CARMINA MACARONICA SELECTA

"Quid contentandum nisi contentamus amigos? / Hoc mihi servitium facias, tu deinde comanda, / nam, giandussa mihi veniat in culmine nasi, / ni pro te posthac Paradisos mille refudem", Baldus, V, 9, 295-298

sábado, 28 de enero de 2012

NUEVO ARTÍCULO PUBLICADO



Calamus Renascens, Revista de Humanismo y Tradición Clásica, publica en su nº 11, pp. 49-60, mi último artículo titulado "El poema macarrónico de Juan Méndez Nieto y su homenaje a la primera macarronea española". En este artículo estudio una macarronea que descubrí no hace mucho gracias al Dr. D. Juan Gil Fernández, obra de un médico de origen portugués que compuso este poemita de circunstancias en 11 dísticos elegíacos macarrónicos poco antes de 1552 en su época de estudiante en Salamanca, constituyéndose así como la tercera macarronea conocida en España tras el poema inaugural de Juan de Vergara (circa 1522), y la epístola macarrónica del también galeno salmantino Diego Sánchez (1533), todas tres transidas de espíritu goliárdico universitario. Ofrezco una breve nota bio-bibliográfica sobre su autor, la elucidación del lugar y fecha de composición de la obra, estudio de su transmisión y ediciones, así como una edición crítica, exposición de su estructura y contenido, y la constatación y estudio de un calco textual con coincidencia de sedes metrica de la citada macarronea de Juan de Vergara.

sábado, 21 de enero de 2012

EL LATÍN MACARRÓNICO DE U. E. PAOLI (II): TIPOLOGÍA DE LOS MACARRONISMOS

Paoli distingue tres modos en la operación de esta fusión, que pueden afectar a una sola palabras o a varias, y que tiene como resultado nuevos elementos léxicos y sintagmáticos, a los que llama “macarronismos” (maccheronismi). Estos son los siguientes1:

1) macarronismo morfológico-lexical (maccheronismo morfologico-lessicale). Se trata de una forma que deriva del latín regular por su lexema o por su componente morfemático, o incluso por los dos. Ejemplo de esto es el ammazzator citado, y un monema como cercabat, forma intermedia entre el quaerebat latino y el “cercava” italiano.

2) macarronismo de locución o de calco2 (maccheronismo di locuzione o di calco). Un grupo de palabras adscritas por su morfología al latín regular aparecen combinadas de un modo contrario a la sintaxis latina. Es el caso de un propter non perdere tempus de Tifi (v. 419).

3) macarronismo semántico3 (maccheronismo semantico). Consiste en utilizar una palabra latina, que en latín tiene un sentido y en italiano otro, con el significado vulgar en un contexto aparentemente latino como es el de la macarronea. Tal es el uso que se hace del latín casa “cabaña” empleada en el sentido vulgar de “casa”, para el que existe el término latino domus.

De estos tres tipos de macarronismos el último es el menos válido para caracterizar el macarróneo, dice Paoli, ya que la impropiedad semántica resulta la más extendida, por ser la menos advertida, y es en la que han caído escritores neolatinos sin la menor intención macarrónica. Es el desarrollo de los dos primeros tipos el que sirve a Folengo para distanciarse de sus predecesores y alcanzar “quel prodigioso e personalissimo mezzo di espressione che è il maccheroneo folenghiano”4.






1 Cf. ib., p. 43
2 Esta segunda denominación es la que utiliza Paoli en su Appendice I : “Il latino dei Prefolenghiani e del Folengo” (pp. 156), donde amplía los tipos (pp.156-158), que son descritos siempre a nivel de sintagma, y no al de simple monema, como el tipo anterior.
3 Cf. ib., p. 43, 155-156
4 Cf. ib., p. 45

sábado, 14 de enero de 2012

EL LATÍN MACARRÓNICO DE UGO ENRICO PAOLI (I): NATURALEZA DEL HÍBRIDO MACARRÓNICO


Insigne latinista y editor de textos macarrónicos, así como estudioso de su gramática y prosodia, Ugo Enrico Paoli publica en 1959 Il latino maccheronico, libro básico para la comprensión lingüística del macarroneo1. En busca de adecuados criterios de edición, Paoli rechaza la para él idea preconcebida de los editores folenguianos anteriores de que el “latín macarrónico literario” sea el latín de la más absoluta libertad, en cuanto que es lenguaje desarrollado bajo la enseña del error voluntario. El macarrónico folenguiano, por contra, es un lenguaje sometido a leyes muy rigurosas (leggi rigorosissime), e incluso los prefolenguianos no están libres de cierta normatividad2. Por ello, situado en una perspectiva fundamentalmente sincrónica, se esfuerza por delimitar con precisión los rasgos diferenciales del híbrido macarrónico, incidiendo en su componente latino.

Paoli parte de la premisa de que el macarroneo pertenece a los lenguajes híbridos en los que el hibridismo es voluntario y consciente3. En el macarrónico, el hibridismo resulta una fórmula literaria producto de una convención de eruditos, lo que lo opone a creaciones espontáneas del pueblo como el jiddish y el papiamento4.

El hibridismo voluntario en general, se puede materializar de diversas formas: o por simple traspaso en periodos o frases sucesivas de una lengua a la otra, o por la alternancia en un mismo periodo de formas tomadas de lenguas distintas, o finalmente por alteración de las palabras y de las construcciones de una lengua por influjo de otra5.

Sobre la primera forma elencada, Paoli ofrece ejemplos tomados del propio Folengo, que presenta a los franceses hablando en francés, a los alemanes en alemán, a los albaneses en albanés, y a los campesinos en su propio lenguaje. Generalmente se limita a pocas palabras o a interjecciones6:

‘Nondimenum habitus, facies, parlatio linguae,
Scilicet “oy, tam bien, ma foy”, similesque parolae
Esse foresteros signant, straniamque brigatam.’
(Baldus V II 285-287)

(‘La vestimenta, empero, el porte, y la lengua que escucho,
Como “oy, tam bien, ma foy”, y semejas palabras,
Me descubren que sois forasteros y gente extranjera.’)

La mera alternancia de lenguas, de la que se dan ejemplos de autores clásicos7, no es macarrónico, si cada lengua conserva sus formas regulares. El macarroneo no se limita a yuxtaponer elementos de naturaleza lingüística diferente, sino que los funde, de tal modo que latín y vulgar interfieren continuamente entre sí. Las anomalías que se producen son resultado de un proceso que opera en dos direcciones, de resultas del cual el latín se italianiza, y el italiano se latiniza. El lector, pues, se ve ante una masa de palabras en las que no siempre acierta a distinguir donde acaba una lengua y donde empieza la otra8.

Por otro lado, el macarroneo de Folengo y sus predecesores es un producto del Humanismo, rasgo que lo opone, por añadidura, a los poemas bilingües del medievo como los carmina Burana, que presuponen la literatura latina medieval, que en la historia del tardolatín representa lo inverso de la literatura humanística. La poesía latina medieval, conservando en la superficie el lenguaje latino, acepta las leyes métricas del vulgar, como acentos, rima y ritmos. En el latín humanista, por el contrario, revive la métrica y la prosodia clásica. El macarroneo, como se ha dicho, es un híbrido basado en el error, pero, como dice Coseriu9, ningún error es sólo error, y el lenguaje de Tifi y Folengo nace de una voluntaria alteración del latín renacentista. Tanto es así, que cuando se encuentran en la obra de estos poetas versos sin contaminación de vulgar, podrían ser atribuidos, según Paoli, a cualquier poeta que estuviera en la línea de un Pontano o de un Fracastori:

Infidum arridet saepe imprudentibus aequor,
Mentiturque leves zephiros aquilone parato.
Hinc veniunt homines cupidi, quos plura videndi
Cura subit, seu forte deas in gurgite nantes,
Sive tridentiferi verrentes caerula currus.
Verum ubi subducto ventum est qua littore circum
Misceri aspiciunt coelum aequore, et aequora coelo,
En miseri avulso singultant viscere proni
Hinc atque hinc nautae, nigraque urgente vomuntur
Bile dapes, foedatque acidus Nereidas humor,
Unde indignantes venti tam audacter amicas
Commaculare suas genus hoc mortale, caducum
Atque procax, ne sic evadat crimen inultum
Concurrunt, sonituque ingenti obnixa profundo
Tergora subiiciunt pelago, totumque revellunt.
Heu stulti, quos nulla monet iactura priorum!
Tunc ea tempestas, ea tunc asperrima rerum
Debuerat facies animo spectarier ante,
Mox frustra insani vellent contingere portus’.
(Baldus V XIII 376-395)

Señala el mismo Paoli cómo ni el bilingüísmo de la poesía latina medieval ni parte de la técnica de sus predecesores10 parecían a Folengo aptas para cumplir el programa base de la macarronea, que era imitar con intención burlesca el latinus grossus de los ignorantes, y para alcanzar una íntima y genial convivencia entre elementos latinos y no latinos con el fin de llegar al máximo de expresividad. La consecución de esta fusión orgánica será el problema central de la poesía macarrónica en su expresión más depurada11.

Se deduce de todo esto que no basta el hibridismo para dar el título de macarroneo a una mezcla de palabras latinas y no latinas, sino que es necesario que los elementos heterogéneos no estén simplemente alternados o yuxtapuestos, sino fusionados, como ríos que mezclan sus aguas. De tal fusión, dice Paoli, no puede nacer más que una anomalía, un esperpento lingüístico, un error, en suma, intencional y buscado a conciencia12.

Hibridismo y error vienen, pues, a coincidir en una orgánica fusión de elementos lingüísticos. Un término folenguiano como ammazzator por “assassino” (asesino) es al mismo tiempo una forma híbrida y anormal: híbrida porque funde el tema del verbo italiano “ammazzare”, que en latín es interficere, con el sufijo latino –tor; anormal, porque en latín “assassino” se dice latro, sicarius, significando también interfector, que resulta más próximo a ammazzator, que, pese a cualquier analogía, resulta un “cuerpo extraño” al latín13.




1 Cf. U.E. PAOLI, Il latino maccheronico, le Monnier, Firenze 1959 (Bibliotechina del Saggiatore, 13). Este libro se divide en dos partes: la primera, compuesta por quince capítulos (pp.1-134) de tenor ensayístico, ofrece un recorrido lingüístico e histórico por el lenguaje macarrónico; la segunda, formada por cuatro apéndices (pp. 137-256) supone la culminación de sus estudios sobre morfología, sintaxis y prosodia y métrica macarrónica presentes fundamentalmente en una antología suya anterior de textos folenguianos (cf. T. FOLENGO, Il “Baldus” e le altre opere latine e volgari. Passi scelti e commentati da Ugo Enrico Paoli, le Monnier, Firenze 19411, 19532 (citamos por la segunda edición).
2 Cf. U. E. PAOLI, Il latino..., p. VI. Tal postura le sitúa en las antípodas del subjetivismo croceano, predominante en la crítica de su época. Ésta rechazó bien pronto la propuesta paoliana de descripción sistemática de la norma lingüística y métrica del macarroneo en nombre de la irreductible libertad creadora del autor macarrónico, de suerte que, con contadas excepciones en el terreno de la métrica (G. Bernardi Perini, M. Zaggia), la línea de investigación que representaba Paoli se extinguió con él hasta la actualidad. El rechazo de la gramática del macarroneo (e incluso de la posibilidad de su existencia) apuntada por Paoli como condición previa a la labor de edición crítica ha contribuido, según G. Bernardi Perini, al marasmo editorial folenguiano: cierta falta de "excepticismo metodológico" en Paoli no obsta para reconocer que “il suo lavoro abbia finalmente procurato le chiavi buone a decifrare le norme sostanziali della lingua di Merlin Cocai” (cf. G. BERNARDI PERINI, “Folengo edito e inedito. Situazione e prospettive”, Atti Convegno 1977, p. 78). No mucho después, Bonora atribuyó la postura irenista de Bernardi Perini a "qualche irrigidimento dovuto alla sua pratica della filologia classica" (cf. E. BONORA, "Stato attuale degli studi folenghiani", Atti convegno 1980, p. 29). Tal situación nos lleva a demorarnos en la descripción del aparato conceptual paoliano como base principal de nuestro estudio lingüístico del macarroneo español.
3 Cf. U. E. PAOLI, o.c., p. 21.
4 Cf. ib., pp. 22-23
5 Cf. ib., p. 23
6 Cf. ib., p.25
7 IVV. 6, 194-195; MART. 10, 68, 5-6; 10, 29, 3 (cf. U.E. PAOLI, o.c., p. 26).
8 Cf. ib., pp.26-27
9 Cf. E. COSERIU, “Logicismo y antilogicismo en la gramática”, Teoría..., p. 235
10 Se refiere Paoli (p.36) al no escaso empleo en los prefolenguianos de versos cuya primera parte está toda en latín, y la segunda en italiano (Tifi, v.120: “ad finem missae oculis guardate la terra”), mientras que Folengo usa este recurso sólo cuando reproduce el discurso de un personaje o hace hablar al vulgo (Baldus V VII 341: “day, day” cridabant “hay, hay, que cosa da rider”).
11 Cf. U. E. PAOLI, o.c., p. 35. Ya Bonora había señalado en 1956 (p. 38-39) la falta de una auténtica síntesis en el macarroneo de los prefolenguianos y la superioridad en este aspecto del folenguiano: “[...] l’ampiezza strutturale delle Maccheronee fin nella prima redazione, mentre per sé giustificava certe cadute e contradizioni, consentiva di sperimentare un più complicato impasto linguistico per cui il maccheronico si contraponeva insieme al latino, al volgare e allo stesso dialetto, come vero linguaggio e non più soltanto come gioco bizzarro o spiritoso” (p. 40)
12 Cf. U. E. PAOLI, o.c., p.41
13 Cf. ib., p. 42

sábado, 7 de enero de 2012

ETTORE BONORA Y LAS TRADICIONES LINGÜÍSTICAS PRESENTES EN EL MACARRONEO FOLENGUIANO


En tal clima intelectual Ettore Bonora publica en 1958 un artículo fundamental sobre la técnica de hibridación de las tradiciones culturales y lingüísticas presentes en el macarroneo folenguiano1. Aceptando la idea croceana de que la lengua de Folengo es un hecho completamente individual, Bonora disiente del crítico Enrico Giaccomo Parodi2 en que sea producto de un subjetivismo anárquico e incomunicable, sino de “un poeta que hacía un uso original y puede decirse que extremista de las tradiciones literarias y lingüísticas que le proponía la cultura de su tiempo”3. Folengo llegó al extremo de quererlas fundir y recomponer en una lengua nueva, que buscaba una fuerte expresividad de carácter cómico.

Para Bonora, el macarroneo folenguiano resulta muy distinto del de sus antecesores por su finura artística y su complejidad cultural, y a través de las prefaciones y cartas de las cuatro redacciones de la obra macarrónica de Folengo, reconstruye las líneas maestras de su poética4.

La defensa de la dignidad de todas las lenguas, que Bonora deduce de un texto de la Apologetica in sui excusationem de la red. T5, constituye el presupuesto básico del hibridismo macarrónico, entendido como composición original que alcanza expresividad gracias a la vitalidad de los elementos que la forman. Ésta misma es la que permite que el macarroneo se gradúe desde la nobleza del latín a la vulgaridad dialectal para adaptarse a la rica y mudable sustancia de la realidad representada en el Baldus y la Zanitonella.6

Según Bonora, Folengo no se limita, como sus precursores, a usar el material dialectal como elemento polémico contra las tradiciones doctas como el ciceronismo y el petrarquismo, que ponían a la lengua en peligro de esclerotizarse por el respeto a los modelos indiscutibles que proponían. Los dialectos septentrionales son una continua fuente de inspiración expresionista para Folengo; pero el sútil juego de ironía que preside su particular fusión de tradiciones le lleva a hacer un uso reflexivo del dialecto ennobleciéndolo según el modelo del latín y del vulgar de uso literario7.

En la lengua de Folengo hay muy poco lugar para lo gratuito y la improvisación, como decía Bonora que dejaría ver la reconstrucción de la gramática, la sintaxis y el léxico macarrónico, siempre que no se cometa el error de privilegiar cualquiera de sus componentes lingüísticos como normativo, ya que todos ellos coadyuvan a la invención macarrónica. La lengua macarrónica es totalmente individual del mismo modo que cualquier otra lengua poética8.

Es fundamental entender, dice Bonora, que las tradiciones lingüísticas que se encuentran en el macarrónico folenguiano conviven de forma armoniosa debido a que siempre nos encontramos con latín y formas neolatinas, de modo que puede decirse que la invención lingüística de Folengo tiene coherencia estilística en cuanto posee una fundamental coherencia histórica. Bonora aduce como ejemplo de la convergencia de tradiciones lingüísticas una serie de abstractos macarrónicos (fractio ossorum; sofiatio supra panadam)9que aúnan el sentido amplificatorio que atribuía a los abstractos el latín clásico, la naturaleza con que los tomaba el vulgar literario según el modelo del latín medieval, y la fuerte vena cómica de la fantasía dialectal, que tendía a captar de las cosas el aspecto material y sensible, y de por sí ajena a las abstracciones. Así, concluye Bonora, la fuerza expresiva de la palabra folenguiana “está en estrecha relación con las tradiciones lingüísticas verdaderamente presentes en su conciencia artística”10.







1 Cf. E. BONORA, “Ancora sulla lingua del Folengo. L’incontro di tradizioni linguistiche nel maccheronico folenghiano”, GSLI, vol. CXXXV, fasc.I (1958) pp. 41-50. Este artículo fue recogido, con otros del autor, cuyo magisterio sobre las nuevas generaciones de folenguistas es indiscutible, en un volumen recopilatorio titulado Retorica e invenzione. Studi sulla letteratura italiana del Rinascimento, Rizzoli, Milano 1968, pp. 81-89 con el título reducido de “L’incontro di tradizioni linguistiche nel maccheronico folenghiano”, por el que citamos. Tal artículo debe entenderse como una feliz apostilla a su libro Le Maccheronee di Teofilo Folengo, N. Pozza, Venezia 1956, “bella e fondamentale opera”, como dice Miklós Fogarasi (cf. V. BRANCA, C. GRIGGIO, M. y E. PECORARO, G. PIZZAMIGLIO, E. SEQUI (edd.), “Lingua e dialetti nel maccheronico folenghiano”, Il Rinascimento. Aspetti e problemi attuali. Atti del X Congresso dell’Associazione Internazionale per gli studi di lingua e letteratura italiana. Belgrado, 17-21 aprile 1979, Olschki, Firenze 1982, p. 396), en la que se proponía ofrecer sustancialmente una presentación filológica y estética de la creación poética folenguiana, y definía el macarroneo como una caricatura artificiosa del latín, caracterizada por la reivindicación violenta de la materia dialectal (cf. Le Maccheronee..., p.38).
2 cf. E.G. PARODI, Poeti antichi e moderni, Sansoni, Firenze 1923, pp. 196-197 cit. por E. BONORA, L’incontro..., p.83.
3 cf. E.BONORA, o.c., pp. 83-84
4 Cf. ib., pp.81-83.
5 Cf. ib., pp. 81-82. Se reproduce un texto en el que Merlín Cocayo responde a las críticas de un hipotético lector sobre su uso de palabras mantuanas o brescianas incomprensibles para otros. Merlín dice que al igual que todos no entienden el griego o el hebreo no debe extrañar que no se entiendan estos dialectos: “[...] dicet aliquis: Vocabula fingis, o Merline, quibus patria tua solet uti tantummodo; exempli gratia: “doniare puellas”, “cimare”, “tracagnum”, et cetera, quae tantum aut mantuanice aut bressanice possunt intellegi. Respondeo quod veluti non omnes aut graecum aut hebraeum aut arabicum aut chaldaeum aut denique latinum simul intelligunt, ita nil mirum si cuncti mantuanicum aut florentinicum aut bergamascum aut todescum aut sguizzarum aut scarpacinum aut spazzacaminum minime sciunt pariter intelligere. Ut quid ordinantur commentatores ac linguarum interpretes? Ut quid translatores? Proculdubio causa splanandi linguarum incognoventiam”. Bonora relaciona este texto con un juicio del filósofo Pomponazzi, contemporáneo de Folengo y famoso por sus lecciones universitarias híbridas, donde sí se afirma expresamente la identidad de valor de todas las lenguas (cf. ib., p. 82 n.1). Esta afirmación e silentio deducida de tal texto (“con tono paradossalmente polemico” decía en su libro de 1956 [p.80]) le sirve a Bonora para situar en un mismo plano de igualdad a todos los componentes del macarroneo.
6 Cf. ib., p. 82: “[...] nella stessa Apologetica lo scrittore, dopo aver citato esempi del “parlandi genus rusticanum” tolti dal Baldus, osservava che “parlatio vero minus grossa tempestatibus maritimis, bellorum descriptionibus et quibusvis rebus, non rusticanis applicanda est”, e soggiungeva: “si ...in aliquibus locis succurrit loqui de Deo aut de Sanctis, indignum et vituperabile esset non uti latinitate aliqua, non tamen tam alta, quod videatur lapis preciosus limo sepultus et gemma porcis ante posita”.”
7 Cf. ib., p. 84
8 Cf. ib., p.88
9 Para E. BONORA, o.c., pp.86-87 los abstractos y compuestos son elementos determinantes en la creatividad lingüística macarrónica: “[...]Tra i molti esempi que offre il vasto lessico maccheronico, meglio adatti a spiegare la natura della fantasia folenghiana sono forse i composti e gli astratti, formati con suffissi non estranei all’uso latino ma applicati in modo che la parola risulti d’una latinità fittizia. Questi composti e questi astratti, che ricorrono frequentemente nel lessico maccheronico, sono significativi anche perché rappresentano volute infrazioni alle norme del latino classico, e perciò denotano la presenza di una retorica di nuovo stampo. Ma mentre con i composti (codaius, ranisonus, sconficus, longipes, ecc.) il Folengo, contravvenendo al consiglio di Quintiliano che li considerava propri del greco e non del latino, ritrovava strumenti del linguaggio comico dei quali già s’era servito intenzionalmente Plauto, con gli astratti dei tipi di boimentum, striccamen, pensatio, strachedo, ecc. metteva forse a più dura prova la retorica classica. Otteneva infatti quell’idea d’amplificazione e di sostenutezza che in genere, aveva motivato il cauto uso dell’astratto negli scrittori latini; ma fedele prima di tutto al suo gusto delle cose, più che concrete, corpose, il nostro poeta non faceva mai degli astratti quello che essi erano stato all’origine –nel latino delle scuole medievali- e che non cessano d’essere nemmeno por la coscienza di noi moderni: parole che riducono la realtà fenomenica a dato concettuale; in essi anzi riusciva a fissare con la maggiore concentrazione possibile l’elemento attivo del nome: l’elemento verbale. Dire, per esempio, di un ghiottone ribaldo che è una destructio panis viene ad essere definizione più forte, oltre che più pittoresca, dell’ovvio destructor panis, per la facoltà di accentrare in destructio l’immagine di un distrurre colto in tutta la sua pienezza, senza determinazioni di luogo o di tempo”.
10 Cf. ib., p. 89