Y no mostraba el camino
Diana, lumbrera nocturna,
ni en el cielo
antorchas de estrellas verse por nubes
entonces podían, todo
en negro manto tapara
la harto grimosa noche
con lluvias y fúnebres sombras, 385
por cuyo medio Fernando
a gatas por alta escalera
errando infeliz el
camino, o en escalón putrefacto
resbalando, o quizás
vengándose Dios de tacaños,1
tirando de una guimara
de coco (el Diablo instigante)
tumba2,
y con su cuerpo rodante mueve las tablas. 390
Como otrora cayó
Calisto de alta escalera,
mientras buscaba
trepando de ti el amor, Melibea,
así desdichado cae;
narices, sienes y boca
en las rocas raspó, y
clavado en el fango oloroso
(pues las lluvias
laguna hondísima habían formado), 395
pide ayuda llorando,
eleva sus enfangados
miembros con ayuda,
cansados del grande quebranto.
¿A qué contar lo
demás?, lo que hicieron en cámaras hondas
entre tinieblas
renegras contarlo al casto poeta
no le conviene, ni
golpes que recibieron las niñas. 400
Antes, sin duda, podría
contar cuántas putas se busca
Leiva3,
cuántos virgos la buena Lara revende,
391
De la muerte de Calisto, Melibea y Celestina compuse … tres
elegías que mandaré pronto imprimir.
399
Cuanto menos hipócrita.
___________________
1
cf. glosario s.u. 'tacañus'
2
cf. glosario s.u. 'tumbari'
3
Hay un Leiva mencionado en la
Sátira de Pacheco vv. 127-128: "Harto más gana Leyva en
ensayarse / en la arte macarrena que en la trova", del que
hacen la misma persona Montero y Solís (o.c.
p.643).
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