Pues que de cierto la música hallada fue por herreros,
Cuyo oficio a lo vivo los gatos mismos probaron.
Estaba en Cantarranas1 la casa de dicho legado;
Allí se aguardaba la deseada licencia de Jove
Que dar prometió. En llegando aquesta, a la fusta primera 450
Su canto darán los gatos al tiempo formando capilla,
El compás un maestro llevando con diestra la mano.
Tan pronto como supo Orfeo que Jove enviaba
La licencia a los gatos debida en la fiesta primera,
La pluma tomó y escribióle a su lírico padre, 455
Diciendo que la música no es la menor de las célebres
Cuatro artes matemáticas, sino la más destacada;
Y siendo materia de rango, función cumpliendo preciosa,
No conviene que gatos canten con roncos maúllos
De voz funeral, tal que irriten más con su propio plañido, 460
En vez de agradar y cantar con gracioso y suave sonido,
más bien serán por su lóbrego tono muy parecidos
A la ninfa Melpómene, voz de canto afligido;
Virgilio2 de cierto dice de la invención de las Musas:
"Declama Melpómene aciaga con su trágico grito". 465
Solicitan todos mejor de común la alegría,
Que oír agoreras voces de sonido funesto,
Pues el alma del hombre sin par de la música goza.
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1 En apostilla marginal se dice que "se inventa que el legado vive en Sevilla en cal ("calle" , sevillanismo, cf. Aut. s.u. 'cal') de Cantarranas". Hay un curioso paralelo folenguiano para este rasgo de humor (cf.ap. de fuentes).
2 No se trata de Publio Virgilio Marón, sino de Polidoro Virgilio de Urbino (1470-1555), historiador y filólogo italiano, autor de un De inventoribus rerum, que fue versificado por Juan de la Cueva (cf. E. R. CURTIUS, La litterature..., p. 873).
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