sábado, 12 de noviembre de 2011

NATURALEZA Y TIPOLOGÍA DE LAS GLOSAS MACARRÓNICAS FOLENGUIANAS


En la llamada redacción Toscolanense (1521) de las macarroneas de Merlinus Cocaius, pseudónimo recurrente de Teófilo Folengo pueden encontrarse argumentos a cada libro en forma de dísticos elegíacos macarrónicos, y un profuso cuerpo de glosas al texto, rasgo inconfundible de esta redacción, y que ha llamado notablemente la atención de la crítica folenguiana. Estas glosas, ya presentes in nuce en la red. Paganini (1517), aparecen en esta segunda, como indica Isella Brusamolino, estructuradas con autonomía de microtextos1.
La razón de tal estructuración nos la da Giuseppe Billanovich en su fundamental biografía sobre fray Teófilo2. Afirma Billanovich que el fuerte meollo clasicista que había dado la escuela al joven monje Folengo le llevó a disponer la edición de sus macarroneas punto por punto sobre los ejemplares canónicos de las ediciones de los clásicos:

Era ritual, al menos desde las ediciones realizadas por los gramáticos romanos del tardoimperio (los cuales, por otra parte, repetían los modelos de sus predecesores helenísticos), que toda edición de un clásico se iniciara con un proemio con el De vita et moribus del autor, que aportara delante de la obra el resumen general, y luego, en la medida correspondiente, un argumento de cada libro o canto, y que estuviera guarnecida en cada página de un archipiélago de escolios. La escuela medieval heredó ese modelo, y los literatos que inauguraron la historia de la literatura italiana lo consagraron y lo impusieron […] La escuela humanística mantuvo también estos usos de la escuela medieval de retórica […] Y Teófilo Folengo fue educado por los modelos que la escuela le mostró como venerables y por los textos clásicos que los libreros y las bibliotecas le dieron a respetar como disposiciones canónicas. Por eso, Merlín ordenó las Macarroneas de la edición Paganini según esos modelos, y en las tornas en que perfeccionó dicho texto para la edición Toscolana, empeñó toda su seriedad de retórico, aunque acompañándola constantemente con el contrapunto en falseto de sus efusiones burlescas, para completar y perfeccionar aquellas disposiciones3.

Ettore Bonora dedicaba un apartado de su clásica monografía sobre las macarroneas folenguianas al estudio de tales glosas explicativas. El crítico relaciona su desarrollo con la conciencia de las múltiples posibilidades del lenguaje macarrónico: "enriqueciendo mucho las notas marginales, Folengo no sólo ofrecía al lector el más precioso instrumento para la lectura no fácil de sus textos, sino que, haciéndose comentador de sí mismo, ponía más al descubierto las tendencias diversas, y, no obstante, convergentes de su vena de escritor: del juego intelectual e ingenioso a la intuición de un fondo expresivo más virginal y potente"4. A continuación establece Bonora una tipología: las glosas son, a veces, defensas –a la vez que explicación- del estilo, y, sobre todo, de sus licencias prosódicas5, o constituyen explicaciones de formaciones lingüísticas. Las glosas, sobre todo en este último tipo, se presentan como una prolongación de la comicidad del texto. Este rasgo se observa palmariamente en las que:
A) reconstruyen etimologías ficticias, como la de castigalatro "cáñamo" (cf. Baldus T IV 240: "canevazzus latine; castigalatro macaronice: ex ipso enim fiunt soghetti quibus ladri castigantur")6.
B) en las que presentan falsos reclamos a autoridades inventadas o clásicas, cristianas, árabes y humanistas (cf. Baldus T IV 229: "Nota, ut ait Servius, quod gens differt a brigata, nam gens intelligitur de maribus et foeminis simul, brigata vero tantum de masculis, quasi gens bragata, quae portat bragas. A in i vertitur, testatur etiam Diodorus"7)
C) y en las que acumulan sinónimos cómicamente transfigurados (cf. Baldus T IV 265: "reverentia latine; inchinus graece; cortesia caldee; bonavita hebraice; bombracton diabolice")8.
Tal aparato de glosas permitirá a Bonora descubrir en Folengo una vocación de filólogo9. Toda esta estructura heredada de la retórica medieval desaparecerá en las redacciones posteriores suprimida por el propio Folengo.
1 cf. S. Isella, ‘Superficie grafica e strati linguistici nel ‘Baldus’ del Folengo: un esempio’, en G. Bernardi – C. Marangoni (edd.), Teofilo Folengo nel quinto centenario della nascita (1491-1991). Atti del Convegno. Mantova-Brescia-Padova, 26-29 settembre 1991, (Firenze: Olschki, 1993) 195-203 (p. 196).
2 G. Billanovich, Tra don Teofilo Folengo e Merlin Cocaio (Napoli, 1948).
3 G. Billanovich, Tra don Teofilo, pp. 177-179. Folengo llega a inventar un ficticio descubridor y editor de las macarroneas de Merlín Cocayo, el herbolario Acquario Lodola, que realiza todas las funciones editoriales enumeradas por Billanovich (incluso un explícito De vita et moribus Merlini Cocaii en la red. T) (cf. J. M. Domínguez Leal, ‘La primera redacción de las Macarroneas de Teófilo Folengo’ en José María Maestre Maestre – Joaquín Pascual Barea – Luis Charlo Brea (eds.), Humanismo y pervivencia del mundo clásico. Homenaje al profesor Antonio Fontán, (Alcañiz – Madrid: Instituto de Estudios Humanísticos – Ed. Laberinto – CSIC, 2002), III.3, pp. 1023-1036. Sobre Lodola, su función, evolución y onomástica cf. el excelente y reciente artículo de G. Bernardi Perini, ‘Identikit di Acquario Lodola (a proposito di onomastica folenghiana)’, Studi in onore di Pier Vincenzo Mengaldo per i suoi settant’anni. A cura degli allievi padovani. Volume I (Firenze: Sismel – Edizioni del Galluzzo, 2007) 467-478.
4 Cf. E. Bonora, Le maccheronee di Teofilo Folengo (Venezia 1956), p. 48.
5 Ofrezco algunos ejemplos de la edición facsímil de la red. T citada en la nota 17. Nótese cómo la ficción editorial de Folengo le lleva a hablar en las glosas del poeta en tercera persona: mira descriptio insaniae amoris (f. 16r); mire amoris insaniam poeta noster in hoc libello demonstrat, nam etiam rudis homo Tonellus qui nuper tam sbotazzate loquebatur, nunc eleganter asistens amice profatur quia nouas amor instruit artes (f. 19r); carmen truncatum semper fac accentum in vltima sillaba (f. 24v); tenerime loquitur (f. 25v); pulchra biasmatio amoris (f. 25v); nodo habet primam ad placidum (f. 35r); supra macaronice habet vltimam ad placidum. Sic erga, intra, iuxta. (f. 37r) valde, aduerbia in e macaronice longa et breuia sunt (f. 38v); Manbriani trisillabum est hac figura sepe vtitur poeta (f. 44r).
6 En otras Folengo advierte sobre la entidad lingüística de algunos macarronismos: na, verbum (f. 29v); Dedentrum aduerbium est, sicut de foras, dacantum, dabanda, dapressum (f. 35v), o explica su significado: biganbes duas ganbas habentes (f. 30r)
7 Un tipo particular parece constituirlo aquel en que Folengo/Lodola recurre de manera vaga a los antiqui para justificar cómicamente sus macarronismos: fo fas fat, antiqui vtebantur, vt etiam tro tras trat (f. 17v); antiqui dicebant significagare, et alia plurima per significare (f. 28r)
8 cf..E. Bonora, Le maccheronee, pp. 48-53.
9 cf. E. Bonora, Retorica e invenzione (Milano: Rizzoli, 1970) p. 76. Lucia Lazzerini sitúa las glosas en una tradición escolar (cf. "Aux origines du macaronique", Revue des langues romanes, LXXXVI, 1982, p. 26), y señala que el uso de notarios y abogados de glosar con frases del vulgar las fórmulas de los documentos legales, que genera un uso burlesco, constituye el antecedente más remoto de las (pseudo)glosas de sermones y macarroneas (cf. Eadem, Il testo trasgressivo. Testi marginali, provocatorî, irregolari dal Medioevo al Cinquecento (Milano: Angeli, 1988) p. 121). Silvia Isella incide en sus implicaciones lingüísticas: "sea esa reflexión [de las glosas] auténtica o, la mayor parte de las veces, paródica, revela, en todo caso, una conciencia muy sensible a las contraposiciones más "fuertes" de códigos lingüísticos diversos, e incluso a oposiciones más difuminadas, pero no menos significativas en el orden de la fonética y el léxico. [...] Se dan casos de oposiciones lexicales (tomadas de campos lingüísticos contiguos, dialectales principalmente, pero disimulados bajo nombres de lenguas 'otras') del tipo: 1) brenta chaldaice, zerla hebraice, mastellus arabice, soium latine; 2) truffare: decipere. Soiare, calefare, trepare, berteggiare, bertonare, tosare; 3) tortelli graece, casoncelli latine, rafiol hebraice -donde el juego sinonímico es una suerte de catálogo de 'possibilia' dentro de los que Folengo realiza su elección, a menudo exclusiva, y otras veces variable de zona a zona del texto. Y se dan, en cuanto a las oposiciones fonéticas, casos del tipo: lasenam mantuanice, sieam bressanice (variantes diatópicas del lat. AXILLA dentro del código dialecto) o la que opone el toscano al lat. y / o dialecto: chetus florentine quietus, giuro scribitur toscaniter, zuro macaroniter, iuro latiniter; megium toscaniter, medium latine; primaias Florentini dicunt primas sicut et denaium, notaium, rasoium; fonzus macaronice, fungus latine; giusum, zosum, deorsum sintéticamente alineados en su triple oposición" (cf. ‘Superficie grafica’, p. 196).



Imagen: ilustración de la redacción Toscolanense.

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