CARMINA MACARONICA SELECTA

"Quid contentandum nisi contentamus amigos? / Hoc mihi servitium facias, tu deinde comanda, / nam, giandussa mihi veniat in culmine nasi, / ni pro te posthac Paradisos mille refudem", Baldus, V, 9, 295-298

sábado, 4 de abril de 2015

SINTAXIS, PROSODIA Y MÉTRICA EN LA MACARRONEA DE JUAN DE VERGARA





1. Sintaxis macarrónica.

Bald. no reproduce ninguno de los rasgos sobresalientes de la sintaxis folenguiana como el emblemático infinitivo con el verbo facere, el infinitivo regido por preposición (uso ya presente en la Vulgata y común en el latín medieval), y el quod con valor consecutivo. El faceret saltare del v. 37 es producto de calco textual.

2. Prosodia macarrónica.

2. 1. Rasgos generales.

En general, se respeta en Bald. las reglas generales de la prosodia clásica y macarrónica, aunque ciertamente con mayores libertades que en la red. T. El autor de Bald. parece sobre todo interesado en mantener la estructura rítmica típica del hexámetro (seis ictus y cesura pentemímera), y sacrifica a menudo con este propósito la observancia exacta de la cantidad silábica. Las anomalías prosódicas afectan a 35 versos (vv. 4, 7, 10, 12, 13, 15, 20, 22, 24, 28, 35, 37, 41, 42, 53, 58, 60, 62, 63, 65, 72, 73, 74, 77, 78, 79, 80, 81, 82, 83, 84, 85, 86, 87, 89), que suponen un 37,63% del total.

Es notable la regularidad prosódica de las desinencias de palabras latinas y macarrónicas. La mayor parte de estas excepciones eran ya tratadas en la Normula macaronica de syllabis de la red. T par. 5. Se encuentran así adverbios con final breve, tanto latinos (cf. v. 26: valdĕ –que es uno de los ejemplos recogidos en Normula par. 5, y que no necesitaría suponer una corrección en Baldĕ-; v. 65: duplĕ) como macarrónicos (v. 25: maximĕ). Esta regla se ve extendida, como en Folengo, no sólo a palabras invariables sino también al ablativo sing. del gerundio tanto latino (cf. v. 11: orandŏ; v.93: fingendŏ), como macarrónico (cf. v.38: trocandŏ), así como a los macarronismos de calco en final de hexámetro (v.23: in anquĭs agenis; v. 38: trocandŏ prŏ veris; v. 83: de capă caita). Las excepciones no justificadas por estas reglas son atquē (v.15), parlăs (v. 29), invitŏque (v.58), fuĭ (v.60), nĭ (v.72).

2. 2. Prosodia de las palabras latinas.

Se observa una regularidad prosódica general, que presenta ciertas excepciones, especialmente notables en el caso de la ruptura de la ley de la posición, prácticamente ausente en el modelo folenguiano tanto para las palabras latinas como macarrónicas.

2. 2. 1. Errores prosódicos.

No es posible establecer con claridad cuáles de estos lapsus prosódicos sean voluntarios y cuáles involuntarios. La constante regularidad prosódica observada en un poema latino de Vergara de corte burlesco como la Callioperria induce a atribuir un carácter voluntario a la mayoría de estos errores, que son producto de una consciente facilonería versificatoria, que dejaba sus huellas también en las redd. P y T de las macarróneas folenguianas.

Fuera del lícito alargamiento en arsis y por posición, se encuentran alargamientos de sílabas breves (cf. v. 7: lātinus; v.10: tībi; v.12: atquē; v.15: iūga; v.65: vādis; v. 80: iācens; v.84: sōlet; v. 87: fōrato), abreviación de sílabas largas (cf. v.1: altĭssimas –aunque también podría tomarse como macarronismo-; v.4: Helicŏn, Cithĕron; v.13: nŏdos; v. 48: Cĕsaris –aunque podría también entenderse como macarronizado-; v.53: dŭmĕtis –nótese que la escansión larga correcta sería fácilmente salvable sólo con suprimir el in precedente-; v. 58: invitŏque; v. 60: fuĭ; v. 72: nĭ; v. 85: dĕmisso; v. 86: immŏbilis), e infracciones a la ley de la posición (cf. v. 24: cŏntĕntum –pero podría tomarse como macarronismo-; v. 28: tetăm sapis; v. 37: nŏstras; v. 62: crūore; v. 63: prīorque; v. 73: iactăns; v. 74: sūis; v. 79: ĭn servitio; v. 86: velŭt firmiter).

Estos 28 “errores” prosódicos representan un 6, 22% de un total de 450 palabras latinas.

2. 2. 3. Vocablos aparentemente latinos.

En esta categoría quedan agrupados los macarronismos semánticos señalados en la entrada precedente, y otros como blasfemat, camiseas, capitaneos, capitaneus, manauit, maxime.

2. 2. 4. Manipulación formal de vocablos latinos por motivos prosódicos.

No hay ejemplos de esta manipulación en Bald. aplicada a palabras latinas. La geminación de pallis (v. 36) resulta innecesaria desde este punto de vista, ya que la palabra latina es de por sí larga.

2. 3. Prosodia de las palabras macarrónicas.

La influencia de la técnica folenguiana ha de ser evidentemente mayor en la prosodia de los macarronismos. Vergara se atiene, aunque en menor medida que Folengo, a las preceptivas clásicas, lo que consigue que su macarroneo se presente bajo un aspecto prosódico unitario y regular. No hay, por otra parte, huella de alguna de las libertades formales que se arroga Folengo y consagra en forma de reglas en su Normula, concretamente en las recogidas en los parr. 4, 8, 9, y es dudoso para lo concerniente al par. 7.

2. 3. 1. La ‘ley de la penúltima’.

En Folengo, es la posición del acento vulgar el que determina la “cantidad” de la penúltima sílaba del macarronismo. En Vergara, esta regla se rompe en ciertos paroxítonos vulgares que pasan a proparoxítonos por necesidad métrica: achaquiqum, agraffaset, assechabat, fortalezas, mamolum, obispatos, presidentem, renegat, susurrones.

2. 3. 2. Sílaba anceps en protonía.

Se da este fenómeno en parescit (con cambio de significado) y en señores. El par rēnegat / rĕnegat es análogo al folenguiano căneva / cāneva.

2. 3. 3. La ley de la posición y alternancia entre consonantes dobles y simples.

Contra la ley prosódica clásica y folenguiana, encontramos infracciones al alargamiento por posición (obispatos, phanpharrones, presidentem, soldatos, tetam). En algunas ocasiones, esta ruptura podría tener justificación cuando el dígrafo refleja un solo fonema (carreras, passamus, susurrones), como parece ocurrir en Folengo ante el dígrafo gn.

Es muy dudoso que Vergara, de acuerdo con Normula par. 7, emplee la simplificación o geminación de consonantes para señalar abreviación y alargamiento de sílabas respectivamente. El único ejemplo de posible simplificación (borachus), no tiene justificación prosódica. En cuanto a las geminaciones (attare, attent, pallis, sallit), la posición en arsis del sexto pie de pallis convierte en irrelevante la geminación por estos motivos. En el caso de attare, attent no encontramos en el poema un *ătare, que refute una justificación por usus scribendi del autor o por extravagancia formal. Esta extravagancia formal puede dar también razón de sallit, que, por otra parte, no conviene olvidar que quedaba oculto tras la lectura corrupta fallit.

Folengo basa su licencia en hechos lingüísticos extraños a nuestra lengua como la geminación de consonantes y su simplificación en los dialectos septentrionales italianos. Tal carácter, o su desconocimiento, puede apartar al autor macarrónico español de la aplicación de Normula par.7 a sus macarronismos.

2. 3. 4. Sílaba anceps ante “muta cum liquida”.

Este uso prosódico latino es aplicado también en Bald. 9 ante preguntas.

2. 3. 5. La regla de “vocalis ante vocalem corripitur”.

La no aplicación de esta regla si el acento tónico vulgar recae en tal vocal tiene un único ejemplo en Bald, y precisamente en un calco folenguiano, busias. El caso de spīare puede haberse motivado por el deseo de recalcar el hiato existente.

2. 3. 6. Consonantización de ‘i’ prevocálica.

El único ejemplo presente en Bald. es el del calco folenguiano scambiettos.

2. 3. 7. La sinícesis.

Un probable y único ejemplo de sinícesis presenta capitaneus.

Sobre un total de 128 macarronismos, aquellos que incumplen las normas prosódicas clásicas y folenguianas suponen un número de 14, es decir, un 10,93% del total.

2. 4. Métrica.

El poema consta de 93 hexámetros κατα στίχον.

2. 4. 1. Características.

El hexámetro de Bald. se atiene, en general, a las normas del clásico, igual que el folenguiano. No hay rastro de anomalías como versos holoespondaicos, holodactílicos o hipermétricos.

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