averno tiradas

por ti, y por tus compañeras de la estirpe de brujas;

di, meretriz de Satán; concubina, di, del Diablo,

di: ¿ahora qué cuentas?, dices ser de Atenea

ninfa, mas de Milán Comacina puerta2 resultas, 475

por la que tantas gentes van y vienen sin cese.

¡Oh, harto te ha tolerado la vindicación del Tonante!

Justo es ya que recibas castigo, y que vayas al Orco.

Arroja ahora, Falchetto, el libro; arroja la plaga,

carroña de todo el orbe y hedor de los cielos excelsos." 480

Falchetto mira a Baldo, al que Baldo seña le hace

de obedecer al viejo barbado. Falchetto a la arena

tira el librito; y hete que apenas lo había arrojado,

un repentino estruendo y terremoto les viene:

turba en tromba acudió de diablos, y agarran la pícara, 485

que, miserable, gritando entonces la arrastran al Orco,

y en compañía de otras putas seis mil las veces

por hora comida de Belcebú y excremento deviene.



_______________________________

1 Serpa. "Il drago, detto spesso serpente (cfr. sotto vv. 406 e 409) nella letteratura cavalleresca" (Chiesa ad locum).

2 ...Porta ipsa Cosmana Milani. Puerta situada al norte de la ciudad.


sábado, 1 de marzo de 2025

FRAGMENTOS DE MI TRADUCCIÓN DE "BALDO" DE MERLÍN COCAYO: De cómo Baldo y sus compañeros de armas entraron en un laberinto de cuevas, donde encontraron una fragua de herreros, y de lo que con ellos les aconteció ( Baldus V, XXI, 118-247)


 


 A oír entre tanto empiezan una algarada imponente.

"¿Oís?"-Falchetto pregunta. Entonces todos callando

quedos están, y escuchan el ruido en orejas enhiestas.           120

Cíngar dice: "sigue por donde te lleva el camino.

Quizás encuentres dónde la causa está del estruendo."

Falchetto obedece, y prueba andando de los pedruscos

en sus pies el estorbo, y avisa a sus compañeros;

y encárgase de tomar la ruta que Cíngar le dice;                    125

encuentran de hecho a veces caminos en forma de ípsilon.

Cuanto más avanzan, más el sonido retumba,

y unos a otros apenas ya consiguen oírse,

de tanto que el ruido y estruendo ingente les ensordece.

Todos se aterran, aunque son de ánimo fiero,                        130

y cree del negro Plutón haber llegado a las sombras.

Al fin y al cabo, por una fisura un fuego esplendente

se muestra, y con módica luz el camino hace visible.

Baldo, allí corriendo, manda parar a los otros,

alza los ojos adonde la luz escasa le deja;                             135

hete que ve una puerta, de vario metal esculpida.

Acuden, pláceles dentro meterse, y Fracasso en esa

puerta tres veces dio con el pie, pero tanto tumulto

hay de martillos que del interior en nada se siente.

Fracasso, impaciente, dos empellones le da a la puerta,         140

y rotos cerrojos la abre sin necesidad de la llave.

No más los martillos que el hierro doblegan ruido hicieron,

y no suena más el tich toch de los golpes encima del yunque.

Hay allí cien herreros, que son otros tantos pasmones,

que de carbón acarrean a sus espaldas los sacos,                 145

que atizan el fuego sin pausa por medio de fuelles henchidos,

que el hierro domeñan con sus martillos y con sus tenazas.

Brincando, un barrigudo entonces su parsimonia

movió tortuguesca, e infló igual que hace un becerro

una panza inmensa, barril de heces repleto,                         150

tiene tres papadas que llegan hasta su ombligo;

éste se llama Baffello, y del taller el maestro

herrero es, y cojo retoño del cojo Vulcano.

Hete que entra Baldo, con su caterva, bravoso,

cual los soldados en los albergues en tiempo de guerra.        155

Baffello le dice: "Mucha es tu arrogancia, compadre.

¿Tú tienes toda la cara de entrar así en mi fragua?"

Baldo responde sarcásticamente: "¡Deprisa, maestro!

Buenas armas apresta, pues comprarlas queremos".

Mientras así se expresa, revuelve el taller con su vista.        160

De nuevo así los herreros estando desnudos manejan

martillos con los que doblegan los hierros candentes.

Parte de aquí y de allí provoca vivas pavesas,

parte con fuelles, parte carbón usando candente

ponen al rojo el duro hierro con aire soplado;                     165

parte lima yelmos crestados, parte corazas,

parte anuda cota de malla en torno a la braga.

Hay quienes, como enseña el arte de herrero, con muchos

boquetes hierros preparan para herrar los caballos.

Mientras trabajan, Baffello a éstos los supervisa,                170

y de cuando en cuando les da su bastón cortezas saladas.

Son todos negros y ruginosos, ajenos al baño,

despeinados, desnudos y de piojos cubiertos.

Baffello, empero, no deja que a éstos les falte su vino,

pues mal martillean herreros en la ausencia de vino.           175

Mientras así se trabaja, y hablan los compañeros

de procurarse finas hojas de armadura,

y del afán de vestir rutilantes corazas por fuerza,

hete que Baldo escucha el relincho de su caballo,

Lirón el del suyo, que habían ha poco atado afuera;            180

y el asno con dos veces seis notas profiere su "¡ah, ah!"

Qué ocurra no saben; corren a ver el motivo.

Rompecadena relincha más alto, y araña la tierra,

Roccaforta también con gran ruido en brincos excede,

y junto con Pardo destroza las piedras con coces feroces.    185

Quiere Baldo saltar el primero delante de todos;

mas sobre el umbral de la puerta broncíneo el pie puesto apenas,

un viento impetuoso lo impele, y dentro lo manda.

Pasmáronse todos; osado, quiere de nuevo las puertas

abiertas pasar, pero un soplo mayor golpéalo fuerte,           190

que a él junto a los otros manda patas arriba.

Tres veces así lo intentó, tres veces volvió hacia adentro.

Entonces Baffello dice: "Es grande vuestra desgracia.

¡Oh, desdichados! Vuestra muerte es cosa segura.

¿Cómo habéis osado violar los arcanos divinos?                  195

¿no temisteis entrar en las grutas que son de las diosas?

No es a mortales lícito aquí dejar sus pisadas,

a menos que la diosa Smiralda1 os conceda el acceso."

Fracasso dijo: "¿Qué dioses, qué Smiérdola2, qué pasaporte?

Dios en el cielo está, do la luz sin tinieblas esplende.          200

Vosotros sí que sois puercos brujos y feos diablos,

que huís de la luz del día, y que siempre por entre tinieblas,

al modo de las lechuzas, los búhos, y los murciélagos,

vivís, ¿y os llamáis a vosotros mismos dioses y diosas?

Júrote que no me iré de aquestos lugares,                        205

hasta encontrar el camino que al Orco recto nos lleve,

y al Lucifer padre tuyo y a tus hermanos diablos

descornar deseo y a todos dejar machacados.

"Di, ¿cuál es tu nombre? -responde-: ¿acaso Tifeo3?,

¿acaso Briareo4?¿por qué a mí, protegido del daimon,       210

crees que miedo me das? Soy yo, quien rayos al magno

Jove fabrica, y rijo en estas cavernas sin fondo.

¡Dioses! Haré que os arrepintáis de vuestras locuras.

¡Idos de aquí!¡ea, rápido!¿por qué no os movéis? ¿Es que acaso

queréis que yo os lo diga dos veces?¡salid de mi casa!      215

Si esto no hacéis, en tantos puercos y en tantos caballos

os cambiaré, como dioses transformar a los malos

suelen e infames hombres en las cosas más míseras."

Fracasso replica: "tienes mucha razón, lo confieso,

si hay ahora quienes tales prodigios perpetren.                220

Intenta, pues, encontrar o dioses o acaso diablos,

que de defenderte a ti y a tu causa sean capaces;

nosotros no otro derecho, ni otro numen tenemos,

que un corazón magnánimo, espada, y maza ferrada.

¿qué espero, pues? La abundosa charla a los cobardes      225

delata; ¡Dales las armas a mis compañeros!¿por qué me

miras con ojos aviesos?¡da prestamente las armas!"

Así diciendo, diole a éste una fuerte patada,

que espachurrado quedó al modo de un tierno raviolo,

y mierda salió de todas las partes de su corpulencia.        230

Entonces otro, creyendo aterrar bravoso a guerreros,

"¡rápido -dice-, oh servidores! Tomad sin demora

las armas, y de la fragua echemos a estos osados.

¡Marchaos de aquí, lastimosos asnos, gente bellaca!"

Mientras tales cosas dice, agarra un martillo,                   235

y un martillazo dale a Baldo en la cabeza.

Cuando los fabros desnudos vieron la bronca empezada,

van a coger deprisa martillos y sus tenazas,

otros limas pesadas, clavos, y acero candente,

y con tales armas se atreven con unos maestros guerreros. 240

Baldo reía, y a sacar de su vaina la espada

no se digna, aunque ya recibido había un porrazo.

Prestamente Boccalo veloz a éstos ataca,

y hombre valiente se prueba por entre cuerpos desnudos.

Y en poco tiempo cayó el conjunto de los herreros;            245

Están en efecto desnudos; cual queso fresco los cortan,

y ni por milagro quedó ninguno siquiera con vida.


_______________

1 cf. XVIII 307-313

2 Smerdola. Metátesis denigratoria del nombre de la bruja Smiralda del verso anterior, que he intentado hacer más patente en mi traducción.

3 Tiphoeus. El más poderoso de los titanes que se rebeló contra Júpiter.

4 Briaraeus. Uno de los hecatónquiros, gigantes de cien brazos y cincuenta cabezas.


jueves, 14 de noviembre de 2024

ANUNCIO DE LA PUBLICACIÓN DE MI LIBRO "LA POESÍA MACARRÓNICA EN ESPAÑA"


 

Acaba de salir este noviembre de 2024 de los talleres de la imprenta Kadmos en Zaragoza mi libro "La poesía macarrónica en España" en un volumen doble, como señala D. José María Maestre Maestre, Catedrático de Filología Latina de la Universidad de Cádiz y codirector en su día de mi tesis homónima junto a D. Juan Gil Fernández, en su generoso prólogo: "por el empeño editorial del Instituto del IEH, del Centro de Estudos Clássicos de la Universidad de Lisboa y del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, en colaboración con la Associazione Internazionale per gli Studi Folenghiani “Amici de Merlin Cocai” de Italia (Bassano del Grapa, Vicenza), a la que le doy las gracias a través de su Presidente, don Otello Fabris (gratias quam plurimas tibi, care amice, ago!), el Grupo de Investigación “Elio Antonio de Nebrija” de la UCA y otros importantes organismos que han llevado finalmente a buen puerto todo este proyecto, que es también, en cierta manera, un recorrido vital de nuestro propio autor." (cf. op.cit. p. XV)

Es también en el prólogo de mi antiguo y siempre nuevo maestro donde puede encontrarse una descripción cabal de la obra, versión corregida y aumentada de mi antigua tesis (2001) con los descubrimientos e investigaciones de dos décadas: 

"El libro se abre con una Introducción General, dividida en cinco partes: en la primera el autor ofrece una definición histórico-lingüística de la poesía macarrónica, delimitando así el objeto de su estudio, y explica el origen del término “macarronea”; en la segunda, “El lenguaje macarrónico” hace un repaso crítico a la caracterización lingüística del híbrido macarrónico realizada en Italia a lo largo del siglo XX (sin olvidar la contribución española de Antonio Torres-Alcalá), y analiza el papel de los componentes del macarroneo de Teófilo Folengo, el Vergilius macaronicus: latín, dialecto y vulgar toscano; la tercera ofrece una detallada bio-bibliografía folenguiana, necesaria dado el desconocimiento del autor y del género en nuestro país; en la cuarta se estudia la prosodia y la métrica folenguiana, modelo obligado para la producción macarrónica hispana, y, finalmente, en la quinta parte, se hace un recorrido por la historia de la macarronea española y la fama, literaria y crítica, de Folengo en España, cerrándose con la exposición de los criterios de edición. Cierra esta sección una bibliografía sobre la poesía macarrónica.

La obra está compuesta de una decena de capítulos: el primero está dedicado a la primera macarronea española conocida, la de Juan de Vergara (1522 circa), ambientada en el conflicto de las Comunidades de Castilla; el segundo versa sobre las macarroneas compuestas por los médicos Diego Sánchez (1533) y Méndez Nieto (1552 circa), transidas de espíritu goliárdico universitario; el tercero está dedicado en exclusiva a la macarronea erótico-satírica del jerezano Francisco Pacheco (1565), la más extensa de las conocidas, que, a nivel estilístico se aleja de la primera fase de la producción macarrónica española, y se acerca a la fase clasicista y normativa que inician las macarroneas lepantinas; en el cuarto se estudian las composiciones del maestro Martínez yJuan Escribano, escritas para las justas poéticas convocadas en 1571 por la Universidad de Salamanca para conmemorar la victoria de Lepanto, siendo testimonio de la popularidad del género en el ambiente universitario; el quinto presenta el emblema macarrónico, Otiositas vitanda (1605), compuesto en Cádiz, y anómalo desde el punto de vista de los dos géneros que funde; el capítulo sexto recoge tres breves composiciones de comienzo del siglo XVII de la pluma de López de Úbeda, Pero Miguel y Rodrigo Caro, que ilustran la culminación del proceso de normalización de la tradición macarrónica postfolenguiana en España; del último año del siglo (1700) conservamos una anónima macarronea, conmemorativa de la entrada en Sevilla de dos Grandes, que presenta las peculiaridades sobresalientes de contar con una doble redacción y de representar la primera aplicación conocida del género macarrónico a la crónica costumbrista, y a la que se dedica el capítulo séptimo; en el siglo XVIII -tratado en el capítulo octavo-, resultan extremadamente notables por sus inusitadas conexiones con manifestaciones parateatrales barrocas como la mojiganga callejera la macarronea del gaditano Merlinus y la recitada en una mascarada sevillana de 1740, a las que se une el epigrama canario de Quijada, que es una típica composición de circunstancias; aun perteneciendo también al siglo XVIII, se dedica un capítulo completo a la Metrificativo invectivalis de Tomás de Iriarte (1786), que constituye una admirable sátira ilustrada contra la anquilosada universidad del tiempo; el décimo estudia la última composición del género recuperada, la Pepinada, de Francisco Sánchez Barbero (1812), escrita en Cádiz contra José I Bonaparte, el postrero, y, sin duda, más folenguiano de los poemas macarrónicos españoles. El objetivo de estos capítulos es, pues, presentar un estudio introductorio, edición crítica con aparato de fuentes y traducción anotada de la poesía macarrónica postfolenguiana en España. Quedan excluidos, pues, de él todas las composiciones híbridas o macarronizantes que se han presentando en ocasiones como macarroneas.

Las macarroneas son estudiadas por orden cronológico y son agrupadas o individualizadas en capítulos según criterios de oportunidad que son expuestos al comienzo de cada uno de éstos. Dentro del estudio del macarroneo de cada poema el autor se ha esforzado en trazar una semblanza, sucesivamente, del léxico macarrónico dentro de los parámetros clasificatorios creados por Ugo Enrico Paoli (macarronismos léxicos, morfológicos, heteróclitos, semánticos, de locución, como puede verse en el subapartado II.1.2 de la Introducción General), de su frecuencia y función estilística, de la sintaxis, de la prosodia según la clasificación ofrecida en la misma Introducción General (capítulo IV, más concretamente), y de la métrica de acuerdo con los cuadros de análisis creados por mí en diversas publicaciones sobre poesía latina humanística y utilizadas después, con importantes ampliaciones, por otros miembros del Grupo de Investigación “Elio Antonio de Nebrija”.

Se ofrece, además, un glosario general de los macarronismos y neologismos latinos de los poemas agrupados en los capítulos. Cada entrada, dispuesta por orden alfabético, presenta, además, la forma actual española del vocablo, cuando procede, y su acepción concreta, cuando parece oportuno; asimismo, se dan los casos en los que aparece, si se trata de un sustantivo o adjetivo, y sus accidentes verbales si se trata de un verbo, así como la escansión métrica (normalmente, no se indica la cantidad de la larga por posición ni de las terminaciones de los casos, excepto cuando se incumplen las normas prosódicas latinas) y el número de verso de cada registro con un eventual comentario final. En cuanto a la forma exponente de cada voz, se ha elegido el infinitivo presente activo para los verbos, el nominativo singular para los sustantivos, y el nominativo singular masculino para los adjetivos y pronombres, aunque no estén atestiguadas estas formas en las macarroneas, en lo que se sigue el criterio de la edición de Massimo Zaggia de las Macaronee minori folenguianas. En el caso de los sustantivos y adjetivos vulgares oxítonos macarronizados por la 3ª declinación latina, se presenta como entrada la misma forma oxítona vulgar haya o no registro de ella como nominativo singular (cf. p. e., respectivamente, glosario s.u. 'macaron' y 'jubon'), y la forma heteroclizada que disuelve la oxitonía cuando así hay constancia de ella en el poema (cf. p. e. glosario s.u. 'burronus'). Se dispone al final, tras el glosario, un índice de nombres propios y sus derivados, tanto latinos como macarrónicos, presentes en los poemas editados, y un índice general.

Los criterios de edición intentan tomar lo mejor de las ediciones italianas de las macarroneas folenguianas y las desarrolladas por el Grupo de Investigación “Elio Antonio de Nebrija” en sus ediciones de la poesía neolatina renacentista. En el caso italiano, el autor reaccionó en contra del -en su opinión- injusto relegamiento de la taxonomía macarrónica de Paoli por críticos posteriores en nombre de cierta “rigidez gramatical” (prejuicio asociado a la idea de que el lenguaje macarrónico está libre de reglas, cuando era esto uno de los factores más apreciados por sus lectores humanistas como elemento constitutivo de su comicidad), y son precisamente la presencia o ausencia de estos parámetros clasificatorios lo que ha permitido al autor el estudiar el mayor o menor grado de independencia de los poetas macarrónicos españoles de su necesario modelo folenguiano.

También es de destacar el empeño adicional del Prof. Domínguez Leal de no contentarse con una traducción en prosa al uso, pues ha realizado una traducción rítmica (más literal en su opinión que los circunloquios prosísticos) sirviéndose del hexámetro castellano empleado por Agustín García Calvo en su versión de la Ilíada de 1995, sin usar sus tiradas asonantadas. Este verso, efectivamente, consta de 6 sucesiones mínimas o pies (sucesiones de 3 sílabas, 2 de intervalo -átonas o alguna tónica, pero inmediatamente dominada- y una marcada, alternan con sucesiones de 2 sílabas, no marcada y marcada, y se miden como equivalentes), terminando en tiempo no marcado, y empezando o por tiempo marcado o precedido de una sola sílaba.

Los macarronismos, de hecho, han sido modernizados en su grafía pero no en sus particularidades morfemáticas (cf. p. e. glosario s.u. 'arronjare', gl. s.u. 'resgadus'), y no han sido sustituidos nunca por términos del español estándar actual, más aptos, sin duda, por su neutralidad connotativa a la uniformidad léxica que no sobresalta la transmisión del "sentido" en una traducción en prosa típica y, por eso, aparentemente "literal".

Al estudiar a los poetas prefolenguianos, Ugo Enrico Paoli señalaba que el macarroneo humanista no admite versos fuera de medida y carentes de cesuras regulares, y que en caso de hallar excepciones, debían atribuirse a corrupción textual. Años más tarde, el también editor Ivano Paccagnella opta por un criterio más prudente y elástico. Este criterio de prudencia es el que ha procurado seguir nuestro autor sin aceptar, por otra parte, el superficial prejuicio de que, por ser macarronea, deben ser admitidas todas las lecturas de las fuentes manuscritas y / o impresas." (cf. op.cit., p. XI-XIV)



sábado, 9 de noviembre de 2024

FRAGMENTOS DE MI TRADUCCIÓN DE "BALDO" DE MERLÍN COCAYO: Donde se cuenta cómo, tras el hundimiento de la isla encantada, los antiguos enemigos se reconcilian, y los problemas que tuvo Cíngar para encontrar montura, y de lo que con ella le aconteció (Baldus V, 20, 740-820)

 



Llegan todos, al fin, a la ribera marina;                          740

hubo nuevo gusto de besos, nuevo festejo,

mil caricias se dan allí más que azúcar dulzonas.

Baldo conquista a Lirón con tan corteses maneras,

que éste se apresta a seguir a Baldo en medio del fuego.

Llegara también a la orilla Hippol donosamente,             745

a cuya flanco, mojada su silla, está Rocaforta.

Va Lirón a su lado, y fuerte lo abraza, y luego

suplícale que se cague de la Fortuna en los giros,

y que su lealtad la prometa al gentilhombre de Baldo.

"Bien me parece -dice-; haré aquello que mandas".       750

Dicho esto, a Baldo corría con brazos abiertos.

Baldo lo acoge presto con jubiloso semblante,

y liga a sí a los dos hermanos con poderoso afecto,

por cuyas fuerzas el mundo no le importa un pimiento.

Después se planta de Rocaforta en la montura.             755

No desampara Lirón a su caro Rompecadena,

Hippol monta en la silla de Pardo1, y Filoforno

montó del centauro las grupas equinas con su permiso.

Cíngar, sin ofenderse, camina cual palafrenero.

Ya se marchaban, cuando a ellos las treinta galeras      760

vienen en mente, que así al mando de nadie dejaron.

Baldo a Lirón y a su hermano rogó con harta insistencia,

que una flota tan importante por sí y los suyos

no dejen: a Baldo bastaba el afecto que le tenían.

Ni Lirón ni su hermano desean oír tales cosas,             765

y no menos quiso tomar Filoforno esta brega:

¡tanto el imán del compañerismo los atrajera!

Van, pues, y abandonan todas las fustas y gente:

por nada del mundo de Baldo perder la amistad pretenden.

Cíngar el único es que a pie camina sin jaca,               770

hasta que un villano que dos asnos conduce

le sale al paso, y piensa en robarle algo que lleva.

Mas éste, al ver soldados, inmediatamente distinto

camino toma, y mete a los asnos en parte boscosa.

Cíngar lo llama: "¿a dónde vas? ¡para, escucha, canalla! 775

¡Escucha una palabrita!¡para, te digo, buen hombre!"

A Cíngar responde el hombre: "Blablá, chiz, félchena, gozca".2

Así diciendo, y el paso apretando, dase a la fuga.

"¿Adónde diablos vas?, -responde Cíngar-, ¡ahora

yo te haré probar, villano, tu majarería!".                     780

Dicho esto, sigue en su busca gritando: "¡Villano

patán, si no bajas, lo lamentarás!¡desmonta, bellaco!

Nuestra ley establece3 que quienquiera que tenga

como cosa suya dos túnicas o dos gabanes

dé al mal vestido de tales una u otro.                          785

No de otro modo todo aquel que lleve dos burros

es obligado por ley a dar al viandante uno de ellos".

El rústico grita y no quiere desmontar del jumento.

Incomprensible dice: "Flep, chélp, cocozína, boáster".4

Y mientras repite gritando éstas y más ocurrencias,     790

Cíngar con mucha prisa lo alcanza, y del asno la cola

agarra, la aprieta, y luego gallardamente a un foso

al amo y al burro tira entre risas de sus compañeros.

Dicho y hecho, pega un salto repentinamente,

y monta con donosura sobre el otro borrico.                795

Ya no habría querido montar caballito de Francia,5

tampoco las orejudas mulas que Roma cabalga,

pues el asno camina con el estilo portante,

y con los pies parece cortar preciso el follaje:

tíchi tích y tíchi tóch resuena en la grava.                   800

Nunca el pequeño pie del asno da un paso en falso,

y no se deja tocar por la espuela puntïaguda,

pues presto suelta una coz al par que una tanda de pedos.

¡Milagro sería si el asno tira coces sin pedos!

No poco goce dioles esto a los compañeros;               805

mientras Cíngar lo aguija, éste presto se pee,

entre las patas la testa metiendo, se alza de culo,

y a Cíngar obliga a salir volando hacia delante,

y a darse sobre la tierra unos porrazos más grandes,

que si del arzón de un caballo frisón6 al suelo cayera. 810

En tales holgorios los compañeros pasan el tiempo,

hasta llegar a donde se alza una enorme montaña;

montaña columna del cielo, que cumbre de piedra filosa

clava en las sedes celestes, y las estrella sostiene.

Montaña alguno llamó de la Luna a tal prominencia,   815

y a sus pies los amigos magna caverna encontraron:

está la montaña en redor de grutas agujereada.

Reconoció el centauro las huellas del grande Fracasso,

porque la arena mostraba pisadas escalofrïantes.

Todos alegres deciden ir en pos del gigante.              820

Cíngar desmonta, Lirón e Hippol desmontan al tiempo.

Cíngar en asno montado lo hace el último, y dice:

"Quien venga atrás que cierre la puerta", dice el proverbio.



_________

1 cf. X 523

2 Señala Chiesa que estas palabras incomprensibles que pronuncia el villano (Cui respondet homo: -Blabla, chiz, felchena, gozca.-), y que en glosa a la redacción Toscolanese se intepretaban como "¡Vete, y no te cruces en mi camino!" no corresponden a ningún registro dialectal, y son un elemento de la sátira anticampesina que lo asimila al diablo.

3 Lege commandatur... Lucas 3, 11: "Qui habet duas tunicas, det non habenti; et qui habet escas, similiter faciat" (Chiesa).

4 En glosa a pasaje equivalente de la redacción Toscolanense se lee como "traducción" Sta, sta, praedator viatorum ("Para, para, predador de viajeros")(Chiesa).

5 Iam non Francesum sub se voluisset ubinum. cf. X 49

6 frisonis cf. X 495


domingo, 22 de septiembre de 2024

FRAGMENTOS DE MI TRADUCCIÓN DE "BALDO" DE MERLÍN COCAYO: Donde se cuenta cómo Baldo y sus caballeros, aún sobre la isla encantada de la maga Pandraga, son avistados por el pirata Lirón quien desea tomar cumplida venganza del robo de sus galeras, y de cómo trabaron batalla mientras el gigante Fracasso intenta detener a la ballena sobre la que la hechicera plantó su isla mágica (Baldus V, 20, 589-657)

 



Mientras Baldo a Lirón con su espada lo va desarmando,          520

y púsolo igual que él también, de armadura desnudo,

y si Fracasso no hubiera el duelo interrumpido,

claro es que Lirón su vida habría perdido.

Moschino, al par que el centauro, y Filoforno en solo

ceñidos grupito, de sangre la tierra toda maculan,                   525

y asaduras y bazos mandan a las estrellas.

A la sazón no quedaba ninguno sobre las galeras;

todos en tierra, tanto moros como genoveses,

combaten, y a muchos otros nuestro centauro al agua

tiró, y luego tornó a dar ayuda a los suyos.                             530

Giuberto, en cambio, dándose solo un paseo en la playa,

se encamina a las fustas, entra, y con nadie se encuentra,

y como imbele1, y no ducho en el arte de la contienda,

observa, y se horroriza de ver tan enorme batalla.

De lanzas el desmesurado quebrarse retumba en las nubes,    535

y alto resuena a lo ancho del mar el fragor de las voces.

De carne hay lacerados pedazos, y vense de sangre

ríos, de muertos por aquí y por allá aparecen montones.

Como en carnicería pulmones, vísceras, tripas,

entrañas, panzas, redaños, intestinos y bazos                       540

penden de arbóreas ramas y esmaltan de sangre los prados.

¡Oh, duros golpes!¡oh, de Reinaldo dignas heridas!

¡oh, de mil doctos Marones2 hazañas apropïadas!

Se hiere, y se para el golpe; quien raja, quien es rajado.

Desgarradas mallas, y hojas hechas pedazos                      545

verías volar por los aires del modo que hacen las aves.

A tierra los pájaros caen por el fragor horroroso,

y dándose de bruces se mezclan en un solo lío.

Los ciervos y liebres salen saltando del bosque,

y del mar en el fondo los peces se agitan atónitos.            550

Y ya los corsarios danse la vuelta la fuga emprendiendo,

se afanan los nuestros en caza dar a la abyecta canalla.

En todo ese tiempo Fracasso no suelta la cola cetácea;

gritando ordena a sus compañeros cesar el combate,

y rápido precipitarse a las galeras vacías,                        555

pues quiere lograr un gran tiro, digno de una corona.

Entonces todos, creyendo que más no podía Fracasso

la cola tener en sus manos, viscosa y resbaladiza,

cual de las manos se escapa la anguila que se resiste,

acuden, tal como ves a la gente acumularse,                  560

que hacia Padua queriendo ir surcando el río

Brenta3, observa que de la orilla una barca se aleja,

de cuya proa el barquero dice a gritos: "¡A Padua!"

Baldo se niega a obedecer de Fracasso la orden,

desdeña de aquella empresa guerrera apartarse ese fuerte 565

campeador, a la muerte sin miedo en busca de gloria.

Si con la destreza un tanto vale la fortaleza,

había así decidido vencer a Lirón en combate.

Ya el gigante con tanta fuerza tuerce la cola

que, al girar la ballena su testa en pos de Fracasso            570

para morderlo, como la fiera perra a la liebre,

presto le suelta la cola, y presto le agarra la testa;

y afianzando los pies, como se estrangula una oca,

con cuatro tirones le arrancó de los hombros la crisma.

Hete que en medio del mar poco a poco las playas en torno 575

comienzan a hundirse, subiendo del mar el nivel juntamente.

Desaparece la isla, que porta la bestia consigo,

y sienten todos que bajo los pies les falta la tierra;

y siendo obligado meterse en aguas, alas desean,

puesto que notan ya que tienen el culo mojado.                  580

Del mar en el fondo ya la ballena se repantinga,

y arrastra consigo de las espesuras seis mil biolcas4,

por las que discurren los peces, que de lo nuevo disfrutan,

y ríen a carcajadas; unos en olmos se asientan,

y otros comen de encinas bellotas con su caperuza.            585

Se asombran de los ahogados corzos, liebres y ciervos,

no menos de las humanas cabezas y troncos cortados,

y de las carnes que los compañeros de Baldo sajaron.

Y sobre el agua vense soplar innúmeras testas,

armas, maderos, mesas, chozas y mil otras cosas.            590

Antes, subieron los caballeros en las galeras

y los genoveses que sobrevivieron a la matanza.

Todos estos al par de la fustas se apoderaron,

a cuyas bordas mientras agarrarse buscaban

los desgraciados corsarios con fúnebres gritos,                595

o los tiran a fuer de empujones y de patadas,

o los izan a bordo por las orejas y pelos,

hasta completar los remeros y las bancas de remos vacías,

y con los pies trabados los constituyeron notarios,

que escribir acostumbran con plumas inadecuadas.5       600

Fracasso mueve los brazos por los mares piscíferos,

y enormes forma masas de agua, al tiempo que nada,

sepáralas con sus manos, y arquea sus piernas que dobla,

y luego, en su carrera, con pies impulsa las aguas,

y éstos batiendo, y resoplando a plena garganta,          605

una borrasca éste provoca no menos intensa,

que Bóreas y Greco cuando Scirocco les hace frente.

Mientras nada, por caso o por fortuna, a Boccalo,

que nada había comido, lo encuentra bebiendo sin cuento,

cuyas tripas el agua ya había llenado del todo.            610

Al punto lo salva, de su cabeza en lo alto poniendo;

no menos estaba seguro Boccalo en ese momento,

que el castellano sea de Musso o de San Leo6.

Hippol gallardo sube del fondo del mar a caballo;

sostiene el mar al caballo, mas éste asimismo sostiene 615

a Hippol, a quien sólo las corvas le mojan las aguas.

Cíngar de la galera mayor en la popa eminente

se alzaba, y su pensamiento a Baldo rápido lleva.

"¡Ay de mí! -exclama-; ¿Baldo del mar en el fondo

pasto es de los peces?¡Ah, dioses, del hado rectores, 620

¿es esta vuestra justicia?, ¿guiáis con pareja medida

la suerte humana? ¡No, no! me cago en estrellas tramposas:

me cago en Marte, en Febo, y en toda la otra ralea.

Me reconcome no poder escribir pedorretas,

pues en vuestro escarnio un muy extenso volumen   625

dictaría, lleno de cien miles de pedorretas.

No sois dioses, sino más bien del Diablo la mierda.

Descerebrado es el pueblo, que idiotizado os adora a

vosotros, que sois cabrones cornudos, o meretrices,

o bien borrachos, y homicidas, a más de rufianes.    630

¿No es Venus pública puta al alcance de todo cliente?

¿De Júpiter Juno no es hermana, enemiga de Troya?

¿de esto a pesar por esposa no toma a esta bribona?

¿de mil muchachas podían bastar a Júpiter cuántas?

¿cincuenta en número?¿cien?¿tomemos incluso trescientas? 635

Torpe animal fue Homero, quien hizo tus alabanzas,

el mentiroso Virgilio, y toda la escuela de vates.

Mira aquí que peinetas te hago, y te cubro de mierda.

A ver si revientas, y que de ti no quede una raspa,

que todo el orbe con tantas heces has mancillado.       640

Dime, ¡oh, Júpiter mierdipotente! ¿por qué por el pueblo

entero pagano el sumo hacedor de todo el Olimpo

eras considerado, cuando adúltero, avaro,

tirano eras estruprador de tus castas hermanas?

Cortaste, canalla, a tu padre las genitivas sonajas7,      645

porque no engendrara el mismo más de tres hijos.

Después de eso, maldito, has violado a tu hermana.

Has violado a Alcmena, por que pariera un gigante,

que siempre la palma obtuviera en cosas descomunales;

A tal una insignificante mujer tumbó con su vista,        650

y tras ponerle una falda, lo puso a hilar al mastuerzo8.

Tú, sinvergüenza, a todas las chicas que a tus ojos

placían, las consaguíneas o no, sin derecho ninguno

violabas, tratándolas a todas cual asno salido.

Así pues, (si existes) podrías por mí romperte la crisma, 655

desde que nos suministras tan crueles destinos,

desde que Baldo, la antorcha de las virtudes, se apaga."


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1 Imbellis. Imbele, incapaz de guerrear, por falta de condiciones físicas.

2 Evidente referencia a Publio Virgilio Marón.

3 Brentae. cf. vv. 91-93

4 cf. II 295

5 ...nodaros, / qui tam desconcis usantur scribere pennis. Evidente referencia, como indica Chiesa, a los macaronica verba de los notarios (cf. II 11), "que usan la pluma como si fuese un remo".

6 ...seu Mussi sive Salei. Sendos castillos en los territorios de Como y de Pesaro.

7 Taiasti... sonaios. Se trata, en realidad, como recuerda Faccioli, de Cronos respecto a su padre Urano.

8 Gazanum. cf. I 569-570.