Conque Baldo se embarca, al tiempo que sus compañeros,
y atan en cierto rincón los caballos que llevan consigo.
Distantes se ven venir los tesinos silbando a menudo,
pastores de tan gran rebaño que cubre entera la tierra. 100
Partesanas herrumbrosas llevan al hombro,
y gruesos perros mastines tienen siempre a su lado,
con fuerza (si es preciso) para acabar con los lobos.
Son las ovejas más de tres mil, el total bien contando,
todas blancas son, sin cuernos; de ellas sayales 105
y otros paños, de su rudo vellón, se producen.
Por las orejas, pues, la primera es subida a la nave,
a la que siguen las otras, perdiendo un miedo cualquiera,
pues por naturaleza siguen a la primera.
Mas cuando la chusma tesina a Baldo y sus socios 110
distingue sobre la nave vestidos de sus armaduras,
y que ocupan el sitio más bueno con sus caballos,
"¡Eh, patrón de la nave! -dicen-, ¿qué hay del acuerdo?
¿no nos prometiste que no tomarías más pasajeros?
¿así mantienes promesas?,¿así es vuestra palabra, 115
barqueros, gente para quien andar con embustes1
es natural, y jurar en falso en cualquier fruslería?
Loco estás, hijo de Chioggia2, y no sabes qué haces,
ni sabes bastante de esta carga, y tu triste ganancia:
¿Tú soldados de Brisighella3, tú unos diablos 120
armados embarcas?¿por qué no los echas fuera del barco?
Echa a estos franceses4, echa a nuestro enemigo.
Nada tiene en común el labriego con el soldado.
Acabaremos comiéndonos vivos unos a otros.
Tantos palos, cuantos de ellos muchos probamos, 125
hay ganas de devolverlos; ahora despídaselos,
dígaseles adiós, digo, vayan estos bandidos
a sus asuntos: están los bosques, están las cavernas;
hacen mejor viviendo allí que subiendo a las naves,
y que estando aquí entre gente de bien los ladrones. 130
Si no se marchan, los echaremos al mar a la fuerza".
Tal dice el líder de los villanos amenazante.
Nada le responde el patrón, y orejas se tapa
con paja de la vergüenza, que máscara no tolera.
Mas Baldo, oyendo estos denuestos del zafio cabrero, 135
desenvaina al punto la espada, y en brazo su escudo
apresta, dispuesto a lanzarse contra los bravucones.
Cíngar veloz lo retiene, y asiéndolo le susurra,
y en baja voz al oído le habla, rogándole a éste
que le conceda el encargo y el modo de la venganza. 140
"No es -hablaba bajito-, amigo Baldo, el asunto
este digno de ti, sino más al arte de Cíngar
apto; tente, te ruego, y pronto verás maravillas.
No se debe sufrir de un villano cabrón la soberbia;
unos reirán, y otros, creedme, en llanto veranse." 145
Baldo caso le hace, y envaina de nuevo su espada.
El viento mientras tanto sopla con plácido aliento,
y el mar encrespado se mueve de leves y trémulas ondas;
el bergantín se aleja del litoral curvilíneo,
y poco a poco va en alta mar, y abandona la tierra, 150
que huye y lleva consigo pueblos y lleva ciudades.
Ningún bosque ya a la vista se muestra, y todo parece
mar y cielo, y los marineros cantando descansan.
Viendo, pues, el pícaro Cíngar estar ya cercano
el momento oportuno, en que la idea que tiene en su mente 155
ponga en efecto, y lleno de malicia se acerca
a un villano diciendo: "¡Qué abundancia de carne!
¿quieres, compadre, a mí venderme un carnero bien gordo?"
Responde el ovejero: "¿yo?, tres, ocho, catorce,
si uno no te basta; sólo con que me pagues, 160
y des al menos ocho carlinos5 por cada uno."
Entonces Cíngar, hecho el trato, saca de bolsa
ocho bariles6 falsos, tras coger el carnero,
que había él mismo acuñado en la profundidad de una cueva.
Allí se encuentran de mercaderes, y otra gente, 165
ricos y pobres, y laicos y frailes, y sacerdotes
esperan conseguir del carnero algún bocadito.
Mas Baldo, sabiendo que se preparaba ya el engaño,
susurra a la oreja a Leonardo: "Comienza -le dice-
bella historieta7; calla, te ruego, y disponte a reírte". 170
Cíngar al carnero comprado, delante de todos,
pasado poco tiempo, agarra por ambas orejas,
y tíralo al mar, impulsándolo de la borda por fuera.
Cosa admirable y difícil quizás de creer por la gente:
al punto todo el rebaño corre a saltar de lo alto 175
del barco, y no quedó oveja ninguna,
que no se lanzase, que no cayese sobre las ondas.
Todo el mar se llena de laníferos peces,
y otra cosa comen corderos que grama y que hierba.
Se esfuerzan en recuperarlas llamándolas los tesinos, 180
pero nada consiguen, y en vano van a afanarse,
porque a la postre todas se arrojaron del barco.
En el diluvio sobre las copas de árboles8 peces
corrían entre los bosques, y por olmos y álamos
erraban felices, admirando prados y flores. 185
Ahora un ganado lanudo pace algas del mar en el fondo,
y en contra de su deseo come, bebe, y se ahoga.
Neptuno un gran botín consiguió en ese momento,
maravillado de ver tanta oveja que le bajaba,
con las que para sus ninfas y cortesanos barones 190
dio una cena: todo se lo comieron llenando
a reventar las barrigas, y con la queja de gatos
de ver huesos harto mondos tirados bajo la mesa.
Baldo se muere de risa junto con Leonardo,
y otros se parten el pecho de tanto reír sin medida. 195
Cíngar no ríe: simula, en cambio, estar disgustado,
y ser desgracia, lo que aposta ha realizado.
Finge incluso prestar ayuda al rebaño que cae,
mientras las manda al mar, con tal disimulo, que a estas
ovejas por suyas habrías tenido, de tan avezado 200
y pérfido que suele ser fingiendo buenas acciones.
Mas porque toda oveja cayendo de modo imparable
cantaba con melodía digna de lástima: "be, be",
por eso a vecina ciudad con el nombre de Bebbe9
llamaron nuestros padres: Bebbe la gente de antaño, 205
y bebbenses sus costas, pueblos, y fortalezas.
Éstos antaño en guerra domaron la antigua Popozze10,
y bajo su mando tenían de Marghera11 a la gente.
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1Chiesa recuerda la glosa al verso correspondiente en la redacción Toscolanense (1521) (XI 115): Sed barcarolos quis non trovat esse bosardos? (¿Pero quién no sabe que los barqueros son mentirosos?)
2cf. XII 16
3cf. X 148
4Aquí sinónimo de soldados.
5cf. III 274
6El barile era una moneda de plata (de alrededor de 3 gramos) acuñada en Florencia desde 1503 (Chiesa).
7Fabula bella; tace, quaeso, risumque parecchia. Señala Chiesa que el núcleo narrativo pertenece a la tradición del exemplum medieval (Dante, Convivio, I 11), y sirve de inspiración a Rabelais en el Quart Livre, VIII, en el episodio de los carneros de Panurgo.
8Chiesa señala calcos de Ovidio, Met., I 296: hic summa piscem deprendit in ulmo, y de Horacio, Carm. I 2, 9: piscium et summa genus haesit ulmo. Por otra parte, en la traducción del sintagma super alta cacumina me aparto tanto de Faccioli (sopra le alte vette dei monti) como de Chiesa (sulle alte cime).
9Hinc vicinam urbem nostri de nomine Bebbas / dixerunt patres... Bebbe, antigua fortaleza al sur de Chioggia, para que la Folengo inventa una etimología burlesca.
10Hi quondam veteres bello domuere Popozzas. Chiesa señala que debe identificarse con Popozze, municipio de la provincia de Rovigo.
11Subque suo gentem Malgarae iure tenebant. Faccioli indica que se trata de la actual Marghera, arrabal de Venecia en tierra firme, al este de Mestre.
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