CARMINA MACARONICA SELECTA

"Quid contentandum nisi contentamus amigos? / Hoc mihi servitium facias, tu deinde comanda, / nam, giandussa mihi veniat in culmine nasi, / ni pro te posthac Paradisos mille refudem", Baldus, V, 9, 295-298

sábado, 31 de marzo de 2012

LA CRÍTICA DE ETTORE PARATORE AL MODELO PAOLIANO (I)



La crítica lingüística más concreta a la aproximación de Paoli a una gramática del macarroneo fue realizada en 1977 por Ettore Paratore1. La visión paoliana del macarroneo folenguiano, dice Paratore, es la de un lenguaje asumido ya en inmutables formas categoriales. Paoli piensa que se expresa en formas clásicamente irreprensibles, de tono augústeo todo aquello que es dejado íntegramente al discurso latino, y fija incluso un uso constante de todos los términos macarrónicos, que se presentan así como modelo de un lenguaje fijo, definitivamente estabilizado como un idioma de uso corriente2.

Paratore quiere demostrar la inconsistencia de la teoría de un macarroneo inmutable en Folengo que atribuye a Paoli3. Para él, la mayor carencia del estudioso florentino está constituida por la falta de investigaciones e hipótesis sobre la formación del tan proteiforme lenguaje folenguiano. El inexistente análisis de los componentes dialectales del macarroneo impide la enunciación de cualquier principio seguro4.

Afirma que Paoli se ve desorientado por formas verbales en las que el uso latino se altera (reduat) o se acopla alegremente a la conjugación vulgar (sofriremus, faritis, uscirat); y el hecho de que se limite a definir como anómalas o erróneas formas de declinación como Iuppiteris, centas, quattribus, frigidibus, grossibus o formas de conjugación como sat por scit, fare por facere, y saritis por eritis evidencia que Paoli no se da cuenta que el “descabellado espíritu subvertidor” de Folengo no se detiene ni ante las formas latinas consagradas cuando el tono de la escena lo exige5. Así, Paoli, tras haber constatado que Folengo habitualmente evita el artículo, se ve obligado a registrar que comparece siempre en las formas modeladas en bloque sobre el vulgar: un aium, un altrum, un minimum.6

Critica también el concepto formal de “macarronismo ilógico”: formas como adossum y afattum no representarían más que la consagración de la forma adverbial vulgar; en troppus y praestus sólo se da la usual atribución de la desinencia latina a palabras o expresiones vulgares, mientras que en fin donec, pur tamen o cum tecum hay una juguetona yuxtaposición de forma latina a italiana (latinizada en un caso con cum), que expresa el mismo concepto7.







1 Cf. E. PARATORE, “Il maccheroneo folenghiano”, Atti Convegno 1977, pp. 37-61.
2 Paratore da una expresión acabada al reproche fundamental que se le ha hecho a Paoli. Para ello se apoya en las afirmaciones de Bruno Migliorini sobre la diversidad de los lenguajes macarrónicos, variables de autor a autor, incluso en el propio Folengo, donde la “gamma non è fissa, cristallizzata, ma sempre mobile, trovata lí per lí secondo le circostanze, con una elasticità di associazioni mentali che permette a Merlino di essere ora umanista, ora cantambanco” (B. MIGLIORINI, o.c., pp. 75, 88 cit. por E. BONORA, o.c., p. 39). Este logro de Paratore es reconocido por el maestro Bonora (cf. “Stato attuale degli studi folenghiani”, Atti Convegno 1980, pp. 13-14, 25). Éste observa en Paoli un excesivo rigor filológico al buscar “una norma en la lengua folenguiana que es difícil establecer” (p. 15); rigor que probablemente “deriva dalla sua incorreggibile natura di fiorentino, di studioso nativo della città dalla quale ci sono venute le regole grammaticali e la più severa disciplina linguistica” (p. 25).
3 Será sorprendente comprobar como el ilustre latinista Paratore critica a menudo a Paoli por cosas que éste no ha dicho, o con las que está completamente de acuerdo. Así, esta idea de un macarroneo “inmutable” está en franca contradicción con la descripción que hace Paoli del proceso evolutivo del macarroneo folenguiano a través de las cuatro redacciones de las Maccheronee en el sentido de un progresivo enmacarronamiento motivado por la búsqueda de una fusión cada vez más orgánica de los elementos que lo componen (Cf. U. E. PAOLI, o.c., pp. 92-94, 220-234)
4 Cf. E. PARATORE, o.c., p. 39-40. El escaso estudio del elemento vulgar en el macarróneo es una de las lacras de la crítica italiana, como se señala el propio Paratore. Parece, por otra parte, impropio tanto hablar de desinterés por determinar el origen del macarroneo como afirmar la imposibilidad de la enunciación de “cualquier principio seguro”, pues se ignora de tal suerte el carácter fundamentalmente sincrónico del estudio de Paoli, que le lleva a centrarse en la red. V para la descripción de lo que él entiende como norma lingüística y métrica del macarroneo folenguiano, mientras que en sus indagaciones diacrónicas abarca las cuatro redacciones. Paoli había elegido deliberadamente como objeto predominante de estudio el componente latino del macarroneo, y parece lógico pensar que una obra científica se juzgue por el éxito que consiga alcanzar en la consecución de los objetivos que se propone, no por los desiderata ajenos. De todas formas, un hecho constatable como el progresivo aumento del léxico macarrónico en detrimento del latino en la obra macarrónica de Folengo no se ve afectado por el hecho de que se llegue a determinar fehacientemente el origen de todos estos términos vulgares.
5 Cf. E. PARATORE, o.c., p. 40. Paratore presenta como “desorientación” el hecho de que Paoli exponga ejemplos de los macarronismos clasificados por él como morfológicos, es decir, palabras latinas erradas que reproducen en tono de burla los dislates del latinus grossus (cf. U. E. PAOLI, o.c., pp. 146, 149, 151). La dramática incompatibilidad entre la interpretación del macarróneo en Paoli y en críticos como Momigliano, Bonora, y el propio Pararatore, que interpretan estos errores voluntarios como índice de una parodia del latín clásico y/o humanista, genera tensiones dialécticas de este tipo.
6 Paratore afirma (p. 40) que Paoli “se ve obligado” a reconocer algo que está sin embargo en su propia concepción del macarróneo, es decir, el que Folengo adapte su lenguaje al tono de la narración poética, subiéndolo o bajándolo gracias al hábil manejo de los elementos heterogéneos que conforman su macarróneo (cf. U. E. PAOLI, o.c., pp. 36, 168 y esp. p. 78, donde se afirma que Folengo emplea el artículo cuando desea bajar el nivel de su macarróneo, según lo requiera la situación) .
7 Cf. E. PARATORE, o.c., p. 40


Imagen: El insigne latinista Ettore Paratore (1907-2000)

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