Así diosa; así habla
Luzbel: “de linda corte princesa,
linda Venus que pescas
viril corazón con lisonjas,
que muchas almas hacia
nuestras redes trabucas, 235
¡Ay! ¿a qué esperas,
sentada tan lerda en tanto reposo?
¿a qué Cupidillo?¿a
qué su aljaba llena de flechas?
¿por qué no haces
nada esta noche?¿por qué floja en esta casilla
estás callada y
sentada, y un triste cuarto no ganas?
Mira calles y plazas
silentes, y templos en calma; 240
¡Cuán segura, y
grande de cierto que es tu vergüenza,
porque este coro tuyo
amores rechaza esta noche!
Si santos varones
burlar, si a muchos meter en engaño
acaso deseas, y ansias
ganar cuantiosos reales,
cómo puede hacerse,
ninfa, explicarte pretendo. 245
Mándame a tu hijo (tal
perversillo muchacho
puede montar una
gorda); dame, diosa, tres putas.
De esta cuadrilla
conseguiré un admirable portento,
Que carcajadas sin
cuento te haga sentir en el pecho”.
234
Capta su benevolencia por referencias a su poder.
236
La increpa en razón de su honorabilidad.
239
“calla” alegan otros.1
243
Señala lo que quiere.
244
Señala el beneficio.
245
Expresa el modo de actuar.
249
Arcaismo, palabra desusada, y puesta en olvido; los más recientes
dijeron cachinnos.2
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2
Es evidente que la comicidad
de la glosa paródica consiste en presentar como reciente el vocablo
latino, y como arcaico el romance, carcaxadas.
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