tres ellas son, y
quedará cabal y neta esta cifra. 360
Esto nadie sabrá;
¡qué!, ¿acaso es falsa moneda?”
Mientras así Badilón
conseja, el amor a escondidas
y el demonio quema a
caliente tizón pío pecho,
y, por fin, de amor
sucumbe a los mismos ardores.
¡Oh, las mozas!¡cuánto
hacéis y cuánto movéislo! 365
¿qué la belleza no
ablanda de una risueña muchacha?,
peñascos y duras
piedras romper le sería posible,
es vencedora del seso,
consejo, y los sabios severos,
y de los rozagantes
padres, y gordos priores,
y ella misma suele
amansar a los bravos leones. 370
Nadie se espante de que
nuestro prójimo Santo
tales embates sufra,
hijo de mujeril abolengo,
quien también su pecho
llenó de solícita gana.
Tal habló: “¡Oh,
Badilón!, me place harto esta parola;
éstas son mis llaves,
esta casa abriremos, 375
esta guarida buena es,
y en fornicio cómoda cámara”,
dijo, y al momento con
dicha llave abiertas las puertas,
condújolos, y les
muestra negros retretes, y cámaras,
do cada cual a parte se
alce con sus deleites.
Era un laberinto
oscuro, y que harto temor prometía; 380
la falta de luz de
escaleras abría un inicuo camino.
369
Parece el poeta sentir poco piadosamente de frailes y priores, lo
que me disgusta profundamente, pero sólamente, creo, de los gordos,
no de los flacos y delgados.
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1
La primera documentación de
esta palabra en diccionarios se encuentra en el Vocabularium
Hispanicum latinum
(1617) de J. Minsheu, con el significado de rebellis;
su primera mención en el diccionario de la RAE data de 1734, ya con
en la acepción de "Lo que toca ô pertenece à Levante".
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