sábado, 16 de mayo de 2020

EL LENGUAJE MACARRÓNICO DE "OTIOSITAS VITANDA"





Ugo Enrico Paoli




3. 3. Estudio lingüístico.

El estudio lingüístico de la macarronea sui generis que constituye otios., ha de diferir necesariamente del de las otras estudiadas hasta ahora, y de las que veremos a continuación. Su advertida polimetría, que en ocasiones parece devenir en prosímetro, afectará sobre todo al estudio métrico.

3. 3. 1. El macarroneo de otios.

3. 3. 1. 1. El léxico macarrónico.

3. 3. 1. 1. 1. Macarronismos léxicos.

El autor de otios. emplea deliberadamente un cuerpo lexical mayoritariamente popular y familiar, no con el fin de crear un contraste expresionista con el elemento latino clásico, sino para hacer su obra más accesible y agradable a un público culto, pero más amplio que el puramente humanista. Este predominio del léxico familiar se plasma en la presencia de términos que no serán luego recogidos en los diccionarios contemporáneos y posteriores (alberqua, algargara, aluerjana, antoga, conmixturata, corpete, cucurucuat, culcosida, chirumanta, lubricano, mengalas, piernicorti, quartagis, de rendonem, tirriant, tramado), y de otros que tienen un marcado carácter dialectal (arronjat, delantari) y arcaizante (çerçen, girifaltibus, motilado, riçam). El registro de algunas voces en otios. (anafum, friso, patituertus) atrasa la 1ª documentación de éstas ofrecida por Corominas. El empleo de onomatopeyas tiene una clara inspiración folenguiana (cf. supra 3. 2. 1. 5). En el terreno de la grafía, el emblemista gaditano se muestra conservador, empleando formas tradicionales (biuas, pauellonibus, pauellone, peuetis), y algunas ni siquiera registradas (bolantes, villetem, haualoria). Cierta pedantería delata la grafía bruteschis, motivada probablemente por el origen italiano del vocablo.

No hay demasiadas novedades en la creación morfológica. En la morfología nominal predomina el tipo de latinización superficial que sustituye el sufijo genérico y / o numeral castellano por el casual latino, o bien lo superpone. Debe señalarse, sin embargo, un ejemplo de derivación latinizante (loçanico), y dos de alteración lexemática del mismo tipo (spinaca, spessa), y, sobre todo, los dos primeros ejemplos en la macarronea española de adverbios macarrónicos derivados del adjetivo vulgar (holgazane, moleste), y los tres primeros –sin constituir macarronismo semántico como el luminaria de mach. 97- de sustantivo vulgar macarronizado en género neutro (haualoria, jornalia, patia). Existen, asimismo, sendos ejemplos de neoformación macarrónica (colirrotae) y latina (paludinaribus). La morfología verbal es aún más conservadora: los tiempos más usuales (pte. de indicativo, gerundio y pte. de subjuntivo) se construyen sistemáticamente sobre la forma vulgar (atruenat, comiençant, cubret, cumplet, muestrant, colgando, guardando, siendo, compret, criet, parezcant, procedat), como se observa también en los pto. impf. de ind. (teniant, mirauant) y subj. (quisierat, llegassent). Sólo es de señalar el pte. de ind. latinizante parecit y el primer ejemplo de perfecto pasivo macarrónico (librati sunt).

3. 3. 1. 1. 2. Macarronismos morfológicos.

Se registra un error de concordancia (cf. otios. 43: relicto arbore por el correcto relicta arbore), y el uso del pronombre reflexivo sibi por el fórico eis (cf. otios. 343, 436), que aparece en Folengo, pero que está ya registrado en el latín medieval y humanista1. Ante su carácter aislado, no se puede hablar de errores morfológicos voluntarios.

3. 3. 1. 3. Macarronismos heteróclitos.

En otios. se da el primer ejemplo confirmado de macarronismo heteróclito de la macarronea española (ratonis [abl.pl.], ratones [ac.pl.]). Hay además apuntes de ésta en los abl.pl. chichonis, haraganis, peuetis; en el abl.sing. galeoto y posiblemente en el nom.pl. pobreti.

3. 3. 1. 1. 4. Macarronismos semánticos.

Hay que enumerar los casos de calles, casa, domesticos, manto, occasionem, piat, pico, se ponunt, procedat, remouente.

3. 3. 1. 1. 5. Macarronismos de calco.

Constituyen el aspecto más notable de creación macarrónica del poema. Ya en glosa a otios. 4 el autor confesaba que condicionaba la prosodia y métrica a la inclusión de refranes y proverbios. El emblemista, pues, se muestra especialmente inclinado a la creación de macarronismos de calco que reproducen expresiones castellanas (facere agrauium, dare alas, berengenalem intrare, facere camas, formare capillam, cauda inter crura, ganare de comere, lleuare compasem, facere cortesiam, tormentum garruchae, dare fee, facere iustitiam, manibus lauadis, mantus soplilli, metere in pelaza, facere mochilam, velare de noche, dare occasionem, dare osadiam, plus quam de passo, pro remate, intrare de rendonem, facere riçam, con la tuya salire, dare soplum). Es de notar la construcción morfológica de algunos de ellos, en los que operan principios opuestos. La locución adverbial de rendonem ‘de rendón’ parece responder a lo que Paoli llamaba “folenghiano deteriore”2, es decir, a la necesidad de latinizar de cualquier manera (normalmente con –m y –um cf. acasam ‘a casa’; assaium ‘assai’) construcciones vulgares, invariables en origen, que no se prestaban a ello. Pero el excesivo logicismo gramatical de Paoli no le dejaba ver que, tanto en Folengo como en otios., estas hipercaracterizaciones macarrónicas responden a un fin expresionista de carácter cómico. Confirma esta finalidad la tendencia opuesta, registrada en otios., a ceñirse lo más posible a la locución vulgar de origen como se manifiesta en ganare de comere y velare de noche, y que culmina en las construcciones mixtas con la tuya salire ‘salirte con la tuya’ y det fee ‘dé fé’. Algunos de estos macarronismos están construidos exclusivamente con latinismos (dedit alas ‘dio alas’ –incitar- [otios. 125]; cauda inter crura ‘con el rabo entre las piernas’ –corrido, mortificado- [otios. 325 con equivalente folenguiano cf. ap. de fuentes]; faciet iustitiam ‘hará justicia’ [otios. 274]).

3. 3. 1. 1. 6. Frecuencia de los macarronismos.

Como ya hemos tenido oportunidad de señalar en 3. 2. 1. 3 y 3. 2. 1. 4, la macarronea de otios. no se ajusta a la tradicional distribución de hexámetros macarrónicos y latinos, sino que introduce además deliberadamente hexámetros latinos relajados en su medida (cf. glosa a otios. 2: “ametri, id est, non omnino seruata mesura”), mixtos de latín y español, y versos enteramente españoles. Prescindiendo por el momento de su caracterización métrica, podemos establecer de cara al cálculo estadístico de los macarronismos una cuádruple clasificación: hexámetros latinos, macarrónicos, versos mixtos y españoles.

Los hexámetros latinos, correctos o no, suponen un número de 189 vv. que representa un 37, 45% del total.

Los hexámetros macarrónicos, correctos o no, ascienden a 260, que suponen el 51, 99% del total.

Los versos mixtos son 37, el 7, 37%, y los españoles 16, representando el 3, 18% del total.

Se puede destacar de esta estadística, por un lado, el importante número de versos íntegramente latinos, y, por otro, el escaso porcentaje de versos mixtos e hispanos (10, 55%) frente al cuerpo de versos latinos y propiamente macarrónicos que integran la macarronea canónica.

3. 3. 1. 1. 7. Función estilística de los macarronismos.

El latinus grossus fue un fenómeno de hibridismo histórico que actuó como fuente de inspiración lingüística para los primeros macarrónicos paduanos. En Folengo aparece asociado a la coquinaria latinitas a través de la imagen del rechoncho poeta Merlín Cocayo y sus Musas cocineras. Esta metáfora culinaria de derroche y vitalidad, es trasunto de la verbal y estilística, propia de un latinista grossus -tras el que se esconde el burlón humanista Folengo- que estima con desparpajo que su lenguaje degradado es digno de forjar hexámetros de cuño virgiliano. La imagen del enfermo empleada en otios. rompe con este programa literario. La perfección prosódico-métrica folenguiana, y los calcos clásicos, unidos a los macarronismos y los disparates morfológico-sintácticos provocaba el regocijo en el lector de formación humanista para el que estaban pensadas las macarroneas. Éste las contemplaba desde la tranquila superioridad de su conciencia filológica. Pero la imperfección técnica y el anárquico hibridismo de la macarronea gaditana obliga al lector a convertirse, prácticamente, en el erudito a la violeta ridiculizado por Aulo Gelio. Un obligado ejercicio de humildad que no carece, quizás inconscientemente y a pesar de la seriedad de conjunto, de cierto toque de tópica “guasa” gaditana.

Este efecto estilístico de confusión se manifiesta, como se ha dicho, en la irregular construcción del hexámetro, que será analizada en 3. 3. 1. 3, y en un hibridismo incontrolado producto de la “enfermedad” lingüística que supone otios., y que es ajeno a la esencia del macarroneo folenguiano. Tal hibridismo se patentiza en los versos que el emblemista llama ‘mixtos’. En éstos palabras o sintagmas españoles sin macarronizar se ven unidos en el mismo verso a palabras latinas y / o macarrónicas. La distribución de componentes se produce de dos maneras: o bien el verso aparece dividido en dos hemistiquios o en dos partes desiguales, una hispana y otra latino-macarrónica, o bien aparecen mezclados de forma caprichosa. En los versos con macarronismos, que tienden a conservar la distribución externa de ictus del hexámetro, se hace más claro cierto efecto de tránsito casi indistinguible de un código lingüístico a otro (español a latín y viceversa), que resulta muy apreciado por el autor. En alguno de los versos que se construyen a base de dos hemistiquios o partes desiguales (cf. otios. 38, 121, 160, 163, 177, 231, 301, 398, 438, 443) resulta ambigua la distinción de los componentes:

Y aíre delícadó, placidá corríente maréa (otios. 38)

En los otros se marcan más claramente las distancias:

Sín tua lícentiá consénsuque cérragerórum (otios. 121)

Pués que trabájaré faciúnt perítos in árte (otios. 160)

Y én gatésca léngua hablát furibúnde minándo (otios. 163)

cínco pies ál gató quesivísti nóstra tomándo (otios. 177)

si hábemús famém paném maüllándo pedímos (otios. 231)

éstrecha ý cortá, que apénas fémora cúbret (otios. 301)

tráë la séntentiá miserís mala múlta ratónis (otios. 398)

á huýr echándo celériter ád madriguéras (otios. 438)

qué luego déspachánt legátum Máximo Ióue (otios. 443)

En casi todos estos versos hay un macarronismo que actúa como una especie de palabra-puente entre los componentes lingüísticos (corriente, hablat, maüllando, echando, despachant). Es de notar el verso 163, que contiene un calco textual folenguiano con coincidencia de sede métrica (cf. ap. de fuentes), por lo que tiene de alejamiento consciente del modelo literario. En los versos propiamente mezclados el hibridismo, que se presenta como compulsivo, adquiere categoría artística al convertirse en un ejercicio de uariatio en un discurso de constante ida y vuelta:

Dónde sé suffrét, Dominé Vulcáne, que gáti (otios. 97)

Nón qui adobár sillás aut frústa iúngere láñis (otios. 152)

Piénsas quód potés hodié con la túya salíre (otios. 171)

Háec faciét iustitiám nobís, pues a nádie féfellit (otios. 274)

ádeo est hónestá que nón vidére se déxat (otios. 275)

nón qui dét fee de élla inuénitur úllus in áruis (otios. 276)

pró caligís lodó, pro cálceis lútea cóstra (otios. 305)

ét a rémpuxonés fuerçánt eos quaérere pórtam (otios. 324)

nám anima hóminís, nimís de la música gózat (otios. 468)

hóc datum ést illís, y en póco tiémpo se pónunt (otios. 486)

En los prefolenguianos de Padua existen ejemplos de inserción directa de monemas y sintagmas dialectales3:

Cógnoscít subitó quid fácit a céna cusínus (M 469)

Dá cagárolá possís moríre cagándo (V 263)

Ín bus ín babús docuít parláre per létra (T 89)

Círculus ét quum fít, non vúlt zentáze de sóto (T 123)

Híc vero áspicerés intránte in pórta brigáta (V 193)

Ómnes lássabánt illúm zanzáre a so muódo (V 234)

Nám, quum sís paupér, debés bassáre la tésta (T 60)

Á casa ét veniéns cepít voltáre lo rósto (T 83)

Quúm quid róbastí tribuátur cúlpa ale gáte (V 290)

Vínaque gózandó madidám sorbísse la térram (V 294)

Pero su fría y poco variada distribución evoca más que nada la torpeza del latinus grossus, y no alcanzan, desde luego, el carácter deliberadamente caótico que tienen en otios., incluso en los versos mixtos construidos a base de español y latín:

Sól cum occúparét quinós de Gémini grádus (otios. 26)

Ét solémne féstum anní seisciéntos y séxti (otios. 54)

Áut pará maéstro exámen vélle requíris? (otios. 95)

Érat occúpatá de bóte en bóte la cálle (otios. 130)

Híc posití sumús, a púra fuérça ligáti (otios. 191)

Quándo nó me cáto, armáta mánu me cápiunt (otios. 209)

A úna estáca júste vél injúste ligándo (otios. 210)

Y én dos pálabrás ponúnt sicut módo vidétis (otios. 212)

Álii cúm malleís ferrúm sobre júnque retúndunt (otios. 220)

Sín podér comérlas, neque íllas tángere mánu (otios. 223)

Ál ver dé los ójos ut núllus súmere quéat (otios. 224)

Quí sine málitiá sumús, sine sómbra de cúlpa (otios. 263)

Háec numquám loquitúr, nisi sít rogáta priméro (otios. 277)

Státim a émpellonés compéllunt squálidum íre (otios. 316)

Sí no té declarás, digitó compésce labéllum (otios. 384)

Y al primer encuentro murium primum cornu caeperunt (otios. 432)

Cáscaras dé nuezés por yélmos, pro láncea gérit (otios. 434)

Quám promíssit dáre, statím a la fústa priméra (otios. 450)

La presencia de estos versos mixtos, junto a los españoles, aunque escasa en número, influye grandemente, por su gran dispersión a lo largo del poema, en la construcción del discurso macarrónico, concretamente en el ordo uerborum, que resulta particularmente calcado del vulgar.

Existen, asimismo, algunos rasgos de juego estilístico con los macarronismos. Ejemplo de ello hay en la alternacia por uariatio de la forma latina y su equivalente vulgar (cf. otios. 174-175: “Castigum tua postulat insania, gate, / qualem atrevida talis locura meretur”), y en la alternancia, por idéntico motivo, del régimen de construcción del adj. similis (cf. otios. 237-238: “nos ita maltractant tormento rigido, potri [gen.] / simili, similique tormento [dat.] garruchae). El autor adapta también los macarronismos a las posibilidades combinatorias del fraseo latino (cf. otios. 322: “preguntare solet calças si compret agujae”; otios. 343: “atque piernicorti mixti sibi sunt auiones”).

3. 3. 1. 2. Sintáxis macarrónica.

No se detectan influencias apreciables de la sintáxis folenguiana, que serían quizás esperables en una obra que, a pesar de que se sitúa conscientemente al margen de los preceptos del ars macaronica, ha sufrido de una manera evidente su influjo, como señalamos en 3. 2. 1. 5. Paoli señalaba una serie de singularidades sintácticas en las macarroneas de Merlín Cocayo, como la supresión de la forma reflexiva, el libre uso del infinitivo (facere + inf.; infinitivo usado en correspondencia de un infinitivo italiano precedido de “a, di” [ ritrovat mangiare ‘ritrova a mangiare’; videre ruit ‘si precipita a vedere’]; infinitivo precedido de las preposiciones ad, pro, propter) y quod con valor consecutivo en indicativo o subjuntivo4.

El facere + inf. es un calco de la sintaxis vulgar, tanto italiana como española, y no necesita ser entendida como calco folenguiano. Aparece en otios. 145, 158, 168, 318, 325-326. Hay, por otra parte, infinitivos en otios. que corresponden a infinitivos castellanos precedidos de preposición bien con valor final (47, 49, 306), bien con valor de integrante de perífrasis verbal (33-34, 48) o suplemento (161, 240). Este uso, aunque se encuentra también en Folengo, es obligado si lo que se pretende es dar una pátina latina a la construcción sintáctica, como una especie de universal lingüístico macarrónico, y no reducible a mera imitación del modelo. Prueba de ello puede ser el doblete que se localiza en otios. 161 (comedere ganent) y 309 (ganet de comere), que responde a intereses estilísticos antitéticos. La sintaxis de otios., por tanto, se ajusta normalmente a la clásica latina, siendo notable la abundancia de construcciones de participio y de gerundio, por influencia muchas veces de la construcción sintáctica española.


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1 Cf. ed. Zaggia p. 16 y U. E. PAOLI, o.c., p. 171
2  Véase aquí.
3 Tomamos estos ejemplos de I. PACCAGNELLA, Le Macaronee padovane. Tradizione e lingua, Antenore, Padua 1979, pp. 94-98. M, T y V son siglas, respectivamente, de la Macaronea de Odasi, de la Tosontea y el Nobile Vigonce opus, obras editadas críticamente por el estudioso italiano (p. 34 n. 2).

4 Cf. U. E. PAOLI, o.c., pp. 172-173. La penúltima construcción era normal en el latín literario de la Edad Media.

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