CARMINA MACARONICA SELECTA

"Quid contentandum nisi contentamus amigos? / Hoc mihi servitium facias, tu deinde comanda, / nam, giandussa mihi veniat in culmine nasi, / ni pro te posthac Paradisos mille refudem", Baldus, V, 9, 295-298

sábado, 5 de enero de 2013

LA PROSODIA DE LAS PALABRAS MACARRÓNICAS




1. Regularidad prosódica general.

Como bien observa Zaggia, “en la versificación folenguiana la prosodia de los vocablos macarrónicos es sustancialmente idéntica, en sus normas generales, a la de los vocablos latinos; o por decirlo mejor, en la versificación folenguiana las normas prosódicas latinas son regularmente aplicadas también a los vocablos macarrónicos, y no sólo en la desinencia, o en el sufijo o prefijo [...], sino también en el tema. Se puede por tanto afirmar de un modo general que el macarrónico folenguiano, a pesar de ser lingüísticamente heterogéneo, se presenta bajo un aspecto prosódico unitario y regular”1.

Existen algunas libertades prosódicas en el tratamiento de los macarronismos o “licencias prosódicas macarrónicas”, que, lejos de ser arbitrios incontrolados, devienen en normas generales, “regularmente contempladas en el particular sistema prosódico-métrico de las Macarroneas folenguianas”2. Antes de proceder a analizarlas, Zaggia da cuenta en primer lugar de las normas prosódicas que las palabras macarrónicas comparten con las latinas.

2. La ‘ley de la penúltima’.

Esta ley prosódica latina, que regula la posición del acento y que hace recaer éste sobre la penúltima sílaba si ésta es larga y sobre la antepenúltima si la penúltima es breve, es aplicada en el macarroneo al revés, cuando el punto de partida lingüístico es el léxico vulgar: es la posición del acento de intensidad el que determina la ‘cantidad’ de la penúltima sílaba del macarronismo. Así, del vulgar (o dialectal) pòvero, càneva, chiàchiara se obtienen en el macarroneo povĕrus, canĕva, chiachiăra, y de appéna, contàdo, genìa, paròla provienen appēna, contādus, genīa, parōla.3

3. Particularidades prosódicas de las formas rizoátonas.

La norma prosódica expuesta en el parágrafo anterior, naturalmente vigente para las formas rizotónicas, es generalmente seguida también en las formas rizoátonas. De tal modo, dados los nom. povĕrus, artelarīa, fasōlus se tienen los gen. pl. povĕrorum, artelarīarum, fasōlorum. Zaggia enumera algunas excepciones, justificadas sobre todo por la búsqueda del ritmo dactílico (citadĭnorum, gen. pl. de citadīnus), y que afectan solamente a las sílabas protónicas, donde se admite gran libertad prosódica para los macarronismos4.

4. Particularidades prosódicas en los derivados.

En los derivados se encuentran también excepciones al tipo más común (attrapŏlare de trapŏla, ventrōnazzus de ventrōnus), justificadas por la búsqueda del ritmo dactílico (camĭsola de camīsa), y que responden a la licencia prosódica macarrónica enunciada en Normula, par. 95.

5. Sílaba anceps en protonía.

Según Normula, par. 3 puede medirse como larga o breve ad placitum la primera sílaba átona de macarronismos como gridare, sbraiare, tracagnum, siempre que tal sílaba no sea cerrada por dos consonantes - ...prima sillaba duas habet consonantes non haerentes sequenti sillabae-, en cuyo caso devendría obligatoriamente larga por posición.

Esta regla no se aplica sólo a los macarronismos con dos o tres consonantes en inicio absoluto de palabra, y encontramos ejemplos de ello en trisílabos paroxítonos (ăguzzus / āguzzus, băgordus / bāgordus), en proparoxítonos de cuatro o más silabas (pănărottus / pānārottus, prĭmăvera / prīmāvera). También existe una libre alternancia de larga y breve en la sílaba tónica abierta de los trisílabos proparoxítonos (căneva / cāneva, chiăchiara / chiāchiara, pŏverus / pōverus), de los bisílabos (busus, paga, gata –pero gātta-), y de los monosílabos (be, che, pur)6.

6. La ley de la ‘posición’.

La conocida ley prosódica latina de la ‘posición’ es escrupulosamente respetada por Folengo, como puede deducirse de Normula, par. 37.

7. Ley de la ‘posición’ y alternancia entre consonantes dobles y simples.

Este fenómeno de alternancia, ya ilustrado en las palabras latinas, se manifiesta sobre todo en las palabras tomadas del vulgar, en las que actúa decididamente la tendencia de los dialectos septentrionales italianos a la simplificación de la consonante doble. Las implicaciones prosódicas de este fenómeno de fonética dialectal son fundamentales, y hay huellas de ello en casi cualquier verso de las Macarroneas folenguianas: “Es pues una peculiaridad del macarrónico folenguiano la utilización de este fenómeno como criterio discriminante en el ámbito de la prosodia: es, en suma, este hecho de orden formal lo que motiva oposiciones prosódicas como la de ăpena (forma dialectal) / āppena (forma literaria), y de igual suerte pĭcolus / pīccolus, scănare / scānnare, etc. Eso no quita que el hecho pueda ser también de naturaleza exclusivamente formal, sin pertinencia prosódica: se tiene de hecho, por ejemplo, scānare junto a scănare (además de scānnare), grātare junto a grătare ( y grāttare), gālonus junto a gălonus (y gāllonus). No se da nunca no obstante –puesto que eso contradiría una férrea ley prosódica: el alargamiento por posición de toda sílaba cerrada- el tipo *scănnare, *grăttare, *găllonus8.

8. Sílaba anceps delante de “muta cum liquida”.

Este uso prosódico latino es aplicado en la versificación folenguiana también a las palabras tomadas del vulgar (ăbrazzat / ābrazzat; lădros / lādros )9.

9. Sílaba breve delante de ‘i’ consonántica.

Frente a la regla latina que exige vocal larga delante de ‘i’ consonántica, Folengo se arroga la posibilidad de medirla como breve en Normula, par. 410.

Zaggia considera que puede haber razones fonéticas detrás de esta bien precisa licencia prosódica macarrónica: “es cierto, en verdad, que en el vulgar la i consonántica no se pronuncia doble, sino simple: por eso la “sílaba cerrada” podía parecer inmotivada”11. La licencia afecta exclusivamente a las palabras tomadas del vulgar.

10. Sílaba breve delante de ‘z’.

Esta licencia prosódica macarrónica va contra el uso latino, que exige sílaba larga delante de ‘z’. Aunque la Normula no habla de ella, está presente ya en una glosa de la red. P, en Baldus P I 293: quamvis littera ‘z’ sit naturaliter longa, tamen auctoritate sua breviat; y en la red. T, en Baldus T III 374: ‘x’ et ‘z’ macaronice aliquando breviantur.

Folengo emplea la grafía geminada –zz- cuando la sílaba es larga (magazzenus, gorghezzare, sachezzare, etc.)12.

11. Sílaba breve delante de ‘gn’.

Esta licencia, aludida en Normula, par. 9 (cāgna y căgnola) no está contemplada por la normativa prosódica clásica. Zaggia se inclina, con reservas, por considerla como una licencia prosódica macarrónica13.

12. La regla de “vocalis ante vocalem corripitur”.

Esta regla básica de la prosodia latina se aplica también en el macarroneo folenguiano, como se deduce de Normula, par. 3.: bĭancus, păësus, galĕazza, scrŏa, etc.

No se aplica esta regla si el acento tónico vulgar viene a caer en una vocalis ante vocalem (ambasserīam)14.

13. Consonantización de ‘i’ prevocálica.

Este posibilidad latina se contempla para el macarroneo folenguiano en Normula, par. 8., así como en glosas de la red. T: en Baldus T II 48: ‘Mambriani’ trisillabum est: hac figura saepe utitur poeta; en Baldus T IV 424: ‘bestiamen’ trisilabum, etc.

Folengo emplea escasamente esta licencia, y respeta generalmente la autonomía vocálica de la ‘i’15.

14. La sinícesis.

La sinícesis, fenómeno bien conocido en el latín antiguo, se encuentra presente en el macarroneo folenguiano, como en caseum en Baldus T V 136, donde la glosa marginal explica: ‘caseum’ bisilabum est.16





1 Cf. ib., p. 661
2 Cf. ib., p. 661
3 Cf. Ed. Zaggia, p. 661
4 Cf. ib., pp. 662-663
5 Cf. ib., pp. 663-664
6 Cf. Ed. Zaggia, pp. 664-665
7 Cf. U. E. PAOLI, o.c., pp. 181-182 y ed. Zaggia, p. 665
8 Cf. Ed. Zaggia, p. 694
9 Cf. ib., p. 666
10 Cf. ib., p. 667
11 Cf. ib., p. 667
12 Cf. Ed. Zaggia, p. 667
13 Cf. ib., p. 668
14 Cf. U. E. PAOLI, o.c., p. 182 y ed. Zaggia, pp. 668-669, que enumera otros ejemplos explicables por razones de analogía y /o de índole fonética.
15 Cf. Ed. Zaggia, pp. 669-670
16 Cf. U. E. PAOLI, o.c., p. 184 y ed. Zaggia, p. 671