Francisco
Pacheco, poeta sevillano
Apología
al lector de esta obra
Más
para mí querido que de cagar dulce gana,
ocios, amigo lector, pon en leer esto bien.
Rinde
tu sobrecejo y muestra tu frente risueña,
del teatino1
no rígido oído querré.
Con el
semblante que sueles farsas mirar placenteras, 5
y
el oído que motes procaces oír,
lee
esto de más calidad, si hablar así se me deja,
mas así lo haré, si tu favor me lo das.
Nuestros
versos describen daifas de Príapo siervas,
y
el burlesco robar de manflotesca mansión. 10
1
Dulcísimo amor del poeta, en el que superó con mucho a Virgilio y a
Homero, como en muchas otras cosas.2
5
Como si dijera “para las orejas de Midas”3.
9
Dícese ‘daifa’ la que se vende por dinero, como si dijera al
amante: da y haz.
10
De porqué la putería se llama manflota véase Quintiliano en su
libro II de la Retórica.
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1
cf. glosario s.u.
teatinus. A partir de aquí, se remite cualquier aclaración léxica
al glosario de la presente composición, salvo que se exprese lo
contrario en nota al pie de página.
3 Midas,
rey de Frigia, falló en contra de Apolo en su disputa musical con
Pan (o Marsias), por lo que fue castigado por Apolo con la
transformación de sus orejas en unas de asno. Es invocado, pues,
aquí por Pacheco como ejemplo proverbial de mal juez en asuntos
artisticos.
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