CARMINA MACARONICA SELECTA

"Quid contentandum nisi contentamus amigos? / Hoc mihi servitium facias, tu deinde comanda, / nam, giandussa mihi veniat in culmine nasi, / ni pro te posthac Paradisos mille refudem", Baldus, V, 9, 295-298

sábado, 23 de mayo de 2020

PROSODIA Y MÉTRICA EN EL EMBLEMA MACARRÓNICO "OTIOSITAS VITANDA"





Incipit del poema





3. 3. 1. 3. Prosodia y métrica macarrónica.

3. 3. 1. 3. 1. Regularidad prosódica y tipos de metros.

El autor de otios. nos presenta una composición mayoritariamente en hexámetros con deliberadas deficiencias en el terreno prosódico-métrico. Tal proceder lo aleja del modelo macarrónico folenguiano, al que se ajustan progresivamente los macarrónicos españoles. En otios. 1-2 se nos advierte ya claramente de la polimetría del poema (“Quos nunc incipiam, erunt hoc ordine versus / hexametri, ametri, teretes, macharronici, mixti”). En glosa a otios. 2 se hace referencia a los ametri como versos en los que no se observa totalmente la cantidad métrica (ametri, id est, non omnino seruata mensura). Estos versos son concebidos, a pesar de todo, como hexámetros, es decir, con seis pies métricos y sus correspondientes ictus y cesura principal. Tal hecho puede deducirse de la tachadura que hace el autor de la glosa que había puesto en el margen al hexametri del mismo v. 2 (ʿεξάμετρι, id est, habentes sex pedes), evidentemente para que no se supusiera que los ametri no conservaban la estructura métrica de seis pies propia de los hexametri. El teretes (id est, rotundi) que figura a continuación de ametri parece confirmar que estas dos palabras son una complementación de hexametri. Los macharronici, mixti de otios. 2 son glosados juntos (id est, quia parti<m macha>rronici, partim latine sermone congrui, partim hispano). Los que considera macarrónicos los llama así porque incluyen macarronismos, y los mixtos por estar compuestos parte en español, parte en latín. Esto no es exactamente así, pues también hay versos mixtos que contienen macarronismos, como hemos visto en 3. 3. 1. 1. 7. Tanto macarrónicos como mixtos no dejan de tener la estructura métrica de hexametri. En otios. 3 se advierte que se ha recurrido a la licencia métrica de poner largas por breves, apoyándose en la tradición (pro breuibus longas posuerunt sepè poëte). La tradición exigía, empero, que tal alargamiento se limitara a los tiempos fuertes del hexámetro, pero no parece que nuestro “numeroso” emblemista se haya limitado a éstos en el entendimiento de su alcance, en vista de lo que dice –falsamente, convirtiendo en norma lo que es en Folengo excepción- en la glosa a otios. 4 sobre la imperfección cuantitativa de los hexámetros merlinianos, y del verso de Virgilio que no tiene “aparentemente” sonido de verso. Tal licencia conscientemente afirmada hace temer lo peor de la lítotes non omnino de la glosa a otios. 2. Ciertamente, esto nos ha llevado a observar una triple caracterización desde el punto de vista prosódico-métrico en los hexámetros íntegramente latinos y macarrónicos. Así, podemos hablar de hexámetros correctos sin licencias (teretes), con la licencia del alargamiento cuantitativo, sea en posición fuerte o débil, y de hexámetros incorrectos, sea por abreviación de largas, ruptura de la ley de la posición, e hiper o hipometría (ametri).

Son escasos los hexámetros latinos que, de acuerdo con el autor, pueden clasificarse como teretes (cf. otios. 3, 4, 21, 28, 47, 166, 267, 271, 272, 302, 334, 465, 466, 474b). En 6 de ellos hay que admitir hiato (21, 166, 271, 272, 334, 474b).

Los hexámetros latinos en los que aparece la licencia prosódica del alargamiento de sílabas breves, sea en arsis o en tesis, representan un porcentaje mayor (cf. otios. 1, 15, 19, 36, 40, 49, 50, 60, 67, 74, 90, 93, 99, 120, 133, 137, 144, 146, 178, 207, 213, 214, 218, 227, 243, 247, 253, 254, 259, 264, 269, 270, 285, 286, 288, 312, 323, 348, 360, 361, 383, 399, 411, 461). Hay hiato en otios. 1, 60 y 360, y debe señalarse consonantización de ‘i’ prevocálica en el v. 137. En el v. 461 no se pueden señalar ninguna de las cesuras tradicionales.

Pero la palma se la llevan los hexámetros latinos incorrectos (ametri), que corresponden a otios. 6, 11, 12, 14, 16, 18, 20, 22, 24, 25, 27, 29, 35, 42, 44, 45, 52, 53, 66, 89, 91, 94, 100, 101, 102, 103, 104, 105, 107, 108, 109, 110, 111, 112, 113, 114, 115, 116, 117, 118, 119, 136, 138, 139, 154, 158, 170, 176, 180, 181, 183, 188, 190, 192, 194, 200, 203, 204, 204b, 205b, 205, 206, 216, 225, 229, 239b, 240b, 241b, 249, 257, 262, 268, 273, 278, 281, 284, 307, 310, 313, 314, 315, 320, 325, 330, 333, 335, 337, 357, 366, 369, 377, 382, 386, 394, 397, 401, 402, 404, 414, 415, 417, 418, 419, 420, 421, 422, 423, 424, 425, 428, 429, 431, 433, 437, 441, 442, 446, 447, 449, 453, 455, 457, 458, 462, 463, 464, 467, 469, 470, 472, 474, 476, 473b, 480, 483, 485, 488, 489. El v. 310 es hipermétrico, y en el 488 no se pueden señalar cesuras.

En cuanto a los hexámetros macarrónicos, presentan una distribución análoga a los latinos. Los correctos desde las premisas establecidas por Folengo son otios. 5, 17, 30, 34, 59, 65, 70, 75, 81, 98, 135, 141, 143, 148, 150, 153, 165, 173, 175, 189, 193, 206b, 238, 294, 295, 303, 317, 319, 322, 343, 349, 353, 364, 395, 410, 416, 426, 481. Hay hiato en el v. 65.

Los hexámetros macarrónicos que incluyen alargamientos, sea en posición fuerte o en débil, corresponden a otios. 8, 10, 13, 33, 43, 48, 51, 57, 61, 71, 72, 73, 78, 80, 96, 125, 127, 129, 131, 132, 140, 146, 151, 155, 156, 159, 161, 172, 179, 182, 186, 187, 199, 202, 217, 221, 226, 228, 233, 236, 239, 240, 241, 250, 255, 258, 280, 287, 290, 292, 297, 298, 305, 311, 318, 321, 323, 329, 332, 336, 339, 340, 342, 344, 346, 359, 361, 367, 372, 373, 403, 436, 448, 456, 459, 471, 473, 478, 482, 487. Presentan hiato los vv. 51, 146, 221, 226, 228, 287 y 311; y consonantización de ‘i’ los vv. 140, 151, 280, 372 y 478. Son hexámetros espondaicos los vv. 125 y 258.

El porcentaje más elevado es el de los hexámetros macarrónicos incorrectos. Incluimos aquí los que presentan abreviación de sílabas largas por naturaleza en palabras latinas y de sílabas largas por posición en palabras latinas y macarrónicas. Pertenecen a este grupo otios. 2, 7, 23, 39, 41, 46, 55, 56, 57, 58, 62, 63, 64, 68, 69, 75, 76, 77, 79, 82, 83, 84, 85, 86, 87, 88, 92, 122, 123, 124, 125, 126, 128, 134, 142, 147, 149, 151, 164, 167, 174, 184, 185, 195, 196, 197, 201, 207b, 208b, 209b, 208, 215, 219, 222, 224, 230, 232, 234, 234b, 235, 237, 238, 238b, 244, 245, 246, 248, 251, 252, 256, 260, 261, 265, 266, 279, 289, 291, 293, 299, 300, 304, 306, 308, 309, 326, 327, 328, 331, 338, 341, 342, 345, 347, 350, 351, 352, 354, 355, 358, 362, 363, 365, 370, 371, 374, 375, 376, 379, 380, 381, 396, 400, 406, 407, 408, 409, 412, 413, 427, 430, 435, 440, 444, 445, 448, 451, 452, 454, 460, 475, 477, 479, 484. El v. 230 es hipométrico, y el v. 245 inescandible. Tanto en los ametri latinos como macarrónicos se detecta el esfuerzo del autor por mantener la estructura de seis ictus del hexámetro y la cesura pentemímeres, aunque para ello se llegue a prescindir de la observancia de la cantidad vocálica, incluso con ruptura frecuente de la ley de la posición tanto en palabras latinas como macarrónicas.

Esta misma tendencia se manifiesta en los llamados hexámetros mixtos (cf. otios. 26, 38, 54, 95, 97, 121, 130, 152, 160, 163, 171, 177, 191, 209, 212, 220, 223, 231, 263, 274, 275, 276, 277, 301, 305, 316, 324, 384, 398, 405, 432, 434, 438, 443, 450, 468, 486), como se ha visto en 3. 3. 1. 1. 7.

Los carmina Hispana del poema (cf. otios. 31, 32, 37, 162, 211, 282, 283, 356, 385, 387, 388, 389, 390, 391, 392, 393) son versos blancos de 13 o 14 sílabas.

En nuestro análisis de las terminaciones no hemos considerado como anómalos ni los finales breves de adverbios, admitidos por Folengo (cf. otios. 308, 410), y de los que el autor de otios. tiene seguro conocimiento como demuestra el calco del v. 163, ni los finales breves de los gerundios en ablativo1 latinos y macarrónicos (colgando, echando, guardando, siendo, vendiendo). La cantidad de las desinencias en los macarronismos no es sistemáticamente respetada, como ocurre en las palabras largas. Este fenómeno se hace particularmente evidente en el segundo medio tiempo del quinto pie dactílico (mengalas, montera, passo, rodillarum, sombrero, macharronici, golondrinae, ensamblatae, amarillo, fragua, pasmati, cola, aprisco, despensae, rostro, manto, maëstro, hornillas).

3. 3. 1. 3. 2. Prosodia de las palabras latinas.

El respeto por la prosodia está subordinado en otios., como se ha dicho, al establecimientos de los ictus y la cesura, predominantemente pentemímeres. Hay cierto número de voces aparentemente latinas (dedicatum, fastidiosis, gallinas, grata, horizonti, horizonte, limando, lucido, luna, matutina, molitus, musica, rana, ranarum, seuero, sudore, temerario).

3. 3. 1. 3. 3. Prosodia de los macarronismos.

3. 3. 1. 3. 3. 1. Regularidad prosódica.

Los macarronismos de otios. se atienen en general a las normas prosódicas latinas aplicadas por Folengo a su macarroneo. Las infracciones a la cantidad de las desinencias recogidas en 3. 3. 1. 3. 1 y a las normas básicas de la prosodia latina señaladas en los apartados 2, 4 y 8 siguientes afectan a 50 macarronismos, que representan el 11, 68% de un total de 428 voces macarrónicas registradas en el glosario. No es ciertamente un porcentaje muy elevado si se tiene en cuenta lo que se podía esperar de las declaraciones iniciales del autor. Por otra parte, el autor evita las licencias y rasgos más característicos de la prosodia folenguiana.

3. 3. 1. 3. 3. 2. La ley de la penúltima.

En el macarroneo, la posición del acento de intensidad determina la “cantidad” de la penúltima sílaba del macarronismo. Esta regla presenta en otios. algunas excepciones (alfilĕres, antŏgis, aparĕjant, appetĭtus, bolĭllos, carruxădos, cauallerĭza, conmixturăta, dosĕlis (pero dosēlis), enmarañătis, lauădis, litĕrae, seuĕro, temerărio, terciopĕlis, trançădum). Esta discrepancia no se da en los macarronismos esdrújulos por origen o derivación morfológica (domestĭcos, girifaltĭbus, lampărae, loçanĭco, macharronĭci, macharronĭcum, murcielăgui).

3. 3. 1. 3. 3. 3. Sílaba anceps en protonía.

Este fenómeno, reflejado en Normula par. 3, deja también su huella en otios. (căbeçae / cābeça; colŏratis / colōrata; cōmiençant / cŏmiençant; ĭdioma / īdioma; lāgunas / lăgunis; mīrauant / mĭrando; trabājare / trabăjare). También hay alternancia de larga y breve en la sílaba tónica de bisílabos paroxítonos (cāras / căra; frāgua / frăguam; pātos / pătus; quĕxas / quēxas; tŏmant / tōment).

3. 3. 1. 3. 3. 4. La ley de la posición.

La ley de la posición no es tan escrupulosamente respetada como en el modelo folenguiano (ălberquae, ălquilare, ăluĕrjana, ăntogis, ăppetescemus, bŏlsis, cŭlcosida, dĕstierrum, ĕspŭlgare, golŏndrinae, hŏlgazanus, lămparae, maĕstro (pero maēstro), molĕste). Estas infracciones hacen ocioso hablar de la alternancia de consonantes dobles y simples en este caso, siendo ejemplo palmario de ello el de appetescemus. Hay varios casos de lo que hemos dado en llamar rupturas aparentes de esta ley (bărranco, bărrigas, bolĭllos (pero capīllam, grīlli, hornīllas), căllare (pero canāllas, vassāllis), dĕsseant, fŏllando, gărrapatis, gărrote, hĕrrerus, păssante, păssare (pero pāsset), pĕrrus, văssallis).

3. 3. 1. 3. 3. 6. Sílaba anceps delante de “muta cum liquida”.

Tenemos ejemplos de la aplicación de este uso prosódico a macarronismos en ăgrauium, ăprisco, lŭbricano, mădrigueras, mădrugantes, mŭgriento, pŏbreti (pero pōbres), sŏplat, sŏplilli (pero sōplum), tăbladum (pero tāblado).

3. 3. 1. 3. 3. 7. Sílaba breve delante de ‘z’.

Tenemos un ejemplo de esta licencia prosódica macarrónica en cŏzinae frente al uso latino ratificado en gōzat y pelāza.

3. 3. 1. 3. 3. 8. La regla de “vocalis ante vocalem corripitur”.

Tenemos ejemplos de aplicación de esta regla a macarronismos en guĭares, jăezibus, lĕales, pĕones, pĭojos, platĕadis, renŭente, tŭerto. Se han localizado dos infracciones a esta regla (cāoua, coxēando). En el macarroneo folenguiano no se aplica si el acento tónico vulgar viene a caer en esta posición (cacarēat, cucurucūat, fidēos, macharronēa, marēa, osadīam, pīat, tenīant). Hay dos infracciones a esta excepción en cortesĭa por razones métricas.

3. 3. 1. 3. 3. 9. Consonantización de ‘i’ prevocálica.

Esta licencia prosódica prosódica latina contemplada para el macarroneo folenguiano en Normula par. 8 y en glosas de la red. T parece reflejarse en criet (otios. 150).

3. 3. 1. 3. 3. 10. La sinícesis.

Hay un posible caso de sinícesis aplicada a macarronismo en fea de otios. 353.

3. 3. 1. 3. 3. 11. Tratamiento prosódico de los diptongos vulgares.

El autor de otios., al igual que el de epist., no rehuye como los de las macarroneas lepantinas la inclusión en sus poemas de macarronismos que contengan diptongos vulgares. Estos son asimilados, como en epist., a sus homólogos latinos en su tratamiento prosódico (agrauium, almuerzus, atruenat, ayre, compuesta, corriente, cuellos, cueuae, denunçiare, fastidiosis, fuerçant, fuellibus, gueuo, guardando, muestrant, mugriento, murcielagui, patituertus, piensas, quisierat, remiendis, ruecam, tiessos, valiente). En dos ocasiones se ha localizado, no obstante, escansión breve del diptongo vulgar (destierrum, terciopelis). Se dan casos de ruptura del diptongo vulgar por motivos métricos que pueden considerarse, asimismo, como otro factor de enmacarronamiento latinizante, a nivel métrico en esta ocasión, del vocablo vulgar (auĭōnes, cubĭertum, desuarĭando, patĭa, simĭae, tirrĭant).



1  Véase aquí.


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