por los tajos, temible
Carranza1,
tuyos bravosos,
no huyas de nuevo; si
con lo dicho no estás convencido, 435
llamado será Licaón,
de fiereza más que notoria,
vasto, enorme, cuyo
rostro aterra a Megara,
odiado de buenas
costumbres, quien con frente toruna
todo tropella, carcoma
de los poetas piadosos,
fiera bestia envidiosa,
crujiendo dientes feroces; 440
conjuro más efectivo
no hay bajo el hondo Aqueronte.
Te leerá enteritos
largos cuadernos de versos,
sus conceptos te leerá,
y sus dulces latines.
Sin duda llevar
cuarenta tongas preferirías
cada día, y limpiar
con la lengua la estigia letrina, 445
que dichas cadencias
sufrir. Acostumbra espantar con frecuencia
con exorcismos tales
aquél las veloces lagostas,
al pulgón feroz, y a
queresas, plaga de viñas,
y por asco en fuga
poner a catervas diablísonas”.
Por tales frases
atónito, queda el Diablo en su cueva 450
quedito, y temiendo las
amenazas chistar no concibe.
434
per tajos.
Este verso es, en mi opinión, interpolado y ajeno.
438
de nuevo refriega con aceite y sal negra al pobrecito Francisco
Sánchez.2
448
pulgón y queresas, género de bestias que roen los brotes tiernos
de las viñas. Y ponen: et
frustrante vinea quaeressas,
como si habiendo frustrado la fuerza de los vinos.
_________________________________________
1 Montero
y Solis (ib.p.
655) -véase sus lecturas divergentes en este paso- lo identifican
con el primado Bartolomé de Carranza, preso entonces de la
Inquisición en un sonado e injusto proceso que provocó incluso
protestas en el estamento eclesiástico.
2
Ciertamente la comparación
es muy desfavorecedora, por la crueldad e impiedad notoria del
personaje (cf. OV. Met.
1, 196ss.)
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