Incipit del poema
3.
3. 1. 3. Prosodia y métrica macarrónica.
3. 3. 1. 3. 1. Regularidad
prosódica y tipos de metros.
El autor de otios. nos
presenta una composición mayoritariamente en hexámetros con
deliberadas deficiencias en el terreno prosódico-métrico. Tal
proceder lo aleja del modelo macarrónico folenguiano, al que se
ajustan progresivamente los macarrónicos españoles. En otios.
1-2 se nos advierte ya claramente de la polimetría del poema (“Quos
nunc incipiam, erunt hoc ordine versus / hexametri, ametri, teretes,
macharronici, mixti”). En glosa a otios. 2 se hace
referencia a los ametri como versos en los que no se observa
totalmente la cantidad métrica (ametri, id est, non omnino
seruata mensura). Estos versos son concebidos, a pesar de todo,
como hexámetros, es decir, con seis pies métricos y sus
correspondientes ictus y cesura principal. Tal hecho puede
deducirse de la tachadura que hace el autor de la glosa que había
puesto en el margen al hexametri del mismo v. 2 (ʿεξάμετρι,
id est, habentes sex pedes), evidentemente para que no se
supusiera que los ametri no conservaban la estructura métrica
de seis pies propia de los hexametri. El teretes (id
est, rotundi) que figura a continuación de ametri parece
confirmar que estas dos palabras son una complementación de
hexametri. Los macharronici, mixti de otios. 2
son glosados juntos (id est, quia parti<m macha>rronici,
partim latine sermone congrui, partim hispano). Los que considera
macarrónicos los llama así porque incluyen macarronismos, y los
mixtos por estar compuestos parte en español, parte en latín. Esto
no es exactamente así, pues también hay versos mixtos que contienen
macarronismos, como hemos visto en 3. 3. 1. 1. 7. Tanto macarrónicos
como mixtos no dejan de tener la estructura métrica de hexametri.
En otios. 3 se advierte que se ha recurrido a la licencia
métrica de poner largas por breves, apoyándose en la tradición
(pro breuibus longas posuerunt sepè poëte). La tradición
exigía, empero, que tal alargamiento se limitara a los tiempos
fuertes del hexámetro, pero no parece que nuestro “numeroso”
emblemista se haya limitado a éstos en el entendimiento de su
alcance, en vista de lo que dice –falsamente, convirtiendo en norma
lo que es en Folengo excepción- en la glosa a otios. 4 sobre
la imperfección cuantitativa de los hexámetros merlinianos, y del
verso de Virgilio que no tiene “aparentemente” sonido de verso.
Tal licencia conscientemente afirmada hace temer lo peor de la
lítotes non omnino de la glosa a otios. 2.
Ciertamente, esto nos ha llevado a observar una triple
caracterización desde el punto de vista prosódico-métrico en los
hexámetros íntegramente latinos y macarrónicos. Así, podemos
hablar de hexámetros correctos sin licencias (teretes), con
la licencia del alargamiento cuantitativo, sea en posición fuerte o
débil, y de hexámetros incorrectos, sea por abreviación de largas,
ruptura de la ley de la posición, e hiper o hipometría (ametri).
Son escasos los hexámetros latinos
que, de acuerdo con el autor, pueden clasificarse como teretes
(cf. otios. 3, 4, 21, 28, 47, 166, 267, 271, 272, 302, 334,
465, 466, 474b). En 6 de ellos hay que admitir hiato (21, 166, 271,
272, 334, 474b).
Los hexámetros latinos en los que
aparece la licencia prosódica del alargamiento de sílabas breves,
sea en arsis o en tesis, representan un porcentaje mayor (cf. otios.
1, 15, 19, 36, 40, 49, 50, 60, 67, 74, 90, 93, 99, 120, 133, 137,
144, 146, 178, 207, 213, 214, 218, 227, 243, 247, 253, 254, 259, 264,
269, 270, 285, 286, 288, 312, 323, 348, 360, 361, 383, 399, 411,
461). Hay hiato en otios. 1, 60 y 360, y debe señalarse
consonantización de ‘i’ prevocálica en el v. 137. En el v. 461
no se pueden señalar ninguna de las cesuras tradicionales.
Pero la palma se la llevan los
hexámetros latinos incorrectos (ametri), que corresponden a
otios. 6, 11, 12, 14, 16, 18, 20, 22, 24, 25, 27, 29, 35, 42,
44, 45, 52, 53, 66, 89, 91, 94, 100, 101, 102, 103, 104, 105, 107,
108, 109, 110, 111, 112, 113, 114, 115, 116, 117, 118, 119, 136, 138,
139, 154, 158, 170, 176, 180, 181, 183, 188, 190, 192, 194, 200, 203,
204, 204b, 205b, 205, 206, 216, 225, 229, 239b, 240b, 241b, 249, 257,
262, 268, 273, 278, 281, 284, 307, 310, 313, 314, 315, 320, 325, 330,
333, 335, 337, 357, 366, 369, 377, 382, 386, 394, 397, 401, 402, 404,
414, 415, 417, 418, 419, 420, 421, 422, 423, 424, 425, 428, 429, 431,
433, 437, 441, 442, 446, 447, 449, 453, 455, 457, 458, 462, 463, 464,
467, 469, 470, 472, 474, 476, 473b, 480, 483, 485, 488, 489. El v.
310 es hipermétrico, y en el 488 no se pueden señalar cesuras.
En cuanto a los hexámetros
macarrónicos, presentan una distribución análoga a los latinos.
Los correctos desde las premisas establecidas por Folengo son otios.
5, 17, 30, 34, 59, 65, 70, 75, 81, 98, 135, 141, 143, 148, 150, 153,
165, 173, 175, 189, 193, 206b, 238, 294, 295, 303, 317, 319, 322,
343, 349, 353, 364, 395, 410, 416, 426, 481. Hay hiato en el v. 65.
Los hexámetros macarrónicos que
incluyen alargamientos, sea en posición fuerte o en débil,
corresponden a otios. 8, 10, 13, 33, 43, 48, 51, 57, 61, 71,
72, 73, 78, 80, 96, 125, 127, 129, 131, 132, 140, 146, 151, 155, 156,
159, 161, 172, 179, 182, 186, 187, 199, 202, 217, 221, 226, 228, 233,
236, 239, 240, 241, 250, 255, 258, 280, 287, 290, 292, 297, 298, 305,
311, 318, 321, 323, 329, 332, 336, 339, 340, 342, 344, 346, 359, 361,
367, 372, 373, 403, 436, 448, 456, 459, 471, 473, 478, 482, 487.
Presentan hiato los vv. 51, 146, 221, 226, 228, 287 y 311; y
consonantización de ‘i’ los vv. 140, 151, 280, 372 y 478. Son
hexámetros espondaicos los vv. 125 y 258.
El porcentaje más elevado es el de
los hexámetros macarrónicos incorrectos. Incluimos aquí los que
presentan abreviación de sílabas largas por naturaleza en palabras
latinas y de sílabas largas por posición en palabras latinas y
macarrónicas. Pertenecen a este grupo otios. 2, 7, 23, 39,
41, 46, 55, 56, 57, 58, 62, 63, 64, 68, 69, 75, 76, 77, 79, 82, 83,
84, 85, 86, 87, 88, 92, 122, 123, 124, 125, 126, 128, 134, 142, 147,
149, 151, 164, 167, 174, 184, 185, 195, 196, 197, 201, 207b, 208b,
209b, 208, 215, 219, 222, 224, 230, 232, 234, 234b, 235, 237, 238,
238b, 244, 245, 246, 248, 251, 252, 256, 260, 261, 265, 266, 279,
289, 291, 293, 299, 300, 304, 306, 308, 309, 326, 327, 328, 331, 338,
341, 342, 345, 347, 350, 351, 352, 354, 355, 358, 362, 363, 365, 370,
371, 374, 375, 376, 379, 380, 381, 396, 400, 406, 407, 408, 409, 412,
413, 427, 430, 435, 440, 444, 445, 448, 451, 452, 454, 460, 475, 477,
479, 484. El v. 230 es hipométrico, y el v. 245 inescandible. Tanto
en los ametri latinos como macarrónicos se detecta el
esfuerzo del autor por mantener la estructura de seis ictus
del hexámetro y la cesura pentemímeres, aunque para ello se llegue
a prescindir de la observancia de la cantidad vocálica, incluso con
ruptura frecuente de la ley de la posición tanto en palabras latinas
como macarrónicas.
Esta misma tendencia se manifiesta
en los llamados hexámetros mixtos (cf. otios. 26, 38, 54, 95,
97, 121, 130, 152, 160, 163, 171, 177, 191, 209, 212, 220, 223, 231,
263, 274, 275, 276, 277, 301, 305, 316, 324, 384, 398, 405, 432, 434,
438, 443, 450, 468, 486), como se ha visto en 3. 3. 1. 1. 7.
Los carmina Hispana del poema
(cf. otios. 31, 32, 37, 162, 211, 282, 283, 356, 385, 387,
388, 389, 390, 391, 392, 393) son versos blancos de 13 o 14 sílabas.
En nuestro análisis de las
terminaciones no hemos considerado como anómalos ni los finales
breves de adverbios, admitidos por Folengo (cf. otios. 308,
410), y de los que el autor de otios. tiene seguro
conocimiento como demuestra el calco del v. 163, ni los finales
breves de los gerundios en ablativo1
latinos y macarrónicos (colgando, echando, guardando, siendo,
vendiendo). La cantidad de las desinencias en los macarronismos
no es sistemáticamente respetada, como ocurre en las palabras
largas. Este fenómeno se hace particularmente evidente en el segundo
medio tiempo del quinto pie dactílico (mengalas, montera, passo,
rodillarum, sombrero, macharronici, golondrinae, ensamblatae,
amarillo, fragua, pasmati, cola, aprisco, despensae, rostro, manto,
maëstro, hornillas).
3. 3. 1. 3. 2. Prosodia de las
palabras latinas.
El respeto por la prosodia está
subordinado en otios., como se ha dicho, al establecimientos
de los ictus y la cesura, predominantemente pentemímeres. Hay
cierto número de voces aparentemente latinas (dedicatum,
fastidiosis, gallinas, grata, horizonti, horizonte, limando, lucido,
luna, matutina, molitus, musica, rana, ranarum, seuero, sudore,
temerario).
3. 3. 1. 3. 3. Prosodia de los
macarronismos.
3. 3. 1. 3. 3. 1. Regularidad
prosódica.
Los macarronismos de otios.
se atienen en general a las normas prosódicas latinas aplicadas por
Folengo a su macarroneo. Las infracciones a la cantidad de las
desinencias recogidas en 3. 3. 1. 3. 1 y a las normas básicas de la
prosodia latina señaladas en los apartados 2, 4 y 8 siguientes
afectan a 50 macarronismos, que representan el 11, 68% de un total de
428 voces macarrónicas registradas en el glosario. No es ciertamente
un porcentaje muy elevado si se tiene en cuenta lo que se podía
esperar de las declaraciones iniciales del autor. Por otra parte, el
autor evita las licencias y rasgos más característicos de la
prosodia folenguiana.
3. 3. 1. 3. 3. 2. La ley de la
penúltima.
En el macarroneo, la posición del
acento de intensidad determina la “cantidad” de la penúltima
sílaba del macarronismo. Esta regla presenta en otios.
algunas excepciones (alfilĕres,
antŏgis,
aparĕjant,
appetĭtus,
bolĭllos,
carruxădos,
cauallerĭza,
conmixturăta,
dosĕlis
(pero dosēlis),
enmarañătis,
lauădis,
litĕrae,
seuĕro,
temerărio,
terciopĕlis,
trançădum).
Esta discrepancia no se da en los macarronismos esdrújulos por
origen o derivación morfológica (domestĭcos,
girifaltĭbus,
lampărae,
loçanĭco,
macharronĭci,
macharronĭcum,
murcielăgui).
3. 3. 1. 3. 3. 3. Sílaba anceps
en protonía.
Este fenómeno, reflejado en Normula
par. 3, deja también su huella en otios. (căbeçae
/ cābeça;
colŏratis
/ colōrata;
cōmiençant
/ cŏmiençant;
ĭdioma
/ īdioma;
lāgunas
/ lăgunis;
mīrauant
/ mĭrando;
trabājare
/ trabăjare).
También hay alternancia de larga y breve en la sílaba tónica de
bisílabos paroxítonos (cāras
/ căra;
frāgua
/ frăguam;
pātos /
pătus;
quĕxas
/ quēxas;
tŏmant
/ tōment).
3. 3. 1. 3. 3. 4. La ley de la
posición.
La ley de la posición no es tan
escrupulosamente respetada como en el modelo folenguiano (ălberquae,
ălquilare,
ăluĕrjana,
ăntogis,
ăppetescemus,
bŏlsis,
cŭlcosida,
dĕstierrum,
ĕspŭlgare,
golŏndrinae,
hŏlgazanus,
lămparae,
maĕstro
(pero maēstro),
molĕste).
Estas infracciones hacen ocioso hablar de la alternancia de
consonantes dobles y simples en este caso, siendo ejemplo palmario de
ello el de appetescemus. Hay varios casos de lo que hemos dado
en llamar rupturas aparentes de esta ley (bărranco,
bărrigas,
bolĭllos
(pero capīllam,
grīlli,
hornīllas),
căllare
(pero canāllas,
vassāllis),
dĕsseant,
fŏllando,
gărrapatis,
gărrote,
hĕrrerus,
păssante,
păssare
(pero pāsset),
pĕrrus,
văssallis).
3. 3. 1. 3. 3. 6. Sílaba anceps
delante de “muta cum liquida”.
Tenemos ejemplos de la aplicación
de este uso prosódico a macarronismos en ăgrauium,
ăprisco,
lŭbricano,
mădrigueras,
mădrugantes,
mŭgriento,
pŏbreti
(pero pōbres),
sŏplat,
sŏplilli
(pero sōplum),
tăbladum
(pero tāblado).
3. 3. 1. 3. 3. 7. Sílaba breve
delante de ‘z’.
Tenemos un ejemplo de esta licencia
prosódica macarrónica en cŏzinae
frente al uso latino ratificado en gōzat
y pelāza.
3. 3. 1. 3. 3. 8. La regla de
“vocalis ante vocalem corripitur”.
Tenemos ejemplos de aplicación de
esta regla a macarronismos en guĭares,
jăezibus,
lĕales,
pĕones,
pĭojos,
platĕadis,
renŭente,
tŭerto.
Se han localizado dos infracciones a esta regla (cāoua,
coxēando).
En el macarroneo folenguiano no se aplica si el acento tónico vulgar
viene a caer en esta posición (cacarēat,
cucurucūat,
fidēos,
macharronēa,
marēa,
osadīam,
pīat,
tenīant).
Hay dos infracciones a esta excepción en cortesĭa
por razones métricas.
3. 3. 1. 3. 3. 9.
Consonantización de ‘i’ prevocálica.
Esta licencia prosódica prosódica
latina contemplada para el macarroneo folenguiano en Normula
par. 8 y en glosas de la red. T parece reflejarse en criet (otios.
150).
3. 3. 1. 3. 3. 10. La sinícesis.
Hay un posible caso de sinícesis
aplicada a macarronismo en fea de otios. 353.
3. 3. 1. 3. 3. 11. Tratamiento
prosódico de los diptongos vulgares.
El autor de otios., al igual
que el de epist., no rehuye como los de las macarroneas
lepantinas la inclusión en sus poemas de macarronismos que contengan
diptongos vulgares. Estos son asimilados, como en epist., a
sus homólogos latinos en su tratamiento prosódico (agrauium,
almuerzus, atruenat, ayre, compuesta, corriente, cuellos, cueuae,
denunçiare, fastidiosis, fuerçant, fuellibus, gueuo, guardando,
muestrant, mugriento, murcielagui, patituertus, piensas, quisierat,
remiendis, ruecam, tiessos, valiente). En dos ocasiones se ha
localizado, no obstante, escansión breve del diptongo vulgar
(destierrum, terciopelis). Se dan casos de ruptura del
diptongo vulgar por motivos métricos que pueden considerarse,
asimismo, como otro factor de enmacarronamiento latinizante, a nivel
métrico en esta ocasión, del vocablo vulgar (auĭōnes,
cubĭertum,
desuarĭando,
patĭa,
simĭae,
tirrĭant).
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