1. Sintaxis macarrónica.
Bald. no reproduce ninguno de
los rasgos sobresalientes de la sintaxis folenguiana como el
emblemático infinitivo con el verbo facere, el infinitivo
regido por preposición (uso ya presente en la Vulgata y común
en el latín medieval), y el quod con valor consecutivo. El
faceret saltare del v. 37 es producto de calco textual.
2. Prosodia
macarrónica.
2. 1. Rasgos
generales.
En general, se respeta en Bald.
las reglas generales de la prosodia clásica y macarrónica, aunque
ciertamente con mayores libertades que en la red. T. El autor de
Bald. parece sobre todo interesado en mantener la estructura
rítmica típica del hexámetro (seis ictus y cesura
pentemímera), y sacrifica a menudo con este propósito la
observancia exacta de la cantidad silábica. Las anomalías
prosódicas afectan a 35 versos (vv. 4, 7, 10, 12, 13, 15, 20, 22,
24, 28, 35, 37, 41, 42, 53, 58, 60, 62, 63, 65, 72, 73, 74, 77, 78,
79, 80, 81, 82, 83, 84, 85, 86, 87, 89), que suponen un 37,63% del
total.
Es notable la regularidad prosódica
de las desinencias de palabras latinas y macarrónicas. La mayor
parte de estas excepciones eran ya tratadas en la Normula
macaronica de syllabis de la red. T par. 5. Se encuentran así
adverbios con final breve, tanto latinos (cf. v. 26: valdĕ
–que es uno de los ejemplos recogidos en Normula par. 5, y
que no necesitaría suponer una corrección en Baldĕ-;
v. 65: duplĕ)
como macarrónicos (v. 25: maximĕ).
Esta regla se ve extendida, como en Folengo, no sólo a palabras
invariables sino también al ablativo sing. del gerundio tanto latino
(cf. v. 11: orandŏ;
v.93: fingendŏ),
como macarrónico (cf. v.38: trocandŏ),
así como a los macarronismos de calco en final de hexámetro (v.23:
in anquĭs
agenis; v. 38: trocandŏ
prŏ
veris; v. 83: de capă
caita). Las excepciones no justificadas por estas reglas son
atquē
(v.15), parlăs
(v. 29), invitŏque
(v.58), fuĭ
(v.60), nĭ
(v.72).
2. 2. Prosodia de las
palabras latinas.
Se observa una regularidad prosódica
general, que presenta ciertas excepciones, especialmente notables en
el caso de la ruptura de la ley de la posición, prácticamente
ausente en el modelo folenguiano tanto para las palabras latinas como
macarrónicas.
2. 2. 1. Errores
prosódicos.
No es posible establecer con
claridad cuáles de estos lapsus prosódicos sean voluntarios
y cuáles involuntarios. La constante regularidad prosódica
observada en un poema latino de Vergara de corte burlesco como la
Callioperria induce a atribuir un carácter voluntario a la
mayoría de estos errores, que son producto de una consciente
facilonería versificatoria, que dejaba sus huellas también en las
redd. P y T de las macarróneas folenguianas.
Fuera del lícito alargamiento en
arsis y por posición, se encuentran alargamientos de sílabas breves
(cf. v. 7: lātinus;
v.10: tībi;
v.12: atquē;
v.15: iūga;
v.65: vādis;
v. 80: iācens;
v.84: sōlet;
v. 87: fōrato),
abreviación de sílabas largas (cf. v.1: altĭssimas
–aunque también podría tomarse como macarronismo-; v.4: Helicŏn,
Cithĕron;
v.13: nŏdos;
v. 48: Cĕsaris
–aunque podría también entenderse como macarronizado-; v.53:
dŭmĕtis
–nótese que la escansión larga correcta sería fácilmente
salvable sólo con suprimir el in precedente-; v. 58:
invitŏque;
v. 60: fuĭ;
v. 72: nĭ;
v. 85: dĕmisso;
v. 86: immŏbilis),
e infracciones a la ley de la posición (cf. v. 24: cŏntĕntum
–pero podría tomarse como macarronismo-; v. 28: tetăm
sapis; v. 37: nŏstras;
v. 62: crūore;
v. 63: prīorque;
v. 73: iactăns;
v. 74: sūis;
v. 79: ĭn
servitio; v. 86: velŭt
firmiter).
Estos 28 “errores” prosódicos
representan un 6, 22% de un total de 450 palabras latinas.
2. 2. 3. Vocablos
aparentemente latinos.
En esta categoría quedan agrupados
los macarronismos semánticos señalados en la entrada precedente, y otros
como blasfemat, camiseas, capitaneos, capitaneus, manauit, maxime.
2. 2. 4. Manipulación
formal de vocablos latinos por motivos prosódicos.
No hay ejemplos de esta manipulación
en Bald. aplicada a palabras latinas. La geminación de pallis
(v. 36) resulta innecesaria desde este punto de vista, ya que la
palabra latina es de por sí larga.
2. 3. Prosodia de las
palabras macarrónicas.
La influencia de la técnica
folenguiana ha de ser evidentemente mayor en la prosodia de los
macarronismos. Vergara se atiene, aunque en menor medida que Folengo,
a las preceptivas clásicas, lo que consigue que su macarroneo se
presente bajo un aspecto prosódico unitario y regular. No hay, por
otra parte, huella de alguna de las libertades formales que se arroga
Folengo y consagra en forma de reglas en su Normula,
concretamente en las recogidas en los parr. 4, 8, 9, y es dudoso para
lo concerniente al par. 7.
2. 3. 1. La ‘ley de la penúltima’.
En Folengo, es la posición del
acento vulgar el que determina la “cantidad” de la penúltima
sílaba del macarronismo. En Vergara, esta regla se rompe en ciertos
paroxítonos vulgares que pasan a proparoxítonos por necesidad
métrica: achaquiqum, agraffaset, assechabat, fortalezas, mamolum,
obispatos, presidentem, renegat, susurrones.
2. 3. 2. Sílaba
anceps en protonía.
Se da este fenómeno en parescit
(con cambio de significado) y en señores. El par rēnegat
/ rĕnegat
es análogo al folenguiano căneva
/ cāneva.
2. 3. 3. La ley de la
posición y alternancia entre consonantes dobles y simples.
Contra la ley prosódica clásica y
folenguiana, encontramos infracciones al alargamiento por posición
(obispatos, phanpharrones, presidentem, soldatos, tetam). En
algunas ocasiones, esta ruptura podría tener justificación cuando
el dígrafo refleja un solo fonema (carreras, passamus,
susurrones), como parece ocurrir en Folengo ante el dígrafo gn.
Es muy dudoso que Vergara, de
acuerdo con Normula par. 7, emplee la simplificación o
geminación de consonantes para señalar abreviación y alargamiento
de sílabas respectivamente. El único ejemplo de posible
simplificación (borachus), no tiene justificación prosódica.
En cuanto a las geminaciones (attare, attent, pallis, sallit),
la posición en arsis del sexto pie de pallis convierte en
irrelevante la geminación por estos motivos. En el caso de attare,
attent no encontramos en el poema un *ătare,
que refute una justificación por usus scribendi del autor o
por extravagancia formal. Esta extravagancia formal puede dar también
razón de sallit, que, por otra parte, no conviene olvidar que
quedaba oculto tras la lectura corrupta fallit.
Folengo basa su licencia en hechos
lingüísticos extraños a nuestra lengua como la geminación de
consonantes y su simplificación en los dialectos septentrionales
italianos. Tal carácter, o su desconocimiento, puede apartar al
autor macarrónico español de la aplicación de Normula par.7
a sus macarronismos.
2. 3. 4. Sílaba
anceps ante “muta cum liquida”.
Este uso prosódico latino es
aplicado también en Bald. 9 ante preguntas.
2. 3. 5. La regla de
“vocalis ante vocalem corripitur”.
La no aplicación de esta regla si
el acento tónico vulgar recae en tal vocal tiene un único ejemplo
en Bald, y precisamente en un calco folenguiano, busias.
El caso de spīare
puede haberse motivado por el deseo de recalcar el hiato existente.
2. 3. 6.
Consonantización de ‘i’ prevocálica.
El único ejemplo presente en Bald.
es el del calco folenguiano scambiettos.
2. 3. 7. La
sinícesis.
Un probable y único ejemplo de
sinícesis presenta capitaneus.
Sobre un total de 128 macarronismos,
aquellos que incumplen las normas prosódicas clásicas y
folenguianas suponen un número de 14, es decir, un 10,93% del total.
2. 4. Métrica.
El poema consta de 93 hexámetros
κατα στίχον.
2. 4. 1.
Características.
El hexámetro de Bald. se
atiene, en general, a las normas del clásico, igual que el
folenguiano. No hay rastro de anomalías como versos holoespondaicos,
holodactílicos o hipermétricos.
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