CARMINA MACARONICA SELECTA

"Quid contentandum nisi contentamus amigos? / Hoc mihi servitium facias, tu deinde comanda, / nam, giandussa mihi veniat in culmine nasi, / ni pro te posthac Paradisos mille refudem", Baldus, V, 9, 295-298

domingo, 27 de abril de 2025

FRAGMENTOS DE MI TRADUCCIÓN DE "BALDO" DE MERLÍN COCAYO: De cómo Baldo y sus compañeros, entrando en la oscuridad de las cuevas en pos de un dragón, son atacados por una turba de animales, y de qué manera salieron librados de este suceso (Baldus V, XXI, 368-488)

 



Fantaseaba Cíngar de hacía ya mucho rato,

con la manera en que dar pudiera luz a los ciegos.

Astuto la encuentra, mientras se rasca la testa,            370

y empieza a dar en las piedras con su espada de acero;

ésta, siendo finísima hoja española, brillantes

chispas manda doquiera por las oquedades oscuras,

y con su escaso fulgor un poco de vista permite,

gracias al cual precavidos están y conocedores            375

los compañeros si tienen delante o detrás los diablos,

pues eran diablos metidos dentro de cuerpos de fieras,

en cuyo medio Baldo el primero se abalanza,

y empieza a desmembrar a las fieras en mano la espada.

Fracasso al tiempo, habiendo lejos tirado su tranca,     380

con solas sus manos los coge, aprieta, y los sofoca,

y ahoga con sus duras uñas a los jabalíes rabiosos.

Con solas sus manos, digo, y con solos sus dientes

desgarra, y entero de tibia sangre vese cubierto.

Virmazzo, y junto con él Filoforno a escasa distancia, 385

contra dos toros dieron comienzo a grande pelea.

Cíngar da repetidos golpes sobre las piedras;

el conocido dragón taimado le salta a la espalda,

y quiere impedirle que así luz ofrezca a sus amigos.

Grita socorro Cíngar; Moschino acude en su ayuda,    390

y desenvaina la espada, se tira encima del draco,

y echándole manos al cuello, lo aprieta y lo cabalga.

La sierpa1, corriendo, lleva a Moschino sobre su dorso.

Había visto tal cosa Falchetto; presta socorro,

y los persigue gritando: "¿A dónde, Moschino, diablos, 395

a dónde, Moschino, te lleva el dragón?, ¡desmonta, infelice!

Pues por tu vida temo, ¡rápido, salta del bicho!"

no lo oye Moschino, quien se deja llevar por la sierpe,

a la que con fuertes puños hiere entre sus orejas.

Hete que el veloce Falchetto a ambos se une,             400

y a gritos insiste a Moschino para que presto se baje.

Éste a su vez, sintiendo que viene en su busca el amigo,

cuadruplicando sus ánimos, tan fuertemente los flancos

aprieta de la serpiente de hacerla caer sofocada.

Falchetto súbito por la su oreja derecha la agarra,      405

y arrastra a la sierpa ya por un lado, ya por el otro;

Moschino firme se tiene a caballo, y mueve calcaños,

y con su mano de guante armada dale lo suyo;

retrocede la sierpe, y alante avanzar no desea.

Igual que una vaca al macelo llevada por el matarife, 410

tanto más retrocede, cuanto de ella se tira,

porque de lejos ve sus hermanas descuartizadas,

y sus miembros colgantes de ganchos ensangrentados.

Cíngar allí cerca, toda su espada abiselaba,

que estoque ya no parece, sino sierra dentada. 415

Sin embargo, no deja de chispas sacar de las piedras,

y de ofrecer a sus compañeros fulgor mortecino.

Sábese muerto el dragón, y rápidamente distinta

adopta apariencia, porque (cosa admirable decirlo)

la que era hasta ahora serpiente, hermosa muchacha parece, 420

cuyo el nombre Smiralda fue, de la raza de zorras.

Cae a tierra Moschino, pues bajo el culo el largo

dorso le falta, y aquel dragón adopta otra forma.

Falchetto quedose pasmado; todos la miran suspensos

de la cabeza a los pies vestida de blancos ropajes; 425

ésta un libro sostiene en las manos, musita palabras,

y huyendo de los barones, busca donde esconderse.

Presto, empero, Falchetto por la su falda la agarra,

prenda que de sus manos se escapa; Falchetto, más que oso

rápido, súbito cógela por las trenzas de nuevo, 430

y con el mismo gesto le arranca el libro del pecho.

Harto admirable suceso entonces verse fue dado:

apenas la hubo cogido Falchetto, y el libro cerrado,

todo animal se escabulle por entre las súbitas sombras,

y al tiempo seis mil diablos desaparecen deprisa. 435

Grita Smiralda a su vez, y un planto amargo comienza,

y suplicante ruega a Falchetto, y así lisonjea:

"¡ay de mí!, sin cuidado del trato con hombres, honesta

vida llevo en estas grutas, y honra conservo.

¡Oh, Falchetto!, ten en estima tu fama, y aquesto 440

no estimes digno de loa, la ofensa a tierna muchacha.

¿Qué harás de mí, que soy mujercita, de mí que

una soy del número de las ninfas de Palas?

Ruégote, pues, que devuelvas el libro que hasme quitado,

y que lícito sea dejarme seguir mi camino." 445

Entre tales mentiras la puerca a Falchetto acaricia,

y su mejilla con dos dedos aquella putilla

pellizca, según el auténtico arte de la conquista,

y de halagar a los papanatas y a los ineptos.

Llegaron allí Baldo, Cíngar y todos los caballeros. 450

Éstos al tiempo admiran de la muchacha el garbo;

uno dice: "crimen matar a una bella chiquilla";

otro dice: "crimen que escape una fea ramera".

Entre tanto, Falchetto, apïadado, se apresta

a liberarla, para que vaya a donde le plazca, 455

y mientras piensa de su deshonor en la propia medida,

hete que lejos voz alta suena, y con ella radiante

luz aparece, que a gritos exclama: "¡Cogedla de nuevo,

coged, caballeros, a esa sucia e inmunda bagasa!

Por tal peste el mundo entero se desmorona." 460

Presto Lirón por el cuello retoma a la muchacha,

que se soltó de la tiernas uñas de nuestro Falchetto,

y firme la agarra, hasta que llega allí un viejucho

lleno de barbas, por la gravedad a Catón semejante,

quien con alegría primero saluda a los caballeros. 465

Luego ordena que háganle entrega del mágico libro.

Aquélla al punto grita: "¡no des, Falchetto, el cuaderno!

Este viejo malvado se apresta a engañaros."

Volviéndose a ella el anciano responde: "maléfica bruja,

se avecina el momento, en que cuentas rendir deberás de 470

tantas almas perdidas, y al Averno tiradas

por ti, y por tus compañeras de la estirpe de brujas;

di, meretriz de Satán; concubina, di, del Diablo,

di: ¿ahora qué cuentas?, dices ser de Atenea

ninfa, mas de Milán Comacina puerta2 resultas, 475

por la que tantas gentes van y vienen sin cese.

¡Oh, harto te ha tolerado la vindicación del Tonante!

Justo es ya que recibas castigo, y que vayas al Orco.

Arroja ahora, Falchetto, el libro; arroja la plaga,

carroña de todo el orbe y hedor de los cielos excelsos." 480

Falchetto mira a Baldo, al que Baldo seña le hace

de obedecer al viejo barbado. Falchetto a la arena

tira el librito; y hete que apenas lo había arrojado,

un repentino estruendo y terremoto les viene:

turba en tromba acudió de diablos, y agarran la pícara, 485

que, miserable, gritando entonces la arrastran al Orco,

y en compañía de otras putas seis mil las veces

por hora comida de Belcebú y excremento deviene.



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1 Serpa. "Il drago, detto spesso serpente (cfr. sotto vv. 406 e 409) nella letteratura cavalleresca" (Chiesa ad locum).

2 ...Porta ipsa Cosmana Milani. Puerta situada al norte de la ciudad.


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