El paso esperando de Vulcano un hombre se hallaba,
Que fuertes miembros tenía, su mole a mitad de chichones, 290
Chatas narices, cercén1 privado de las orejas,
Y chiquitísimos ojos y salida la jeta;
Patituerto de sus piernas y pies con sus fuerzas intactas,
Era su traje un sayo roto colgando pedazos,
La capa que lleva la podían echar a un barranco, 295
Escuálido el cuerpo a más no poder, su sombrero mugriento,
La barba cual breña espesa, llena de garrapatas,
Y de enmarañados cabellos su cabeza bien llena,
De tal guisa que nadie podía espulgar sus piojos;
Cual de rodillas2 la camisa, inmunda en cocina, 300
Estrecha y corta, que apenas los muslos le cubre.
No más allá de los codos sus brazos cubiertos de carnes,
El pecho al par que el cuello de espeso sudor empapado;
Con una uña puesta en las narices hacía fideos.
Por cáliga lodo, por calzado costra asquerosa. 305
Acercóse al coche a pedirle limosna a Vulcano,
Que a sus siervos mandó proveer de alimentos al pobre,
Mas no sin provecho, para que nadie holgazanamente proceda,
Sino que siempre de comer gane en fuelles follando3;
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1 Cf. glosario s.u. ‘çerçen’.
2 Cf. glosario s.u. ‘rodilla’.
3 Cf. glosario s.u. ‘follare’.
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