y con pelambre las
bubas habitan, e inicua calambre.
¿Para qué rubias
chinches contar, y hediondos cuartuchos?             135
¿Para qué mugre y
liendres cantar, y rabiosas heridas
de pulga, y en el
brodio las moscas con harta frecuencia nadando?
Tus bocados no contaré,
comilona carcoma,
ni tus dientes,
polilla: aquesto lo deja el piojo
en cosa sin duda menor,
y pegada en los miembros ladilla.             140
 En medio de este lugar
se alza una gruta, profunda morada,
negra casa, asaz
tenebrosa, cárcel sin luces,
donde a menudo
grillones y cadenas resuenan,
y que aullidos feroces
con mil diablos se escuchan
se dice de este lugar,
y que negros duendes ver deja.                     145
Ésta era otrora de san
Miguel la casa afamada;
altar a los votos
propicio, y cultos aquí anuales
antes hubo, mas gofas
allí Camenas plantaron
su hogar con su bárbaro
padre; tras dejar sacros templos,
y abandonar el mundo,
ligó con acero macizo                                 150
bajo brete al feroz
Lucifer, y con cien las cadenas
lo sujetó, amenazando
que nunca lo soltaría,
y que estaría  por
siempre preso en la gruta espantosa.
134
 Sobre las bubas, lee los tres libros míos cuyo título es Sudando
el grillimón,1
que escribí mientras sudaba a chorros.
149
 Bárbaro padre,
 Francisco Sánchez infeliz.
____________________________________________________________
1 
 El término "grillimón",
 sinónimo de sífilis, aparece en La
 pícara Justina,
 La lozana andaluza,
 y en Sebastián de Horozco (cf. R. NERINVELA, "El teatro
 Angepolitano de Diego Antonio Bermúdez de Castro y la medicina
 novohispana", Revista
 de la Facultad de Medicina,
 UNAM, vol. 46, nº 5, p. 2.)
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