Ugo Enrico Paoli
3.
3. Estudio lingüístico.
El estudio lingüístico de la
macarronea sui generis que constituye otios., ha de
diferir necesariamente del de las otras estudiadas hasta ahora, y de
las que veremos a continuación. Su advertida polimetría, que en
ocasiones parece devenir en prosímetro, afectará sobre todo al
estudio métrico.
3. 3. 1. El macarroneo de otios.
3. 3. 1. 1. El léxico
macarrónico.
3. 3. 1. 1. 1. Macarronismos
léxicos.
El autor de otios. emplea
deliberadamente un cuerpo lexical mayoritariamente popular y
familiar, no con el fin de crear un contraste expresionista con el
elemento latino clásico, sino para hacer su obra más accesible y
agradable a un público culto, pero más amplio que el puramente
humanista. Este predominio del léxico familiar se plasma en la
presencia de términos que no serán luego recogidos en los
diccionarios contemporáneos y posteriores (alberqua, algargara,
aluerjana, antoga, conmixturata, corpete, cucurucuat, culcosida,
chirumanta, lubricano, mengalas, piernicorti, quartagis, de rendonem,
tirriant, tramado), y de otros que tienen un marcado carácter
dialectal (arronjat, delantari) y arcaizante (çerçen,
girifaltibus, motilado, riçam). El registro de algunas voces en
otios. (anafum, friso, patituertus) atrasa la 1ª
documentación de éstas ofrecida por Corominas. El empleo de
onomatopeyas tiene una clara inspiración folenguiana (cf. supra
3. 2. 1. 5). En el terreno de la grafía, el emblemista gaditano se
muestra conservador, empleando formas tradicionales (biuas,
pauellonibus, pauellone, peuetis), y algunas ni siquiera
registradas (bolantes, villetem, haualoria). Cierta pedantería
delata la grafía bruteschis, motivada probablemente por el
origen italiano del vocablo.
No hay demasiadas novedades en la
creación morfológica. En la morfología nominal predomina el tipo
de latinización superficial que sustituye el sufijo genérico y / o
numeral castellano por el casual latino, o bien lo superpone. Debe
señalarse, sin embargo, un ejemplo de derivación latinizante
(loçanico), y dos de alteración lexemática del mismo tipo
(spinaca, spessa), y, sobre todo, los dos primeros ejemplos en
la macarronea española de adverbios macarrónicos derivados del
adjetivo vulgar (holgazane, moleste), y los tres primeros –sin
constituir macarronismo semántico como el luminaria de mach.
97- de sustantivo vulgar macarronizado en género neutro (haualoria,
jornalia, patia). Existen, asimismo, sendos ejemplos de
neoformación macarrónica (colirrotae) y latina
(paludinaribus). La morfología verbal es aún más
conservadora: los tiempos más usuales (pte. de indicativo, gerundio
y pte. de subjuntivo) se construyen sistemáticamente sobre la forma
vulgar (atruenat, comiençant, cubret, cumplet, muestrant,
colgando, guardando, siendo, compret, criet, parezcant, procedat),
como se observa también en los pto. impf. de ind. (teniant,
mirauant) y subj. (quisierat, llegassent). Sólo es de
señalar el pte. de ind. latinizante parecit y el primer
ejemplo de perfecto pasivo macarrónico (librati sunt).
3. 3. 1. 1. 2. Macarronismos
morfológicos.
Se registra un error de concordancia
(cf. otios. 43: relicto arbore por el correcto relicta
arbore), y el uso del pronombre reflexivo sibi por el
fórico eis (cf. otios. 343, 436), que aparece en
Folengo, pero que está ya registrado en el latín medieval y
humanista1.
Ante su carácter aislado, no se puede hablar de errores morfológicos
voluntarios.
3. 3. 1. 3. Macarronismos
heteróclitos.
En otios. se da el primer
ejemplo confirmado de macarronismo heteróclito de la macarronea
española (ratonis [abl.pl.], ratones [ac.pl.]). Hay
además apuntes de ésta en los abl.pl. chichonis, haraganis,
peuetis; en el abl.sing. galeoto y posiblemente en el
nom.pl. pobreti.
3. 3. 1. 1. 4. Macarronismos
semánticos.
Hay que enumerar los casos de
calles, casa, domesticos, manto, occasionem, piat, pico, se
ponunt, procedat, remouente.
3. 3. 1. 1. 5. Macarronismos de
calco.
Constituyen el aspecto más notable
de creación macarrónica del poema. Ya en glosa a otios. 4 el
autor confesaba que condicionaba la prosodia y métrica a la
inclusión de refranes y proverbios. El emblemista, pues, se muestra
especialmente inclinado a la creación de macarronismos de calco que
reproducen expresiones castellanas (facere agrauium, dare alas,
berengenalem intrare, facere camas, formare capillam, cauda inter
crura, ganare de comere, lleuare compasem, facere cortesiam,
tormentum garruchae, dare fee, facere iustitiam, manibus lauadis,
mantus soplilli, metere in pelaza, facere mochilam, velare de noche,
dare occasionem, dare osadiam, plus quam de passo, pro remate,
intrare de rendonem, facere riçam, con la tuya salire, dare soplum).
Es de notar la construcción morfológica de algunos de ellos, en los
que operan principios opuestos. La locución adverbial de rendonem
‘de rendón’ parece responder a lo que Paoli llamaba
“folenghiano deteriore”2,
es decir, a la necesidad de latinizar de cualquier manera
(normalmente con –m y –um cf. acasam ‘a casa’; assaium
‘assai’) construcciones vulgares, invariables en origen, que
no se prestaban a ello. Pero el excesivo logicismo gramatical de
Paoli no le dejaba ver que, tanto en Folengo como en otios.,
estas hipercaracterizaciones macarrónicas responden a un fin
expresionista de carácter cómico. Confirma esta finalidad la
tendencia opuesta, registrada en otios., a ceñirse lo más
posible a la locución vulgar de origen como se manifiesta en ganare
de comere y velare de noche, y que culmina en las
construcciones mixtas con la tuya salire ‘salirte con la
tuya’ y det fee ‘dé fé’. Algunos de estos
macarronismos están construidos exclusivamente con latinismos (dedit
alas ‘dio alas’ –incitar- [otios. 125]; cauda
inter crura ‘con el rabo entre las piernas’ –corrido,
mortificado- [otios. 325 con equivalente folenguiano cf. ap.
de fuentes]; faciet iustitiam ‘hará justicia’ [otios.
274]).
3. 3. 1. 1. 6. Frecuencia de los
macarronismos.
Como ya hemos tenido oportunidad de
señalar en 3. 2. 1. 3 y 3. 2. 1. 4, la macarronea de otios.
no se ajusta a la tradicional distribución de hexámetros
macarrónicos y latinos, sino que introduce además deliberadamente
hexámetros latinos relajados en su medida (cf. glosa a otios.
2: “ametri, id est, non omnino seruata mesura”), mixtos de latín
y español, y versos enteramente españoles. Prescindiendo por el
momento de su caracterización métrica, podemos establecer de cara
al cálculo estadístico de los macarronismos una cuádruple
clasificación: hexámetros latinos, macarrónicos, versos mixtos y
españoles.
Los hexámetros latinos, correctos o
no, suponen un número de 189 vv. que representa un 37, 45% del
total.
Los hexámetros macarrónicos,
correctos o no, ascienden a 260, que suponen el 51, 99% del total.
Los versos mixtos son 37, el 7,
37%, y los españoles 16, representando el 3, 18% del total.
Se puede destacar de esta
estadística, por un lado, el importante número de versos
íntegramente latinos, y, por otro, el escaso porcentaje de versos
mixtos e hispanos (10, 55%) frente al cuerpo de versos latinos y
propiamente macarrónicos que integran la macarronea canónica.
3. 3. 1. 1. 7. Función
estilística de los macarronismos.
El latinus grossus fue un
fenómeno de hibridismo histórico que actuó como fuente de
inspiración lingüística para los primeros macarrónicos paduanos.
En Folengo aparece asociado a la coquinaria latinitas a través
de la imagen del rechoncho poeta Merlín Cocayo y sus Musas
cocineras. Esta metáfora culinaria de derroche y vitalidad, es
trasunto de la verbal y estilística, propia de un latinista grossus
-tras el que se esconde el burlón humanista Folengo- que estima con
desparpajo que su lenguaje degradado es digno de forjar hexámetros
de cuño virgiliano. La imagen del enfermo empleada en otios.
rompe con este programa literario. La perfección prosódico-métrica
folenguiana, y los calcos clásicos, unidos a los macarronismos y los
disparates morfológico-sintácticos provocaba el regocijo en el
lector de formación humanista para el que estaban pensadas las
macarroneas. Éste las contemplaba desde la tranquila superioridad de
su conciencia filológica. Pero la imperfección técnica y el
anárquico hibridismo de la macarronea gaditana obliga al lector a
convertirse, prácticamente, en el erudito a la violeta ridiculizado
por Aulo Gelio. Un obligado ejercicio de humildad que no carece,
quizás inconscientemente y a pesar de la seriedad de conjunto, de
cierto toque de tópica “guasa” gaditana.
Este efecto estilístico de
confusión se manifiesta, como se ha dicho, en la irregular
construcción del hexámetro, que será analizada en 3. 3. 1. 3, y en
un hibridismo incontrolado producto de la “enfermedad”
lingüística que supone otios., y que es ajeno a la esencia
del macarroneo folenguiano. Tal hibridismo se patentiza en los versos
que el emblemista llama ‘mixtos’. En éstos palabras o sintagmas
españoles sin macarronizar se ven unidos en el mismo verso a
palabras latinas y / o macarrónicas. La distribución de componentes
se produce de dos maneras: o bien el verso aparece dividido en dos
hemistiquios o en dos partes desiguales, una hispana y otra
latino-macarrónica, o bien aparecen mezclados de forma caprichosa.
En los versos con macarronismos, que tienden a conservar la
distribución externa de ictus del hexámetro, se hace más
claro cierto efecto de tránsito casi indistinguible de un código
lingüístico a otro (español a latín y viceversa), que resulta muy
apreciado por el autor. En alguno de los versos que se construyen a
base de dos hemistiquios o partes desiguales (cf. otios. 38,
121, 160, 163, 177, 231, 301, 398, 438, 443) resulta ambigua la
distinción de los componentes:
Y
aíre delícadó, placidá corríente maréa (otios.
38)
En los otros se marcan más
claramente las distancias:
Sín
tua lícentiá consénsuque cérragerórum (otios.
121)
Pués
que trabájaré faciúnt perítos in árte (otios.
160)
Y
én gatésca léngua hablát furibúnde minándo (otios.
163)
cínco
pies ál gató quesivísti nóstra tomándo (otios.
177)
si
hábemús famém paném maüllándo pedímos (otios.
231)
éstrecha
ý cortá, que apénas fémora cúbret (otios.
301)
tráë
la séntentiá miserís mala múlta ratónis (otios.
398)
á
huýr echándo celériter ád madriguéras (otios.
438)
qué
luego déspachánt legátum Máximo Ióue (otios.
443)
En casi todos estos versos hay un
macarronismo que actúa como una especie de palabra-puente entre los
componentes lingüísticos (corriente, hablat, maüllando,
echando, despachant). Es de notar el verso 163, que contiene un
calco textual folenguiano con coincidencia de sede métrica (cf. ap.
de fuentes), por lo que tiene de alejamiento consciente del modelo
literario. En los versos propiamente mezclados el hibridismo, que se
presenta como compulsivo, adquiere categoría artística al
convertirse en un ejercicio de uariatio en un discurso de
constante ida y vuelta:
Dónde
sé suffrét, Dominé Vulcáne, que gáti (otios.
97)
Nón
qui adobár sillás aut frústa iúngere láñis (otios.
152)
Piénsas
quód potés hodié con la túya salíre (otios.
171)
Háec
faciét iustitiám nobís, pues a nádie féfellit (otios.
274)
ádeo
est hónestá que nón vidére se déxat (otios.
275)
nón
qui dét fee de élla inuénitur úllus in áruis (otios.
276)
pró
caligís lodó, pro cálceis lútea cóstra (otios.
305)
ét
a rémpuxonés fuerçánt eos quaérere pórtam (otios.
324)
nám
anima hóminís, nimís de la música gózat (otios.
468)
hóc
datum ést illís, y en póco tiémpo se pónunt (otios.
486)
En los prefolenguianos de Padua
existen ejemplos de inserción directa de monemas y sintagmas
dialectales3:
Cógnoscít
subitó quid fácit a céna cusínus (M 469)
Dá
cagárolá possís moríre cagándo (V 263)
Ín
bus ín babús docuít parláre per létra (T 89)
Círculus
ét quum fít, non vúlt zentáze de sóto (T 123)
Híc
vero áspicerés intránte in pórta brigáta (V 193)
Ómnes
lássabánt illúm zanzáre a so muódo (V 234)
Nám,
quum sís paupér, debés bassáre la tésta (T 60)
Á
casa ét veniéns cepít voltáre lo rósto (T 83)
Quúm
quid róbastí tribuátur cúlpa ale gáte (V 290)
Vínaque
gózandó madidám sorbísse la térram (V 294)
Pero su fría y poco variada
distribución evoca más que nada la torpeza del latinus grossus,
y no alcanzan, desde luego, el carácter deliberadamente caótico que
tienen en otios., incluso en los versos mixtos construidos a
base de español y latín:
Sól
cum occúparét quinós de Gémini grádus (otios.
26)
Ét
solémne féstum anní seisciéntos y séxti (otios.
54)
Áut
pará maéstro exámen vélle requíris? (otios.
95)
Érat
occúpatá de bóte en bóte la cálle (otios.
130)
Híc
posití sumús, a púra fuérça ligáti (otios.
191)
Quándo
nó me cáto, armáta mánu me cápiunt (otios.
209)
A
úna estáca júste vél injúste ligándo (otios.
210)
Y
én dos pálabrás ponúnt sicut módo vidétis (otios.
212)
Álii
cúm malleís ferrúm sobre júnque retúndunt (otios.
220)
Sín
podér comérlas, neque íllas tángere mánu (otios.
223)
Ál
ver dé los ójos ut núllus súmere quéat (otios. 224)
Quí
sine málitiá sumús, sine sómbra de cúlpa (otios.
263)
Háec
numquám loquitúr, nisi sít rogáta priméro (otios.
277)
Státim
a émpellonés compéllunt squálidum íre (otios.
316)
Sí
no té declarás, digitó compésce labéllum (otios.
384)
Y
al primer encuentro murium primum cornu caeperunt (otios.
432)
Cáscaras
dé nuezés por yélmos, pro láncea gérit (otios.
434)
Quám
promíssit dáre, statím a la fústa priméra (otios.
450)
La presencia de estos versos mixtos,
junto a los españoles, aunque escasa en número, influye
grandemente, por su gran dispersión a lo largo del poema, en la
construcción del discurso macarrónico, concretamente en el ordo
uerborum, que resulta particularmente calcado del vulgar.
Existen, asimismo, algunos rasgos de
juego estilístico con los macarronismos. Ejemplo de ello hay en la
alternacia por uariatio de la forma latina y su equivalente
vulgar (cf. otios. 174-175: “Castigum tua postulat insania,
gate, / qualem atrevida talis locura meretur”), y en la
alternancia, por idéntico motivo, del régimen de construcción del
adj. similis (cf. otios. 237-238: “nos ita
maltractant tormento rigido, potri [gen.] / simili, similique
tormento [dat.] garruchae). El autor adapta también los
macarronismos a las posibilidades combinatorias del fraseo latino
(cf. otios. 322: “preguntare solet calças si compret
agujae”; otios. 343: “atque piernicorti mixti sibi
sunt auiones”).
3. 3. 1. 2. Sintáxis
macarrónica.
No se detectan influencias
apreciables de la sintáxis folenguiana, que serían quizás
esperables en una obra que, a pesar de que se sitúa conscientemente
al margen de los preceptos del ars macaronica, ha sufrido de
una manera evidente su influjo, como señalamos en 3. 2. 1. 5. Paoli
señalaba una serie de singularidades sintácticas en las macarroneas
de Merlín Cocayo, como la supresión de la forma reflexiva, el libre
uso del infinitivo (facere + inf.; infinitivo usado en
correspondencia de un infinitivo italiano precedido de “a, di” [
ritrovat mangiare ‘ritrova a mangiare’; videre ruit
‘si precipita a vedere’]; infinitivo precedido de las
preposiciones ad, pro, propter) y quod con valor
consecutivo en indicativo o subjuntivo4.
El facere + inf. es un calco
de la sintaxis vulgar, tanto italiana como española, y no necesita
ser entendida como calco folenguiano. Aparece en otios. 145,
158, 168, 318, 325-326. Hay, por otra parte, infinitivos en otios.
que corresponden a infinitivos castellanos precedidos de preposición
bien con valor final (47, 49, 306), bien con valor de integrante de
perífrasis verbal (33-34, 48) o suplemento (161, 240). Este uso,
aunque se encuentra también en Folengo, es obligado si lo que se
pretende es dar una pátina latina a la construcción sintáctica,
como una especie de universal lingüístico macarrónico, y no
reducible a mera imitación del modelo. Prueba de ello puede ser el
doblete que se localiza en otios. 161 (comedere ganent)
y 309 (ganet de comere), que responde a intereses estilísticos
antitéticos. La sintaxis de otios., por tanto, se ajusta
normalmente a la clásica latina, siendo notable la abundancia de
construcciones de participio y de gerundio, por influencia muchas
veces de la construcción sintáctica española.
____________________________________
1
Cf. ed. Zaggia p. 16 y U. E. PAOLI, o.c., p. 171
3
Tomamos estos ejemplos de I. PACCAGNELLA, Le Macaronee padovane.
Tradizione e lingua, Antenore, Padua 1979, pp. 94-98. M, T y V
son siglas, respectivamente, de la Macaronea de Odasi, de la
Tosontea y el Nobile Vigonce opus, obras editadas
críticamente por el estudioso italiano (p. 34 n. 2).
4
Cf. U. E. PAOLI, o.c., pp. 172-173. La penúltima
construcción era normal en el latín literario de la Edad Media.
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