También me provocan gran repugnancia los anticuarios,
Que leen los rótulos viejos y de Nerón los ochavos,
O manuscritos cuando hay mala letra en aquéllos
Con garrapatas, como el griego o el arabesco; 125
Y la paciencia tienen de estudiar mitologías,
Que son historias paganas y de los dioses grandes
Pecados y harto descabelladas incredulidades.
En la cuenta de aquellos que en vano mucho trabajan
Pongo a los matemáticos, pues la humanística secta, 130
En cuanto a delirios, debe contarlos entre sus filas:
No creen en Aristóteles, ni de decir son capaces
Un ergo a la perfección, pateando y con voz retumbante,
Como acostumbra nuestra escuela; mas todo tan sólo
Someten a la razón, despreciando a las autoridades; 135
Y siendo tal manera de argumentar totalmente
Fría, oscura y muda, el recurso de que se sirven
Es configurar estrambóticas formas en cierta cuantía
Como infalibles ¿pero no se replica ante aquéllas?
126. Mythologias. La y es breve; no obstante, el doctor irreprehensible la alargó por su autoridad1, contra la que los argumentos de razón nunca valen2, porque la mayor razón entre todas las razones razonables de todos los razonantes no es tan racional como la autoridad de cualquier señor doctor que haya autorizado en escritos o en clase de universidad en virtud de la extensión de su poder autorizativo ad placitum.
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2 Lo que figura a continuación fue añadido por Iriarte en la edición de 1787.
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