CARMINA MACARONICA SELECTA

"Quid contentandum nisi contentamus amigos? / Hoc mihi servitium facias, tu deinde comanda, / nam, giandussa mihi veniat in culmine nasi, / ni pro te posthac Paradisos mille refudem", Baldus, V, 9, 295-298

domingo, 11 de noviembre de 2012

LA "NORMULA MACARONICA DE SILLABIS"


Es un hecho generalmente admitido fundamentalmente desde los estudios de Ugo Enrico Paoli1 la regularidad prosódica y métrica de la poesía macarrónica folenguiana, basada en normas rigurosas tomadas de la prosodia y métrica latinas. Este hecho la asimila a la contemporánea poesía humanística, y permitía al citado crítico hablar del macarroneo como de un “producto del Humanismo”.

Frente a sus predecesores, Folengo introduce una constante regularidad prosódica y métrica. Los prefolenguianos parecieron ver la necesidad de observar la estructura regular del hexámetro, pero presentaron como un rasgo macarrónico más el no respetar la cantidad de las palabras latinas, ofreciendo largas por breves y breves por largas. Folengo, por contra, extendió, dentro de ciertos límites, este rigor prosódico incluso a las palabras macarrónicas2.

El propio poeta macarrónico, consciente de la novedad de su labor ‘regularizadora’, dejó preciosas indicaciones de ella en una serie de glosas marginales presentes en las redacciones Paganini (1517) y Toscolanense (1521) de sus Macarroneas (luego suprimidas en las redd. Cipadense (1534/1535)  y Vigaso Cocaio (1535) y en una advertencia de carácter general en el prefacio de la red. Toscolanense titulada Normula macaronica de sillabis, atribuída, al igual que las glosas, a Acuario Lodola, ficticio descubridor y editor de la obra de Merlín Cocayo3.

De fundamental interés resulta la Normula, pues en ella Folengo expresa de forma sintética las reglas prosódicas más generales a las que se atuvo en sus macarroneas. La reproducimos aquí según la edición y la división en parágrafos de Massimo Zaggia4:


NORMULA MACARONICA DE SILLABIS

1. Normula sillabarum macaronicarum haec est: ut quaelibet vocabula vulgariter latinizata scribi debent in forma vulgari, sicut ‘orecchia’, ‘occhius’, ‘rozzus’, ‘razza’ et innumerabilia.
2. Latina vero vocabula suam observant quantitatem, ut ‘caballus’, ‘focus’, ‘accendo’ et cetera.
3. Quaelibet dictio macaronica cuius prima sillaba duas habet consonantes non haerentes sequenti sillabae, sunt ad placitum, ut ‘gridare’, ‘sbraiare’, ‘tracagnum’, tamen non succedente vocali, quia tunc brevis esset, ut ‘Briossus’.
4. Quaelibet dictio quae litteram ‘i’ et ‘u’ claudit inter duas vocales, Latine fit longa ut ‘Maia’, sed macaronice fit ad placidum [sic], ut ‘taiare’, ‘sbraiare’ et cetera.
5. Quaelibet adverbia terminantia in ‘-a’, aut in ‘-e’, aut in ‘-o’, Latine sunt longa, quamvis multa in ‘-e’ excipiuntur, sed macaronice sunt ad placitum, ut ‘valde’, ‘longe’, ‘retro’, ‘ultra’, ‘erga’ et cetera.
6. Reliqua vero Latinitatis aut vulgaritatis orthographiam servant; verbi gratia, si hoc nomen ‘aqua’ non potest Latiniter aptari versibus, scribe vulgariter ‘acqua’, tunc de brevi fit longa sillaba.
7. Denique, sicut Vergilius ac ceteri vates in arte poetica potuerunt alterare sillabas autoritate [sic] sua, verbi gratia ‘reliquias’, ita macaronicus poeta non minus hanc auctoritatem possidet circa scientiam et doctrinam propriam, ut ‘catare’ et ‘cattare’, quamvis rarissime.
8. Item macaronice potes duas vocales collidere in medium dictionis, ut ‘curiosus’ trisillabum facere potes, ut stare possit carmen.
9. Item sicut plurima vocabula diferunt [sic] a derivatis suis quantum ad sillabas, ut ‘sedes’ habet primam longam et ‘sedile’ brevem, ‘flagrum’ et ‘flagellum’, ita macaronice dicemus ‘frater’ et ‘fradellus’, ‘cagna’ et ‘cagnola’, et multa alia.
10. Tamen de principio ad finem libri repperies me Latinae poesiae et regulae summa cum diligentia adhaerere.
11. Reliqua vero non bene tibi quadrantia aequo animo feras.
12. Et haec bastabilia sunt quantum ad sillabarum macaronearum regulam.


Una primera aproximación al uso prosódico-métrico del Folengo macarrónico nos coloca frente a algunas licencias inconcebibles en una obra correctamente latina, pero esto no debe hacernos pensar que tal uso se basa en el capricho o la improvisación ocasional: “significa por el contrario que el ‘sistema’ prosódico-métrico del macarrónico folenguiano injerta en un conjunto correctamente latino algunas particulares y bien definidas licencias de sabor absolutamente individual, o sea macarrónico. Admitidas tales licencias, clara y netamente circunscribibles –tanto que se vuelven a su vez normas de validez general [...]-, el ‘sistema’ no resulta demolido, y ni siquiera pierde algo de su rigor interno: deviene, por contra, un ‘sistema’ sui generis, ni más ni menos que el particularísimo ‘sistema’ prosódico-métrico del macarrónico folenguiano [...]”5.

La regularidad de tal sistema, basado en el respeto sustancial de la prosodia latina, hace que algunas de sus reglas fundamentales se extiendan tanto a palabras latinas como a macarrónicas. Así6,

a) el alargamiento por posición de una vocal seguida de dos consonantes (gaiārdum; adōssum; grāttāns).
b) la positio debilis, incluso delante de gn y z (Baldus V V 147: Tǒgnazzus; ib. V 147: Tōgnazzus; Mosch. V III 11: mēzeni; ib. XX 468: mĕzenos).
c) la cantidad larga de los diptongos (maccaronǣam).
d) la regla (aunque con ciertas excepciones7) de vocalis ante vocalem corripitur (păesis; pǐantum).

La regularidad se extiende también a la prosodia de las desinencias de las palabras latinas y macarrónicas, que siguen las normas de la lengua latina no sólo en la forma, sino también en la prosodia. Con todo, existen algunas desinencias prosódicamente anormales, aunque muy limitadas y explicitadas en parte por el propio autor en su Normula par. 5.

En las macarroneas folenguianas formas adverbiales y preposicionales como aliquantŏ, il(l)icŏ, intrŏ, certĕ, furibundĕ, valdĕ, contrǎ, intră, iuxtǎ, etc. concurren con las normativas con vocal final larga. También se ven afectadas las palabras macarrónicas (bravosĕ, lontanĕ, menchionicĕ, pochissimĕ, acasă, damatină, ognhoră, sotosoră, etc.) por esta regla, que se ve extendida no sólo a palabras indeclinables, sino también a la segunda persona sing. del imperativo presente de la primera (sólo con verbos tomados del vulgar como aspettă) y segunda conjugación (aunque dudoso y limitado a dos casos: praebĕ y torquĕ), al ablativo sing. del gerundio (reparandŏ) y a macarronismos de calco como in frottă y per forză. Existen ejemplos de estas anomalías prosódicas en el latín tardoantiguo y medieval, pero en Folengo son descritas claramente como licencias macarrónicas (Normula par. 5: ...macaronice sunt ad placitum)8.





Imagen: la normula macaronica de sillabis en la red. T.


1 Sobre todo en su ya citado libro Il latino maccheronico, pp. 174-199.
2 Cf. U. E. PAOLI, o.c., p. 88.
3 Este juego de ficción ilustrado será convenientemente ilustrado cuando describamos con más detalle la obra macarrónica de Folengo.
4 Cf. Ed. Zaggia, p. 643
5 Cf. Ed. Zaggia, pp. 642-643
6 Cf. U. E. PAOLI, o.c., p. 175
7 Cf la entrada futura sobre "la prosodia de las palabras macarrónicas".
8 Cf. U. E. PAOLI, o.c., p. 179 y ed. Zaggia, pp. 645-649. Debe tenerse en cuenta que Paoli circunscribe sus observaciones a la red. V y Zaggia, por lo general, a las macarroneas menores de las cuatro redd., haciendo alusiones ocasionales al Baldus.