CARMINA MACARONICA SELECTA

"Quid contentandum nisi contentamus amigos? / Hoc mihi servitium facias, tu deinde comanda, / nam, giandussa mihi veniat in culmine nasi, / ni pro te posthac Paradisos mille refudem", Baldus, V, 9, 295-298

viernes, 23 de febrero de 2018

LA MACARRONEA DE JUAN DE VERGARA: Traducción (III)


 Ser presidente espera, reniega otro en claro deseo,
Éste sin gualdrapas y aquél sobre ancas ajenas1.
Sorpréndete ver a ninguno contento y ninguno pagado,
Máxime los magnates del reino, y sus grandes señores2.            25
Estos cambios te dan un gran dolor de cabeza.
¡Oh mamarrón, mamarrón3! tú tienes leche en los morros,
No gustas Musa sino teta, y siendo infantico
Parlas como el hermano que de mamar terminaba,
Y apenas las mantillas y fajas, que apenas las pailas4                    30
Y los pañalitos ha quitado de tiernas ancas,
Y las palabras "taita, mamá" dice con pucheritos.
Aunque en las nuestras con frecuencia aparece el Diablazo,
Y considerando que dicen que Príapo hay Matihuelo5,
Si a éste le digo mamolo, no digas, te ruego, lo mismo,             35
Pues a fuerza de palos reventarían mis brazos,










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1 Cf. glosario s.v. ‘anca’.
2 Sobre la actitud de la alta burguesía y la nobleza en y tras la guerra de las Comunidades véase aquí y aquí.
3 Cf. glosario s.v. ‘mamarron’.
4 Cf. glosario s.v. ‘padella’.

5 Cuando Juan Gil en sus “Interpretaciones latinas...”, p. 196 comentaba el v. 34 de M2 editado por López de Toro (“Vtque Matihuelas dicunt habere Priapum”) señalaba que “es forzoso retocar el nombre en Matihuelus, esto es, ‘Matihuelo’, una especie de Príapo hispano del Siglo de Oro”. En nota a un fragmento de la Visión deleitable publicada en P. ALZIEU-R. JAMES-Y. LISSORGNES, Poesías eróticas del Siglo de Oro, Tolouse 1975, p. 277 se trata del término: “El Diccionario de Autoridades registra la palabra matigüelo (dim. de Mateo, Matías), citando un texto de 1598: “Pronosticándole que habia de vecer a Syria con la facilidad que suele el toro echar a rodar el martigüelo (sic) de paja” (Fr. Cristóbal de Fonseca, Tratado del amor de Dios). Desde luego el virtuoso padre Fonseca no daría a esa palabra el mismo sentido que el autor de la Visión deleitable; para él, como para Aut., Matihuelo era “lo mismo que el dominguillo”, es decir, “un pelele en figura de soldado y lleno de paja, que solían poner en la plaza para que el toro se cebara en él”. Es de suponer que Matihuelo no tendría siempre la apariencia de un soldado y que, alguna vez, la falta de habilidad o la bellaquería del artesano le daría aspecto de tronco más bien que de ser humano, lo cual provocaría las pullas y los chistes que contribuyeron a darle la significación particular que tiene en nuestra poesía”.

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