El pasado 18 de febrero falleció de manera imprevista el insigne latinista Giorgio Bernardi Perini en Mantua a los 87 años de edad. Profesor emérito de la Universidad de Padua y expresidente de la Accademia Nazionale Virgiliana de Mantua, fue, asimismo, uno de los más grandes especialistas en Teófilo Folengo, el Vergilius macaronicus. Su pasión folenguiana le llevó a traducir la Zanitonella, a escribir numerosos estudios, y a fundar la asociación Amici di Merlin Cocai, en la que promovió la reedición facsímil de las obras macarrónicas folenguianas, así como la creación de la revista Quaderni Folenghiani, que dirigió durante mucho tiempo.
Mi relación epistolar con él comenzó en torno a 2002, aunque ya llevaba tiempo leyendo sus escritos para la elaboración de mi tesis sobre la poesía macarrónica en España. Me habían galvanizado sus palabras sobre la naturaleza del filólogo folenguista, escritas para el congreso folenguiano de 1977: 'folenghista' sta per una figura tutta speciale, che deve riunire competenze diverse e talora antitetiche: di filologo classico, umanistico, e moderno, e che possa cementare questo coacervo di requisiti con una sicura dose di dialettologia settentrionale, specialmente mantovana. Se a tale identikit corrisponda oggi come oggi una figura realmente esistente, francamente non saprei dire, lo que me permitió valorar más justamente ante mí mismo el alcance del trabajo que estaba yo realizando. Nunca podré agradecerle al maestro su amabilidad al permitirme publicar en los Quaderni Folenghiani en varias ocasiones, y al enviarme sus libros y artículos recientes, todo lo cual ha sido un verdadero refuerzo moral para el humilde filólogo folenguista que soy.
Lamento profundamente no haberlo conocido en persona; sólo pude hablar con él una vez por teléfono, a través del de otro querido amigo desaparecido, Silvano Bassi, en Verona, hace un par de años en la ocasión de la presentación de mi edición de la obra histórica de Torello Saraina, amablemente organizada por éste y por Otello Fabris, presidente de la asociación Amici di Merlin Cocai. Me sorprendió la fortaleza de su voz, y su ánimo, a pesar de encontrarse en una situación familiar delicada, por la enfermedad de su mujer.
Paz y gloria al maestro.
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