Las puertas de todas las casas entonces estaban cerradas,
Y en el común sueño todos los vecinos sumidos
Y tal que enterrados, en el lecho yacen desnudos. 425
Sólo en los campos grillos y ranas en las lagunas;
Éstas cantaban roncas, aquéllos con grito harto agudo.
Y no les lucía la luna a los gatos en toda la noche,
Pues que oculta estaba, muda so rayo de Febo.
En medio, pues, de la noche, en cuanto a pertrechos ligeros, 430
Cumplen su exilio, y vienen donde las ranas habitan,
Y al primer encuentro el ala mayor del ratón destruyeron.
La armada milicia tenía, según Homero lo cuenta,
Cáscaras de nueces por yelmos, como lanza endereza
Cada soldado de colchón una aguja punzante; 435
Unas vainas de habas les cubren las patas peladas.
Armados así los ratones volviendo el lomo corrían,
A huir echando prestamente a las madrigueras,
Y antes que llegasen, los matan sobre el terreno
Los gatos, que palma merecen por el triunfo logrado. 440
Y ya que vencieron a la gran seminaria de los enemigos,
Fue en tal alto modo grato el socorro a las ranas,
Que luego despachan un legado a Júpiter Máximo,
A fin de que beneméritos tomen los gatos su oficio
Canoro, como ellas mismas suelen cantar en lagunas, 445
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