sábado, 2 de mayo de 2020

FRAGMENTOS DE MI TRADUCCIÓN DE 'BALDO' DE MERLÍN COCAYO: De cómo Cíngar, tras disfrazarse de franciscano, y en compañia de Zambello, hermanastro y enemigo de Baldo, al que había engañado previamente para que se le uniera en la vida frailesca, consiguió liberar a Baldo de su prisión (Baldus V, 10, 264-480)






Ya se prepara el tocón para el hacha, en mitad de la plaza
apresta el verdugo el patíbulo, horrible de ser contemplado,          265
donde debe Baldo perder venerable cabeza.
"¡Ah! -al Pretor le dijo Cíngar-, Vuestra Excelencia
a este Baldo conceda un confesor, porque el alma
al menos el desdichado no pierda, y la lleve el diablo.
'No me olvides'1 diciendo el ladrón, fue al punto salvado".             270
No más el Pretor pensando: "Que Vuestra Reverencia
-dijo- sea su confesor; a otorgar tal demanda
estoy obligado; es más, os lo ruego, salvad al gran pícaro.
¡Eh, alguacil!, acompaña al padre, y vosotros, la guardia,
dadle escolta, y abrid para él la mazmorra de abajo                     275
por confesar a Baldo; y la puerta no desamparadla,
reforzad, mientras dura la confesión, vuestra guardia."
Cíngar lleva consigo agua fuerte, y limas que suenan
en sordina, cuando el hierro sin ruido lo cortan;
todo lleva bien escondido so hábitos santos.                               280
Se va bajo tierra a buscar de Baldo la sepultura.
Éste ya los cerrojos que con fuerza chirrían
oyó abrirse, y que hacían girar las llaves de bulto;
piensa, sin equivocarse, que ya de morir el momento
es llegado, y de fin poner a tan gran sufrimiento.                       285
Está, pobrecillo, por tierra, de llanto amargo postrado,
no porque su ánimo harto fiero tema la muerte,
mas por recordar a sus tiernos hijos y caros amigos;
lamenta este tipo de muerte, él, que en tantas batallas
la vida, cargada de triunfos, dar no había podido;                      290
pero sobre todo es la conciencia lo que lo atormenta,
pues al desdichado la confesión le resulta negada.
Ya el alguacil las cancelas todas abierto había,
y con llaves cien franqueara un ciento de puertas.
Cíngar, con gravedad admirable, el umbral atraviesa,                 295
a cuyo paso los guardias de rodillas se hincaron.
Zambello a seguirlo se niega, y hacia atrás se retira,
y de ninguna manera quiere entrar allí dentro.
Cíngar a éste lo llama: "¡Venid, hermano Erino!,
porque dos hermanos siempre ser nos precisa."                        300
Zambello obedece a lo dicho, y la cabeza bajando,
pasó la gran puerta, yendo a tientas en la mazmorra.
Tras ellos hete que cierran la puerta de nuevo a cerrojo.
Larga es la barba de Baldo por el largo tiempo pasado,
y hasta la cintura le cae, cubriéndole el pecho.                         305
Cíngar avanza; lo sigue el fraile Erino devoto,
y Padrenuestros murmura entre dientes y Ave Marías,
pues el idiota piensa ser en verdad fray Erino,
y de cantar misa nueva en breve tiene esperanza2.
Pero cuando Cíngar llega al lado de Baldo,                               310
apenas lo ve a la luz escasa de una ventana;
tal luz no la emite el sol sino antorcha en el muro de fuera.
Apenas llegado, sigue fingiendo, y esto le dice:
"¿Qué haces, truhán, qué haces, ladrón, mala hierba, qué pasa?
¡Ahora por tantos pecados, y robos, y tantas rapiñas                315
tú, harto merecedor de horcas cien, pagarás lo que debes!
Ahora un ejemplo serás para quienes robar tanto ansían.
No te prestan ayuda Fracasso, Mosquino, ni Cíngar.
Ya a Fracasso en cuatro cuartos han descuartizado,
y sus tripas tirádolas han de comer a los perros.                      320
Un dorado dogal3estiró de Cíngar el cuello,
y a la postre topó con la trileñífera4horca.
Al cuello del medio perro Falqueto fue de molino
colgada una piedra, que de Governolo5 la esclusa tragara.
Tú ahora también, criminal, el cuello darás para el corte,          325
y descuartizado serás a los ojos de toda la gente."
Alzando Baldo apenas sus ojos y frente fruncida,
pasmóse que de hábito santo y de tonsurada cabeza
salieran palabras tan mal pensadas y tan insensatas.
Bajando después su cabeza, deja ya de mirarlo,                      330
y dar respuesta no se digna al fraile gallofo,
pues considera que es cogulla desvergonzada.
Cíngar arteramente sigue intentado humillarlo:
"Soy confesor -dice-, dime tus pecados, canalla".
Baldo, elevando de nuevo los ojos, suspira y le dice:               335
"Aunque no merecen respeto estas palabras
que dices, y qué dices no sabes, pésimo fraile,
vete, empero, de aquí, hedor del malvado diablo.
Conque no me tuvieran atado cadenas de hierro,
a ti, animal, cual un pollo te torcería el cuello.                        340
Hablando en mi desamparo debes darme consuelo,
y confortar mi alma de tanto crimen llorosa,
actúas de modo que muera del todo, e invoque al diablo.
Fraile impío, mil maldades alberga tu pecho;
mírate tú mismo, amonesta tus torpes costumbres;               345
llevas una tonsura de la que mil veces reniegas.
Nada sino el bodrio6 fue siempre tu vida, bellaco.
Tú, destrucción7 de los blancos panes, vete muy lejos.
Quien mejor que tú a mastines alimentaría; ¡ay,
qué porquerías apestan debajo de esta capucha!                   350
De la Piedad Suprema más tendré el perdón yo
que tú, que misa celebras, y que tener consideras
en el bolsillo a Dios de tu cordón por la gracia."
Entonces Cíngar, movido de mucha piedad en su alma,
habla en susurros bajando la voz y tal cosa dice:                  355
"¡No me escondo ya más de ti, queridísimo Baldo!,
¡ah, mi dulce amigo, mi corazón, mi fe, y pena!
Soy tu Cíngar, ¿no reconoces a tu amigo?,
¿no me conoces de veras, Baldo?, mira mi cara,
mira rasgos no ajenos: Cíngar de los amados                       360
y de los amigos primero, quien de día y de noche
pensó en ti, en ti piensa, y pensará para siempre.
No permitiré que mueras, Baldo, de muerte tan baja;
pena sin ti la Nobleza, y Virtud de la Cortesía
va cabizbaja, la Libertad languidece, y sus armas                 365
Marte tiene oxidadas, y su inútil escudo ha tirado.
¿Sin ti qué acto de magno valor la Proeza daría?,
qué el no va más de la gracia, qué la gloria de encomio?
No quieren tu muerte, Baldo, ni mar, ni terra, ni cielos,
no que desaparezca el nombre y honor de tal hombre."        370
Así diciendo, unas trescientas veces lo besa,
lo abraza, lo estrecha en sus brazos, lágrimas tiernas derrama.
"Soy tu Cíngar -dice-, deja ya los temores,
no lo dudes, soy Cíngar yo, soy Cíngar, cargado
bajo este manto de martillos y de tenazas."                        375
Como es la alegría de madre de antaño llorosa,
que muerto pensara que su hijo de tiempo estuviera,
y luego lo ve volver a ella vivo, y en todo
su cuerpo gallardo, y resplandeciente en su faz rubicunda,
tal se sintió nuestro Baldo al ver a Cíngar su amigo,            380
aquél, igual que sacado de pronto del sueño, abiertos
ojos, sin nada decir, en el rostro de Cíngar, y en toda
su fisonomía clava, y mudo queda de asombro;
pues por causa de tanta alegría el hablar se le veda,
y lo que ve con sus propios ojos sueño parece.                   385
Zambello a Baldo reconociera, y acurrucado
en un rincón, del mucho miedo encima se caga.
Cíngar dice: "no es ahora de hablar el momento;
a veces por entretenernos el bocado perdemos."
Entonces, la franciscana capa a un lado tirando,                 390
y saca presto las herramientas del saco sabido8.
Vierte el agua fuerte, ablanda del hierro lo duro,
y con el diente de la lima sorda sierra cadenas;
y en pie se pone Baldo tras unos breves instantes,
su debilitado cuerpo apenas puede tenerse,                       395
por eso Cíngar saca ocho trozos de piñonate
y una botella de malvasía que aposta llevara;
reconforta a Baldo, y vigor devuelve a sus miembros.
Llama después a Zambello: "Querido hermano Erino,
acercaos aquí, pues rezar ahora debemos."                       400
¡Oh, Jesucristo!, ¡hola!, ¿por qué, hermano Erino,
¿por qué no escucháis?, ¿acaso estáis durmiendo?, ¡eh, hola!,
¿a quién estoy hablando?, ¡venga Vuestra Reverencia!"
Zambello nada dice; se queda helado de espanto,
el pobre hombrecillo querría fuera estar de la celda,          405
porque bien conoce a Baldo, y lo ve peligroso.
Cíngar lo llama de nuevo: "Venid, hermano Erino."
Baldo se admira: "¿a quién llamas? -dice- acaso aquí dentro
alguien hay?, por favor, dímelo". Cíngar a Baldo
todo contó sonriendo con brevedad y en detalle.               410
Quedóse pasmado Baldo del arte tamaño de Cíngar,
que, yendo a la postre a buscar a aquella alma de cántaro,
"¡ah -habló-, pobrecito!, mil veces estoyos llamando,
¿y no queréis a mí responderme, vuestro maestro?
¿así al padre prior a obedecer se aprende?"                      415
"Vos, me disteis, padre Quintino, tal orden primera,
cuando me mandasteis nada decir a la gente."
Cíngar a esto nada como respuesta tenía,
y ve que un tonto le hace quedar a él como tonto.
A éste, empero, al punto Cíngar y Baldo agarraron,           425
lo despojan, desnudan, acallan y lo encadenan,
y bretes y esposas le ponen en el puesto de Baldo.
El alguacil, apremiando, abre la puerta, y afuera
quedando grita:"¡Eh, padre, porqué tamaña tardanza?
¿no está confesado ya?, que Vuestra Prudencia acelere     430
todo, porque si quiere decir cada cosa en detalle,
un año no le bastaría para contar sus rapiñas."
Baldo, tal escuchando, quiso afuera lanzarse,
y al alguacil el resto darle a fuerza de puños.
Cíngar, atemorizado, retúvolo por un brazo:                    435
"No vayas -dice-, por favor, a perder la cabeza.
¿Acaso te has vuelto loco, y el control has perdido?"
Responde, presto, al alguacil con voz poderosa:
"Esperad un momento; ahora mismo termino.
Hemos llegado al final, mil culpas he encontrado;           440
el saco estaba lleno; de cuatro días9 hedía,
doy ahora la absolución; vos, hermano Erino,
devotamente lanzad a Dios entretanto plegarias."
Mientras así hablaba el Miserere comienza;
mas como no sabía acabar el resto del salmo,                445
en baja voz susurraba, al Gloria Patri10 llegando.
Y mientras el pícaro cubre su astucia de vario artificio,
y gana tiempo al alguacil respuesta ofreciendo,
cúbrese Baldo de grises hábitos completamente,
y un nuevo fray Erino aparece en lugar de Zambello.      450
Cíngar le enseña de qué manera debe moverse,
que no levante la vista, y la cabeza la agache,
y que rumie los Padrenuestros entre susurros.
Para no ser descubierto, lo cubre con la capucha,
y en un momento cortóle la barba con las tijeras.          455
Llegan al fin a la puerta; no obstante, Cíngar delante
pasa devoto, y a continuación de él, humillando
salió la cabeza Baldo, a quien nadie mira siquiera.
Entonces aprisa entrar la canalla rastrera quería:
corchetes, esbirros, el alguacil, el verdugo y mil otros.   460
Pero Cíngar le dijo al alguacil: "¿a qué viene
tal prisa?, ¡diantre, santo Dios!, ¡dejad solamente
al menos el tiempo para que pueda hacer penitencia!"
Así se expresa, y huyendo, seguido de Baldo, se marcha.
¿Pero a dónde irás, Cíngar?, ¿dónde te lleve tu fuga?     465
Habían cerrado las puertas de la ciudad, solo había
una pasarela, guardada por cien hombres alerta.
El pobrecito, pues, de Cíngar se estruja el ingenio.
Baldo, más que él mismo le importa, porque lo quiere.
Mientras así discurre, ante una puerta se llega,             470
donde la gente hace guardia en el orden acostumbrado,
y no deja pasar el pretor ni siquiera una mosca.
Baldo tiene ganas de quitarse los hábitos;
encuentra por dondequiera ingentes mesnadas de hombres
con alabardas, espadas, ballestas, y escopetas.            475
Ardía del ansia de una alabarda a la fuerza o de otra
arma arrancar de las manos de cualesquiera soldados,
y oscurecer el sol con tripas sus manos usando.
Cíngar lo calma diciéndole: "¡loco, estáte tranquilo!,
déjame pensar de escapar el modo y manera."            480










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1Latro "memento mei" dicens, fuit illico sanctus. Referencia al episodio evangélico del buen ladrón (cf. Lc. 23, 42-43).
2Sperat et in curtum messam cantare novellam. cf. supra v. 96
3Como correspondiente al rey de los ladrones.
4Inque triligniferam trabucavit denique furcam. El adjetivo triligniferam es una creación folenguiana, cuyo carácter extravagante he intentado traslucir en la traducción, que hace referencia a los tres travesaños de madera que forman la horca.
5Localidad situada junto a la confluencia del río Mincio con el Po (Faccioli-Chiesa).
6Nil nisi broda fuit semper tua vita, ribalde. cf. VIII 695.
7Hinc procul absistas, bianchi destructio panis. cf. v. 99 y III 558.
8cf. IV 93-94
9Saccus erat plenus, foetebat quatriduanus. Referencia a la resurrección de Lázaro ("Domine, iam foetet, quatriduanus est enim" Io, 11, 39), como recuerda Chiesa.
10Porque el Gloria es la parte final de cada salmo, como recuerda Chiesa.

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