O bien garduñar fortalezas para sí, levantando
algunos achaquicos, siempre de capa caída.
Como suele el gato1
espiar a un ratón malhadado,
Clavando ojos y patas, y con la cara bajada, 85
Inmóvil en tierra, cual una piedra, firme se asienta:
Pero si el pobrecillo sale de aquel agujero,
¡Ay, cuántas furias, cuántos saltos, y vaya carreras,
Cuántas cabriolas hasta que lo tenga cogido2!
Estando de tal guisa, ése esperaba cualquier resultado; 90
Pero si no hubieras perdido, Junta, aquella
batalla3,
¡Oh, cuántos señores como siervos, Junta, tendrías!
Éste “¡aten Pirros4!”
exclama, fingiendo latino.
______________________
1
La comparación con el gato puede haber sido sugerida por una
similar que se emplea en Baldus T II 437-438 para describir
las habilidades delictivas de Cingar, que no se detienen ni ante lo
sagrado: “Vt gattus saltat, guizzat, sgrafignat, et omnes altaros
spoiat, gesias quum cernit apertas”.
2
Cf. glosario s.v. ‘scambiettus’ y ‘agraffare’.
3
La de Villalar.
4
El personaje comparado con un gato pide que se aten los perros,
asimilados aquí ingeniosamente a Pirros, en el sentido de victoria
pírrica, que, como se sabe, es aquella que resulta más costosa que
una derrota, como las protagonizadas por el rey griego Pirro contra
los romanos (cf. J. LÓPEZ DE TORO, o.c., p. 406). Lo mismo
le ocurre a Carlos I gracias a personajes como los descritos por
Vergara. Contra esta interpretación pero sin argumentos de peso
cf. A. TORRES-ALCALÁ, o.c., p. 172. Sobre ‘latino’ cf.
glosario s.v. 'latinus'.
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