Testimonios
de mezcolanzas no reducibles a motivos estructurales se encuentran en
los sermones escritos en forma deliberadamente híbrida por famosos
predicadores como Barletta, Cherubino de Spoleto y Valeriano dae Soncino1,
autores en los que “el macarrónico, o, sea como fuere, la
mezcolanza acusada parecen esencialmente prerrogativa de la
predicación moral y de su fuerte componente cómico-satírico”2.
Tomamos de Lazzerini un ejemplo de Soncino, donde se observa su
habilidad en el manejo y paso de una lengua a otra por mor de una
mayor expresividad3:
O
quot peccata tunc dischoperientur que nunc cohoperta sunt. O quot
reperientur mali qui nunc reputantur sancti. Et ideo tu hypocritone,
grataceli, bala-in-Cristo, sangion dal collo torto, manzasancti, qui
nunc ab extra sanctus videris et tamen es unus ribaldus, expecta quia
veniet tempus judicii universalis in quo non poteris te abscondere.
Tunc videbitur vita tua qualis fuerit, tunc apparebunt peccata tua et
ribaldarie tue. (c. 76 r.)
Una vez
admitida la intencionalidad del hibridismo en los escritores de
sermones, Lazzerini señala la estrecha relación existente entre la
poesía macarrónica y los sermones macarrónicos tardo-medievales:
“Contemporáneo a los ejemplos más significativos de sermones
híbridos es otro caso de desviación de la normalidad: la poesía
macarrónica. Según la opinión común, el carácter paródico y
satírico, el espíritu goliárdico y el expresionismo violento que
la marcan justifican ampliamente la elección de ese lenguaje
anormal. Pero un hecho importante emergerá de estas investigaciones:
el hecho de que un discurso profundo sobre la poesía macarrónica no
puede prescindir del fenómeno, bajo muchos aspectos análogo y
germinado en un ámbito cultural afín, de los sermones macarrónicos
tardo-medievales, que constituyen un manantial léxico y estilístico
bien presente a los prefolenguianos y al mismo Merlín Cocayo”.4
Por ello, subraya las relaciones existentes entre el ambiente
universitario, del que surgen los prefolenguianos, y el ambiente
eclesiástico, que “eran otra cosa muy distinta que dos mundos
distintos e impermeables entre sí: en la compenetración que los
caracteriza se percibe, por el contrario, la perpetuación de la
antigua tradición de los clerici uagantes”5.
Similar, por ejemplo, es el sermo cotidianus de las
predicaciones y el de las lecciones universitarias, como puede verse
en las reportationes de Pietro Pomponazzi, célebre profesor
de medicina y filosofía natural en las universidades de Padua y
Bologna6;
aduce también Lazzerini la tradición universitaria tardo-medieval
de las uesperiae, especie de farsas goliárdico-clericales, a
la que pertenece un texto macarronizante como la Repetitio Zanini
coqui del parmesano Ugolino de Pisanis (representada en Pavía en
1435)7.
Predicadores macarrónicos como Valeriano de Soncino, Barletta y
Bernardino de Feltre estudian en las universidades del norte de
Italia en la segunda mitad del siglo XIV8.
En sus
conclusiones sobre el problema de los sermones híbridos y sus
relaciones con el macarroneo literario Lazzerini sienta la base de
que “el lenguaje macarrónico, insertándose en la plurisecular
tradición del sermo humilis de la literatura cristiana, asume
en un cierto momento caracteres institucionales y se convierte en una
verdadera y propia ‘lengua especial’ de los sermones, que en tal
forma son escritos, difundidos y leídos”9.
Los
sermones macarrónicos acabaron desapareciendo ante la presión del
vulgar y de la Contrareforma, “pero la tradición de lengua, de
estilo, de cultura representada por nuestros textos, que conservaba
tan tenazmente la herencia de la latinidad cristiano-medieval, no se
perdió en la nada: alcanzada la plena madurez (una madurez que ya
anunciaba la decadencia) encontró ésta en la obra de Folengo su
máxima expresión. Fray Teófilo mira esta tradición con el ojo
crítico del humanista, y la hace objeto de parodia y sátira: la
mira, empero, desde el interior, porque también él está embebido
de ella: conoce perfectamente su vitalidad, su eficacia expresiva y
la utiliza a fondo”10.
No es la
base común de latinus grossus lo que induce a Lazzerini a ver
en estos sermones un antecedente seguro de la poesía macarrónica,
pues el Küchenlatein aparece con frecuencia en textos no
literarios11,
“pero la copresencia de los estilos, la coexistencia de macaronica
verba, y de elaboración retórica son prerrogativa de los
sermones”12.
Señala la autora italiana parecidas variaciones estilísticas
repentinas en los sermones y en Folengo13,
así como concordancias temáticas14.
Nos recuerda también el hecho de que Folengo mencione en su Baldus
a Barletta y a Roberto de Lecce15;
sugiere incluso una influencia de la red. T en Valeriano de Soncino16
y posibles contactos personales y afinidades nacidas del ambiente
macarrónico de la Universidad de Bolonia17:
“En Bolonia, como en Padua o en Pavía, el etymon de la
literatura macarrónica está en la simbiosis clérico-goliárdica,
que en contacto con la experiencia humanística, mas obviamente en
polémica con los valedores de la ‘norma’ sea latina o vulgar,
adquiere plena conciencia de sus recursos potenciales”18.
Para
Lazzerini resulta ya evidente que “la ecuación estilo macarrónico
= espíritu de revuelta (en sentido antimedieval, antidogmático,
anticatólico) es solamente una arbitraria simplificación de una
realidad bastante más compleja y articulada19.
La elección premeditada de este estilo como vehículo de parodia y
de sátira violenta había madurado en el seno del sermo humilis
de la tradición latino-cristiana a través de los estímulos debidos
a la constante tensión dialéctica con la cultura ‘externa’.
Indudablemente ha habido, en un cierto momento, lo que con Sklovskij
podremos definir como “variación funcional”: ésta se ha
verificado en el momento en el que el macarrónico, no elevado
todavía al rango de ‘forma literaria’ reconocida, ha recibido su
consagración oficial de manos de Merlín Cocayo, que del humus
cultural y lingüístico de los sermones derivó una parte notable de
su inspiración. El macarrónico humanista perfeccionado por él se
reveló como un experimento irrepetible [...]; no obstante, asumió
la función de inserir en lo vivo de la cultura renacentista el
antipurismo y el expresionismo dialectal de la más genuina tradición
medieval”20.
2
Cf. ib., p. 237
3
Cf. ib., pp. 239-240. Se cita de la cuaresma contenida
en el cod. A III 18 de la Biblioteca Universitaria de Génova,
indicado con la sigla Q
4
Cf. L. LAZZERINI, o.c., p. 248
5
Cf. ib., p. 257
6
Cf. ib., p. 254-256, que cita algunos fragmentos
(“Nicolettus, qui legebat Padue, emebat perdices, capones et multa
bona. Unde ipse erat malus homo, et pro uno quadrante perdidisset
hominem, et nullum habebat pro amico. Unde, eundo ad predicam,
accepit illud verbum ‘attende tibi’ suo modo, scilicet: attende
tibi, idest sguazza et triumpha” [cf. B. NARDI, “Le opere
inedite del Pomponazzi”, II, GCFI, a. XXX (1951) p. 117]).
Merlín Cocayo llegará a declararse díscolo discípulo de éste
(cf. Baldus V XXII 129-132: “Dum Pomponazzus legit
ergo Perettus, et omnes / voltat Aristotelis magnos sotosora
librazzos,/ carmina Merlinus secum macaronica pensat/ et giurat
nihil hac festivius arte trovari”), aunque tal cosa no constituye
más que parte de la propia leyenda elaborada por Folengo sobre su
sosias macarrónico, puesta en evidencia por las investigaciones
biográficas de G. Billanovich (cf. B. MIGLIORINI, o.c.,
p. 76).
7
Cf. L. LAZZERINI, o.c., pp. 257-258
8
Cf. L. LAZZERINI, o.c., pp. 261-262
9
Cf. ib., p. 327
10
Cf. ib., p. 328
11
Cf. ib., p. 328 n.1 cita aquí el polémico verso del
Baldus V II 11: “scribere vadit adhuc macaronica verba
nodarus”
12
Cf. ib., p. 328
13
Cf. ib., pp. 328-329
14
Cf. ib., pp. 329-332. Temas comunes a los sermones y a
Folengo son la invectiva contra las viejas alcahuetas, las
lamentaciones sobre el miserable estado de las iglesias, la polémica
contra los altos prelados, el lamento recurrente sobre la injusticia
dominante, y la valoración doméstica de la mujer.
15
Cf. L. LAZZERINI, o.c., p. 331, que cita Baldus
V XXII 316-319: “Sunt illic oleo caldaria plena boiento, / ut
Bariletta docet predichis, fraterque Robertus; / frizere padellis
quis ranas posse vetabit, / anguillasque illas ad arostum ponere
speto?”
16
Cf. ib., pp. 332-333
17
Cf. ib., pp. 333-334
18
Cf. ib., p. 334
19
Lazzerini había señalado como “gli scherzi “su’ motti del
Vangelo”, la “parodia della confessione”, la “satira de’
frati” in cui il De Sanctis vedeva estrinsecarsi lo spirito
beffardamente corrosivo d’un Merlino fustigatore dei residui della
cultura medievale, non costituirono certo motivo di scandalo, per il
semplice fatto che, come abbiamo constatato, erano da tempo nel
repertorio dei fratres” (p. 333).
20
Cf. L. LAZZERINI, o.c., pp. 338-339
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