Emblemas morales de don Juan de
Horozco y Covarrubias, Arcediano de Cuellar en la santa Iglesia de
Segovia (Biblioteca Digital de Emblemática Hispánica)
3.
2. Estudio literario y lingüístico.
3.
2. 1. Estudio literario.
3.
2. 1. 1. Diferencias de construcción entre otios.
y el emblema prototípico.
J.
F. Esteban Lorente en su Tratado
de iconografía
(p. 313) da la siguiente definición de emblema:
Emblema
es una composición simultáneamente pictórica y poética, compuesta
de un cuadrito con su mote (similar pues a la empresa1)
acompañada de un epigrama de unos pocos versos; de ellos se extrae
un aviso o lección humana de aplicación universal. El mote o lema
va situado generalmente sobre el cuadrito y no dentro de él, en
pocas palabras da a conocer el asunto que trata el emblema. La
pintura o cuadrito puede representar cualquier objeto, ser o
composición. Al epigrama le conviene alguna forma poética sencilla;
y ha de constar de dos partes, en la primera se describe la pintura y
en la segunda se declara la moraleja. Lema y epigrama deben de ir,
preferentemente, en latín.
Tal
fue la estructura que emana de la edición de 1531 del considerado
creador del género, Andrea Alciato. El enorme éxito de su
Emblematum
liber
originó el nacimiento de la literatura emblemática, que produjo
gran cantidad de obras en los siglos XVI y XVII2.
La abundancia de emblemistas, como señala Esteban Lorente3,
trajo consigo la variación del modelo de Alciato. Así, sin salir de
la propia España, Juan de Horozco y Covarrubias (1589) añade un
comentario en prosa española a la estructura tripartita original
lema-cuadrito-epigrama. En español está también escrito el
epigrama, que deja, por otra parte, en este autor de ofrecer una
explicación del dibujo, para centrarse en la expresión de una idea
concreta4.
Juan de Borja (1581) y Diego de Saavedra Fajardo (1640) sustituyen el
epigrama por un comentario en prosa castellana. Existen, asimismo,
emblemas sin mote, e incluso emblemas sin cuadrito (a los que Robert
J. Clements llama “emblemas desnudos”5
[naked
emblems]),
el cual resulta sustituido por una descripción iniciada por
expresiones del tipo: “píntase...”6.
Frente
al modelo original de lema-cuadrito-epigrama y sus variaciones
posteriores, otios.
presenta una estructura del todo peculiar, sobre todo teniendo en
cuenta que los únicos libros de emblemas que da muestras de conocer
su autor son el de Alciato (cf. glosas a otios.
106, 107, 110, 117, 181) y el del citado Horozco y Covarrubias (cf.
glosas a otios.
61, 205b). Se señalarán más claramente estas diferencias de
construcción analizando las distintas partes del emblema
triplex.
Juan
de Horozco, en el prólogo a sus Emblemas
Morales
llama al mote “alma del cuerpo”7,
en clara referencia al tratadista Paolo Giovio que lo denomina “anima
del corpo”8.
Al mote dedica Horozco su regla V:
La
quinta regla es, que la Empresa tenga mote, el mote tiene sus
condiciones para que sea bueno. Y la primera es, que sea breve, que
aún por eso se suele llamar así, suele ser algún medio verso, y si
es conocido es mejor y puede ser en la lengua que quisieren. La
segunda condición es, que por sí diga algo y no sea lo mismo que la
figura.
Giovio
aconsejaba que el lema o mote se escribiera en una lengua diferente
de la del que hace la empresa para que “il sentimento sia aliquanto
più coperto”. Ésta fue una regla más generalizada entre los
emblemistas, ya que muchos presentan un lema en latín aunque
escriban en vulgar (como el propio Horozco)9.
La fuente de estos motes suele localizarse en proverbios, en frases
de autores clásicos, sentencias de los Padres de la Iglesia, de la
Biblia o de teólogos famosos.
El
motto-anima
se presenta, pues, como un enunciado completo, lo más denso posible,
siendo lo recomendado que no se mencione en él lo representado en el
dibujo. Sánchez Pérez observa en el mote cierto carácter
redundante respecto al epigrama y señala el valor que le atribuían
los tratadistas de la época (p. 22):
En
realidad, el mote no contiene nada nuevo respecto a lo que va a
seguir en el epigrama. El interés que ofrece se cifra en lo
enigmático o misterioso que pueda aparecer para el lector. Según
los tratadistas contemporáneos, tiene la función de avivar la
curiosidad presentándose como algo que oculta un cierto interés
escondido.
No
obstante, la densidad expresiva y la función determinada por los
tratadistas posteriores no se cumple la mayor parte de ocasiones en
Alciato, pues, según señala Claudie Balavoine10,
éste ofrece como mote o bien un palabra única, incluso tautológica
de la imagen, o bien a veces se extiende en un verdadero discurso
explicativo: Ei
qui semel sua prodegerit aliena credi non oportere
(embl. LIV, advertencia a la golondrina que confía su nido a una
estatua de Medea). Por otra parte, se acentúa el carácter práctico
de los motes en los autores que insisten en el aspecto didáctico de
sus emblemas. Una frase sencilla permite al lector entender
fácilmente la lección pretendida11.
Tal
es el carácter del lema del emblema macarrónico, otiositas
vitanda
(“que debe huirse de la ociosidad”), que está inspirado en un
emblema de Horozco, como se deduce de la glosa a otios.
61: “Pone don Juan de Horozco Couarrubias, arcediano de Cuellar en
Segouia, entre sus emblemas vna <donde> está debuxada vna
cabeça de buey con dos alas, y sobre ella vna rueda, y vna corona
sobre la rueda, y vn mote que dize “Par
est fortuna labori”,
para dar a entender que la buenauentura y el trabajo son yguales; y
el ocioso pierde esta buenauentura”. Esta dependencia se evidencia
en el epigrama de este emblema:
Quien
quisiera medrar y pretendiere
Ser
dichoso, no busque otros rodeos,
Siga
el trabajo que se le siguiere,
Le
cumplira (yo fio) sus desseos.
Huya
la ociosidad quanto pudiere,
Que
es madre de los vicios torpes, feos,
Y
si al trabajo la fortuna yguala,
En
su mano estará la buena o mala12.
Nota
Sánchez Pérez cómo los títulos de muchos emblemas de Horozco se
asemejan a enunciados homiléticos: “Que el verdadero reynar es el
desprecio de quanto ay en el mundo”, “Que Dios està presente à
todo y nos està mirando”, etc., concordes con los fines religiosos
y catequéticos que persigue el autor como eclesiástico13.
La
estructura consagrada en las ediciones de Alciato dispone el mote
encima del grabado. Muchos autores lo colocan dentro del mismo, al
modo de las empresas, pero también puede encontrarse debajo del
cuadrito, o no aparecer en absoluto14.
En el caso de un emblema desnudo o sin imagen como el que es objeto
de nuestro estudio, el motto
se expresa en una glosa marginal (otios.
61), aunque la inexistencia de dibujo no es motivo para la relegación
del lema, ya que en las ediciones de Alciato que carecen de grabados
el mote sigue figurando sobre el epigrama15.
Horozco
consideraba que la imagen era el cuerpo del emblema, trazando así
una correspondencia entre el mote y la figura, que debe ser
significante: “la primera conveniencia es que los Emblemas se hacen
de figuras que significan y siendo como personas mudas hablan por
señas, a lo menos habla en ellas la persona que las inventa”16.
Todo tipo de figuras pueden entrar en los emblemas, siendo sus
fuentes muy diversas, aunque de tipo tradicional17.
Horozco reclama moderación en el carácter enigmático de la imagen:
“La segunda regla que no sea tan clara [la imagen] que cualquiera
la entienda, ni tan oscura que sea menester quien la declare”18,
pues la demasiada facilidad provoca menos contento, y la excesiva
oscuridad pesadumbre.
Las
posibles razones de elección del tema figurativo de otios.
han sido señaladas en el punto 3.1. Este
tema es apuntado en el interior del poema (cf. otios.
61-62: “Tunc in tablado visa est caterva gatorum / forjando llaves,
accensa fragua ferri”), y es descrito en la glosa marginal a otios.
61: “caterua
gatorum
es la emblema. Ponensè .4. gatos, el vno follando19,
el otro limando, y dos que baten el hierro en la iunque, y vn mote
que dize OTIOSITAS VITANDA”. Parecería que el autor entiende
únicamente como emblema la unión de mote e imagen, elementos
constitutivos de la empresa o divisa, si no encabezara su composición
con el título de “emblema”, si no se diera asimismo una
explicación de la imagen en el interior de la macarronea (cf. otios.
137-142), y no se mencionaran en las glosas emblemas de Alciato y
Horozco, que tienen la estructura ya conocida.
Horozco
señala en su prólogo la conveniencia de que el epigrama estuviera
escrito en verso:
Y
en lo que toca a este libro en particular serà razon que se advierta
quanto convenia que se escriviessen en verso los emblemas por ser tan
essencial dellas, que de otra manera no lo fueran, pues desde su
origen y principio se ordenaron en versos para que se lea con mas
gusto lo que se dixere en ellos
y
señala la razón de ello:
No puede
negarse que [los versos] dan espíritu a lo que se trata, y le ponen
a vezes, pues no solo deleytan y enseñan, mas en estremo suelen
mover haziendo los efectos de la musica verdadera20.
La
definición de Esteban Lorente indica la función, partes y extensión
del epigrama. Son en estos elementos donde surgen las diferencias más
estridentes entre otios.
y el esquema original del emblema
triplex.
Lo
primero que llama la atención es la opción insólita por el
lenguaje macarrónico, (que trataremos en 3. 2. 1. 4) en vez de la
usual por latín o vulgar, y la desmesurada extensión del poema
(502vv.), si se tiene en cuenta que en Alciato, que escribe epigrama
latinos en la estructura tradicional de dísticos elegíacos, el más
extenso de ellos tiene 32 vv. (embl. CXIII, In
statuam Amoris)21.
Las dos partes señaladas en el esquema alciatiano quedan
definitivamente abolidas, o por mejor decirlo, “diluidas” en el
desarrollo de la macarronea.
La
macarronea de otios.
se presenta como un poema en el que la acción básica (el
descubrimiento de los gatos herreros, la denuncia a Vulcano, la
“sentencia” de Eco, la consiguiente participación de los mininos
en la Batracomiomaquía,
y la vuelta a su vida normal) se ve interrumpida por continuas
digresiones ampliadas mediante expolitio22,
que se ven por ende desarrolladas en las glosas marginales y
añadidas. Estas digresiones son de variado tipo, y quedan advertidas
en notas marginales, que reproducimos a continuación. Hay
digresiones que se presentan como exempla
mitológicos
(comparationes
ad ius attributum Vulcano,
otios. 100-119) descripciones o euidentiae
(binomia
isulae
[sic] gaditanae,
otios. 15-25; descriptio
Aurorae,
otios. 26-53; descriptio
ornatus viarum,
otios. 53-60; descriptio
domus Vulcani principis,
otios. 66-91; pictura
et descriptio hominis otiosi et squalidi,
otios. 289-306; descriptio
mulieris fingentis paupertatem et infirmitatem, cum sana esset et
sine indigentia,
otios. 347-362; descriptio
mediae noctis,
otios. 411-429) acumulación argumentante o enthymema
(significatio
emblematis,
otios. 137-142; ennarrantur
aliqua officia communia humilia,
otios. 143-157; quid
gubernatores civitatis facere debent otiosis,
otios. 158-161; quid
faciendum est ei qui habet consuetudinem petendi eleemosinam, cum
sanus et iuvenis sit,
otios. 307-315; digressio
exponens sententiae rationem, quae licet prima facie videatur
condemnatoria, tamen re vera plus quam absolutoria est,
otios. 385-392) o como ornato en forma de similitudo
(proprium
edulium cuilibet animali,
otios. 198-209b; vox
naturalis cuiuslibet animalis,
otios. 233-252; comparatio,
otios. 317-324).
Dijimos
que las dos partes del epigrama emblemático (descripción de la
figura y explicación) no eran eliminadas de otios.,
sino que quedaban diluidas en el desarrollo del poema. Ciertamente,
podría construirse un “epigrama” que tuviera estas dos partes
canónicas con otios.
61-62, que haría las veces de descripción, y con otios.
137-142, que daría la explicación de la imagen (no en vano figura
en nota marginal como significatio
emblematis):
[tunc]
in tablado visa est caterva gatorum,
Forjando
llaves, accensa fragua ferri.
Vnus
dicebat: “Quid innuunt ista dicatis”.
Alius
respondet: “homines vt ocia vitent
Omnesque
laborent, popularibus datur exemplum
(Ponitur
emblema) ne civitas vitia quaerat
Neve
sit ociosa, nec sit bausanibus apta
Neque
haraganis plenissima, nec vagabundis;
Interest
rei publicae ne sit holgazanus in urbe”.
Pero
tanto descripción como explicación de la imagen quedan subordinados
al desarrollo de la acción. Así, el v. 61 viene notado como
historia
seu narratio,
es decir, como el comienzo estricto de la parte narrativa, y la
elucidación del motivo figurado (significatio
emblematis)
aparece como una digresión más. Es de notar el recurso que emplea
el autor para dar esta explicación de la figura sin apartarse de la
progresión de la historia. Éste nos coloca ante un “cuadro
viviente”, los cuatro gatos herreros, que suscitan la curiosidad e
hilaridad de los concurrentes a la festividad del Corpus
(otios.
130-135). Alguien pregunta por el sentido de lo que se ve, y otro da
una moraleja al suceso, atribuyéndolo finalmente a la iniciativa de
los gobernantes de la ciudad (otios.
158-161). El ponitur
Emblema
(entendido aquí sólo en su parte figurativa y más estrictamente
etimológica23,
a menos que el autor imaginara también el mote escrito en el tablado
que contemplan sus gaditanos) que aparece entre paréntesis en el v.
139, debe entenderse como una explicación parenténtica del datur
exemplum
del v. anterior: el gobierno de la villa ha puesto a trabajar a los
gatos, modelo de ociosidad, a la vista de todos, para darles ejemplo.
De
todo lo expuesto, podría quizás concluirse que el carácter
emblemático de la macarronea en cuestión no es más que un motivo
digresivo y anecdótico. De hecho, la supresión de otios.
136-161 no estorbaría en absoluto el desarrollo del poema. Debemos,
entonces, preguntarnos por las razones que llevan al autor a titular
todo
su poema como “emblema”, antes de rechazar o no como
extravagancia o deseo de parodia tal calificación. Para ello será
necesario hacer alguna precisión sobre el género emblemático en su
aspectos literario e ideológico.
_________________________________________
1
Según Esteban Lorente “la empresa es una figura, o composición,
ingeniosa de uso personal que tiene difícil explicación, pero no
excesivamente enigmática que no pueda descifrarse; la figura lleva
un mote corto que explica veladamente el contenido” (p. 312). A.
Sánchez Pérez (cf. n. 6) señala la confusión que existió entre
“emblema” y “divisa o empresa”: “Juan de Borja titula su
libro Empresas morales; Saavedra Fajardo, Empresas
políticas. Y en ambos casos se trata, sin embargo, de
verdaderos emblemas” (p. 53). La razón de la confusión está en
su semejanza: “las interferencias mutuas son posibles porque
apenas si se diferencian. La empresa ya contiene en sí al emblema
en potencia; y el emblema es como una empresa a la que se le ha
añadido un epigrama o un comentario” (p. 53). La diferencia va a
radicar en la finalidad: “la divisa era un distintivo personal; el
emblema se convirtió en instrumento didáctico” (p. 53). Sobre la
empresa y las elaboraciones teóricas de la época cf. MARIO PRAZ,
Imágenes del Barroco (estudios de emblemática), ed.
Siruela, Madrid 1989, pp. 67-97.
2
Según H. Green las ediciones de libros de emblemas superaron el
número de 4000, siendo superior a 1000 los libros de emblemas o
considerados como tales que se publicaron (cf. A. SÁNCHEZ PÉREZ,
La literatura emblemática española (siglos XVI y XVII),
SEGL, Madrid 1977, p. 54).
3
Cf. o.c., p. 314
4
cf. A. SÁNCHEZ PÉREZ, o.c., p. 85. No obstante, otros
autores respetarán la estructura del epigrama en Alciato, y la
correspondencia entre éste y dibujo, como Hernando de Soto (1599),
que emplea la estructura lema-cuadrito-epigrama
(castellano)-comentario en prosa, y Juan de Solórzano (1651), que
usa la misma disposición pero con epigrama latino.
5
cf. ROBERT J. CLEMENTS, Picta poesis. Literary and humanistic
theory in Renaissance emblem books, Edizioni di Storia e
Letteratura, Roma 1960, p. 24. Sánchez Pérez habla de un “emblema
sin imagen” en referencia a un soneto de Quevedo (cf. o.c.,
p. 57). Mario Praz se refiere, por su parte, a “un libro de
emblemas “mudo” (es decir, falto sólo de ilustraciones)”
(o.c., p. 252).
6
cf. J. F. ESTEBAN LORENTE, o.c., p. 314.
7
cit. por J. M. GONZÁLEZ DE ZÁRATE, Emblemas regio-políticos
de Juan de Solórzano, ed. Tuero, Madrid 1987, p. 5.
8
Dialogo dell’Impresse Militari et Amorose, Lyon, 1559, p.
9. El texto de Giovio, en el que expone las condiciones de
composición del emblema, puede leerse en A. Sánchez Pérez, o.c.,
pp. 19-20.
9
Cf. A. SÁNCHEZ PÉREZ, o.c., p. 22
10
cf. C. BALAVOINE, “Les emblemes d’Alciat: sens et contresens”
en YVES GIRAUD (ed.), L’Emblème à la Renaissance. Actes de la
journée d’études du 10 mai 1980, Société française des
seiziémistes, C.D.U. et SEDES reúnis, Paris 1982, p. 55.
11
Cf. A. SÁNCHEZ PÉREZ, o.c., p. 22
12
cf. Emblemas morales de don Juan de Horozco y Covarrubias,
Arcediano de Cuellar en la santa Iglesia de Segovia, Segovia
1591, B. N. de Madrid sign. R 7335, embl. III del libro II, f. 114r.
La cursiva es nuestra. Sánchez reproduce también el epigrama
(o.c., p. 101). Lee si por se en el v. 3. Véaselo también como ilustración de esta entrada.
13
Cf. A. SÁNCHEZ PÉREZ, o.c., p. 101
14
cf. A. SÁNCHEZ PÉREZ, o.c., p. 22
15
cf. C. BALAVOINE, o.c., p. 51, y en el mismo volumen ANDRÉ
STEGMANN, “Les theories de l’emblème et de la devise en France
et en Italie (1520-1620)”, pp. 61, 64.
16
Cit. por J. M. GONZÁLEZ DE ZÁRATE, o.c., p. 6
17
cf. A. SÁNCHEZ PÉREZ, o.c., p. 23
18
cit. por J. M. GONZÁLEZ DE ZÁRATE, o.c., p. 23
19
cf. glosario s.u. ‘follare’.
20
Cit. por A. SÁNCHEZ PÉREZ, o.c., p. 100
21
cf. C. BALAVOINE, o.c., p. 55
22
cf. H. LAUSBERG, Elementos de retórica literaria, Gredos,
Madrid 1983, p. 178
23
La palabra tiene su origen en el gr. ʾέμβλημα
que designa propiamente todo lo que se introduce o fija, o lo que es
aplicado sobre alguna cosa, de donde deriva su sentido de ornamento
en relieve, y trabajo de mosaico. En estas dos últimas acepciones
pasó al latín. Señala Praz que “mientras que los escritores de
empresas italianos se superaban unos a otros en pedantería
definiendo los requisitos y los límites de la empresa, en otros
países la palabra “emblema” asumía un significado tan vago
que, lejos de buscar un emblema que se ajustase a determinados
preceptos, prácticamente llamaban “emblema” a cualquier
ilustración” (o.c., pp. 195-196).
No hay comentarios:
Publicar un comentario