El
contenido de la Zanitonella
puede deducirse de lo que se decía en el frontispicio: Zanitonella,
quae de amore Tonelli erga Zaninam tractat.
El título mismo, que remite, por una parte, al modelo clásico de la
Protesilaodamia
(Protesilao + Laodamia) o de la Sirenocirca
(Sirena + Circe) del neotérico Levio, y por otra, al ambiente
rústico y dialectal en los nombres de los pastores protagonistas,
Tonello y Zan(n)nina, expresa bien la bifrontalidad lingüística y
literaria de la obra, y su absoluta singularidad1.
Afirma
Zaggia que en la Zanitonella
existe una representación satírica y despreciativa de la figura
humana del aldeano, de acuerdo con una mentalidad (y una literatura),
bien difundida en los siglos anteriores, y que veía inevitablemente
en el campesino un ser despreciable, odioso y ridículo. Es,
ciertamente, el rechazo a plantear una visión idílica del mundo
campesino de su entorno, lo que permite a Folengo ofrecer una
representación (a ratos) tan ajustada e incisiva de ese mismo mundo,
pues en dicho autor realismo y parodia no son factores antitéticos
sino colaborantes2.
Ni
siquiera conlleva un ennoblecimiento del campesino el tema amoroso,
pues, en sus manos, éste se degrada desde el punto de vista
psicológico y formal: "Se evidencia de tal modo la intención
más general de la obrita, que es la de presentar una parodia de la
literatura amorosa de tono elevado. Pero adviértase también que la
parodia misma es una operación exquisitamente literaria, que debe
entenderse sobre todo como un acto de emulación y de virtuosismo:
alterando paródicamente los lugares comunes de la literatura amorosa
según los modos propios (e inéditos, para este sector literario)
del macarrónico, la Zanitonella
viene a constituir una obra literaria absolutamente singular, capaz
de suscitar curiosidad, solaz y admiración"3.
La
obra consta de trece 'sonolegías'4
(composiciones II, III, IV, V, VII, VIII, IX, XI, XII, XV, XVII,
XVIII, XIX), encuadrables en el género lírico; y de siete églogas
(composiciones VI, X, XIII, XIV, XVI, XXI, XXII), obviamente
pertenecientes al género bucólico. Desde el punto de vista de la
conjunción estructural, las sonolegías y las églogas aparecen
mezcladas desde un punto de vista bastante uniforme, con un cierto
gusto por la variatio5.
La
Zanitonella
se abre con un prohoemiunculum
latino (vv. 1-8), que responde al tópico de la captatio
beneuolentiae, y se
cierra con una strambotolegia6
in excusationem huius Zanitonellae
(vv. 925-932), también latina, que proclama de modo tópico la
inmortalidad de la obrita. Entre la apertura y el cierre se
desarrolla el discurso amoroso de Tonello con un cierto orden: tras
una serie de efusiones líricas y costumbristas (vv. 1-413), llega el
rechazo frontal de parte de la propia Zanina (égloga tercera, vv.
414-573), y el paso de la tentación del suicidio (vv. 574-663) a
reflexiones sobre el amor (égloga quinta, vv. 664-882), que
concluyen en un progresivo distanciamiento de Zanina y en una
conclusión pesimista sobre la condición humana del enamorado (vv.
911-924). Al final de esta última sonolegía figura como nota: hic
finit amor et insania Tonelli,
y a continuación: qui
mox Thomasinam sumpsit uxorem.
Esta frase constituye un preanuncio del apéndice que aparece tras la
strambotolegia,
constituido por las églogas sexta y séptima (vv. 933-1116,
1117-1283), que retoman, en orden inverso, las dos églogas de la
red. P, objeto de una profunda reelaboración7.
1
Cf. ed. Zaggia p. 50
2
cf. ib. pp. 51-52
3
cf. ib. pp. 51-52. Interpretaciones anteriores sobre la
Zanitonella son recordadas por MARCO A. TREVES DE' BONFIGLI, "Ancora
due restauri folenghiani", Civiltà mantovana, XI, 1977,
p. 33.
5
cf. ed. Zaggia. p. 52
7
Cf. ed. Zaggia p. 55.
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