Cíngar ama
a Baldo, y toda la noche se afana;
no
desfallece en su ánimo, y dando vueltas a todo
en su
caletre discurre de qué guisa o arte al nacido
de Marte
pueda sacarse al fin de la lóbrega cárcel.
Tal dice a
Berta: "a Baldo yo sacaré de presidio, 5
o me
cortarán al final, tenlo por cierto, en mil pedacitos."
Tras esto
decir, sin más esperar de Berta se aleja,
y en casa la
deja, empero, de lo necesario servida.
Por ciertos
bosques, buenos para robar, deambula,
y va
pensando siempre en nuevas estratagemas: 10
de qué
manera pueda a Baldo sacar de la cárcel.
Mientras
rápido anda por bosques siempre en penumbra,
hete que ve
venirle al encuentro a franciscanos,
que hacen
sonar la tierra con el "tic toc" de sus zuecos,
gastando sus
tacones con sus calcaños desnudos. 15
Vienen éstos
tirando de un burro cargado de panes,
y no
distingue bien quién de ellos sea el asnillo,
puesto que
el asno y los frailes tienen el mismo pelamen.
Al punto
blande su alabarda por medio del mango,
como si
quisiera a los frailes hacerlos pedazos. 20
Éstos
hincaron en tierra sus recorvas rodillas:
"¡Piedad!",
exclaman al tiempo que mil cruces se hacen.
Cíngar los
despoja, dejándoles sólo las bragas,
y el
breviario para que vísperas puedan rezarlas.
Aquel
picaruelo de Cíngar, pues, huidos los frailes, 25
Solo se
queda allí con los trapos y con el borrico.
¿Qué
hace?, primero se corta la barba con unas tijeras,
y del
superior general el cilicio sobre la camisa
se acomoda,
luego el hábito gris, y cogulla;
ciñe el
cordón nudoso, y tras los calzones quitarse, 30
desnuda
piernas y pies, y se calza unas sandalias;
y a la
postre se cubre la espalda con medio manto,
bajo el cual
lleva, en vez de saca y de rosario,
la bolsa de
las herramientas con que desquicia las puertas,
raspa
monedas, o bien acuña nuevas y falsas. 35
Ya no es
Cíngar, porque lleva hábitos santos;
no obstante
es Cíngar, porque a los santos ninguna gonela1,
ninguna
cogulla los hace, ni fleco siquiera o roquete2:
so túnicas
santas se esconden ¡ay!, a menudo granujas,
y a veces la
piel de cordero está a unos lobos cubriendo. 40
A Baldo,
pues, espera salvar bajo tales vestidos
Cíngar, y
de otro modo no hay esperanza ninguna.
Quita el
mango a su alabarda, y el hierro debajo
pone del
cinto; todo lo cubre bajo su manto.
Cogiendo
después junto a él al asno, Rigo llamado, 45
monta
encima, y lleva alforjas de pan rebosantes.
Corre
volando el asnillo por la llanura y el monte:
No habría
entonces querido tener hacanea3
francesa;
de tan bien
que trota, de caballito4
amblador tiene aspecto.
Todo el que
lo encuentra, se inclina con gran reverencia, 50
pues un san
Macario5
les parecía tener a la vista.
Si
blasfemado hubiera, "vísperas dice" juraras,
de tan bien
que sabe fingir bondad con mojigaterías.
Requiere
limosna y pide mendrugos de pan por las puertas;
todos pan le
ofrecen, vino y carne salada, 55
y pronto el
borrico por el excesivo peso de todo
camina
apenas, y mueve el paso muy fatigado.
Entonces
Cíngar de nuevo tornaba a los bosques umbrosos,
y
franciscanas togas dejando, volvía cual antes
a laico
mostrarse, y todo en las plazas del pueblo a los tontos
60
vendía,
mucho dinero obteniendo de tal mercancía.
Viniendo a
Mantua a la postre, acude a sus contornos,
y de Cipada
en las puertas pide, ladino, limosna.
Hete que ve
a lo lejos solo en el campo a Zambello,
que
despiojaba bajo el tórrido sol su camisa, 65
y con sus
dedos causaba una grande matanza.
Cíngar allí
se dirige, y pica de espuelas al burro.
Entonces
dice: "¿qué hay?, ¡norabuena!, ¡hola, buen hombre!,
¿sabes
acaso dónde vive Zambello?, ¿lo sabes?"
Responde:
"yo era Zambello, mientras la vaca Chiarina 70
vaca fue;
mas después, cuando cabra volvióse Chiarina,
otro
volvime; ya no más existe Zambello."
y Cíngar:
"Un gran caso, compadre, estasme narrando.
No eres,
Zambello, mi amigo Zambello sino algún otro,
como también
vaca fue antaño, no cabra, Chiarina. 75
Mas tú (o
bien tarugo, o bien orinal que resultes),
¿por qué
te veo así de tal suerte cubierto de andrajos?"
"Así
-responde- la desventura trata al cuitado.
Desesperado
estoy, y ni un flujo de vientre6
me lleva,
pues antaño
fui rico, y ahora, pobre, a las puertas 80
pidiendo,
apenas consigo pan, y vino y la sopa;
única causa
de mi desgracia fue el delincuente
de Cíngar,
¡que ojalá que un cáncer le coma los hígados!
Si el
podestá ¡ay! pudiera a ese ladrón agarrarlo,
hacerse de
cruces podría, si de la soga escapase." 85
Entonces
Cíngar: "¡Bendito Dios y bendita su Madre!,
quieres tú,
pobrecito, ser mi compañero, y la capa
esta darete,
bajo la cual nos salvamos, y aquesta
cogulla de
san Fracisco te asignaré mismamente.
¿Quieres,
pues, servir a Dios y hacerte ermitaño? 90
Predicador
serás, y cantarás luego misa,
pues la
Iglesia alimenta a tantos a ti parecidos,
cuantos mil
galeras no aprestarían al remo."
Zambello
responde presto con gesto de grande contento:
"Estoy
contento yo, de veras estoy contentísimo 95
de ser
vuestro hermano; la misa nueva yo he de cantarla7;
con tal que
querais una capa grisácea vos entregarme,
pues mi
jubón está ajado y caga jirones doquiera.
Y llenaré
de blanco pan por dentro mis tripas,
que a duras
penas llenaba de negro pan y de grama. 100
Aunque de
letras no entiendo ni jota, empero yo mismo
bastareme
para decir con vos unas vísperas."
Entonces
desnúdalo Cíngar, y los andrajos de pobre
con sus
propias manos a una zanja los tira.
Luego le
entrega el hábito santo, mientras susurra 105
no sé qué,
como si rezara salmos devotos.
Tomó a
Zambello como compañero y hermano, llamándolo
Herino,
mientras que él decide llamarse Quirino.
Luego
partieron los dos de la ciudad de Cipada,
y, como si
fueran frailes, con gran gravedad se conducen.
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1Attamen
est Cingar, quia sanctos nulla gonella. Gonela, especie de
túnica o saya.
2Nulla
cuculla facit, seu floccus seu rochettus. Roquete, sobrepelliz
de uso litúrgico.
3Non
tunc Francesam voluisset habere chinaeam. La hacanea, según la
RAE, es una jaca mayor de lo habitual pero menor que el caballo, y
más apreciada que la normal.
4Tam
bene quadrupedat ritu portantis ubini. El ubino era un
caballito escocés, montado sobre todo por damas (Furioso,
XIV, 53, 7) (Chiesa), domado en el arte de amblar, o andar moviendo
el pie y la mano de un mismo lado.
5Se
trata del anacoreta Macario de Alejandría, legislador de la vida
monástica, muerto en 376 después de 60 años vividos en los
desiertos del alto Egipto (Chiesa).
6Sum
desperatus, nec me cagasanguis amazzat. Sobre cagasanguis
cf. II 326, y nota.
7Vester
fratellus; messam cantabo novellam. La misa nueva era la primera
que cantaba el sacerdote, y, al parecer, reportaba importantes
colectas (Chiesa).