F. Gherardi y G. Coli, "Historia de la batalla de Lepanto"
2.
1. La macarronea de M. Martínez.
El
primero de los poemas macarrónicos recogido por Pinelo presenta el
título de “In Excellentiss. Princip. D. D. Joan. / Austriaci
victoria Macharon. / M. Martinez lusit.”, ocupa los ff. 187v.-189v.
del citado ms. E-65 y consta de 97 hexámetros κατά
στίχον.
2. 1. 1. Autoría.
Sobre
el nombre “M. Martínez” que figura en el título se han vertido
algunas opiniones. López de Toro dice que los autores de las
macarroneas lepantinas no están identificados, y sugiere la
posibilidad de que sean nombres supuestos1,
de acuerdo con su desafortunada lectura del ms. 3662 de la B.N2.
Por otra parte, y con mayor fundamento, apuntan autorías diferentes
Francisco Márquez Villanueva y J. F. Alcina. Márquez Villanueva
adelanta, con reservas, la hipótesis de que se trate del catedrático
Martín Martínez de Cantalapiedra:
Ignoramos
si se trataría, tal vez, de Martín Martínez de Cantalapiedra, el
gran biblista procesado al mismo tiempo que fray Luis de León. No
parece actividad muy propia para tan austero catedrático, pero él
era ciertamente el Maestro3
Martínez conocido de todos en Salamanca aquellos días4.
Podría
contribuir a sustentar esta teoría la posibilidad de que la ‘M’.
que precede a ‘Martínez’ no sea abreviatura de ‘maestro’ en
el ms. E-65. De hecho, en el f. 187r., inmediatamente antes de la
macarronea de Martínez que empieza en el f. 188v., Pinelo emplea la
abreviatura ‘Mº’ para ‘maestro’, como puede verse en los
títulos de los dos sonetos ahí recopilados: “Soneto 5º. del Mº.
D. Joan de Almeyda” y “Soneto 6º. de mi Mº. Juan Escrivano5”.
Nicolás
Antonio nos informa de que Martín Martinez, nacido en la localidad
de Cantalapiedra, perteneciente a la diócesis de Salamanca, y
maestro en Teología Sagrada, fue el primer intérprete trilingüe de
la Biblia en la Universidad de Salamanca después de trescientos años
de su fundación6.
Bataillon destaca en él “rasgos de espíritu crítico y
antiescolástico”7,
y lo sitúa en el grupo de hebraístas afectados por el proceso de la
Inquisición iniciado en 1572 a raíz de la revisión de la llamada
“Biblia del Vatablo”8.
Martínez y sus colegas Gaspar de Grajal y Fr. Luis de León “fueron
cruelmente afligidos en su libertad y en su honra”9.
Martínez
escribió tres obras de carácter técnico10:
-Institutiones
in linguam sanctam,
Parisiis, apud Iacobum Bogandum, sub insigni D. Christophesi e
regione gymnasij Camaracensium, 1548, 8º., 114 p. y 1h. blanca.
-Idem, Salmanticae, Matias
Gastius, 1571, 8º.
-Hypotyposeon
Theologicarum sive regularum ad intelligendas Scripturas divinas
libri decem,
Salmanticae, apud Gast., 1565, fol.11
-Institutiones
linguarum Hebraicae et Chaldaicae,
Salmanticae, apud Gast., 1571, 8º.
No
obstante, J. F. Alcina no comparte la atribución de autoría de
Márquez Villanueva, y señala esta macarronea lacónicamente como
obra "del portugués Martínez" (p. 133), sin remitir a
ninguna otra entrada de su Repertorio.
Parece, no obstante, verosímil identificar este personaje con
"Francisco Martins, el conocido "Maestro Martínez" de
los libros de visitas de cátedras en la Universidad de Salamanca a
lo largo de la segunda mitad del siglo XVI, un personaje cuya
relevancia no ha sido estudiada dentro del contexto de los humanistas
salmantinos, oscurecida su figura por la de su compañero de
docencia, Francisco Sánchez de las Brozas "El Brocense" y
los demás "gramáticos" que les acompañaban"12.
La popularidad indicada por Ruiz Fidalgo del catedrático portugués
como "Maestro Martínez" contradice abiertamente la
afirmación hecha en este sentido sobre Martínez de Cantalapiedra
por Márquez Villanueva.
Sus
datos biográficos son escasos. Los más seguros provienen del
análisis de los "Libros de Cursos y Bachilleramientos",
los "Libros de Visitas de Cátedras" y los "Libros de
Claustros" del Archivo de la Universidad de Salamanca13:
Por ellos
sabemos que Martins era originario "loci Sancti Petri de Rioseco
in Lusitania diocesis Lamecensis". En cuanto a la su fecha de
nacimiento nos es ignorada y solamente por deducción podemos
aproximarnos a ella: nos consta que fue colegial del Colegio
Trilingüe en los cursos de 1552 a 1555 y como tal colegial obtuvo su
Bachilleramiento en Artes el día 4 de julio 1555. Si suponemos que
este título lo adquirió con unos 20 años de edad, podemos deducir
que tuvo que nacer alrededor de 1535 y a su fallecimiento en 1596
tendría más de 60 años. Esta fecha de su muerte está certificada
en los libros universitarios, puesto que en los libros de claustros
aparece asistiendo al claustro de 15 de julio de 1596 y el 19 de
octubre el Rector Enrique Pimentel mandó publicar el decreto de
convocatoria de oposición a la cátedra de Prima de Gramática14
que había ostentado nuestro personaje, por haber fallecido. En el
libro de "Provisiones de Cátedras" figura con fecha 5 de
diciembre el siguiente asiento: "probeyose la Cátedra de prima
de gramática por muerte del maestro Martínez al maestro Balthasar
de Cespedes".
Su
vida profesional está marcada por dos rasgos fundamentales: la buena
fama con que contaba entre el alumnado y el carácter polémico de
sus relaciones con el Claustro, debido en gran medida a la lucha
sostenida junto a su colega el Brocense por eliminar de sus clases el
anticuado Arte
de Antonio de Nebrija, que era el libro de texto obligatorio en los
reinos de Castilla, y por poder emplear los propios textos de
gramática15.
Martínez publicó en 1575 una Grammaticae
artis integra institutio,
que conoció dos versiones y diversas ediciones16.
Aparte
de la identificación del "Maestro Martínez" con el
gramático portugués, existe un argumento de índole textual que
puede inclinar la balanza claramente del lado de la autoría señalada
por J. F. Alcina. Y es que en el v. 69 aparece un lusitanismo,
cagafogo,
meridianamente presentado como tal (lusitanorum),
cuyo empleo puede haberle sido sugerido al autor por un semihomónimo
folenguiano, cagafocus
("luciérnaga"), que debe haber impresionado al portugués
Martínez por su semejanza con un vocablo de su lengua materna, y que
ha aprovechado para hacer, al mismo tiempo, un guiño al lector de
las macarroneas de Folengo e introducir un rasgo de patriotismo
lingüístico (cf. glosario s.u. 'cagafogo').
2.
1. 2. Contenido y estructura temática.
La
macarronea adopta la estructura formal de un poema épico17.
La propositio
que abre convencionalmente la composición (vv. 1-4) nos informa de
que el tema de la pieza es la turbación producida en el Infierno por
la llegada de un enorme e inesperado contingente de almas
despedazadas. El poeta invoca a una Musa inusual, la Musa
macharronaea,
como la única capaz de ampararle en el canto de tales estragos y
“disparates” (vv. 5-9).
La
narratio
empieza por presentarnos un retrato del infierno, presidido por
Bercebú y Mahoma (vv. 10-15). La rutina infernal se ve súbitamente
alterada por la irrupción de una barahúnda
de almas que atesta el reino subterráneo (vv. 16-24). Mahoma
reconoce en éstas a los suyos y las interroga sobre la causa de su
desgracia (vv. 24-28). Las ánimas, mutiladas y temerosas, no
aciertan a responder y son objeto de la burla de los diablos (29-44).
Finalmente, una de ellas toma la palabra, e indica a Mahoma que tal
desastre lo ha causado la escuadra española (vv. 45-52). Se inicia
entonces un turno de preguntas y respuestas entre Mahoma y el alma,
en el que ésta narra el desarrollo de la batalla y el estado en que
comparecen los caídos. El descubrimiento entre éstos del Bajá,
muerto a manos de Juan de Austria, provoca un inmenso pesar en el
infierno (vv. 53-92). Entretanto la noticia de la victoria llega a
Salamanca, cuyo regocijo se pinta (vv. 93-97).
______________________________
1
cf. J. LÓPEZ DE TORO, o.c., p. 195
3
Recuérdese que en Salamanca el título de maestro (en teología o
artes) equivalía al de doctor (en derecho o medicina). (cf. ANA Mª.
CARABIAS TORRES, Colegios Mayores: centros de poder,
Salamanca 1986, vol. I, p. 298).
4
Cf. F. MÁRQUEZ VILLANUEVA, o.c., p. 275 n. 21. El estudioso
español se hace eco del prejuicio que considera labor impropia de
eruditos el cultivo de la macarrónea (tal como hace Torres-Alcalá
respecto a Juan de Vergara), cuando es
precisamente en ambiente universitario, el Studium de Padua,
donde cobró carta de naturaleza. Fueron, por ende, personas de
formación universitaria humanística sus genuinos cultivadores.
Como ya se ha señalado, la poesía macarrónica no
nace de una carencia lingüística latina, sino del deseo de
parodiar la insuficiencia lingüística del latinus grossus,
eso sí, desde las cotas de una suficiencia humanística. Vuelve a
la mente reiteradamente la figura del austero monje benedictino
Folengo, empeñado en crear una osada autobiografía macarrónica
que oculte la realidad de su morigerada vida.
5
Es el mismo Juan Escribano autor de la segunda macarrónea
lepantina: “De ead. re carmina confecta / a doctissimo magistro
meo Joan./ Scribonio”.
6
Cf. N. ANTONIO, Bibliotheca Hispana Nova, Visor, Madrid
1996, T. II, s.u. ‘Martinus Martinez’.
7
Cf. M. BATAILLON, o.c., p. 734.
8
Esta Biblia (cf. M. BATAILLON, o.c., p. 741) fue sometida a
revisión por una comisión de teólogos de Salamanca en 1569 tras
haber sido prohibida en 1559. Este examen estuvo en el origen de un
sonado proceso inquisitorial: “[...]en el seno de la comisión
encargada de la revisión, el espíritu científico de los
hebraístas había chocado contra la hostilidad conservadora de León
de Castro, discípulo y sucesor de Comendador Griego. Castro, que
sabía griego pero no hebreo, defendía intrépidamente la versión
de los Setenta y la Vulgata contra Gaspar de Grajal, catedrático de
Biblia, Martín Martínez de Cantalapiedra, catedrático de hebreo,
y Luis de León, catedrático de teología y humanista trilingüe.
Éstos, en varias ocasiones, habían sostenido que se podían aducir
nuevas interpretaciones de la Escritura, las cuales no iban contra
las interpretaciones antiguas de los santos, sino que se añadían a
ellas. Recurrían al texto hebreo como a la fuente más pura. Pero
varios de ellos eran de origen judío. Nada más tentador que
acusarlos de parcialidad judaica. Era fácil, sobre todo, oponerles
el espíritu del Concilio Tridentino, la obligación de dejar
intacta la autoridad de la Vulgata y de la tradición católica. Tal
fue la base principal del proceso entablado por la Inquisición
contra estos tres hombres, honra y prez de la Universidad de
Salamanca” (cf. M. BATAILLON, o.c., pp. 741-742).
9
Cf. M. BATAILLON, o.c., p. 742. Parece ironía del destino el
encontrar a Fr. Luis de León y Martín Martínez, juez y posible
parte respectivamente en la Justa poética de diciembre de 1571,
envueltos como procesados casi de seguido en una causa
inquisitorial. Sobre el proceso de Martínez, que pasó cinco años
en los calabozos de la Inquisición cf. MIGUEL DE LA PINTA LLORENTE,
Proceso criminal contra el hebraísta salmantino Martín Martínez
de Cantalapiedra, Madrid (C.S.I.C.), 1946.
10
Cf. A. PALAU Y DULCET, Manual del Librero Hispanoamericano,
T. VIII pp. 270-271. Palau toma la tercera y cuarta referencia de
Nicolás Antonio.
11
Nicolás Antonio refiere que esta obra fue incluida en el Índice
trentino. De ella cita Bataillon (o.c., p. 761) una invectiva
contra los ignorantes y analfabetos en materia de lenguas: “Juzgan
reprobable y estiman completamente inútil su estudio y el trabajo
de consultar los originales, alegando, como pretexto, que los libros
de los hebreos se hallan corrompidos y mútilos, cuando en realidad
dicen esto para cubrir su propia holgazanería e ignorancia: en lo
cual imitan a aquella vulpeja de que habla Esopo, que, teniendo la
cola cortada, exhortaba a las demás raposas a que se cortaran la
cola como cosa inútil y que para nada servía”
12
cf. LORENZO RUIZ FIDALGO, "El Maestro Francisco Martins, y las
ediciones de su Arte de la Grammatica", en SONSOLES
CELESTINO ANGULO (coord.), De libros y bibliotecas. Homenaje a
Rocío Caracuel, Univ. de Sevilla, 1995, p. 321.
13
cf. L. RUIZ FIDALGO, o.c., p. 322
14
Martinez consiguió esta Cátedra el 16 de junio de 1589.
Anteriormente, había adquirido el grado de Maestro en Artes en la
Universidad de Burgo de Osma (cf. L. RUIZ FIDALGO, o.c., p.
322).
15
Cf. ib., pp. 322-323.
16
Una completa descripción de estas versiones y ediciones puede verse
en L. RUIZ FIDALGO, o.c., pp. 324-331.
17 Tal estructura es la prototípica de los poemas épicos, con propositio seguida de narratio.
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